Aaron Townshend — ID

Aaron Townshend

Habilidades

Descripción psicológica

La más rotunda verdad en la vida del inquisidor es una y sólo una: su miedo al compromiso. Y desde ahí surgen y se ramifican el resto de sus dolencias, debilidades, fortalezas, virtudes y defectos.

Moldeado desde el día uno por una figura de autoridad y miedo, su madre, mujer fatal y desapegada. Aprendió rápido a temerle al sexo opuesto, porque eso es lo que sentía y lo que siente, pavor. Un terror horrible a terminar como todos los hombres que alguna vez desfilaron en la cama de su progenitora. Entonces se protege, se escuda en una y mil relaciones que no van más allá. Enredarse con mujeres es el bálsamo que cura sus heridas. El sentido del humor negro, el sarcasmo y la burla terminan por confeccionar la armadura que lo hace sentir cómodo.

Hombre sin fe, cínico y de muchos vicios, altanero y soberbio, pareciera que sin esfuerzo alguno, todo le sale bien. Eso le ha ganado más de un enemigo dentro de la misma inquisición. Su holgazanería es vista como un lastre y su triunfo como una coincidencia. Pero no es así, es inteligente y astuto y esa es la bandera con la que ha decidido navegar. Sus modos pueden ser poco ortodoxos, pero funcionan y usualmente mira el fin, y no los medios. Siempre tiene un as bajo la manga y aunque parezca desinteresado, todo lo tiene calculado para salir con la victoria. Tiende a tener problemas con la autoridad, pero es sólo pendenciero, ya que al final termina acatando cabalmente. Con él, el respeto hay que ganárselo.

Un hombre de portentosa estampa. Encantador, elegante y un gran conversador, disfruta del juego de la seducción, y ve su labor inquisidora como algo parecido, quizá por eso mismo resulta tan eficaz. Amante de las mujeres, son ellas su perdición, pero jamás ha sentido amor y planea no hacerlo. Posee una apabullante capacidad de encontrar la debilidad de las personas y meter el dedo en las heridas, ya sea por diversión o para conseguir algo. Es caustico, sarcástico y veloz de mente. Y aunque parece mundano, siempre está urdiendo planes, pensando el siguiente paso. Cuando todos van, él ya viene.

Antecedentes Históricos

Géraldine Pissarro era una mujer temida, de eso no cabía duda. Una francesa hace mucho llegada a Inglaterra cuya belleza sólo rivalizaba con su inteligencia. Tenía lo que ella quería e intimidaba, los hombres no podían evitar caer rendidos a sus pies, pero siempre terminaban con el corazón hecho añicos. La mujer tomó un camino que quizá sorprendió a muchos; se decidió a servir a la Inquisición, como espía, actividad que se le daba pasmosamente fácil debido a sus cualidades.

Y fue cuando fue puesta como pareja de Oswin Townshend que algo cambió. Aquel hombre, de una familia de abolengo de Surrey, inquisidores todos ellos, pareció, por una brevedad, haber domado a la indómita Géraldine. Su tiempo trabajando juntos se condensó en una pasión que ninguno pudo contener y a los pocos años, contrajeron nupcias. Un año más tarde, llegaría Aaron, el primogénito. Y si no tuvieron más hijos, no fue porque no lo intentaran, al menos a Oswin le entusiasmaba tener una familia numerosa, pero no sabía que en las sombras, su mujer tomaba brebajes para no volver a quedar encinta.

La magia duró poco. Luego del nacimiento de Aaron, Géraldine se volvió desapegada de su familia, fue Oswin quien prácticamente crio a su hijo durante los primeros años. El niño poco sabía de las motivaciones de su madre, pero Oswin no era tonto, todo lo contrario y pronto se enteró que su mujer había regresado a sus viejos hábitos, enredándose con cuánto hombre se le puso enfrente. Fue durante esos años que algo falló en el plan de la mujer, y volvió a quedarse embarazada. Llevó a término el proceso, pero el producto nació muerto. Algo se rompió en la casa Townshend. Y Aaron estaba en medio del fuego cruzado, sintiéndose ignorado, pasado por alto cuando sus padres tenían problemas más grandes. Se hizo autosuficiente.

Se cree que Oswin murió porque estaba distraído tras esos sucesos, pues era uno de los mejores soldados que tenía la inquisición. Aaron perdió a los 6 años a su padre, la única persona que medianamente le ponía atención. Géraldine se hizo cargo del niño a regañadientes, dejándolo la mayoría de las veces con niñeras y tutores.

