Dejando mi mundo atras

por **Charlize De Nantes** Jue Oct 01, 2015 9:06 pm

Lo extrañaba, y eso era lo que más odiaba, si, lo odiaba, porque se le había metido debajo de la piel, porque necesitaba su sangre tanto como su cuerpo. Pero a él eso le daba lo mismo, y en vez de enojarse y gritarle sus reproches a la cara, prefirió huir. Sabía perfectamente donde se encontraba, - en el ala oeste, junto con su esposa -. Mientras Ninel, seguía tan sola como cada noche desde que, su amante, decidiera alejarse. Negó con un suave gesto de su cabeza, no quería continuar pensando en el pasado. Mas observó aquellos ojos de intensa mirada, que la contemplaban desde el espejo, en su reflejo pudo distinguir un cambio, algo en ella se había extinguido, ya no era feliz, jamás podría volver a sentir que existía un motivo para permanecer a su lado, en la eterna espera de ser bendecida por su presencia. Es que a pesar de que no le hiciera faltar nada material, su adorado, había dejado de darle lo que para Ninel era lo más importante, - tu presencia, tu compañía y por supuesto tu sangre -.

Fue por esa razón que esperó a que el sol comenzara a despuntar, a sabiendas que entonces él y su mujer estarían profundamente dormidos, y que no podrían darle alcance, por lo menos, no tan rápidamente. Por semanas enteras había meditado en la decisión y ya no había vuelta atrás. Había decidido no llevar ni una sola de sus pertenencias, dejando hasta las joyas que él alguna vez le hubiera regalado. No necesitaba nada, siempre había sido una mujer inteligente y mientras otras de las tantas concubinas del Rey, malgastaban el dinero que les llovía a manos llenas, ella, invirtió cada centavo. De esa forma, pudo crear una generosa fortuna, que le permitirá vivir en la ciudad que se le ocurra, y la elegida ha sido París, lo bastante lejos para no ser molestada por nadie, aunque está segura que él no moverá ni un dedo por buscarla, ya había hecho su apuesta y ella, no sería parte de su jugada.

Celosa, enojada, confundida y por sobre todas las cosas, decepcionada, dejó el castillo apenas mediar la mañana. Subió a un coche que había alquilado para su viaje y dejó todo atrás, la riqueza que le pudiera dar una relación, casi espiritual con un monarca; el ser la concubina posiblemente, más amara, y la amiga fiel, que a pesar de la distancia, los enojos y las desilusiones, Dragos, siempre podría contar, pero que por el momento era más conveniente, para los dos, mediar tierra entre ellos.

Cuando las primeras estrellas tachonaban el firmamento, se preguntó si él habría ido a buscarla, de ser eso posible, encontraría la carta. Pero no lo creyó posible, pues hacía meses que él se había olvidado de ir a buscar su compañía. Aun así, le había escrito aquella nota, en la que le abría su corazón, y la que colocara con sumo cuidado, sobre el lecho que tantas noches fuera testigo del ardor y la pasión que se profesaban. En ella le deseaba una existencia feliz – de ser posible – al lado de quien debía amar, porque de no ser eso verdad, todo su sacrificio habría sido en vano.

por **Charlize De Nantes** Jue Jun 01, 2017 10:17 pm

El viaje que la condujera a Paris, le pareció extremadamente lento y tedioso, tal vez porque su corazón, latía de forma desbocada, cada vez que a su recuerdo llegaban los momentos vividos junto a su monarca. Cuando pensaba que ya no podría verle, ni contemplar aquella mirada, que aunque provocaba terror en tantos humanos, para ella era la mirada mas amada, la mas deseada y por sobre todo, la fuente de sus desvelos, cada noche en que no se presentaba ante ella, cuando las frías manos de Dragos, no recorrían su cuerpo bajo las sabanas de seda.

No pudo contener un largo y triste suspiro, recordando a su amado, ¿como podía ser posible? ¿como amar a un hombre que la había cambiado por una mujer que lo detestaba? pensar en todo ello era inútil, de mas estaba seguir aferrada a un amor que solo provenía de su lado, pues él jamás le había dicho que la amaba, o por lo menos, no recordaba haberle escuchado aunque tan solo por una vez, que así era.

Intentó pensar en otra cosa, había tantas decisiones que tomar, por ejemplo, donde debería fijar su residencia, si era en París, en que lugar de la ciudad sería el mas adecuado. Que haría con el tiempo que tuviera en el día, ¿pasaría sus días sin hacer nada? o por el contrario buscaría un trabajo adecuado para ella, de ser así, ¿cual sería ese trabajo idóneo? pensó en que amaba cantar, pero hasta ese momento, solo lo había hecho para una sola persona, ¿acaso tendría las agallas suficientes como para hacerlo ante un publico? se preguntó si encontraría el valor suficiente para ir tras un sueño que había pospuesto apenas llegar al castillo de Dragos y haberse convertido en su concubina. Tal vez, ya era tiempo de probarse a si misma, de intentar luchar por una meta que había sido importante en su vida.

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