AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Rhinoplasty
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Rhinoplasty
La Belleza es el lenguaje que utiliza Casstronaut para comunicarse con el hombre y darle fuerzas para que continúe en la guerra.
¡No! ¿Como podría ser que a su maestro le hayan quemado vivo? Se había enterado recientemente que fue un atentado por los teólogos, ¡De esta manera no actúa Dios! La ciencia estaba avanzando, algunos escritos fueron destruidos pero lo que no se imaginaban era que en la práctica se retenían lo que los seguidores de dios culpaban por herejía al moldear lo que la naturaleza entregaba.
Y es que habían transcurrido sucesos inesperados, la muerte de su mentor, el conocimiento explotado por la humana, la leucemia que se interpuso ante su primera reconstrucción en París a un soldado, y la aparición de un inmortal que le brindó linfa cuando enferma cayó... Pero gracias a ello, su templo renació, como si no existiese tal virus matandole, podía figurarse como un ángel caído para curar las heridas, ya que de esa forma se reflejaba al llevar el atuendo de cirujana; una bata, guantes, gorro y una mascarilla que cubre nariz, boca y mentón.
Había adquirido un terreno abandonado en las lejanías de la ciudad, manteniéndose como siempre escondida, previniendose de cualquiera puesto que su labor llamaba demasiada la atención y el ruido engendrado solo en esas 4 paredes tenía que permanecer. Estaba planificado el terreno para las prácticas, era un pequeño sanatorio donde el que debía ser un sótano era la sala quirúrgica y las demás habitaciones disponibles eran para aquellos que requieren de más tiempo para la estabilidad del segmento o requerían de otra modificación.
Así, a la espera de 3 horas pasaran, el soldado le tenía en una camilla recostado, con solo una bata cubriendo su templo, en cuanto llegó le pidió que se despojara de sus pertenencias, llevandole a un cuarto especialmente para los pacientes que debían esperar en lo que la sala quirúrgica preparaba. Aclarando que nadie podía ser acompañado más que mudas de ropa en lo que el proceso finalizaba, no se arriesgaba a dejarlos ir y regresar, aquello era peligroso pero más adelante en lo que iba conociendo el lugar vería si podría ser un poco accesible en esa cuestión.
Mientra tanto, acomoda su equipo quirúrgico para realizar la reparación de la nariz, los utensilios empleados eran desinfectados bajo olla a presión, que era el agua hirviendo, era una serie de instrumentos especiales como; martillo lucae, osteotomo cinelli de varios tipos, una raspa, bisturí, retractor, ganchos, pinzas de maneras distintas al igual que tijeras, un noble, una canula succion, portaguja y elevador de doble lado, etc.
Sus manos ya deseaban ser empleadas que llegando el momento, pasó de la habitación a la sala y una vez alistado las interrogativas de nueva cuenta resurgian; ¿Cuánto tiempo durará? ¿Será doloroso? ¿Cuántos días debo permanecer aquí? ¿Es peligroso? ¿Ya había realizado esta compostura? ¿Hay riesgos? ...infinidades de preguntas, cuestiones que iba respondiendo en cuanto le dirige a la mesa metálica para que se recostara y se relajara, le estaba aplicando anestesia general.— Durará 1 hora aproximadamente, será menor el dolor puesto que solo corregiré la lesión congénita, esto le ayudará a aliviar su problema respiratorio, no se preocupe, como le he dicho anteriormente confíe en mí, ahora duerma que cuando despierte ya habré terminado.— Y al finalizar, le inyectó la anestesia, dejando que surgiera efecto y ahí es que vuelve a otra anestesia local, sólo requerida para el segmento a componer.
Y de esa manera se efectúa la cirugía, iniciando con un corte (incisión) hecho dentro de las fosas nasales, poniendo una férula metálica por fuera de esta, lo cual ayudaba a conservar la forma del hueso, ejecutando un abordaje en el dorso, deleitando el sangrado en los guantes, esa preciosidad de estructura que jugaba con cada uno de los utensilios, raspando ese dorso tras medir la altura adecuada para remover la tira basal inferior, realizando cortes hasta que su amado retractor - instrumento que proporciona un hilo para sujetar los tejidos en coseduras— era retomado para unir las partes cortadas.
Estaba disfrutando del labor, cada detalle con delicadeza ejercía, realmente amaba lo que sus manos podían ofrecer pero mientras seguía una presencia extraña percibió, en ese cuarto habían tres olores diferentes, ¿A que se debe ese sentimiento singular? Por su aspecto no se alarmó, lucía tranquila sin afectación, sobresalía su palidez pero podría pensarse que es un maquillaje extraordinario, ni su corazón debilitado, este latia en la normalidad y el del soldado aún en sopor se hallaba, fue que al cortar el hilo interpela con una suave voz — ¿Como logro entrar? Para observarme desde su escondite, me dice que no es un cadáver como los nuestros, y ahora que está presenciando algo sublime, dígame, ¿Ha disfrutado de este intrínseco panorama? —Casi murmurado por los movimientos delicados que la carnosidad desprendía, sin abandonar los utensilios usados, faltaba poco para terminar que el peligro ya había pasado.
Invitado- Invitado
Re: Rhinoplasty
El ave muerta con las tripas fuera tiene más belleza que el ave que vuela engalana.
Fría sensación muerta que recorre la ciudad. El augurio del mal que se ha despertado va vagando por las calles sigiloso con la vista en cada una de sus presas, no es hambre la que lo despierta, si no otro tipo de sed una más sangrienta y escalofriante. Dedos sucios que golpean la ropa ajada, ojos bien abiertos con la sonrisa amarillenta que hace contraste con aquellos labios rojizos y el rostro blanco, las líneas rojas que surcan bajo su rostro y el alma que se le ha escapado entre los dedos. Vuela su ángel con aquel perfume llevándolo lejos, camina, corre, sufre por la lejanía de su hermosa muñeca de aroma exquisito. El coche anda alejándose llevándolo a las zonas más alejadas de la ciudad, gruñe por perder a la perfección hecha mujer. Quiere regresar por donde vino para ver si otra mujer de aquel psiquiátrico puede encontrar, tan hermosa y perfecta como la que se le escapó.
Las brisas otoñales le brindan un aroma abominable que le causa repulsión, sigue aquel fresco y nauseabundo ser para encontrarse entre las zonas más apartadas a su ángel siendo profanado y las lágrimas en sus ojos, ya no es hermosa para él es una más del montón una asquerosa y sucia rata como todas las que viven en la ciudad. La mujer le mira con aquellos ojos apagados suplicando la muerte
“No, no te confundas no soy ese Dios al que susurras piedad”
“No, tampoco soy tu príncipe, quise ser tu dueño para tenerte para mi, pero decidiste ensuciarte con esta suciedad de ser”
“El te da lo que yo no te daré, amor”
“No, tampoco soy tu príncipe, quise ser tu dueño para tenerte para mi, pero decidiste ensuciarte con esta suciedad de ser”
“El te da lo que yo no te daré, amor”
Su locura aumenta conforme a la ira que va creciendo por haber creído que encontraría a su bello ángel, sus dedos se agarran del cabello del hombre tirándolos con fuerza a atrás hasta escuchar como la cérvix se parte en dos, empuja con todo su fuerza al tipo viendo y escuchando a sus huesos partirse, a la mujer la observa y con ella se dedica más, sus manos entran de donde emana aquel apestoso aroma, una mano se introduce en su interior rasgando lo que encuentra a su paso, arrancándosela de raíz. Sus dedos furiosos salen de aquella cavidad rasgando las ropas blancas llenas de tierra y ahora sangre hasta el vientre de ella donde ve una enorme cicatriz, la toca con cuidado hasta acercase a lamerla sintiendo la piel muerta y sin vida de su ángel. Uñas sucias abren esa vieja herida junto a un cuchillo desdentado que saca de aquel bolso que lo acompaña siempre.
La mujer, o lo que queda de ella, se esparce en el suelo, al tipo no le interesa porque ha sido el culpable de que él acabara con su víctima así que lo desmiembra para enterrarlo y usarlo cuando se acuerde de él. Gotas de sangre quedaron sobre su manchada camisa, los ojos se abren estupefactos junto a los gritos que emana ante la desesperación de haber acabado con su perfecta presencia. El tic tac de su reloj lo calma, uno que le hace volver a su realidad. Con sus cosas en mano decide alejarse pero antes de poder dar pasos en retorno a su vida ocupada de locura, un aroma de muerte, sangre, sudor mezclado con algo nauseabundo como la esperanza le llama la atención.
