Lavern Connolly ID

| 28 años | Clase Media | Irlandesa | Pansexual |

→ Alteración de la apariencia
→ Barrera
→ Dominación


Lavern es una muchacha alegre, con una sonrisa contagiosa y unos ojos coquetos de largas pestañas. Su positivismo es una llama que jamás se apaga, al igual que su esperanza y sus sueños. Jamás se da vencida en lo que se propone y es terca como una mula, de ides demasiado fijas. Es, de echo, muy raro que tire la toalla, a menos que pierda interés en lo que está haciendo y decida cambiar de rumbo, en cuyo caso se lleva la toalla consigo.

Sin embargo, a pesar de todo lo anterior, Lavern es muy de dejarse llevar por la rabia que no sabe controlar. No suele guardar rencores, al contrario, sabe perdonar con el tiempo y el aislamiento. No le gusta que la hostiguen o que le digan qué cosas hacer o cómo; más bien es ella quien suele hacer aquello. Es detallista y perfeccionista, y a veces algo desesperada -y desesperante- porque las cosas le salgan bien. A pesar de todo es un muy buen líder y jamás se toma las cosas de forma personal.  También suele ser muy insegura de sí misma, y no confía mucho en los demás. Es esforzada y trabajadora, pero se estresa y cansa con facilidad, lo que le pone muy ansiosa y a veces la hace enfermar.


Lavern nació en Irlanda como la tercera hija de una familia de clase baja. Por varios años se alimentó con tan solo pan, arroz y sus sueños de poder alcanzar algo mejor para vivir libremente, en lugar de vivir en el granero en el que vivían como empleados de un granjero local. Su hermano y hermana mayores trabajaban arduamente para evitar que Lavern tuviese que seguir sus pasos como empleados de la granja y con la esperanza de poder educarla debidamente, a diferencia de ellos. Por ello fue que cuando Lavern cumplió los 12 años, la enviaron a la escuela, donde se iría a vivir y comenzaría a estudiar.

Lamentablemente, las cosas no salieron como a la familia le hubiese gustado, pues la economía familiar non pudo soportar que Lavern estuviese por mucho tiempo en la escuela, lo que hizo que Lavern tuviese que volver luego de un año y medio. No obstante, aquel tiempo le fue suficiente para aprender a leer y escribir, puesto que resultó ser una alumna responsable y aplicada. Debido a su retorno y a la escacez de alimento, tuvo que comenzar a trabajar en la granja donde vivían, tal y como hacía el resto de su familia.

A los 14 años, sin embargo, Lavern se dio cuenta de que tenía cierto don mágico que sus hermanos no, y fue entonces que su madre le confesó que los había heredado de ella, pero que no iba a poder enseñarle puesto que ela jamás los había desarrollado. Convencida de que aquel don iba a ser de utilidad para la familia, huyó de casa en busca de alguien que le enseñara los secretos de la hechicería. Así pasó un año en el que Lavern estuvo vagando por los pueblos Irlandeses en aquella búsqueda hasta que se cansó de buscar y encontró trabajo como pescadora. Fue el constante contacto con pescadores y mercaderes que conoció a un hechicero islandes, a quien le rogó que fuese su maestro y a quien prometió haría lo que fuera por aprender.

Así fue que Lavern abandonó Irlanda junto a su ahora maestro, quien le enseñó todo lo que sabía sobre la antigua hechicería escandinava, cuyos hechizos y costumbres se habían conservado en Islandia gracias a la lenta introducción del Cristianismo en la isla. Allí, Lavern se leyó y aprendió de memoria el Galdrabók, el libro de hechizos que su maestro guardaba como hueso santo. Le tomó dos años descubrir y desarrollar sus habilidades y, teniendo ahora 17 años, Lavern decidió que era tiempo de volver a casa.

Al volver, se encontró con que su madre había fallecido víctima de una bronquitis y que sus hermanos habían hecho como ella y huido de casa, por lo que solo se encontró con su padre. Hizo entonces el intento de ayudarlo con sus poderes, explicándole lo que era capaz de hacer e intentando convencerle de ir con ella a buscar mejores oportunidades en otros lugares. Sin embargo, al enterarse de que su hija era una bruja, el padre de Lavern la hechó de casa y acusó a la iglesia, por lo que esta tuvo que huir de Irlanda lo más rápido que pudo si es que no quería morir en la hoguera.

Triste y decepcionada, Lavern viajó al continente y se enamoró inmediatamente de la maravillosa ciudad de París, donde se esmeró en buscar trabajo. Allí conoció muchas personas, especialmente muchos hombres con los que se divirtió en la cama, y se le presentaron también muchas oportunidades. Con esfuerzo consiguió residencia en un pequeño y humilde apartamento sobre una florería, a cuya dueña le paga la renta. Ha vivido allí desde su llegada y con el pasar de los años ha tenido un sin fin de empleos, tales como mesera, secretaria, cocinera, pescadora, artesana, jadrinera, entre otros. Al mismo tiempo, se ha dedicado a la música como hobbie y, de vez en cuando, se junta con unos amigos/conocidos a tocar y cantar juntos.


→ Toca el acordión.
→ Le gusta bailar y cantar.
→ Es una ahorradora.
→ Se ha esmerado en educarse en todo lo que pueda.
→ Usa la magia para cambiarse el color del cabello a menudo.
→ Ha dormido con tantos hombres tantas veces que ahora cree que no será capaz de tener un hijo nunca.
→ Habla tres idiomas: Irlandés, Islandés y Francés.