Vasiliy Korsakov — ID

La mayor parte del tiempo parece que Vasiliy carece de voluntad, que es solo una extensión de su padre, de los designios de éste. Obediente, resulta un soldado sumamente confiable y capaz. De su progenitor también heredó la obstinación y el carácter fuerte, pero es, ante todo, un hombre mesurado, que no deja dominarse por sus emociones. Frío quizá, pero es así como debe de ser.

Y es por eso mismo que resulta imposible leerlo. Acata órdenes sin chistar y fuera de eso, no se sabe nada. Como si se tratara de un soldado y nada más. Una carcasa vacía destinada a la lucha y sin un alma dentro.

Pero la verdad es que Vasiliy tiene muchos demonios. Desde la muerte de su madre tiene pesadillas, un síndrome post-traumático no tratado. A duras penas se ha adaptado a ser Vasiliy, extraña su vida de nómada, de príncipe nenet. Extraña la tundra, a pesar de sus inclemencias, cazar, correr, el aire frío quemándole la piel.

Resulta un excelente rastreador, debido a su entrenamiento en la desierta Siberia. Posee excelentes cualidades de las que pocos compañeros inquisidores puedes jactarse: un maravilloso sentido de la orientación, una inusual resistencia a los cambios del clima, un sigilo brutal y un casi hipnotizante modo de lucha cuerpo a cuerpo, grácil, parecido a una danza.

Contrario a su padre, Vasiliy no quiere olvidar de donde viene. Es todo lo que verdaderamente es. Se aferra al pasado, a una realidad en donde pudo ser alguien. Aquí es solo un peón que va con la corriente. Y ese es su gran problema, se guarda todo, se queja de nada, continua mirando al frente, caminando un paso a la vez con aplomo. No se rinde, ni se doblega.

Olvida con dificultad y guarda muchos rencores. Quizá el más grande y el dañino es hacia la única persona que le queda: su padre. Porque toda su vida no ha hecho otra cosa que complacerlo y si el hombre dice negro, Vasiliy hace todo lo que esté en sus manos para pintar el mundo de un negro más profundo que la noche.



¡Un varón! El líder de aquel clan de los nenets de la tundra, Сокол Голубой (Sokol Goluboy) había tenido un varón como primer descendiente. Apto para tomar el puesto de su padre una vez que éste ya no pudiera. Se le dio por nombre Сокол Парящая (Sokol Paryashchaya), halcón que vuela alto, pues las miras en él eran así, se disparaban al cielo. Pero si bien su padre era el líder del clan, era su madre, Лед Цветок (Led Tsvetok) quien tomaba las decisiones, como en toda comunidad nenet de matriarcado.

Desde pequeño a Парящая se le enseñó a cazar, el arte de la cetrería, del trineo y la crianza de perros samoyedos y de renos, la base de la economía de su gente. Se le inculcó con ahínco su lugar en el clan y que ante todo, debía ser un guerrero. Los nenets, por generaciones, habían mostrado una férrea resistencia contra el Imperio Ruso y así debía mantenerse. Eran gente orgullosa e indomable, no podía decepcionarlos.

Era mucha presión para un chiquillo, pero encontraba consuelo en las artes. Se mostró especialmente hábil a la hora de tallar madera y crear instrumentos musicales. Su madre se encargaba de leerle los cuentos tradicionales del folclor de su gente y de ese modo, no se sentía tan solo.

Fue una noche de luna llena en la que Голубой salió a cazar tan solo con sus seis perros samoyedos. El movimiento del plenilunio en el firmamento se sucedió sin dilación y Цветок, preocupada por su marido, salió en su búsqueda. El invierno ya golpeaba inclemente sobre desierto infértil de Siberia. Cuando reaccionó, era tarde, el pequeño Парящая, de nueve años, la había seguido. Era silencioso y se alegró que su entrenamiento resultara tan eficiente, pero no dejaba de ser peligroso.