En ese momento Aaron, demasiado pequeño, demasiado ingenuo y desamparado, supo que en el mundo estaba solo. Que no tenía a nadie y esa idea es algo que prevalece hasta hoy. Fue marcado con fuego durante esos primeros años como para no estar moldeado hoy por aquellas vivencias.

Su madre se casó 3 veces más en un periodo de 9 años. Vio a un hombre tras otro desfilar en su casa y todos terminar hechos pedazos ante el amor no correspondido de Géraldine. Una mujer que, a pesar de sus años, tenía un imán para los caballeros. Aaron aprendió pronto la lección, no se encariñó con ninguno de ellos, y que en la vida no debía encariñarse con nadie. En cambio, se dedicó a escaparse de casa, ya que carecía de una figura real de autoridad. Se adentraba en la ciudad, conocía de primera mano cómo funcionaban las cosas. Un chiquillo astuto e inteligente que sabía hacer uso de lo que tenía a la mano. Pronto se hizo de contactos en el bajo mundo y conoció vicios a corta edad: alcohol, cigarro, opio y sexo. Éste último, a la larga, su perdición. Su talón de Aquiles.

A los 16 años tomó una decisión que pescó por sorpresa a propios y extraños. Quizá asustado de los caminos que estaba comenzando a andar, pidió ser enviado al seminario, quería ser cura. Para su madre resultó un alivio deshacerse del adolescente y cumplió el capricho. Fue enviado a Londres donde tardó más en establecerse que en encontrar antros más interesantes que los que existían en su natal Surrey. Dejó pronto la carrera religiosa, sin que eso sorprendiera a nadie, pero ese breve momento sirvió para que uno de sus profesores lo conectara con la Inquisición. Era hijo de Oswin y Géraldine, después de todo, ambos elementos de gran renombre en la organización. Además, aquel profesor sabía de las andadas del chico y le sorprendió su habilidad para escabullirse, para obtener información, para sonsacar y para encantar, pues era un joven apuesto y cautivador; herencia de su madre. Así comenzó su entrenamiento para entrar de lleno en la Inquisición, movido, más que otra cosa, por inercia, porque así se fueron dando las cosas y era lo que conocía.

Fue un maldito dolor de cabeza para todo aquel que intentó enseñarle algo, pues tenía nulo respeto por cualquiera que intentara darle órdenes. Pero resultaba jodidamente eficaz para hacer su trabajo. Parecía que nunca ponía atención, que sólo estaba ahí para burlarse de todo y de todos y luego resultaba que sabía más que cualquiera. Era un privilegiado con buena memoria y una inteligencia que sólo era superada por su altanería.

Se convirtió en un espía como ningún otro. Certero, rápido, e incluso temerario. Tomaba toda misión que otros no querían. Con los años se forjó una fama lo mismo de gran elemento que de maldito pendenciero. Lo amabas o lo odiabas. Eso reducía mucho las posibilidades a la hora de tener que trabajar con alguien. Aunque a él le gusta más trabajar solo, a veces es inevitable tener que ser puesto con alguien más. Es así como terminó trabajando con Helena de Bragança.

Su sociedad, ríspida como es de suponerse, ha funcionado a pesar de su afán de querer sacarla de sus casillas. Pero no es personal, es simplemente algo que es inherente a él. Es su mecanismo de defensa, el sarcasmo y la sorna. Es la templanza y la fortaleza de Helena lo que los ha hecho trabajar ya en dos misiones anteriores y estar en medio de la tercera. Aaron la respeta a pesar de todo, pero aprendió demasiado bien la lección que le enseñó su madre… todo aquel que entrega su corazón es humillado y hecho pedazos.

Otros Datos

➵ Alcohol, cigarro, incluso juego, todos los vicios le atraen, pero son sin duda las mujeres su mayor debilidad.
➵ Tiene una relación complicada con su madre. Sabe que son muy parecidos y le disgusta.
➵ Duerme desnudo.
➵ Le gusta el arte pero siempre fue un negado para él. Admira a todo aquel que tenga una habilidad artística.
➵  Se encuentra encubierto en París con su compañera Helena de Bragança, fingen ser el matrimonio Ockham (Bernard y Mathilde) y buscan desbaratar una banda de sobrenaturales que realizan actividades ilícitas.

Creado por Frozen •