~~ L I S Í S T R A T A ~~

De complexión firme y atlética, Lis es una muchacha extremadamente alta. Mide 1,82 y usa tacones altos la mayor parte del tiempo que le hacen ver aún más alta. Quizá si te paras al lado de ella sintiéndote desdichado de tu altura será peor para tu autoestima. De apariencia delgada y frágil, posee ojos claros debido a su dieta, aunque de humana los tenía de un color esmeralda desvaído, siempre acompañados de arqueadas pestañas. No reflejan emoción alguna, no porque no sean expresivos, sino porque Lis no demuestra emociones cuando está con alguien a menos que ese alguien sea especial para ella. Su cabello es de un rubio dorado, con mechas de un color ceniza, y tiene un ligero aroma a cítricos por naturaleza. Casi nunca se lo ata, siempre lo deja suelto y ondulante por debajo de los hombros. Una característica especial es que jamás quiso hacerse ninguna especie de flequillo, siempre se tira las mechas delanteras hacia atrás, o se las deja a un lado. Su olor corporal es similar al de las fresias y varios humanos se lo han dicho, quienes son los que lo aprecian más.

Su nariz es respingada, y sus labios son ondulados y son de un color rosado claro. Son un poco carnosos y tienen una apariencia delicada, ya que la mayor parte del tiempo y cuando está sola los mantiene cerrados, formando un ondulado corazón pálido y suave, al igual que el resto de su piel. Su físico es sutil y bastante femenino, sin fallo alguno, al igual que su espléndida sonrisa. Pero todo tiene un vuelco, ¿no? Pues si la crees hermosa estando callada, espera a que hable. Su voz puede ser hermosa y aguda, igualando a la de una niña pequeña, pero las cosas que dice mediante ella son absolutamente características de una persona esquizofrénica, aunque eso no entra en detalles físicos.

Quizás Lis no sea la típica vampiresa que puedes cruzarte en la calle y te deje sin algún recuerdo "encantador". Su carácter es burlón, arrogante y frío; hace las cosas porque quiere, como quiere y cuando quiere.

Por todas aquellas huellas que marcaron su vida, su familia, en especial sus hermanas y su padre, la volvieron literalmente loca. Cuando se le da la gana puede gritarte cualquier cosa que se le cruce por la cabeza, y cuando no, puede hablar tranquilamente para que se le asigne una personalidad comprensible y... quizás serena. Es bipolar, falsa, resentida, mentirosa, celosa y sin escrúpulos.

A partir de su transformación, comenzó a presentar rasgos psíquicos de los que quería saber en profundidad. Luego de indecisiones, le asignan un psiquiatra que le presenta el cuadro clínico particular de Esquizofrenia desorganizada, sumándose así trastornos de desorden bipolar. En la lista se presentan todos las cualidades psicológicas que hasta el presente conlleva.

Criterios de diagnóstico para el respectivo episodio depresivo importante.

-Riesgo de suicidio del 10%.
-Causa particular desconocida.
-Comienzo general de este tipo de esquizofrenia estadísticamente antes de los 25 años.
-Antecedentes familiares de depresión o psicosis.
-Estrés ambiental, y ciertas condiciones psicosociales.
-Humor bajo, según lo indicado por informe subjetivo, sentimientos tristes o humor irritable.
-Capacidad disminuida al concentrarse, o indecisiones.

Criterios de diagnóstico para el respectivo episodio maníaco.

-Período distinto de humor anormal y persistente elevado, expansivo, o irritable, durante por lo menos 1 semana.
-Transformación en un individuo más hablador que lo habitual.
-Autoestima o grandiosidad inflada.
-Vuelo de las ideas, experiencia subjetiva de que los pensamientos están compitiendo entre sí.
-Distracción (es decir, atención dibujada demasiado fácilmente a los estímulos externos poco importantes o inaplicables).
-Implicación excesiva en las actividades agradables que tienen un alto potencial para las consecuencias dolorosas.

