Silvana Santiago

Silvana Santiago

•Huérfana • •Pescadora• •Buscadora incansable de sus ancestros•

Historia

Huérfana desde que puede recordarlo, Silvana no sabe si sus padres han muerto o no. Según lo que le han contado, fue encontrada en la ruta que conducía a la ciudad de Santiago de Compostela (a quien debe su apellido) con apenas unos días de nacida, luego de lo cual algún alma caritativa decidió entregarla al único orfanato de la ciudad —administrado en aquel entonces por las Monjas Paulinas—.

Lo único que conserva actualmente de su madre es un medallón forjado en plata envejecida; en su anverso, tiene talladas tres cruces fijadas (dos en la parte superior y una centrada en la parte inferior), mientras que en el reverso exhibe el busto de San Andrés. Nadie ha sabido explicarle el significado que oculta el objeto y aunque Silvana nunca se ha atrevido a usarlo, lo guarda con esmero desde que la Priora se lo entregara, ya que es el único curioso objeto que la vincula con su desconocido pasado; gracias a él, guarda la esperanza de que alguien de su familia aún continúe con vida.

Su acta de nacimiento dice que llegó al mundo un 31 de agosto, pero ella no da crédito a tales registros, pues siempre supo del hábito que tenían las Hermanas de sacar nombres y datos de las sepulturas cercanas al orfanato para poder llenar las fichas de inscripción de los huérfanos que recibían; aunque, con el tiempo, justo es decir que la joven acepta la fecha impuesta como el día inequívoco de su nacimiento.

A los 9 años, cuando ya no podía vivir de la escasa caridad que el orfanato le podía ofrecer, fue entregada en tutelaje al Conde de Alba, quien administraba las riquezas fluviales de la zona en beneficio de la Corona Española. Durante seis años, Silvana se dedicó a aprender el oficio de pescadora y mariscadora, labor que siempre llevó con gran esfuerzo y mucho sacrificio, pues, al ser mujer, además tuvo que lidiar con el machismo imperante de los varones con quienes compartió el trabajo. Frecuente fue que su esfuerzo se viera apenas compensado con una paga mínima que apenas le alcanzaba para el sustento diario; más de alguna vez tuvo que dormir a la intemperie porque no podía pagar el alojamiento en los establos de la ciudad. Sin embargo, y en defensas de sus tutores, son ellos a quienes debe la preocupación de enseñarle a leer, escribir y a manejar las operaciones elementales de la aritmética.

Con 15 años recién cumplidos, la joven Santiago decide abandonar la exigua protección del Conde de Alba y, a costa de mucho esfuerzo, ha logrado pagar los impuestos y obtener una pequeña barcaza que le permite practicar la pesca para su propio beneficio, el que ella ejerce con todo amor y sin jamás haberse sentado a pensar en su verdadero origen o en lo que quiso decir su madre al dejarle aquel pequeño regalo, hasta el día en que una lujosa carta le ordenó abandonar su ciudad natal en dirección a París.

Personalidad

Es tranquila y amable, pero no conserva el optimismo que le caracterizó en su infancia. Asimismo, se podía adivinar en Silvana una mujer de carácter firme y decidido, fiel a sus principios y lealtades; sin embargo, los duros castigos impuestos por el Conde de Alba a sus actos de rebeldía le enseñaron que era mejor guardarse sus comentarios y que confiar en otras personas es una total pérdida de tiempo. Tiene una pésima (pésima) opinión de la especie humana. Pese a ello, aún defiende a personas más desgraciadas que ella y conserva su sentido de lealtad, aunque pocas veces arriesgue su pellejo por él. Es plenamente consciente de que su belleza puede ser más un castigo que una bendición; ha comprendido a fuerza de malas experiencias, que los hombres de clases sociales superiores ven en ella un objeto más que una persona. Sabe lo que es pasar hambre, frío y soledad. Aunque no es desafiante con sus “superiores”, tiene voluntad, determinación y un intelecto bastante avanzado, lo que le ha permitido resistir los duros embates propios de la vida callejera. Está totalmente desesperanzada de ser feliz alguna vez.

Otros Datos

► No tiene familia. Es huérfana.
►Sabe leer, escribir y desarrollar las cuatro operaciones básicas de la matemática.
► Además del español y el gallego, sabe hablar muy bien francés e inglés (aprendidos todos como criada en la Casa del Conde de Alba) aunque no sabe escribirlos.

By Sylver