De ese modo, madre e hijo se adentraron en la inhóspita blancura de la nieve, que a esas horas, parecía gris como ceniza, y brillaba a la par que las estrellas. Sus pasos crujían sobre el terreno, pero de pronto, el sonido cambió. El crujido fue distinto. De hielo bajo su peso. Se habían adentrado en un lago congelado. Con suerte los resistiría, aunque los hielos aún no eran tan gruesos, faltaban varias semanas para eso. Anduvieron con cuidado, con paso lento. Cuando estuvieron cerca de la orilla, un nuevo sonido se les unió, más pesado. Ambos giraron y se toparon con un descomunal lobo que arremetió, rompiendo el lago congelado a su paso. Цветок aventó a su hijo hacia la nieve, y ella cayó hacia las profundidades heladas de aquel gélido cuerpo de agua junto al lobo.

Para cuando Голубой halló a su hijo al amanecer, era tarde. El pequeño halcón que vuela alto sollozaba en el montículo de nieve, hecho un ovillo. Su padre tuvo que usar toda su fuerza para llevarlo de regreso al asentamiento de su gente, pues no quería moverse del lugar. Y aunque su padre le aseguró una y otra vez que no había sido su culpa, algo en ambos se rompió para siempre.

Pasados un par de años, y tras los constantes conflictos con los señores de esas tierras que clamaban como suyas, aunque había sido de los nenets desde mucho antes, Голубой se vio sobrepasado, todo su deseo de líder y ánimo de vivir yacían en el fondo del lago congelado donde había muerto su esposa. Decidió que estaba cansado de las luchas constantes y prefirió una tregua. La vida en la tundra es dura, que nadie diga lo contrario, y se hartó de todo eso.

Tras disputas, encontró un señor dispuesto a darles tierras, con tal de recibir el terreno perenne que había pertenecido a su clan. Muchos que estuvieron bajo el liderazgo de Голубой simplemente lo abandonaron con desprecio. Estaba entregando todo lo que ellos, los orgullosos nenets, eran. A su lado sólo se quedó Парящая.

Adoptaron el apellido Korsakov. Сокол Голубой pasó a ser Igor Korsakov y su hijo, Сокол Парящая ahora era Vasiliy Korsakov. A Лед Цветок se le dio el nombre de Nadezhda Korsakova de manera póstuma. También adoptaron el cristianismo ortodoxo como religión, dejando el chamanismo atrás. Esos fueron los primeros pasos para adaptarse; lo que vino a continuación fue ofrecer a Vasiliy como divisa de cambio.

Vasiliy no le encontró tanto desagrado a esa nueva labor que tenía que cumplir: debía unirse a las filas de la Inquisición. Ya era un guerrero, cazador y soldado hábil para entonces, no sería problema, un cristiano ortodoxo (convertido) entre católicos.

Si bien se les abrieron las puertas a los ahora Korsakov, fue a cambio de precios muy altos, hay que decirlo, y no dejaban de ser forasteros en una tierra desconocida. Se mudaron a San Petersburgo, pero ahí su estatus en el clan no valía nada. Eran nadie, e Igor intenta, con vehemencia, finalmente embonar en esa nueva vida. La vida después de su flor de hielo, de su esposa muerta en las profundidades de un lago. Vasiliy lo sabe. Vasiliy obedece.



→ Él eligió el nombre de su madre una vez que adoptaron la identidad Korsakov. Nadezhda, que significa esperanza. Cree también que su nombre nenet (flor de hielo) es una hermosa ironía, tomando en cuenta cómo fue su fin.
→ Se adaptó rápido a la vida del Imperio en cuanto a usos y costumbres. Aprendió a leer y escribir con facilidad, y a tener ciertos modales, aunque no deja de verse tosco.
→ Destacó en su entrenamiento como inquisidor, debido a los conocimientos previos que ya tenía como oriundo de la tundra.
→ Durante su entrenamiento de inquisidor se dio cuenta que aquel lobo que atacó a su madre y a él cuando tenía nueve años, era en realidad un hombre lobo. Juró acabar con toda esa estirpe maldita. En parte eso lo condujo a continuar con su entrenamiento y a destacar como el mejor.
→ Conserva varios libros hechos de piel con cuentos tradicionales nenets. Los mismos que su madre le leía. También posee un par de atuendos tradicionales que nunca usa.
→ Excelente en el arte de la cetrería. Tiene un halcón llamado Stribog, que lo ayuda a en sus labores de inquisidor.
→ También posee un descomunal perro samoyedo blanco, que aunque lo acompaña a todos lados, ocupa más el puesto de mascota, se llama Svarog.