Nacida en septiembre de 1388 (?), Lis era la persona más sencilla que se podía conocer. Sensible, preocupada, para nada inepta y siempre dispuesta a ayudar a los demás, al igual que su madre, sus dos hermanas, y sus tres hermanos. Su familia era rica, pero sin excesos. Sus padres se preocuparon para que a Lis y a sus cinco hermanos no les faltara nunca nada, y eso hizo que todos fueran completamente felices y conformes con lo que tenían. Cuando nació, su hermana mayor, Rebecca, estaba demasiado celosa, ya que tenía tres hermanos más. No soportaba ver a uno más en la familia y siempre quería ser el centro de atención; es por eso que, junto a Úrsula, la segunda hermana, la provocaban y la hacían llorar. Eso fue lo que marcó mucho más la infancia de la joven y le costó superar, aunque trataba de no darle importancia a eso de los celos y hacer su propia e inocente vida. ¿Qué podía hacer? Era dulce, inocente, delicada y no tenía intenciones de lastimar a nadie.

Su rutina era impecable: Vivían en una casa colonial bastante antigua y muy grande, que contenía varias habitaciones para cada uno de los hermanos y los padres. Detrás de la casa, poseían un rebaño de ovejas en el que los hermanos se entretenían. Entre ellos se llevaban bastante bien -exceptuando a la rebelde Rebecca-, no conocían el más mínimo signo de maldad y poseían una solidaridad entre sí que era envidiable.


Uno de esos días, el padre de Emily tuvo un ataque de repentina depresión. No podía salir a trabajar, se sentía mareado, decaído, sus hijos con preocupación lo ayudaban... Hasta que un día un viejo médico tuvo que venir de urgencia a informarles a la familia que el mismo padre de los jóvenes había muerto de un paro cardíaco provocado por el estrés físico y emocional, normalmente causado por la clase de cosas que ocurrían dentro de la casa: algunos llantos, gritos entre las hermanas, etcétera. Lis, al enterarse esto, no supo qué hacer ni mucho menos qué decir, y sus hermanas la torturaban emocionalmente indicando que ella había sido la culpable de la defunción de su padre. Aquellas molestias le causaban hasta dolor físico, alteraciones musculares, punzantes dolores en la cabeza y partes del cuerpo, y no paraba de llorar. La muchacha cada vez se sentía más amenazada por parte de sus hermanas y, una vez que cumplió los diecisiete, decidió vender sus grandes pertenencias. Otra semana, le dijo a la madre que no podía seguir viviendo en esa casa de Glasgow por los recuerdos que le causaban las memorias de su padre. ¿Para qué habérselo dicho? Si ella y su progenitora terminaron en una horrible discusión, decidiendo que si Lis se quería ir, que se fuera; pero cuando volviera, la familia se habría mudado a un lugar donde nadie se enteraría.

Lis hizo caso omiso antes estas palabras de su propia madre, e inició un nuevo camino a Edimburgo, ciudad que se transformó en uno de los centros comerciales, intelectuales y culturales de Europa en ese entonces. Formó su propia familia. Apenas cumplió los dieciocho, se casó con un hacendado nacido en las cercanías del pueblo ahora conocido como Leith, y con él tuvo dos maravillosas hijas que se diferenciaban por tres años, a las que llamó Bethia y Anabelle.

Años después, comenzó a extrañar demasiado a su madre y hermanos, y su cargo de consciencia era terrible, así que -dejando a su marido y sus hijas apenas crecidas de 5 y 2 años, con la excusa de que pronto volvería- volvió a su lugar de residencia sólo para visitarlos. Pero cuando llegó a Glasgow, ella se sorprendió al ver la casa vacía. Entró y vio, además de habitaciones vacías, algo muy peculiar en la habitación de su hermana Rebecca. El lugar donde se habría encontrado la cama años atrás estaba quemado. Lis cuestionó a algunos vecinos de por allí, sobre qué era lo que había pasado en esa habitación, a lo que le respondieron que fue un pequeño "accidente" con la leña de la chimenea. Lis, indignada y sin saber qué decir, se fue del pueblo al recibir un "no sabemos dónde se han ido".



La ira se apoderó de ella y sin más nada que decir se alejó de aquel pueblo. No podía vivir más en Escocia, puesto que le traía malos recuerdos. Tampoco quiso volver a ver a la familia actual que había formado, y esto se cumplió. Jamás volvió a pisar Edimburgo.

Decidió mudarse a Francia: a un pequeño pueblo que, con el pasar de los años, pasó a ser llamado Paris. Pueblo en el que no la reconocería nadie, ni ella misma. Con el paso de los días, no fue consciente de que se había vuelto loca: había comenzado a crear muñecos de vudú y a torturarlos físicamente -como si los sintieran- con una aguja que iba incrustando en su cuerpecito de tela cada dos segundos, sin parar: Así se sentía mejor, sentía un desahogo descomunal.