Sigue el aroma como uno de los perros del infierno, guiado por su decadencia. El lugar es apartado ingresando a donde huele la muerte, oculto tras las sombras maravillándose y extasiándose de aquella presencia, de aquella figura traslucida que parece un halo andante de inexistente vida.
“No, no des esperanza, esa maldita forma no existe, acabalo, córtale la garganta, arráncale el corazón y los pulmones, deshecha el bazo pero quédate con los jugos gástricos. Sí, si ese aroma, báñate en él, estás tan muerta y podrida como yo, te verías hermosa si te hago cortes en ese horrible rostro, si, deja que la sangre corra por tu piel y sé que impregne en ti con su aroma”
La voz se dirige a él, saliendo de la oscuridad para mostrarse, sus sucias manos se acercan a la mesa de operaciones, viendo las delicadas manos de la mujer. La mira y luego al hombre que yace ahí. Espera, aguarda ver más de cerca cómo actuará aquel ángel, si podría ella ser su muñeca u otra pieza de colección para sus brebajes.
“Me daría más placer si acabaras con la vida de él, si fuera un accidente y nadie supiera como, si pudieras tener su vida en tus manos como yo tengo la tuya y la de tus generes. Oh si eres una muñeca casi perfecta, sí, estoy extasiado con lo que veo en ti y como luces aunque no al punto de desear dejarte viva, pero sí. No preguntes más, no me mires solo acabalo, termina con su vida y ofrécemela. Soy aquel que nadie ve, que nadie siente pero los observa en la oscura sombre esperando atacarlos para devorar hasta sus huesos”
Solo su mano se extiende al cuerpo sobre la mesa, aguardando la reacción de ella
Marius Lemacks- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 19/11/2014
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Re: Rhinoplasty
Si los muertos están viendo, quiero que me vean. Que todavía nos acercamos el uno al otro, sujetados por el hilo de la belleza.
Casstronaut, siempre soñaba con el cuerpo humano, ¿Cómo estará conformado? ¿Por qué una tela gruesa está cubriendo la fealdad? ¿De dónde proviene la sangre? ¿Por qué todos son tan distintos físicamente? ¿Cómo es que una herida se cerraba?... Una serie de cuestiones las cuales se le iban a su maestro, ese hombre, quien le llevo a la magia real de lo que tanto había anhelado comprender. Fue inculcada por el saber de la medicina, tenía que empezar por las bases, las reacciones y del porqué de ello, fue una metodología explicita. El enriquecimiento de ello fue su mayor tesoro.
Y ahí, entre sus manos, junto con los utensilios resurge esa pasión, era maravilloso lo que ejercían esas coseduras, la nariz había sido modificada; su tabique quedo intacto, sus fosas nasales fueron restauradas y el retractor seguía un curso hasta saturar a la perfección “La medial crura y el columelar break point”.
Con la calma empleada corta el hilo tras oír unos pasos que se acercaban. Una sombra estaba trepándose a un lado, la percibía, y espero a que hablara, mas este no lo hizo. Y a continuación, una figura hermosa apareció cuando alzo la vista, su mano sujetaba el retractor y es que quería embellecer aún más esa monstruosidad que se le presento. ¡No había miedo en ella! Era lo que en sus sueños se mostraban, la muerte al fin conoció, y quería entenderla sobre todo. No por sangre que lleva, ni por la mugre que le envuelve, sino quizás sea una ilusión que le está jugando su saber.
Un apeste de la tierra se podía percibir la humedad de esta impregnada en él, aquellos ojos le fueron más de su atracción, eran unos orbes grandes, parecía que necesitaba de una cirugía inmediata a esos parpados. — ¿Dónde están sus parpados? — Parece que los ha maquillado, ¿Será? No se puede ni distinguir, es engañoso — ¿Quién es usted? —Aquello averiguaría, se transformaba la moribunda en una farola de curiosidades — Respóndame, ¿Acaso mi arte lo ha enmudecido? —libero la interrogativa, dirigiendo la vista a sus manos, las cuales se hallaban sucias y no podía permitir que manchara la belleza.
Sim embargo, no había alamar alguna, serena se muestra y se enfoca en el último paso, cubrir la base de la nariz y debajo de esta para impedir que tuviera algún movimiento. — ¿Esta herido? ¿Por qué lleva sangre en la ropa?... Por favor no toque más. Absténgase a hacerlo, no manche mi obra que bien me ha quedado. —El semblante de la mujer reflejaba una alegría, aunque en su rostro se notase más un aspecto delicado.
— ¿Por qué se escondía? ¿Acaso le teme a su fealdad? Las sombras también se burlan de uno mismo — comentó, la cruda verdad liberaba, ese hombre le incitaba a emplear sus manos en su rostro.
— ¿Qué esconde detrás de esa mascara? Lo único perfecto que posee, son esos carmesís labios. —Hablaba tras inspeccionarlo, siempre actuaba de esa manera cuando la deformidad se le presentaba. Peor, su voz en cada interpelación fluía con su destacable coro mortecino; blandura ante una agonía que se desconocía en ese momento.
Y cuando concluyo la postura de la nariz, abandono cualquier utensilio, debía esperar a que pasara la anestesia, el soldado pronto despertaría pero debía hacerlo fuera de ese quirófano.
Y desprendió pasos hacia él, era atraída, sus falanges se alzaron, querían tocar ese rostro, sentir su textura, estirar su piel. — Nunca había imaginado que tal sublime arte pudiese existir de esta forma, déjeme ver ese rostro, ¿Es real? ¿Acaso hay alguna herida que sanar? Dígame, ¿Quién es usted? ¿Qué cosa es? No es un disfraz, esto es real. —murmuro las últimas palabras, le brillaban sus pupilas como cuando alguien ambiciona entre las sombras. — ¿Por qué no responde? ¿Tiene miedo a quedar perfecto? Confíe en mí, yo puedo maquillarlo con naturalidad.
Sus pensamientos se están enterrando, la fascinación debía sepultar: «Oh, quiero revelarle quien puede ser, ya no se esconda más, hable, hable. ¡No dude! No le haga caso a las sombras, se están burlando de usted, ¡Escúchelas! Ya no deje que se burlen en su cara, el consuelo es que puede ser amoldado, ¿Quiere ser sombra perfecta? Yo puedo ofrecerle un reino bello, deje que le guíen mis manos, ¡Ellas están aclamando desnudar su monstruosidad! SEA EL DEMONIO DE LA BELLEZA Y NO DE LA IMPERFECCIÓN. »
Este era la mejor estética a transformar.
Y ahí, entre sus manos, junto con los utensilios resurge esa pasión, era maravilloso lo que ejercían esas coseduras, la nariz había sido modificada; su tabique quedo intacto, sus fosas nasales fueron restauradas y el retractor seguía un curso hasta saturar a la perfección “La medial crura y el columelar break point”.
Con la calma empleada corta el hilo tras oír unos pasos que se acercaban. Una sombra estaba trepándose a un lado, la percibía, y espero a que hablara, mas este no lo hizo. Y a continuación, una figura hermosa apareció cuando alzo la vista, su mano sujetaba el retractor y es que quería embellecer aún más esa monstruosidad que se le presento. ¡No había miedo en ella! Era lo que en sus sueños se mostraban, la muerte al fin conoció, y quería entenderla sobre todo. No por sangre que lleva, ni por la mugre que le envuelve, sino quizás sea una ilusión que le está jugando su saber.
Un apeste de la tierra se podía percibir la humedad de esta impregnada en él, aquellos ojos le fueron más de su atracción, eran unos orbes grandes, parecía que necesitaba de una cirugía inmediata a esos parpados. — ¿Dónde están sus parpados? — Parece que los ha maquillado, ¿Será? No se puede ni distinguir, es engañoso — ¿Quién es usted? —Aquello averiguaría, se transformaba la moribunda en una farola de curiosidades — Respóndame, ¿Acaso mi arte lo ha enmudecido? —libero la interrogativa, dirigiendo la vista a sus manos, las cuales se hallaban sucias y no podía permitir que manchara la belleza.
Sim embargo, no había alamar alguna, serena se muestra y se enfoca en el último paso, cubrir la base de la nariz y debajo de esta para impedir que tuviera algún movimiento. — ¿Esta herido? ¿Por qué lleva sangre en la ropa?... Por favor no toque más. Absténgase a hacerlo, no manche mi obra que bien me ha quedado. —El semblante de la mujer reflejaba una alegría, aunque en su rostro se notase más un aspecto delicado.
— ¿Por qué se escondía? ¿Acaso le teme a su fealdad? Las sombras también se burlan de uno mismo — comentó, la cruda verdad liberaba, ese hombre le incitaba a emplear sus manos en su rostro.
