Nadinne Sartre

Edad: 21 años
Especie: Humana
Clase Social: Media
Orientación Sexual: Demisexual / Panromántica
Lugar de Origen: Le Hàvre, Francia

Es el arquetipo de la feminidad, grácil en sus movimientos, de aspecto frágil pero interior de acero, sus ojos dejan ver una calma infinita que inunda su ser. Tiene el “alma vieja” como le han dicho hechiceros y gitanos que le han conocido, y vaya que ha conocido muchos… No entiende a que se refieren con ese término, pero es algo que se puede ver en su aura, y que le ha causado problemas por el interés que esto despierta en aquellos sobrenaturales.

Tiene una sonrisa para todo el que la necesite, no importando cuanta tristeza haya en su interior; la bondad es inherente a ella como el pensamiento lógico que resulta adelantado a su época. No se enoja con facilidad, y cuando lo llega a hacer, es difícil que lo externe, más eso no habla de debilidad en su carácter, que es tan fuerte y determinado que la ha llevado muy lejos.

Nació en una familia relativamente acomodada en el puerto de Le Hàvre, al norte de París, su padre se dedica a la pesca, con una flota de barcos para tal propósito; es la menor de 4 hermanos, la única mujer, pero no por ello discriminada; su madre, siendo solo un ama de casa se dedicó a enseñarle tanto como ella sabía y hacía que sus hermanos le enseñaran lo que aprendían en la escuela; sin embargo, una mujer en los albores del siglo XIX es menos que un hombre y no posee los mismos derechos, por lo que Nadinne nunca fue a la escuela como tal.

Cuando tenía apenas pasados los 5 años comenzó a ir con su padre a la oficina, como resultado de una enfermedad “rara” de su madre que le imposibilitaba cuidarla; ahora sabríamos que es cáncer lo que aquejaba a la mujer… pero eso hizo que Nadinne se fijara en la contabilidad de su padre, y poco a poco se fue empapando de los números, que al principio se limitaban a la aritmética básica, pero a través de sus hermanos y de la biblioteca de la ciudad aprendió sobre álgebra y geometría, toda una proeza para tener apenas los 10 años.

Llegaba a los 15 años, edad en la que debía comprometerse en matrimonio, más sin embargo, cuidar a su madre y las matemáticas se habían convertido en su prioridad, y su padre, complaciente con su única hija, no insistió en aquel tema. Pocos meses después, su madre falleció, dejando en ella un hueco imposible de llenar, no importando cuantos libros consumiera por noche, a ella le faltaba su madre.

Terminó todos los libros de la biblioteca de su pueblo, la contabilidad de su padre no era cosa difícil para ella, y sus hermanos, todos casados, ya no tenían más conocimiento en el área de las matemáticas que ofrecerle… de pronto Le Hàvre le resultó un pequeño pueblo con horizontes muy pobres, que le ataba las manos de ser, quien ella deseaba ser, hacer… conocer…

Antes de cumplir un año de muerta su madre, Nadinne tomó sus pocas pertenencias y tomó camino hacia la ciudad que le prometía conocimiento infinito, “París, la ciudad Luz”… Cargada con ilusiones y sueños llegó a la ciudad, que resultó ser más cruenta de lo que ella imaginaba, las personas eran meras posesiones de quien tenía el dinero o el poder, unos pocos conocidos como clase Alta, y otros menos, la realeza que allí se conglomeraba. Obligada a deambular sin un techo para dormir, pronto Nadinne se dio cuenta que no tenía muchas alternativas, estaba ser servidumbre, trabajar en el burdel, o tener una vida gitana, lo que le resultaba enormemente tentador.

Buscó un hogar entre los campamentos gitanos, pero siempre había la misma reacción de asombro por parte de estos al contemplar su aura, a pesar de ello, intentó integrarse en una ocasión, pero una noche de luna, mientras la algarabía se sentía en el campamento, un gitano le leyó las cartas… el rostro de aquel hombre se desencajó por completo al revelar el mazo; era la muerte de ella la que se mostraba ante ambos… y con aquella noticia, Nadinne huyó hacia la ciudad, con una mezcla de miedo y de incertidumbre, que hasta la fecha conserva…

Llegó a la corte de los milagros, al atardecer de un día de invierno, por obra del azar más que por otro motivo, ella desconocía de aquellos callejones que, en medio de la gran ciudad, formaban su propia ciudad, con su dirigente y sus normas… y en la que, ante el escepticismo propio, ella fue bien recibida… desde entonces pasó sus días haciendo dos cosas, mendigar por las noches como una “ciega”, y durante las horas de sol, absorbía con ahínco el contenido de los libros de ciencias y matemáticas que la biblioteca albergaba…

Resultó que vivir dentro de la corte de los milagros por casi 3 años le redituó lo suficiente como para comprar un pequeño piso en la ciudad y comenzar de nuevo, llevando la contabilidad de algunos negocios de la ciudad, de manera modesta, pero honrada, finalmente, comenzaba a vivir el sueño que tenía… Su fama de “matemática” se extendió como pólvora por la ciudad, poco faltó para que el mismo College de France tomara atención de lo que ella hacía, y poco después de cumplir los 20 años se le presentó la enorme oportunidad de impartir la cátedra de matemáticas en dicho instituto, el sueño hecho realidad…