Maximilian Bernadotte

por **Maximilian Bernadotte** Vie Abr 10, 2015 12:08 am

DATOS BÁSICOS

▲NOMBRE DEL PERSONAJE▲

Maximilian Bernadotte

▲EDAD▲

40 años de edad/20 años aparentes

▲ESPECIE▲

Licántropo

▲FACCIÓN A LA QUE PERTENECE▲

-

▲TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO▲

Clase alta, Coronel de caballería.

▲ORIENTACIÓN SEXUAL▲

Heterosexual

▲LUGAR DE ORIGEN▲

Condado de Blois, Francia

▲HABILIDADES/PODERES▲

→ Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.

→ Atributos: Garras afiladas, dentadura afiliada, rasgos lobunos (en su forma transformada) y longevidad.

→ Transformación: Habilidad de cambiar de forma humana a animal y viceversa. Cuando el licántropo está en su forma transformada aumenta un 50% su potencia física.

→ Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento; si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.

→ Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros licántropos cuando no están transformados e identificar a los vampiros gracias a su aura pálida y su característico olor.

→ Aullido: Habilidad para aturdir y dejar paralizado, por algunos instantes, a sus enemigos por medio de un aullido ensordecedor. En ese momento, el sonido golpea fuertemente el oído del enemigo y en ocasiones puede llegar a destrozarle los tímpanos o incluso causarle algunas lesiones cerebrales. El aullido también sirve para llamar otros de su misma raza.

→ Rastreo: Poder de rastrear la localización de un objeto o criatura. El personaje puede descubrir la situación de cualquier persona a la que conozca, donde quiera que esté el blanco en un radio de veinte kilómetros.

→ Bloqueo mental: Es la habilidad para bloquear su mente y nadie (ni siquiera los vampiros que leen mentes) pueden saber lo que piensa.

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

La personalidad de Maximilian es imposible de describir de una manera lineal, distinto es para el común de los mortales, e inmortales, que cada uno llega apenas a conocer una de la multitud casi inacabable de caras que posee el supuestamente joven soldado. Lo primero que se puede apreciar es su trato siempre educado pero extremadamente cortante y frío, ajeno completamente a las lisonjas o los dobles sentidos. Tiene una serie de valores y prioridades poco común para los hombres, precisamente porque se comporta siempre de la forma ideal en que se supone éstos deberían hacer. Cree ciegamente en la justicia y no le tiembla la mano en hacer cumplir las leyes al pie de la letra, siendo absolutamente intolerante con cualquier insurrección o falta a la autoridad por pequeña que sea, es severo pero siempre aplica el castigo justo, dígase las leyes en sí mismas sin despegarse nunca de la interpretación más literal de éstas. Nunca olvida ni perdona, aquellos para quienes tiene reservado un lugar en su memoria son, actualmente, solamente aquellos que tienen que afrontar su destino ante la justicia. Sabe hasta qué punto presionar a alguien para que se quiebre, conoce cada ámbito de su trabajo y no demuestra temor, apego por su propia vida o misericordia en el cumplimiento del deber.

Posee una gran inteligencia, algo que se disfraza tras su expresión marcial y el hecho de que no demuestre el gusto que puede guardar por la música o algunos de los aspectos más bellos de la creación. La mayoría de las personas dirá que es alguien muy maduro para su edad, precisamente porque en realidad posee el doble de años de los que aparenta. No guarda apego por ninguna persona en particular y quienes han intentado averiguar acerca de su vida siempre se han encontrado ante un muro. Implacable, considera que su misión en la vida es velar porque la verdad siempre salga a la luz, es por su franqueza y lo escueto de sus palabras que tampoco se le hace fácil llevar acercamientos con las mujeres, siendo ésta, una de las facetas más débiles que guarda su personalidad y en la cual debe poner gran esfuerzo a fin de despistar cualquier sospecha, siendo frío y calculador ante la posibilidad de cualquier acercamiento con otra persona.

HISTORIA

Maximilian siempre ha reservado para sí las cosas, así es que a pesar de que la muerte de su madre sucediese la noche posterior a su nacimiento, debido a fiebres puerperales, uno de los hechos que marcaría así de tempranamente el tipo de relación que guardaría con el resto del mundo, particularmente con sus supuestamente más cercanos. Su padre y su hermano, cuatro años mayor, estaban obviamente desconsolados y aunque jamás atribuyeron culpabilidad ninguna al pequeño, éste siempre se vio rodeado por un halo de melancolía que aún desde la edad más tierna fue oprimido por un silencio casi permanente y la actitud de intentar ser lo mejor posible y de reparar las cosas incorrectas del mundo, un pensamiento inocente en un niño pero que de llegar a alguien mayor se convierte en algo mucho más peligroso para él mismo y los que ama, riesgo que en este caso por lo menos no existía. El trato frío de la aristocracia se vio acentuado por la ausencia de su madre durante su formación, estando siempre rodeado de niñeras y criados que si bien tomaron parte en su educación, a veces comprometiéndose con el pequeño Maximilian demasiado ya fuese por lástima o por real afecto, nunca llegaron a transmitirle la sensación de estar realmente acompañado.

