Khadija Ivashkova

por **Khadija Ivashkova** Vie Feb 13, 2015 9:51 pm

Khadija Ivashkova

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Datos Basicos

Khadija Ivashkova
20 años
Humana
Heterosexual
Clase Alta
Estambul, Imperio Otomano

Descripción Psicológica

Khadija nació para ser feliz, y vive de acuerdo a ello. Es una muchacha alegre, que dejó atrás su infancia de niña melancólica y rostro serio. La libertad se convirtió en su gran estandarte, y es incapaz de reprimir sus sentimientos; simplemente, dice todo lo que siente, olvidándose de los remilgos que su madre le impuso. Es vivaz y emprendedora. Siempre está pensando en hacer mil cosas a la vez, y se abruma fácilmente cuando no lo consigue con rapidez. Ella cree que puede con todo, quizá porque se convirtió en una superviviente, que enfrentó a la naturaleza y a la muerte cara a cara, lo que le otorgó una visión muy especial del presente.

Es una muchacha que disfruta del día a día, siempre despierta con una sonrisa y ganas de conversar –quizá uno de sus mayores defectos- y en muy rara ocasión no tiene algo nuevo que hacer. Le gustan las charlas extensas, sin importar el tema, pues su madre se encargó de nutrir su cultura y educación. Le encanta aprender, y lejos de amedrentarse ante el conocimiento ajeno, se embebe de éste e indaga hasta saciar su interminable curiosidad.

Tiene un excelente sentido del humor, y sólo algo muy grave puede lograr su enojo. El haber pasado tantos años de su vida yendo de aquí para allá, le impide estar quieta en un solo lugar, y aunque esté mal visto a los ojos de la sociedad, no tolera estar demasiado tiempo encerrada en su casa, salvo que su marido –por el que siente una devoción casi irracional- la requiera allí. Puede pasar el día entero fuera, y llegar muy entrada la noche. Cualquier actividad es buena para su distracción.

Le cuesta mantener su atención en sólo una cosa a la vez, y no puede evitar que su imaginación se pierda, lo que puede provocar una tragedia doméstica, ya que suele ordenarle a sus empleadas sin prestar demasiada atención a las palabras.

Tiene la capacidad de hacer que todos los que la rodean se sientan a gusto. Es una excelente anfitriona, y siempre tiene plasmada una sonrisa en su rostro. Sin embargo, puede confundirse con frivolidad, pues gusta de la buena vida, de los lujos y de los mimos que le prodigan quienes la rodean.

Pero Khadija tiene una gran capacidad para ocultar los sentimientos negativos, aquellos que son realmente importantes. Es extremadamente celosa y posesiva de su marido, pero se cuida de disimularlo, y eso le provoca un gran daño. Le enseñaron que las mujeres no pueden darse el lujo de sentir de esa manera, pero vive con el miedo de que un día él decida tomar otra esposa y ella tenga que compartirlo.

Historia

La tormenta azotaba con frenesí los ventanales del palacio real; la lluvia irrumpía sonoramente el firmamento, y desde el interior de una pequeña y calurosa habitación, el llanto de la pequeña recién nacida, se mezclaba con los truenos. Khadija, llamada así en honor a la primera esposa del Profeta, se convirtió en la decima segunda hija del sultán Selim III. Hija de una extranjera, pues su madre era una joven francesa que casi fue vendida al gobernante otomano, se convirtió casi en una sombra de sus medios hermanos, pues era discriminada por el hecho de ser mestiza. Desde muy pequeña, su gran refugio fue su madre, que procuró educarla tanto en las costumbres occidentales como convertirla en una musulmana devota, tarea que el sultán le había encomendado fervorosamente. Sobreprotegida por la figura materna, en contadas ocasiones de su niñez vio a su padre, por el cual sentía más respeto y cierto temor, que el amor que se suponía. Engendró la culpa, por no adorar a su progenitor como el resto de los herederos.

Vivía aislada, en compañía de su madre y su única hermana. Al ser tan callada y retraída, jamás entabló diálogo con el resto de sus familias, algo que Aysel, siempre alegre, consiguió, a pesar de la mezcla de su sangre. El sitio del palacio que les habían asignado, era lujoso, espacioso, tenían un ejército de empleados a su merced, pero Khadija sabía que en su existencia faltaba algo, que no lograba llenar ciertos vacíos. Su nana, cuando ella con diez años le comentó esa especie de hueco que creía sentir en el pecho, se lo atribuyó al hecho de que en su corta existencia, sólo había visto a su padre en la intimidad del hogar una veintena de veces, mucho menos que los demás hijos. Quizá por ello, porque sabía que estaba incompleta, es que aceptó el viaje a lo largo y ancho del Imperio que le propuso Selim III, como regalo por su cumpleaños número once. Su madre lloró a mares cuando se enteró que su hijita se iría por tiempo indeterminado, pero jamás había visto a la niña tan alegre y vivaz, por lo que se guardó sus lamentos y la ayudó con los preparativos. Iría en compañía de uno de sus hermanos mayores y de una comitiva de embajadores y representantes de la capital.