— ¿Qué esconde detrás de esa mascara? Lo único perfecto que posee, son esos carmesís labios. —Hablaba tras inspeccionarlo, siempre actuaba de esa manera cuando la deformidad se le presentaba. Peor, su voz en cada interpelación fluía con su destacable coro mortecino; blandura ante una agonía que se desconocía en ese momento.
Y cuando concluyo la postura de la nariz, abandono cualquier utensilio, debía esperar a que pasara la anestesia, el soldado pronto despertaría pero debía hacerlo fuera de ese quirófano.
Y desprendió pasos hacia él, era atraída, sus falanges se alzaron, querían tocar ese rostro, sentir su textura, estirar su piel. — Nunca había imaginado que tal sublime arte pudiese existir de esta forma, déjeme ver ese rostro, ¿Es real? ¿Acaso hay alguna herida que sanar? Dígame, ¿Quién es usted? ¿Qué cosa es? No es un disfraz, esto es real. —murmuro las últimas palabras, le brillaban sus pupilas como cuando alguien ambiciona entre las sombras. — ¿Por qué no responde? ¿Tiene miedo a quedar perfecto? Confíe en mí, yo puedo maquillarlo con naturalidad.
Sus pensamientos se están enterrando, la fascinación debía sepultar: «Oh, quiero revelarle quien puede ser, ya no se esconda más, hable, hable. ¡No dude! No le haga caso a las sombras, se están burlando de usted, ¡Escúchelas! Ya no deje que se burlen en su cara, el consuelo es que puede ser amoldado, ¿Quiere ser sombra perfecta? Yo puedo ofrecerle un reino bello, deje que le guíen mis manos, ¡Ellas están aclamando desnudar su monstruosidad! SEA EL DEMONIO DE LA BELLEZA Y NO DE LA IMPERFECCIÓN. »
Este era la mejor estética a transformar.
Invitado- Invitado
Re: Rhinoplasty
La sangre en gotas va cayendo como la belleza en pedazos se va quedando.
Sublime, bello, magistral. Su arte sangriento solo podía compararse con las bellas vistas del cementerio y su retorcida imaginación al ver muertos por todo el lugar, abiertos y sangrando con las cuencas de los ojos vacíos, le piden a gritos que acaben con su sufrimiento para ser polvo, un polvo que será usado cual veneno, partes que serán vendidas y usadas para alimentar la mente artística de otros seres que comparten su visión. Sus dedos saltan cual pequeñas grillos que corren a la carne putrefacta, sus pupilas se dilatan más por ver la sangre correr, los movimientos gráciles que la joven realiza a aquel muerto viviente. Simplemente excitación total que sus ojos no llegan a asimilar aun, esos ojos recorren todo el lugar buscando algo que le ayude a perderse en su locura y más allá de ella. Más la realidad tan absurda lo absorbe.
El aroma de la vida que no se ha extinguido lo vuelve loco, aquella voz melodiosa se torna desagradable y molesta, sus preguntas lo enfurecen, ladea la cabeza de lado a lado sin entender sus cuestionamientos antes su presencia, le gruñe como si fuera a morderla, lo hará, porque la detesta y menosprecia por no acabar con la vida, por no ser el ángel de la muerte de aquel ser que apesta, que se regodea en la miseria de una vida simple y por eso aquella mujer se vanagloria con una obra fétida y poco agraciada a la vista, al menos la de él. Ya no es un bello ángel es un ser más de esos que abundan tan corrientes y vulgares; pero aun así no deja de ver ese halo de vida que se desprende de ella y se impregna en su miseria.
“Acaso no ve quien soy. Yo soy tu. Soy el dios, soy el perro del infierno que en las sombras acecha por los desperdicios para alimentar mi hambre y sed. Soy quien mata por placer y por deseo que no conozco. Ese soy yo”
Entrecierra la mira sin entender realmente las preguntas. Sin entender las palabras de aquella mujer. Cada uno de sus insultantes palabras lo va desquiciando ¿por qué no se da cuenta ella de quien es él? Eso le molesta, pero más es la forma en que se dirige a su persona. Aquel brillo y la cercanía de ella a tocar su inmaculado y perfecto rostro.
“Tu arte no me enmudece me asquea, mírate eso no es arte. Yo te enseñaré lo que es el verdadero arte de la vida y la muerte, de la sangre corriendo por todo el lugar”
Sonríe, sonrisa siniestra que muestra los dientes amarillos llenos del alimento y la locura. En un paso está junto al hombre mirándolo con un desdén desaprobatorio, de su bolso toma su cuchilla dentado, todo sucio y cubierto de restos ajenos, lo acerca al brazo de él dejando un corte profundo. Salta por el lugar gritando. Sus gritos de histeria y locura se hacen presente, pero son de felicidad porque ha conseguido que aquella simpleza se convierta en algo excelso.
“Esta es la sangre que llevo, esta es la sangre. Mi sangre que quiero”
Toma a la mujer de la garganta elevándola centímetros del suelo, acerca aquellos labios marchitos al cuello frágil y solo deja un lamida. Prueba su estado y la arroja a un lado.
“Estas dañada. Maldita te maldigo con la muerte más horrible”
La herida abierta del hombre es la única que lo calma, se acerca a este y mete sus dedos en la abertura, desgarrándola piel como papel, incrusta más sus dedos hasta que toma parte del musculo del sujeto pasándolo por sus labios, tomando un poco de la sangre. Lo guarda en su bolso mirando a la mujer. Niega lentamente. No, ella no se escarpará de él. Toma la misma herramienta que la mujer usaba para cortar, esa forma filosa la lleva hasta su mejilla haciéndose un corte, a su lengua para probar su propia sangre pero no quedan marcas. Ahora va a probar con la muchacha. Se acerca a ella con una sonrisa que invade todo su rostro, sus ojos bien abiertos, expectantes a sus ideas retorcidas
—No, yo no me oculto como tu tras ese horrible rostro. Pero yo te lo arreglaré y quedarás hermosa, más que antes, tal como yo lo soy. No necesito que hagas lo que has hecho con ese sujeto, lo has dejado horrible. Mírame pero no me toques yo soy perfecto, mi belleza es única no hay otro como yo, mientras que tú, tú eres igual a esos corrientes seres que caminan día y noche. Pero te ayudaré y tú me ayudarás luego, luego podrás tocarme cuando quedes igual a mí—
La voz suave se deja oír tras el susurro de las palabras, se acerca tanto que el cuchillo lo puede rozar a la piel nívea de la joven pero se desquicia y la golpea.
—NO, QUE NO ME TOQUES IMPURA ALIMAÑA, QUE NO VES QUE ACABAS CON MI PERFECCIÓN, ERES UNA MALDITA IMPERFECTA QUE DEJA HEDIONDO EL LUGAR. CALLATE. QUE SABES TU DE ARTE, SI LO QUE HAS HECHO ES SOLO ACABAR CON ALGO QUE PODRÍA SER BELLO. TU NO SABES NADA. QUE SABES DE PERFECCIÓN CUANDO LO HAS ARRUINADO TODO TODO—
Grita y arroja todo el lugar, aquella pulcra habitación no lo es más. Se desata su locura en ella al punto de acercarse al sujeto con ansias de acabar con él. No le importa nada, ni nadie. Simplemente se ha desatado justo cuando el tic tac de su reloj suena es que baja aquella furia y mira a la joven, haciendo una reverencia donde su sombrero termina en su mano
—Soy el grito y la sombra en lamento de los dioses antiguos. Soy el que todos llaman pero nadie sabe mi nombre. Hace años se perdió en el tiempo tras un reloj que no funcionaba bien. Torrent Torrent nadie sabe ya. Marius si, Marius no. Soy real si más es real no, la absurda realidad solo es real cuando no lo es. Yo arreglaré esta obra de arte, tranquila te llevarás el crédito—
Su risa inunda el lugar
Marius Lemacks- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 19/11/2014
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Re: Rhinoplasty
Agridulce dolor le recorre por la garganta, ahogándose de la ansiedad que desprende ese rostro, no puede controlar los deseos de moldear ese cuerpo, cada horrorosidad le incita a embellecerlo, extraer ese atractivo para ser una peculiar estética, esta era su razón de ser, de existir mientras la muerte le está consumiendo, mientras las sombras quieren llevarla al abismo, pero ella se sigue aferrando, luchando contra quienes se interponen en su sueño.