Fue a los doce años cuando por primera vez rompió una regla y ello determinaría el resto de su vida de una forma que jamás habría podido llegar a imaginarse.
Si bien nunca había albergado mayor cariño por su padre o su hermano mayor, siempre yendo ellos dos juntos a todos lados, algo que como hijo menor no iba a discutir e intentaba no resentir a pesar de lo imposible que sonase, simplemente no pudo contenerse ante la presencia de lo que él había estudiado era un crimen; Jean, su hermano, estaba forzando a una sirvienta en las cocinas, acto ante el que no pudo quedarse atestiguando, y echando mano de todo su valor, tomó todo aquel objeto contundente que encontró a su alcance y se los arrojó en medio de gritos que alertaron a las demás personas y que acabó con ambos hijos de rodillas ante su padre, quien los observaba desde un enorme sitial, contando cada cual una versión diametralmente opuesta de los hechos. Por supuesto, al tratarse de un hijo de alta cuna y de una sirvienta, todo aquello acabó en franca impunidad ante la insistencia de Maximilian, quien no cesaba de aprovechar cada oportunidad para insistir en la veracidad de sus palabras y es que, sin que las palabras de la pobre muchacha fuesen testimonio válido, era uno contra el otro hermano y ante esa situación, el Señor Jean optó por darle la razón a Maximilian pero dejando en total impunidad a su primogénito, declarando que aquello era normal en esa clase de situaciones entre distintas clases y que el asunto quedaría zanjado ahí. Entonces, ante la disyuntiva de obedecer a su padre o a las leyes del reino, acabó recurriendo al magistrado local, quien si bien no iba a juzgar al heredero de una fortuna local, sí lo hizo llamar a su presencia, llegando al acuerdo de que el primogénito debería partir a servir a alguno de los ejércitos del rey a fin de que “el muchacho se enderezara”, lo cual provocó gran desazón en Jean padre, a pesar de lo cual aceptó a fin de evitar un escándalo que pudiese manchar la honra familiar.

Fue entonces cuando su soledad se hizo más notoria pues con su hermano lejos, tampoco cambió su situación en el palacio familiar, simplemente ahora era menos la vida que residía en él. Incluso la joven a la que creía haber salvado se mostraba feliz ahora con un bebé en sus brazos, alegando que era igual de guapo que “su padre”, hecho que le provocaba náuseas a Maximilian, dejándole claro que ambos habían yacido en más de una ocasión posteriormente a los hechos. En la religión no encontró jamás consuelo desde que no pudo recuperar a su madre en base a rezos y aunque los libros o la equitación conseguían distraerlo a veces, nada mejoraba su situación.

No alcanzó a pasar ni un año tras la partida de su hermano cuando su padre decidió que le era francamente imposible soportar su presencia, razón por la cual en un día de ira le cedió dos caballos, una antigua espada familiar con empuñadura de oro y así también una cantidad de francos y lo envió a la Academia Militar Real como cadete para que se convirtiese en un oficial igual que muchas antes que él e igual que gran cantidad de hermanos menores hacían en ese entonces.

Pasados los años se consiguió graduar como alférez de caballería, obteniendo buenas calificaciones y alguna que otra recomendación de sus superiores, no llegando a hacer jamás gala de éstas. Para cuando comenzó la primera guerra de su generación, tenía quince años. Su regimiento estuvo presente en una serie de batallas, siendo su rol al comienzo el de explorador y escaramuzador, yendo los dragones en apoyo de los húsares, quienes iban ligeramente armados, al menos hasta el día en que les tocó ejecutar una orden de carga en la que entre toques de corneta y el tronar de los cañones, acabaron las fuerzas francesas desperdigadas y hostigadas por el enemigo que los seguía de cerca mientras se batían en retirada. Él por su parte había perdido su caballo y se encontraba completamente solo en el bosque, armado solamente con su sable y su pistola, listo para morir cayendo sobre el primer enemigo que viese. Pero no ocurrió, las fuerzas enemigas habían avanzado desde su posición y ya solamente la retaguardia estaría ligeramente cerca. Fue entonces cuando en medio de la noche iluminada por la luna llena, los aullidos comenzaron incesantes, repitiéndose a una distancia cada vez menor. Juntó valor y se puso de pie, llevando su pistola en la mano y la espada en ristre, aguardando por la confrontación final cuando sin darse cuenta siquiera fue embestido con gran poder por una sombra de la cual lo único que recuerda es el par de ojos amarillos que era lo único podía apreciarse entre la absoluta oscuridad de aquel lugar, acercándose cada vez más hasta él, lista para devorarlo. Sus fauces se abrieron y la bestia se le arrojó encima, él detuvo la mordida con su brazo pero ello le significó el peor dolor que nunca había sentido, al menos hasta entonces. Creyó que era su momento final, ahí tirado en el piso y presa de una criatura salvaje. Entonces pudo oír los ruidos de los hombres que se acercaban, seguramente llamados por el ruido de sus gritos y antes de que Maximilian pudiese responder, todo se volvió negro como en un eclipse y su único recuerdo fue que despertó en un charco de sangre cerca de las tiendas de campaña del grupo de soldados enemigos al que había estado acechando. A pesar de haber estado acostumbrado a la crudeza de las batallas, lo impactó la manera en que los cuerpos estaban destruidos como en una lucha medieval antes que disparados o apuñalados, eso y que su brazo al parecer había sanado completamente. Desde entonces no volvió a tener ningún recuerdo de las noches subsiguientes de esa semana, aprovechando el hecho de no sentir ya cansancio ni hambre para regresar hasta las líneas aliadas, proporcionando tanta información sobre las posiciones enemigos como le fue posible tras avanzar millas de tierra de nadie simplemente corriendo.