Un tiempo después, Lis conoció una muchacha que la ayudó a salir de la crisis por lo que había pasado con su familia. En síntesis, ella misma trató de suicidarse intentando hacerlo mediante diversas maneras. Su amiga, de nombre que aún no recuerda, la mordió inesperadamente mientras estaba en su hogar, en uno de esos ataques de depresión. Y, después de esto, una nueva Lis despertó dolorida y no volvió a ver a aquella muchacha. Perdió todo tipo de contactos, tuvo como una especie de pérdida de memoria, y su carácter cambió por completo, mordió a una comerciante en un impulso y comenzó a tener cierto gusto por la sangre humana.

En caso de que se lo pregunten, no. Nunca supo más de su marido ni de sus dos pequeñas hijas.


Lis es impredecible. Oh, sí que lo es. Tanto que varios años después de haber sido transformada -y sabiendo obviamente que su 'esposo e hijas' difícilmente seguirían vivos- realizó unas pequeñas visitas a su natal Escocia. Entre paseo y paseo, conoció a un hombre que se hizo llamar Jeff (Que no era su nombre real) Con la poca atención que la vampiresa le prestó a aquel muchacho, aunque se vieron en varias ocasiones más.

A medida que fueron pasando los días, Lis se dio cuenta de que le estaba comenzando a atraer física y sentimentalmente y no sólo comenzó a aceptar sus visitas, sino que ella también comenzó a querer encontrárselo y llamarlo para que se vieran. ¿Se estaba enamorando, acaso? Sí, y esta afirmación se acentuó más cuando él logró conquistarla. Se llevaban excelentemente bien, ella lo amaba y siempre supo que él también lo hacía, que el sentimiento era recíproco y tenía la esperanza de que nunca se acabaría.

Pero como nada puede durar mucho para alguien como Lis, los problemas tenían que aparecer. Él era vegetariano y quería que ella también lo fuera, por el mero hecho de dejar de ser una asesina de humanos. Ella nunca entendió esto y nunca comprendió el asunto de querer asesinar a un pobre animal, siendo los humanos los que se creían reyes del mundo y de la vida. ¡Claro que por esta mediana diferencia no iban a terminar la relación! Lo que llenó por completo a la vampiresa fue que no quería ser parte de la familia de Jeff -no quería estar donde esté su caprichosa hija- y él insistía. Lis dijo que "no" la primera vez, y así hasta decir "no" durante la última. La relación terminó y, aún con sus sentimientos destapados, dejó de hablarse con él.



Pasaron muchos años más durante los que siguió viviendo en París. Le sucedieron cosas buenas y malas. Cometió asesinatos, conoció gente dichosa y otra no tanto. Gente molesta y otra agradable. Nunca hubiera creído que en ese pueblo hubiera tantos tipos de personas y, mucho menos, que iba a volver a encontrar a Jeff allí. Se enteró que los sentimientos de él también seguían siendo los mismos, y por una determinada causa encontró su paradero en la ciudad. Estuvo considerando durante un par de días hacerle una visita, pero le molestaría encontrarse con la familia de él y mucho más. Éste pequeño obstáculo no sería suficiente como para que deje de pensar en volver a verlo algún día. Y quizá, ¡quién dice!, volver a ser lo que fueron alguna vez.

► HABILIDADES Y ATRIBUTOS INNATOS:

→ Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.

→ Atributos: Colmillos afilados, uñas afiladas (en algunos casos), piel y cuerpo resistentes (aunque suave al tacto y a la vista), e inmortalidad.


► PODERES INNATOS: (Puedes colocarlos todos en tu ficha si lo deseas).

→ Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento, si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.

→ Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros vampiros e identificar a los licántropos gracias a su aura colorada y su característico olor.

→ Bloqueo mental: Es la habilidad para bloquear su mente y nadie (ni siquiera los vampiros que leen mentes) pueden saber lo que piensa.

→ Seducción: Esta habilidad hace que cualquier persona se sienta atraída ya sea físicamente o emocionalmente a la persona poseedora del poder. El vampiro seduce a los demás hasta lograr controlar las emociones de su adversario a su antojo. Funciona en cualquiera de los dos sexos. Este poder funciona únicamente como atracción.

→ Ilusión: Capacidad para alterar la relativamente la realidad por medio de alguna ilusión, algo no real para confundir a las personas.