Las sombras rojas comenzaron a resurgir, delirante, le están alimentando las esperanzas rotas, bebiendo de la copa oxidada de sus instrumentos, espera, aguarda que el soldado repose. Mientras quien le está torturando, caiga entre sus manos, ¿Era real? Lo podía ver, su vista no le falla, ni sus pupilas le engañan, así como su textura, le gritaba que estaba ahí, que no era un ensueño y mientras más movía las manos, se daba cuenta de su debilidad, lo que tanto ha deseado experimentar se sitúa frente ella.
«Ah, parezco una lagrima pútrida que descabeza a la razón, un alfiler que cae en una habitación, miro y sigo mirando, un reflejo que le dice a un espejo que le ayude, que quiere despertar de esa pesadilla, que le ayuden, el último grano de anhelo está por caer, tiene miedo a ser belleza, odia la belleza nocturna, ya no quiere permanecer más entre escondites, quiere salir a la luz, y no puede, porque su secreto es ese rostro. »
Pensaba, sus pensamientos se desbordan, teniendo como dueño a ese deforme enmascarado, el aire que aspira es venenoso, el aura se torna pesada. Tan terriblemente, como fantasmas bailan entre las sombras. ¡Justo esa sonrisa macabra! Le tienta aún más en inspeccionar, esos amarillentos dientes, esa figura inusual, apesta, se puede percibir la muerte en el interior de la boca. Inmóvil, ¿Qué hace? ¿Qué es lo que está haciendo? Le ignora, está el monstruo yendo hacia el arte que la moribunda engendro, está acercándose al soldado y ella solo observa, esa presencia la tiene adormecida, porque solo en pensamientos habla, ruega, ora porque acceda a una investigación que solo las manos desarrollaran.
«Soy la voz de tus adentros, el susurro que gime en silencio porque le escuches, ¡Escúchame! Apiádate de esta enferma, te necesito, regálame cada cicatriz emprendida de tu cuerpo, deja que conozca tus deformidades desde raíz, ¡Por favor! Se mi fétido olor de un ángel muerto, que mis visiones no se colman con solo tu sonrisa de cadáver, deja que use las plumas ensangrentadas, que te bañe con tu propia sangre al perforar cada segmento con mis instrumentos, no dolerá curar ese dolor, puedo sentir tu sufrimiento en la cara, imagina que es como una acuarela de agonía, para pintar tu autorretrato con matices de pena, coloreare mi llanto al mostrarte que eres el mejor arte hecho cuando despiertes. ¡Ya, por favor, ya quiero trabajar, no soporto este tormento, mis manos te quieren ya»
¡Despierta! Está atentando contra tu obra, deja de ensoñar, mira esa cuchilla. Y el sonido del metal afilado al ser envainado le altivo. Y sin percatarse, estaba derramando lágrimas, sus pupilas le borraron la vista. — ¡NO! —grito con la furia, el enojo que hizo caso omiso a su llanto y se enfocó en el padecer que producía ver cómo alguien manchaba su arte. — ¡ALEJATE DE ÉL! —ordenó, pidió, rogó... acudiendo al soldado que por la anestesia no se podía quejar, y mientras la moribunda atiende la cortada que realizó el monstruo, surgen las ganas de emplear el cuchillo contra él.
Preocupada, presiona la herida, el monstruo corre con su descarada burla, se enfoca en su paciente que no se dio cuenta de que ya en el suelo le había estampado. El rostro movió a un lado cuando aquel órgano húmedo acarició en su garganta, ¡Asco, repulsión, terror! Se quiso soltar cuando ya fue arrojada, chocando contra la pared y esto era peor, en su estado no soportaría un golpe de esa magnitud, y fue que la sangre que su amo le ofreció en un dia anterior, le estaba haciendo aguantar, pero no por mucho tiempo.
— ¡Despreciable, abominable, bestia…! — quiso gritar, pero sus cuerdas vocales se lastimaron, terminando en murmullos quejosos y trata de retomar la postura. Es inútil… — ¡Basta! No lo toques más, no, no...no —Y miro aquella cuchilla, no existe el miedo, más pudo imaginarse ese rostro lleno de gusanos, lo desprecio provocando vómito. Ahí seguía, demostrando su real faceta, era una repulsión, y fue que deseaba más arrancarle ese rostro.
—No me toques, dije que no tocaras mi arte. Has lastimado mis ojos, ¡Cállate! Mentiroso monstruo, yo simplemente deseaba sacarte de tus tormentos, porque estás loco y al estarlo, es porque estás sufriendo, ¡No es cierto! ¿Cómo puedes llamarlo bello? No, no lo eres, no aún, puedes serlo si tan solo me dejaras darle forma a ese rostro. ¡Eres horrible, horrible, asquerosamente horrible! Eres una mentira, solo aquí yo soy la verdad, mírame. Soy lo más preciado que se le puede acercar a lo que es codiciado por el demonio, el demonio no ama a la muerte, ni a la vida, sino lo que está en medio de estos dos. Puedes llamarlo enfermedad…
Era difícil hablar cuando el filo le rozaba en la mejilla, y ese golpe, le hizo emitir un quejido, al grado de que realizó una abertura en su piel, ya no poseía la pócima de la vida, a partir de ahora actuaba la leucemia que poco a poco se dejaba notar.
—Que cobarde eres, el tocar a la quimera humana te costará muy caro — sentenció, elevando la falange en la mejilla; dolía, parecía quemarle. —Deja de insultar a la perfección con tu semblante, deja de ensoñar, abre los ojos, despierta antes de que te consumas en tu putrefacción. Así como todo se extingue, lo serás, y temerás seguir siendo el mismo…
Exactamente no comprendía lo que estaba sucediendo, un inmortal en las sombras por mucho tiempo se vuelve paranoico, y eso era lo que presenciaba. Fue que trató de incorporarse, un pie seguido del otro, hasta permanecer de pie, mirando a la bestia perdida, ¿Quién era? ¿Quién era Marius Torrent? …
—Eres el fallo secreto de los olvidados, que triste historia, y qué desgracia te espera, no existe cura para la demencia, más si es apariencia lo que piensas que eres, imperfección no dejaras de ser.
Las sombras rojas comenzaron a resurgir, delirante, le están alimentando las esperanzas rotas, bebiendo de la copa oxidada de sus instrumentos, espera, aguarda que el soldado repose. Mientras quien le está torturando, caiga entre sus manos, ¿Era real? Lo podía ver, su vista no le falla, ni sus pupilas le engañan, así como su textura, le gritaba que estaba ahí, que no era un ensueño y mientras más movía las manos, se daba cuenta de su debilidad, lo que tanto ha deseado experimentar se sitúa frente ella.
«Ah, parezco una lagrima pútrida que descabeza a la razón, un alfiler que cae en una habitación, miro y sigo mirando, un reflejo que le dice a un espejo que le ayude, que quiere despertar de esa pesadilla, que le ayuden, el último grano de anhelo está por caer, tiene miedo a ser belleza, odia la belleza nocturna, ya no quiere permanecer más entre escondites, quiere salir a la luz, y no puede, porque su secreto es ese rostro. »
Pensaba, sus pensamientos se desbordan, teniendo como dueño a ese deforme enmascarado, el aire que aspira es venenoso, el aura se torna pesada. Tan terriblemente, como fantasmas bailan entre las sombras. ¡Justo esa sonrisa macabra! Le tienta aún más en inspeccionar, esos amarillentos dientes, esa figura inusual, apesta, se puede percibir la muerte en el interior de la boca. Inmóvil, ¿Qué hace? ¿Qué es lo que está haciendo? Le ignora, está el monstruo yendo hacia el arte que la moribunda engendro, está acercándose al soldado y ella solo observa, esa presencia la tiene adormecida, porque solo en pensamientos habla, ruega, ora porque acceda a una investigación que solo las manos desarrollaran.
«Soy la voz de tus adentros, el susurro que gime en silencio porque le escuches, ¡Escúchame! Apiádate de esta enferma, te necesito, regálame cada cicatriz emprendida de tu cuerpo, deja que conozca tus deformidades desde raíz, ¡Por favor! Se mi fétido olor de un ángel muerto, que mis visiones no se colman con solo tu sonrisa de cadáver, deja que use las plumas ensangrentadas, que te bañe con tu propia sangre al perforar cada segmento con mis instrumentos, no dolerá curar ese dolor, puedo sentir tu sufrimiento en la cara, imagina que es como una acuarela de agonía, para pintar tu autorretrato con matices de pena, coloreare mi llanto al mostrarte que eres el mejor arte hecho cuando despiertes. ¡Ya, por favor, ya quiero trabajar, no soporto este tormento, mis manos te quieren ya»
¡Despierta! Está atentando contra tu obra, deja de ensoñar, mira esa cuchilla. Y el sonido del metal afilado al ser envainado le altivo. Y sin percatarse, estaba derramando lágrimas, sus pupilas le borraron la vista. — ¡NO! —grito con la furia, el enojo que hizo caso omiso a su llanto y se enfocó en el padecer que producía ver cómo alguien manchaba su arte. — ¡ALEJATE DE ÉL! —ordenó, pidió, rogó... acudiendo al soldado que por la anestesia no se podía quejar, y mientras la moribunda atiende la cortada que realizó el monstruo, surgen las ganas de emplear el cuchillo contra él.