Con el pasar de los años se comenzó a notar la falta de envejecimiento de su cuerpo, llegando a ser llamado a veces “El chico” por sus compañeros, a la vez que sus subalternos se mostraban a veces incrédulos ante el hecho de ser ordenados por básicamente un jovenzuelo. Así fue que un día, siendo ya capitán de escuadrón, recibió una carta, algo completamente inusual para él, con la noticia de la muerte de su hermano Jean en batalla, hecho que más que conmocionarlo, lo embargó en la incertidumbre de no saber cómo reaccionaría su padre y cuando recibió la carta de éste reclamando que regresase a su hogar a asumir su papel de heredero, arrugó la carta y la arrojó a las llamas con desdén. No regresando a Blois hasta muchos años después de la muerte de su hermano. El día en que le avisaron que su señor padre había fallecido, aparentemente asesinado brutalmente, luego de lo que las explicaciones tomaban carácter de mito, que si había sido su amante o el esposo de ésta, que si un monstruo, una pandilla de ladrones o campesinos rebelados. Lo descartó todo y se limitó a continuar sus laboras en la guarnición militar de París, donde había regresado el Regimiento de dragones del Rey, a fin de cooperar en las labores de mantenimiento del orden de una ciudad tan poblada como lo era ésta. Labor en la que por cierto estuvo muy a gusto, a diferencia de muchos otros oficiales de caballería que veían el controlar turbas como un desmérito a su condición, más todavía pues podía desarrollar completamente sus habilidades deductivas y aplicar la justicia del rey sin vacilación, llegando a hacerse conocido entre los bajos fondos de la ciudad por su incorruptibilidad y frialdad, no temiendo tampoco en hacerse cargo personalmente de aquellos delincuentes que pretendiesen escudarse detrás de sus cargos o dinero. A su vez, las habilidades como su olfato se mejoraron increíblemente, era capaz de encontrar a personas ocultas allí donde estuviesen y podía trabajar de forma incansable.

No ha llegado a comprender nunca en demasía qué es lo que ha provocado en él la luna lenna pero sí se ha preocupado de mantenerlo en hermético secreto, al igual que todos los aspectos de su vida, llegando a ejercer un cierto dominio sobre ello, evitando transformarse pero no por ello al hacerlo deja de perder todo recuerdo. Preocupado porque alguien pudiese sospechar por el poco avance de su envejecimiento tuvo que tomar la decisión de regresar a la residencia de su familia, ni la barba ni nada conseguirían disfrazarlo tras el paso del tiempo y es por ello que dedicó la última década a la administración de las propiedades de los Bernadotte, labor en la que jamás se sintió cómodo.

Pasado diez años ha regresado a París, asumiendo ahora la identidad del supuesto hijo de sí mismo, llamándose de la misma forma y dejando los negocios a cargo de los administradores que de todas formas se habían hecho siempre cargo de los fondos familiares mientras su padre se ocupaba de ofrecer fiestas. Ha tomado el mando del regimiento de dragones del rey, con el rango de coronel y manteniendo siempre el bajo perfil que lo caracteriza, lo que no quita que todavía se le haga muy fácil reconocer a los antiguos criminales de París y sus tretas como si los conociese de toda la vida en lugar de ser un recién llegado en lugar del veterano con el que se enfrentan.

DATOS EXTRA

-Es leal absolutamente a las leyes y poder establecido y por ende, a la monarquía y todas sus instituciones.

-No le teme a nada y no es particularmente cuidadoso con su propia vida, arriesgándose siempre y siempre salvando milagrosamente, incluso de heridas de consideración.

-Es un gran aficionado a la equitación, se crían caballos de raza pura en sus tierras y la practica tan a menudo como puede en el regimiento o simplemente cuando patrulla las calles.

-No tiene, a pesar de su educación, problema en mezclarse con las peores personas de Francia en el cumplimiento de su deber.

-No llega a comprender totalmente su condición de licántropo e ignora muchos aspectos de ésta aunque con los años de entrenamiento ha conseguido dominar los impulsos de convertirse, llegando a hacerlo solamente en caso demasiado extremos.

por **Doreen Jussieu** Dom Abr 12, 2015 12:40 pm

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