Khadija pasó los siguientes años de su vida empapándose de la diversidad de pueblos que conformaban el vastísimo Imperio Otomano. Aprendió la diversidad de lenguas, pero su mayor conocimiento fue sobre la libertad. Eran muy pocas las mujeres que tenían la posibilidad de ampliar sus horizontes de aquella manera, la mayoría no conocía más que su hogar y las limitaciones de éste, pero ella fue bendecida, como le explicó, mientras leía las líneas de su mano, una gitana que se coló en sus aposentos cuando viajaba por la zona de los Balcanes. Ésta extraña dama, también le dijo que en éste viaje encontraría aquella parte que su corazón sentía que le faltaba. Khadija, que había dejado atrás aquella personalidad aplacada, se entusiasmó tanto con la idea, que no paró de pensar en ella, hasta que descubrió el pedazo ausente.

Sin embargo, cuando tenía diecisiete años, la desgracia cayó sobre la comitiva. Una revuelta en los límites más occidentales del Imperio le provocó el mayor terror de su vida. Todos, incluso su hermano, fueron ajusticiados por los rebeldes, y ella se salvó al caer inconsciente y ser dada por muerta. Lanzaron todos los cuerpos, incluso el suyo, a un río, y cuando despertó, se encontraba flotando en la orilla. Vagó durante días, asustada y con un frío que amenazaba con arrebatarle el alma. Con los conocimientos que tenía, logró comunicarse, conseguir abrigo y encontrar cobijo en un hogar humilde. Khadija pasó varias semanas entre desconocidos, y parecía el fin de sus días, hasta que lo vio. Él era elegante, con una abundante cabellera rubia y una sonrisa que le robó el aliento, y si bien estuvo tentada de acercarse, sabía que en ese estado no era más que una campesina, y aquel muchacho fue el impulso para encontrar la manera de recuperar su identidad. Movió cielo y tierra, vagó por senderos peligrosos, siempre evocando aquellos dientes blancos que iluminaban el firmamento, hasta que se topó con el sitio donde el ataque, meses atrás, había sido propiciado. Descubrió que había un sobreviviente, que había perdido una pierna, y que había decidido instalarse allí en lugar de volver a Estambul. Fue reconocida por el hombre, que inmediatamente hizo los arreglos para que la princesa Khadija fuese devuelta a su tierra y tratada como lo que era.

El regreso a Estambul fue largo y tedioso, y la bienvenida duró días enteros. Un verdadero despilfarre celebrando el regreso de la hija que todos creían muerta. Pero cuando pasó el festejo, le dijo a su madre que quería casarse, y cuando ésta le preguntó con quién, cayó en la cuenta de que no sabía el nombre de aquel caballero que le había tocado el alma desde lejos. Lloró y lloró, envuelta en la pena, a sabiendas de que su padre ya estaba buscándole un prometido entre los aliados. Pero una tarde, mientras paseaba por la ciudad, lo reconoció entre el gentío, y él la vio, y Khadija supo, cuando sus miradas se cruzaron, que él era el trozo de alma que siempre le había faltado.
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DATOS EXTRA

• Fue muy difícil que su padre aceptase que contrajera nupcias con un hombre que no es musulmán, por lo que se escaparon y se casaron a escondidas. Una vez que el sultán se hubo enterado, si bien no hizo nada para anular el matrimonio, decidió que ella no podría pisar nunca más sus tierras.
• Es alérgica al pelo de gato.
• Sueña con darle muchos hijos a Fyodor.
• Le encanta cocinar, especialmente las delicias otomanas que aprendió desde pequeña.
• Su gran pasatiempo es organizar y asistir a eventos sociales.
• Ella sigue considerándose una princesa otomana, a pesar de haber sido repudiada, historia que sólo ella y su esposo conocen.

❦ By Sylver

por **Doreen Jussieu** Sáb Feb 14, 2015 1:50 pm

OBSERVACIONES

favor de corregir

LA FICHA ES CORRECTA, SIN EMBARGO DEBES HACER LA CONFIRMACIÓN DEL APELLIDO. SE HIZO UNA OBSERVACIÓN EN LA ZONA CORRESPONDIENTE.

CODE BY NIGEL QUARTERMANE

por **Khadija Ivashkova** Sáb Feb 14, 2015 6:01 pm

Ya está hecha la aclaración. Gracias.

por **Tarik Pattakie** Dom Feb 15, 2015 2:30 am

FICHA APROBADA

bienvenido/a a victorian vampires

¡ENHORABUENA! YA ERES PARTE DE VICTORIAN VAMPIRES Y TE DAMOS LA MÁS CORDIAL BIENVENIDA.

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