Preocupada, presiona la herida, el monstruo corre con su descarada burla, se enfoca en su paciente que no se dio cuenta de que ya en el suelo le había estampado. El rostro movió a un lado cuando aquel órgano húmedo acarició en su garganta, ¡Asco, repulsión, terror! Se quiso soltar cuando ya fue arrojada, chocando contra la pared y esto era peor, en su estado no soportaría un golpe de esa magnitud, y fue que la sangre que su amo le ofreció en un dia anterior, le estaba haciendo aguantar, pero no por mucho tiempo.
— ¡Despreciable, abominable, bestia…! — quiso gritar, pero sus cuerdas vocales se lastimaron, terminando en murmullos quejosos y trata de retomar la postura. Es inútil… — ¡Basta! No lo toques más, no, no...no —Y miro aquella cuchilla, no existe el miedo, más pudo imaginarse ese rostro lleno de gusanos, lo desprecio provocando vómito. Ahí seguía, demostrando su real faceta, era una repulsión, y fue que deseaba más arrancarle ese rostro.
—No me toques, dije que no tocaras mi arte. Has lastimado mis ojos, ¡Cállate! Mentiroso monstruo, yo simplemente deseaba sacarte de tus tormentos, porque estás loco y al estarlo, es porque estás sufriendo, ¡No es cierto! ¿Cómo puedes llamarlo bello? No, no lo eres, no aún, puedes serlo si tan solo me dejaras darle forma a ese rostro. ¡Eres horrible, horrible, asquerosamente horrible! Eres una mentira, solo aquí yo soy la verdad, mírame. Soy lo más preciado que se le puede acercar a lo que es codiciado por el demonio, el demonio no ama a la muerte, ni a la vida, sino lo que está en medio de estos dos. Puedes llamarlo enfermedad…
Era difícil hablar cuando el filo le rozaba en la mejilla, y ese golpe, le hizo emitir un quejido, al grado de que realizó una abertura en su piel, ya no poseía la pócima de la vida, a partir de ahora actuaba la leucemia que poco a poco se dejaba notar.
—Que cobarde eres, el tocar a la quimera humana te costará muy caro — sentenció, elevando la falange en la mejilla; dolía, parecía quemarle. —Deja de insultar a la perfección con tu semblante, deja de ensoñar, abre los ojos, despierta antes de que te consumas en tu putrefacción. Así como todo se extingue, lo serás, y temerás seguir siendo el mismo…
Exactamente no comprendía lo que estaba sucediendo, un inmortal en las sombras por mucho tiempo se vuelve paranoico, y eso era lo que presenciaba. Fue que trató de incorporarse, un pie seguido del otro, hasta permanecer de pie, mirando a la bestia perdida, ¿Quién era? ¿Quién era Marius Torrent? …
—Eres el fallo secreto de los olvidados, que triste historia, y qué desgracia te espera, no existe cura para la demencia, más si es apariencia lo que piensas que eres, imperfección no dejaras de ser.
Invitado- Invitado
Re: Rhinoplasty
Cruel sinceridad hazme sangrar más.
Estocada final que va cargada con el odio y la ira clavándose en el pecho pútrido y nauseabundo de un ser que infecta con el aroma de la muerte por donde pasa, aquella mascara obscena que se retuerce con sus ojos abiertos con la atrocidad de su mente, relame finamente esas filosas armas amarillentas que van creciendo añorando el sabor metálico de la vida fugaz, las manos que sin vida van quedando de una muñeca que se aferra a prolongar más aquel agónico deseo, si, si, eso era lo que aquella bestia estaba deseando ver, el rostro lleno de marcas y con la emoción del terror y muerte impregnado en él que se va consumiendo por la ira y el odio hacia aquel verdugo nefasto que solo apesta.
“Más, dame más de ese rostro, oh si por lucifer puedo sentir como voy recobrando los colores por tantos halagos, quiero ver más de esa mirada tuya de odio no me mires como a este infeliz esperpento que tienes aquí, si, si así, profundiza más con esa mirada llévame hasta el éxtasis de la muerte, llévame al profundo ser de la tierra con cadáveres y el aroma de la putrefacción, llévame a ese mundo loco donde solo tu sonrisa y tus ojos de odio estén grabado con sangre y piel cocisa”
Las palabras muertas de la joven, una muñeca oscura y sombría que va caminando entre la fina línea de la vida y la muerte una marioneta que juega…¿marioneta?. Sus ojos se abren y sus dientes castañean, sus puños cerrados crean el eco de los huesos apunto de tornarse y desgarrarse dela piel. Está lleno de ira completamente desposeído de toda razón o lógica, incluso con las amenazas de la joven a la cual ahora se acerca lentamente con una sonrisa que está fuera de este mundo, una sonrisa donde lo visceral e ilógico se muestra.
Agarra desde la muñeca a la mujer levantadora a que observe la mirada oscura y vacía de aquel ser, sus dientes mostrándose en la fingida sonrisa de falsa sinceridad, con la otra mano levanta el puñal maldito que ensangrentado avanza por el cuello de la mujer hasta el hombro rasgando la ropa con un corte en la piel, un corte de donde emana el dulce aroma de la sangre pero no es ese sabor el que recibe si no una marchito y a punto de quebrarse, la deja, suelta el cuerpo hasta que se desplome en el suelo.
Su mirada cambia llena de decepción, arroja el arma a los pies de la mujer dirigiéndose a aquel cuerpo inerte que espera por él, que lo llama, aquel que es su verdadera presa aunque tan común y corriente como los demás. Mira de soslayo a aquella mujer enfureciéndose más, va a explotar y sus manos lo sienten al tomar el cuello del hombre presionando con tanta fuerza hasta que el eco de la fragilidad humana llega a sus sentidos calmándose completamente, aquellas sucias garras van rasgando la piel dejando marcas en ese cuerpo al que odia ver, se olvida del lugar, del desastre y de la misma mujer buscando entre sus cosas aquel cuchillo desdentado y oxidado que siempre lleva, su amigo inseparable que corta su lengua cuando lo prueba, rozándole la mejilla hasta gritar en el cuerpo de aquel despreciable hombre, corta el pecho abriéndolo lentamente hasta el ombligo, aquellos dedos tantean el interior del hombre arrancando órganos, pequeños huesos, músculos todo ello sobre charco de sangre a los pies del sujeto
“Está igual de dañado que los otros, pero puede servir, si, servirán sus ojos, aquel hombre pidió uno como estos, sus órganos podrán servir si los trituro en una pasta y lo mezclo con hierva ayudará para que sirvan de elixir ”
Arranca los intestinos arrojándolos a los pies de la mujer
—No podría ser una buena muñeca, podría pedirle a aquel hombre que lo hiciera para mí, como pago o favor, pero no, estás marchita, no tienes valor. Tus palabras están tan vacías como tu alma—
Comenta mientras arroja partes inservibles de aquel hombre, partes de su piel
—TÚ QUE SABES MALDITA ENGENDRO DE LO QUE ES LA BELLEZA, TU QUE VIVES RODEADA DE ESTA INMUNDICIA, QUE PUEDES APRECIAR TU COMO BELLO SI NO SABES LO QUE EL MISMO DIOS O EL MISMO DEMONIO DESEAN—
Grita arrojándole el cuerpo de su obra maestra, pero en esta ocasión una obra de horror, con ojos y lenguas desgarrados, con aberturas que podrían hacer llorar a cualquier jovencita o médico.
—Muéstrame lo que reamente aquella que se hacer llamar quimera puede hacer, añoro con una quimera tan bella y marchita, marcada por su rostro y su belleza única que nadie, ninguna mujerzuela pueda imitar, una mujer cuya mirada sea solo para mí, si, si, quizás si te doy una segunda oportunidad porque me has halagado con todas tus palabras niña, pero tu realmente no lo mereces porque no sabes apreciar la verdadera belleza, eres como todos ellos y por eso debes morir—
Sonríe de manera siniestra con una mirada fija en la muchacha, una mirada que muestra la oscuridad de su ser.
