Feast and Famine |#| Priv

por **Jasper Miller** Lun Ago 17, 2015 11:10 pm

No era el restaurante mas caro en el que había estado, desde luego, pero poseía un encanto especial que hacia que demonio acudiera una y otra vez siempre que tenia algo de tiempo de libre. En otras palabras, allí era mas frecuente encontrarse con algo mas que seres humanos y era una mina de oro para el informante <> había asistido para cenar tranquilamente y no deseaba verse molestado por alguna tentadora compañía a la que ''destripar'' en busca de información. Vestía con traje y corbata (como era habitual en él) y tenia planeado pasarse por el burdel antes de marcharse a la residencia universitaria para poder disfrutar del amor femenino las horas previas a la media noche <>

Sentado en una de las mesas mas alejadas de la entrada, junto al enorme ventanal que tenia como función iluminar el restaurante en las horas diurnas,espera paciente a que le atiendan <> el local estaba atiborrado, los clientes hacían cola para recibir las mesas y los camareros no daban a basto... y entre toda esa multitud, una mujer llama su atención por encima de las demás. Pelirroja, elegante, hermosa y sin compañía <> la mujer parecía bastante molesta, a buen seguro esperaba encontrar una mesa y, según los cálculos de Alastair, esto no iba a suceder en los próximos treinta minutos <> Levantándose de la mesa, abrocha el botón de su chaqueta y se acerca a uno de los encargados, quien antes de disculparse por la tardanza se ve interrumpido por el demonio. - Dígale a la joven cuarta en la fila que puede compartir mi mesa, he venido solo y no me parece plato de buen gusto <> que este esperando mas tiempo cuando en mi mesa cabe otra persona mas... - Asintiendo, observa como el joven se acerca hasta la fila de personas y empieza a hablar con la desconocida. Tomando asiento de nuevo, cruza las piernas mientras observa que ocurre a continuación <>

por **Gretel Döhler** Jue Ago 20, 2015 10:39 pm

El sencillo carruaje se detiene antes una modesta casona en los prados, un restaurante elegante y de buena pinta en la ciudad, es bonita me apetece poder comprarla para destruirla, tiene dos plantas con un puente antes de llegar y un jardín delantero, tiene un encanto de calidez y hogar como lo describirían los humanos. Doce inviernos no bastan, no alcanzan para adaptarme y actuare como una chica humana, sencilla y huérfana- dudo- puede que a lo ultimo este consiente pero no acostumbrada. Los segundos pasan, y mientras espero a aquel idiota de Worthing en la mesa veo venir y pasar a los hombres y mujeres, entran y salen luego de haber tenido una excelente velada. Que aburrimiento.

Veo que un hombre esta solo, un hombre con una actitud desafiante y muy arrogante, Ay pobre de mi que me gusta jugar con fuego, le coqueteo de lejos como si no fuera con él y lo hiciera de forma natural y cotidiana. Se levanta rumbo a al mostrador, se va, se irá y me dejará sin diversión maldito, en eso el joven mozo se acerca indicandome que el joven pretende tener una velada conmigo, vaya vaya así que para eso se ha levantado, bien. Asiento y el mozo me acompaña hasta la mesa. Frente a él estoy sin más que aquel vestido negro traslucido de tul que muestra mis largas piernas y un escote muy generoso.

Ahi estaba, la puerta de lo desconocido se abre y yo dejo mi ensoñación y recuerdos mirando al hombre frente a mi. Por un instante me quedo impresionada, sus ojos grises son como las nubes antes de una tormenta, su cabello claro y algo despeinado, buen porte y estatura perfecta, incluso podía aventurar a decir que incluso su sonrisa era hermosa.

-Buenas noches -deseo inclinando un poco mi cabeza al estar frente aquel hombre con una sonrisa picara -A que debo el honor o desagrado de la velada- tomo asiento mirandole tomando la copa que el joven mozo ha dejado con vino tinto a mi mano.

por **Jasper Miller** Sáb Oct 17, 2015 10:46 pm

La mujer era impetuosa y eso se lo debía conocer, pero el resto no pues para el volvía a presentarse como una más del montón una corriente y vulgar joven presuntuosa de las que abundan en las calles a millares. Bostezó restandole importancia a las palabras de la mujer; realmente esta desafiandola con aquella actitud. La miró de soslayó y alzo la copa observando el contenido de esta, como si ello fuera más importante que la voz de la mujer.

Entonces, surgió. Desde lo más profundo, su voz se dejó oir grave y firme sin vacilación alguna –Será el de desagrado, pues he pedido que cene conmigo, no, no acepto declinación alguna, nisiquiera una mentira elaborada para salir airosa del compromiso al que la estoy involucrando, no me importa si está casada, comprometida, o es amante de algun joven rico porque simplemente estoy haciendo que tenga algo de compañía– bebe su copa con tranquila observar más de tres segundos a la mujer.

Chasque los dedos pidiendo la carta nuevamente –Puede pedir lo que guste, lo pagaré yo esta noche, y usted estará en deuda; luego veremos como paga ello pero por ahora disfrutemos del lugar y la compañía. Y si se pregunta ¿por que hago esto?, le diré la razón– se levanta para hacer que ella tome su asiento acercándose de esta manera al oído de ella –por qué quiero– susurra dejando un beso en aquel lugar.

por **Gretel Döhler** Miér Feb 10, 2016 6:27 pm

Impetuoso y arrogante, dos características que hacían a los hombres más poderosos caer. Rodé los ojos cruzando las piernas ante su irónía de invitación, o mejor dicho al mal intento de querer invarterme, escucharle sus palabras y su porte de "don señor aquí mando yo" me hizo reir y con mis dedos recien adornados en el salon de belleza lo aparte, el tinte era carmesí sobre las largas y bien cuidadas uñas acrílicas.

Deje la copa sobre la mesa chasquedando los dedos tambien para llamar al moso que vino corriendo, al parecer ninguno de los dos eramos pobre diablos, enarque una ceja por ello viendolo completamente al caballero frente a mi -La mejor botella de whisky, no quiero solo vino ah y ya que le caballero aquí invita pediré el especial de esta noche, Ostras, y de segundo creo que me iré por los camarones en su salsa con ensalada, veré si más tarde pido el postre ¿y usted caballero, que va a pedir?- reí sacando de entre mi cartera de chanel un cigarro al cual el mozo encendió sin decir nada en absoluto.

Miré con aquella sonrisa al joven, una sonrisa divertida -Ya que hace las cosas porque quiere joven entonces le diré que le derrumbaré su castillo por qué quiero tambien, estese por enterado de lo que ocurrirá en el resto de esta desagradable velada- arrojo el humo al rostro de él riendome. Era la mejor de las desagradables veladas que he tenido

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