—Locura, locura, locura ¿Quién está loco aquí? ¿Tú? ¿Yo? ¿Ese sujeto? ¿O quizás aquel otro?, no él no está loco solo es alguien horrendo pero vale la pena, es el mejor de todos, uno de mis mejores clientes. Si, si quizás a él le pida que te muestre la locura, quizás él lo haga por mí y te haga una muñeca aunque estés marchita y apestes a lo corriente, si yo le pido y hago una intervención pequeña quedarás perfecta como yo—
Da la espalda a la mujer pensando con las manos cubiertas de sangre que acarician sus cabellos y su mejilla blanca tornándose en una muestra de horror.
Marius Lemacks- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 19/11/2014
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Re: Rhinoplasty
Enloquece, por su arte es capaz de ser una fiera, exasperada, repudia a la deformación, no dejará que su fascinación la domine, que engañe ese afán por restaurarlo, no, no será esclava de ello. Sacará las garras por defender lo poco que queda de su belleza, de ese soldado que confió su vida a ella. ¿Y cómo resultó? Una muerte inesperada, una tortura que no sintió por estar adormecido, segado, olvidado entre las sombras que jamás podrá salir de ellas. Debido a que la muerte conoció.
Tan cruel, doloroso, la moribunda llora por él, puede sentir el tormento que nunca vivió el mortal, más es horrendo pensar que un día ella estará en su lugar. Ridícula sabandija, vil bestia se acerca, se mofa de lo que ha hecho ¡Que descares!, ¿Cómo osaba mofarse de la muerte? Negó, repudiando, desdeñando con la sangre helada, lo quería dañar. Sacarle los ojos, coserle su hocico amarillento.
Más cae, la dureza del suelo le marca su cuerpo, se oye como truena sus huesos, un sensible golpe y moretones seguros se pintarrajearan en su piel. —¡No, no…! ¿Por qué? ¿Por qué lo has hecho? —Se queja, no era momento, pero ¿Ya que podía hacer? Si su hombro sangra, si sus fuerzas se apagaron. Más una esperanza se acercó, el puñal arrojada a sus pies, le decían que lo tomara y lo clavara cuantas veces fuese necesario para liberar el odio. Arrojarle el mal que ha ocasionado.
Por lo que lo tomo, levantándose, peligraba su arte, al menos el cuerpo del soldado lo veneraría. Más este monstruo piensa destruirlo. Y se aprovechó de su locura, ataca donde más le duele, ahora que está fascinado con la piel del hombre, que está idiotizado con la sangre esparcida, y desde su ojo, hace una abertura, cortando la mejilla, rasgando su piel con la debilidad sobre la presión. ¡Que padezca lo que el humano quizás sintió!
Pero suelta el arma, la dureza era superior, y ante la horrorosidad y la belleza de los órganos esparcidos, se dio cuenta que todo lo perdió.
—Estarás condenado de por vida, te pudrirás en las tinieblas, maldito deforme, detestable gusano… Yacerás siempre con la horrorosidad, y ese será tu precio a pagar por tocar mi arte, por haber osado a maltratarme, la enfermedad está enojada, ella jamás te lo perdonara, ella hará que vivas en tormento.
Estaba gritando la aberración, el sentimiento dañino. —No soy una muñeca, deja de decir sandeces, maldito enfermo —es bañada de la sangre de su cliente, los órganos arrojados a sus pies, todo era devuelto de la peor forma. Que era inevitable, sacar al mismo diablo. —YO SOY EL ARTE, EL MEJOR QUE PUEDA EXISITIR… Este arte es la expresión de mi alma que desea ser escuchada. La vida entera es Arte…Mi Arte que nace y muere en uno mismo, así que todos los hombres se muestran afectados en cierto grado ante su presencia del mundo, algunos incluso para su propio deleite. Y tú, bestia, eres afectada por ello. Todos, exclusivamente todos, deleitan lo que soy.
Cayo, hincada a los restos de su bello arte, olvidado y alabado por Casstronaut. —Debes aceptar lo que has destrozado, que no por tus defectos lo demás serán abominables, eres el único que no representa un arte viviente, ni dios, ni el diablo te consideran uno tan siquiera, o si no, ¿porque te han olvidado? Te han abandonado, y tú lloras por eso…
Tomo entre sus manos, uno de lo que debería ser el intestino, lo observo, negando, desilusionada, destrozada.
El espanto nunca se presentó, no temía, ni causaba temblor, hasta que el cuerpo del soldado resonó contra el suelo, un bálsamo vaciado, un bulto que no fue respetado ni de muerto.
—Matarme aquí y ahora, si eso deseas. Podrás burlarte de mí llanto y de mi debilidad, pero esta zorra maldita, ha hecho recreaciones, he hecho obras de arte que jamás lograras hacer, porque aquel que sin pasión, y por solo pasar un trago lo realiza, se disgusta todo al principio. Pues gracias a esta enfermedad, vivo, existo, respiro, por amor a la belleza, es que sigo viviendo. Mas tú, ¿Que puedes presumir?.. Yo aún puedo pintar lo invisible, maquillar vida y muerte al mismo tiempo, perpetuar en un lienzo lo que mis manos descubren, abrigar esta satisfacción sabiendo que partiré un día de esta vida, pero, cuando eso suceda, el arte será eterno. Y tú, tú nunca lo serás, ¿Por qué? Porque olvidado fuiste y serás.
¿Cómo podría acabar con él? ¿Cómo podría sepultarlo? Desmembrarlo, arrancarle las corneas, todo… ¿Cómo? Porque su locura lo contaminaba, estaba demente, que pobre esqueleto, no servía ya para nada vivo, si es que vivo se le denomina, más bien, debería terminar con su función. Ser abierto para Casstronaut.
—Si no es hoy, nunca será. Ofréceme tu cuerpo, por última vez te lo digo, porque a la otra ya no servirás para nada, entrégalo antes de que sea demasiado tarde, antes de que desperdicies tu templo por tus estupideces.
No se movía, quedo sentada en los restos, palpando los órganos desangrados, observando lo que pudo haber protegido. Ya que el lago de sangre era el calvario que mantendría sufriéndola. Puesto que se reflejan sus lágrimas en ese charco.
Y ahí se perdía el timbre de su voz, pues la congoja mezclada con el repudio, era la intensidad de su sentir.
Tan cruel, doloroso, la moribunda llora por él, puede sentir el tormento que nunca vivió el mortal, más es horrendo pensar que un día ella estará en su lugar. Ridícula sabandija, vil bestia se acerca, se mofa de lo que ha hecho ¡Que descares!, ¿Cómo osaba mofarse de la muerte? Negó, repudiando, desdeñando con la sangre helada, lo quería dañar. Sacarle los ojos, coserle su hocico amarillento.
Más cae, la dureza del suelo le marca su cuerpo, se oye como truena sus huesos, un sensible golpe y moretones seguros se pintarrajearan en su piel. —¡No, no…! ¿Por qué? ¿Por qué lo has hecho? —Se queja, no era momento, pero ¿Ya que podía hacer? Si su hombro sangra, si sus fuerzas se apagaron. Más una esperanza se acercó, el puñal arrojada a sus pies, le decían que lo tomara y lo clavara cuantas veces fuese necesario para liberar el odio. Arrojarle el mal que ha ocasionado.
Por lo que lo tomo, levantándose, peligraba su arte, al menos el cuerpo del soldado lo veneraría. Más este monstruo piensa destruirlo. Y se aprovechó de su locura, ataca donde más le duele, ahora que está fascinado con la piel del hombre, que está idiotizado con la sangre esparcida, y desde su ojo, hace una abertura, cortando la mejilla, rasgando su piel con la debilidad sobre la presión. ¡Que padezca lo que el humano quizás sintió!
Pero suelta el arma, la dureza era superior, y ante la horrorosidad y la belleza de los órganos esparcidos, se dio cuenta que todo lo perdió.
—Estarás condenado de por vida, te pudrirás en las tinieblas, maldito deforme, detestable gusano… Yacerás siempre con la horrorosidad, y ese será tu precio a pagar por tocar mi arte, por haber osado a maltratarme, la enfermedad está enojada, ella jamás te lo perdonara, ella hará que vivas en tormento.
Estaba gritando la aberración, el sentimiento dañino. —No soy una muñeca, deja de decir sandeces, maldito enfermo —es bañada de la sangre de su cliente, los órganos arrojados a sus pies, todo era devuelto de la peor forma. Que era inevitable, sacar al mismo diablo. —YO SOY EL ARTE, EL MEJOR QUE PUEDA EXISITIR… Este arte es la expresión de mi alma que desea ser escuchada. La vida entera es Arte…Mi Arte que nace y muere en uno mismo, así que todos los hombres se muestran afectados en cierto grado ante su presencia del mundo, algunos incluso para su propio deleite. Y tú, bestia, eres afectada por ello. Todos, exclusivamente todos, deleitan lo que soy.
Cayo, hincada a los restos de su bello arte, olvidado y alabado por Casstronaut. —Debes aceptar lo que has destrozado, que no por tus defectos lo demás serán abominables, eres el único que no representa un arte viviente, ni dios, ni el diablo te consideran uno tan siquiera, o si no, ¿porque te han olvidado? Te han abandonado, y tú lloras por eso…
Tomo entre sus manos, uno de lo que debería ser el intestino, lo observo, negando, desilusionada, destrozada.
El espanto nunca se presentó, no temía, ni causaba temblor, hasta que el cuerpo del soldado resonó contra el suelo, un bálsamo vaciado, un bulto que no fue respetado ni de muerto.
—Matarme aquí y ahora, si eso deseas. Podrás burlarte de mí llanto y de mi debilidad, pero esta zorra maldita, ha hecho recreaciones, he hecho obras de arte que jamás lograras hacer, porque aquel que sin pasión, y por solo pasar un trago lo realiza, se disgusta todo al principio. Pues gracias a esta enfermedad, vivo, existo, respiro, por amor a la belleza, es que sigo viviendo. Mas tú, ¿Que puedes presumir?.. Yo aún puedo pintar lo invisible, maquillar vida y muerte al mismo tiempo, perpetuar en un lienzo lo que mis manos descubren, abrigar esta satisfacción sabiendo que partiré un día de esta vida, pero, cuando eso suceda, el arte será eterno. Y tú, tú nunca lo serás, ¿Por qué? Porque olvidado fuiste y serás.
¿Cómo podría acabar con él? ¿Cómo podría sepultarlo? Desmembrarlo, arrancarle las corneas, todo… ¿Cómo? Porque su locura lo contaminaba, estaba demente, que pobre esqueleto, no servía ya para nada vivo, si es que vivo se le denomina, más bien, debería terminar con su función. Ser abierto para Casstronaut.
—Si no es hoy, nunca será. Ofréceme tu cuerpo, por última vez te lo digo, porque a la otra ya no servirás para nada, entrégalo antes de que sea demasiado tarde, antes de que desperdicies tu templo por tus estupideces.
No se movía, quedo sentada en los restos, palpando los órganos desangrados, observando lo que pudo haber protegido. Ya que el lago de sangre era el calvario que mantendría sufriéndola. Puesto que se reflejan sus lágrimas en ese charco.
Y ahí se perdía el timbre de su voz, pues la congoja mezclada con el repudio, era la intensidad de su sentir.
Invitado- Invitado
Re: Rhinoplasty
Cantos de emociones contenidos en recipientes imperfectos que causan los estragos opuestos a lo deseado; la mirada oscura y la sonrisa amarillenta que es eco de la sangre sobre el rostro gira para ver aquel ser que ha propiciado la herida más deliciosa y altanera; no duda porque el corte cierra lentamente, la visión fallando en dos tercios y la sonrisa que solo se mezcla más con el hedor de la sangre ajena y la propia, una que es más espesa y nauseabunda que las cloacas de la ciudad.
La voz que retumba en la cabeza insana, la melodía que toca en las cuerdas finas y llorosas hacen que aquel que se regocija en los restos de quien fue, voltea ver con un claro éxtasis en su mirada; los dedos ensangrentados los lame varias veces probando el néctar de vida que le sugiere aquel esperpento junto al sonido de los desdentadas herramientas de trabajo que cortan la carne junto a su mano que tira y rompe los huesos frágiles, la carne de la muñeca es lacerada como si cantara una canción mientras el cuchillo entra y sale picando, cortando, arrancando uno a uno los tendones que revisa con sus sucios dedos atendiendo a las exigencias de sus clientes
Las palabras hicieron el eco muerto ya, enterradas en el olvido como la memoria de lo ocurrido, pero todo vuelve con una sola nota que se mezcla en el odio bilateral de ambos artistas.
— ¿Quién es ese dios? ¿Quién es ese diablo? ¿Qué es llorar? Acaso es el peso de mi alma que ha vagado sin rumbo fijo por tantas calles y que ahora solo quedan las marcas en mi rostro y cuerpo, eso es llorar. Si es así he llorado tanto que he sido bendecido por ese dios tuyo o demonio al que adoras por darme esta belleza tan única, tan miserable y tan perfecta que nadie podría entender. Mi rostro y cuerpo son cubiertos con los colores de la sangre y el alma ¿acaso eres tan muerta que no lo ves?—
Arranca de tajo la mano diestra de aquel, acariciándose con los dedos ajenos las mejillas, sintiendo lo duro y calloso del mortal.
—No seas engreída mujer, tu hedor es tan grande que no quiero tocarte porque me contaminarás, tu habla de arte, olvido, dioses y me alagas luego con esas palabras, ¿Quién te entiende? Quizás este hombre lo haga, le preguntaré—
El cuchillo se acerca a la boca del sujeto con los dedos tomando la lengua cercenándola para luego comerla y escupirla al suelo con asco
—Tu obra es pésima. El tiempo te hará olvidar y ser parte del olvido, acaso no ves, no ves el mal que causas, mira esto que puede ser esto arte, pero yo, oh maldita muñeca detestable y rastrera, te mostraré el arte más sublime que tus dioses o dios no te ha mostrado, un arte que te hará llorar y ver. Soy la muestra de ello, no tratas de negar mi existencia porque existo, estoy aquí y seguiré estando aquí en el olvido y presente de quien cruce mi camino, mientras tú, tu re regodearás en la mierda de la tierra muerta siendo solo un objeto inservible y que no hizo más que nada, nada por mostrar el verdadero talento—
La locura se muestra lentamente, se acerca a la mujer tomándola de los brazos para zarandearle fuertemente, furioso por haber sido llamado defecto
—ACASO NO VES, ERES TAN CIEGA Y ESTÚPIDA MUJER, ACASO NO QUIERES VER TU REALIDAD QUE NO ES MÁS QUE LA ILUSIÓN DE TU POCA VISIÓN DE ARTE, MI CUERO ES PERFECTO, SOY PERFECTO, SOY LA MEJOR OBRA DE ARTE Y CREACIÓN Y POR ESO MI ROSTRO SE OCULTA COMO MI CUERPO, QUIZÁS…QUIZAS TU—
Deja caer a la mujer acercando el mismo cuchillo que se ha levantado en su contra roce la mejilla femenina .
—Quizás tenga que hacerlo en ti para que veas lo que es arte, un arte insuperable, un trabajo que solo verás en tus peores pesadillas y horrores. El cuerpo de ese hombre servirá para dar vida a más creaciones y a la vez para terminar con otros, sus restos ayudarán a muchos y a mí mismo. No lo ves, no es mi cuerpo lo que necesitas, ni mi rostro si no el tuyo propio—
Lame con su lengua cubierta de la sangre ajena el rostro níveo de la mujer
Marius Lemacks- Vampiro Clase Baja
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Re: Rhinoplasty
Cae, sobre los huesos que la guerra dejó; y así era un paraíso todo lo que sus manos y vista tocaron, no eran sino caprichos de este inmortal, que impregnado en sangre redime los pecados con la danza de la muerte, si bien ya tenía el mismo cielo a sus pies, y el mismo infierno en la piel, ardía como el fuego ante la batalla. Pedirá indulgencia sólo al terminar de exterminar todas esas falacias sangrantes aún vivientes.
La cólera y repulsión, derramados al intentar sujetar las vísceras del soldado, ya había sido destrozado, y su desdén hacia ese inmortal aumentaba, ya no era un deseo de arrancarle las corneas, su lengua, o de abrir su cuerpo, ya era un labor eminente para que valiera la pena tanta sangre derramada, que sea parte de la venganza del humano que no tuvo oportunidad de defenderse. ¡Maldita sea! ¿Desde cuándo un defecto podía más que una enfermedad? ¿Que la muerte haga estragos más grotescos que la enfermedad? ¿Desde cuándo…? Hubiese anhelado la llamada de la magia negra, envenenar la linfa o quizás convertirla en un ácido potente que lo extermine, que fuese un suicida por la manera en la que se relame los dedos, una befa ínfima que le provocaba y le hacía querer asesinarlo.
Callarlo, que cerrara ese hocico mugriento quería, su voz no era nada a comparado con la muerte que siempre le susurra cosas, no era una bestia, no era ni un espectro, más bien no era nada, nada como la porquería en la que se revuelcan los insectos.
— ¡Maldita sea! Deja de delirar, deja de decir incoherencias, ¡Abre bien los malditos ojos! o es que, ¿Acaso ya te cegaron por no tener párpados? Esto no es arte. ¿Desde cuándo los inmortales poseen alma? Estúpido, mil veces estúpido. —Enloquecido, ni tenía un poco de cordura que debía acabar de una buena vez, la paciencia se le estaba colmando. Y es que, ¿Por qué debía soportar a esa cosa? Cuando la mayor carga siempre la ha llevado consigo, y una insignificante no aceptaría, era una maldita ofensa.
Río, era una risa funesta, aterradora para quien no tiene sentimiento alguno y de la cual no se puede diferenciar de su enfermedad, era un rostro frío. — ¿Cuántas veces debo decirte que cierres esa maldita boca? Ahora entiendo el porqué de esas marcas, por qué un reflejo de que quisieron coserte el hocico. —Dañinas palabras, mirada asesina, pero todo a base de que se metieron con lo que más valoraba; la vida.
No deja de desmembrar, continúa viendo cómo prosigue con la mano diestra, estando presente ante un acto dramático, y barato para quien ya lo ha visto todo, o casi todo. —Sigue, termina con él, ¿Que más deseas hacerle? quizás, ¿El arrancarle la lengua? Hazlo, para ver si así dejas de escupir excremento. —No era el peor estado de la leucémica, al contrario, estaba siendo blanda después de todo.
Y tras ser zarandeada, fue burla porque debió de haber sido lo contrario, él debía de ser zarandeado para que despertara de su mediocridad. Pero nunca cerró los ojos, los mantuvo fijos en los ajenos, si, estaba mareada, si, dolía la presión forjada, pero era más fuerte el odio. — ¿Cómo osas llamarte arte? ¿Llorar, verdadero talento? jajaja, fuiste el intento fallido de lo que es plasmar el arte, no te aumentes el valor cuando nadie te quiere, y nadie te mirara como lo hacen conmigo. —Escupió, fue un inesperado momento. Sin embargo, tosió, y con ello la sangre arrojo. Sin importarle que en su rostro salpicara.
Cayendo al suelo, fue soltada que la dureza del suelo le golpeó, sin poder detener la tos, se había esforzado en gritar, que sus cuerdas se lastimaron, y su boca empezaba a lucir como lo que era, una enferma.
—Quizás nada, y cuero, al menos te consideras un animal, pero ni eso llegas a hacer, repítete que eres el defecto.
Girándose, por la lengua que recorre en su mejilla, no parecía una vil serpiente, y hubiese preferido que fuera una. —Húndete en tus estupideces, sigue soñando, que solo es eso, y la diferencia es que yo soy la realidad.
Sus falanges se alzaron en contra de ese rostro, alejándolo de esa cercanía, aventándolo si era posible. No quería ser ensuciada, ni ser tocada con su putrefacción, le daba asco, vomito.
Y ahí comprendió que con él no habría transformación, no tenía cura, ya estaba podrido.
Más fue inesperado, iba a ser golpeada nuevamente pero se detuvo, algo le hizo detenerse, ¿Qué fue? No supo la verdad del suceso ocasionado, solo veía como su sombra se quedó suplantada y poco a poco esta comenzó a desvanecerse, y no pudo más, cayo desmayada, se había hecho la fuerte que al fin su agotamiento se hizo notar y cerró los ojos, sin escuchar nada, ni sentir, se perdió en la nada, haciendo compañía a su compañero muerto, al menos eso le debía, ser fiel a su servicio por ese instante a pesar de que debía de ser su culpa por haberlo entregado a los brazos de la muerte. Y que descanse en paz, ya dejo de sufrir por el tormento que representaba Casstronaut para él.
La cólera y repulsión, derramados al intentar sujetar las vísceras del soldado, ya había sido destrozado, y su desdén hacia ese inmortal aumentaba, ya no era un deseo de arrancarle las corneas, su lengua, o de abrir su cuerpo, ya era un labor eminente para que valiera la pena tanta sangre derramada, que sea parte de la venganza del humano que no tuvo oportunidad de defenderse. ¡Maldita sea! ¿Desde cuándo un defecto podía más que una enfermedad? ¿Que la muerte haga estragos más grotescos que la enfermedad? ¿Desde cuándo…? Hubiese anhelado la llamada de la magia negra, envenenar la linfa o quizás convertirla en un ácido potente que lo extermine, que fuese un suicida por la manera en la que se relame los dedos, una befa ínfima que le provocaba y le hacía querer asesinarlo.
Callarlo, que cerrara ese hocico mugriento quería, su voz no era nada a comparado con la muerte que siempre le susurra cosas, no era una bestia, no era ni un espectro, más bien no era nada, nada como la porquería en la que se revuelcan los insectos.
— ¡Maldita sea! Deja de delirar, deja de decir incoherencias, ¡Abre bien los malditos ojos! o es que, ¿Acaso ya te cegaron por no tener párpados? Esto no es arte. ¿Desde cuándo los inmortales poseen alma? Estúpido, mil veces estúpido. —Enloquecido, ni tenía un poco de cordura que debía acabar de una buena vez, la paciencia se le estaba colmando. Y es que, ¿Por qué debía soportar a esa cosa? Cuando la mayor carga siempre la ha llevado consigo, y una insignificante no aceptaría, era una maldita ofensa.
Río, era una risa funesta, aterradora para quien no tiene sentimiento alguno y de la cual no se puede diferenciar de su enfermedad, era un rostro frío. — ¿Cuántas veces debo decirte que cierres esa maldita boca? Ahora entiendo el porqué de esas marcas, por qué un reflejo de que quisieron coserte el hocico. —Dañinas palabras, mirada asesina, pero todo a base de que se metieron con lo que más valoraba; la vida.
No deja de desmembrar, continúa viendo cómo prosigue con la mano diestra, estando presente ante un acto dramático, y barato para quien ya lo ha visto todo, o casi todo. —Sigue, termina con él, ¿Que más deseas hacerle? quizás, ¿El arrancarle la lengua? Hazlo, para ver si así dejas de escupir excremento. —No era el peor estado de la leucémica, al contrario, estaba siendo blanda después de todo.
Y tras ser zarandeada, fue burla porque debió de haber sido lo contrario, él debía de ser zarandeado para que despertara de su mediocridad. Pero nunca cerró los ojos, los mantuvo fijos en los ajenos, si, estaba mareada, si, dolía la presión forjada, pero era más fuerte el odio. — ¿Cómo osas llamarte arte? ¿Llorar, verdadero talento? jajaja, fuiste el intento fallido de lo que es plasmar el arte, no te aumentes el valor cuando nadie te quiere, y nadie te mirara como lo hacen conmigo. —Escupió, fue un inesperado momento. Sin embargo, tosió, y con ello la sangre arrojo. Sin importarle que en su rostro salpicara.
Cayendo al suelo, fue soltada que la dureza del suelo le golpeó, sin poder detener la tos, se había esforzado en gritar, que sus cuerdas se lastimaron, y su boca empezaba a lucir como lo que era, una enferma.
—Quizás nada, y cuero, al menos te consideras un animal, pero ni eso llegas a hacer, repítete que eres el defecto.
Girándose, por la lengua que recorre en su mejilla, no parecía una vil serpiente, y hubiese preferido que fuera una. —Húndete en tus estupideces, sigue soñando, que solo es eso, y la diferencia es que yo soy la realidad.
Sus falanges se alzaron en contra de ese rostro, alejándolo de esa cercanía, aventándolo si era posible. No quería ser ensuciada, ni ser tocada con su putrefacción, le daba asco, vomito.
Y ahí comprendió que con él no habría transformación, no tenía cura, ya estaba podrido.
Más fue inesperado, iba a ser golpeada nuevamente pero se detuvo, algo le hizo detenerse, ¿Qué fue? No supo la verdad del suceso ocasionado, solo veía como su sombra se quedó suplantada y poco a poco esta comenzó a desvanecerse, y no pudo más, cayo desmayada, se había hecho la fuerte que al fin su agotamiento se hizo notar y cerró los ojos, sin escuchar nada, ni sentir, se perdió en la nada, haciendo compañía a su compañero muerto, al menos eso le debía, ser fiel a su servicio por ese instante a pesar de que debía de ser su culpa por haberlo entregado a los brazos de la muerte. Y que descanse en paz, ya dejo de sufrir por el tormento que representaba Casstronaut para él.
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