Anabella E. Le Rosse.

por Invitado Vie Oct 01, 2010 10:55 pm

Anabella Eleene Le Rosse Marion.

Edad
24 años.

Especie
Humana.

Tipo y Nivel Social
Nivel social medio.

Lugar de Origen
Roma – Italia.

Fecha de Muerte
-

Habilidad/Poder
-

Descripcion Fisica
Como la mayoría de las mujeres italianas, Anna posee una piel blanca y de apariencia cremosa y cálida, no lo suficiente para asemejarse a la nieve pero si como apreciar con ese solo rasgo la delicadeza de la muchacha. Su estatura es media, ni muy alta ni muy baja, tomando como herencia a ese punto de sus padres. Su cuerpo posee hermosas formaciones y rasgos de una mujer juvenil y vital; una complexión delgada y fina, unas piernas alargadas y perfiladas, unas caderas no tan pronunciadas y una cintura con curvas a la medida lo cual no causa una pérdida del equilibrio físico de Anabella, un busto del tamaño exacto y redondeado como cualquier chica de su edad, finalizando con una clavícula pronunciada y un cuello delgado. Solo con el pasar de la joven, únicamente con un haz de sus pasos se puede vislumbrar tal belleza anatómica.

Su rostro parece al de un ángel, algo que su familia no cesaba de repetir. Sus ojos son grises, una tonalidad muy clara clara, su nariz es pequeña y de un perfil simétrico conllevando a unos labios carnosos y sonrosados. Todo esto terminando con una larga cabellera de un rubio intenso que con los favorables rayos del sol puede llevar a pensar que se trata de las más preciosas hebras doradas.

Spoiler:

Descripcion Psicologica
Una joven llena de responsabilidad, colaboración y alegría que se impulsa hasta lo imposible para lograr sus pasiones..

Sí, todo esto fuera correcto si no hubiera más términos tras esas facciones llenas de paz y calma.

De pequeña ha mantenido su inocencia y aires soñadores, una joven que algunas veces se sume en el mundo de sus admiraciones y metas y que se aparta de lo real para llenarse de lo que ella considera su paraíso personal, lo que rápidamente la llega a pensar que no es propio y que la atrae con brusquedad a la realidad. De esa misma forma le gusta mantener una sonrisa en sus labios, una curvatura que asegura que todo estará bien y que ante las adversidades siempre existirá un rayo de luz, algo que transmite sin duda alguna a los que saben captar el mensaje.

Pacifica y calma. Prefiere solucionar los problemas con palabras y acciones que cometer locuras y llevar a fondo una gran discusión, por lo tanto piensa antes de actuar ya que la perfección que le gustaría lograr le prohíbe querer equivocarse, inevitablemente y como todo ser humano algunas veces lo hace y puede que llegue a sentirse frustrada por lo mismo. Bien dicen que todos los seres humanos mantienen dentro de sí una desconocida personalidad que puede acallar hasta el mismo pecado de la ira, es posible que la joven lo mantenga dentro de su persona, muy oculto y dispuesto a salir solo si la atacan de una manera ilimitada o lastiman a lo que ella mas aprecia, solo de esa forma puede demostrar lo que no muchos desearían ver. Semejante a ello no le agrada demostrar lo que le duele o lastima, se martiriza cada vez que las lagrimas tocan sus ojos y alguien puede detallarlas, para Anabella aquello podría exponerla frente a las personas, desnudar a viva vista y hacer que los demás vean su verdadero yo, a esa niña indefensa que año tras año en una prisión de hierro se ha encargado en ocultar.

Inteligente y curiosa. Como toda dama fue criada con los mejores modales y conocimientos dignos de la época, le gusta saciar sus dudas por muy absurdas que sean y se podría catalogar como una mujer preparada, audaz e independiente que podría realizar una vida a solas sin ningún impedimento como barrera, quizás solo los tormentos y su desprecio a un futuro querer.

Es valiente y no teme, o por lo menos no piensa en hacerlo y trata de evitarlo ante cualquier situación similar. Usa muchas veces la lógica y el razonamiento complejo, alejándose de lo que su mente y su corazón se empeñan en unir y en gritar a viva voz, por ello puede llegar a anular todo su alrededor y entregarse a su propio mundo en donde los tormentos no dudan en salir y de los que ella intenta con todas sus fuerzas repeler, con suerte ha logrado salir triunfante al pasar de los años y trabajar en el esperado logro de la normalidad de sus emociones y en la lucha interna de dejar fluir su verdadero ser y eliminar todo lo que en medio se impone y hace que sea un confuso torrente de emociones.

Historia
Eleene Marion era solo una famosa diseñadora inglesa de trajes de la época cuando conoció a Estevan Le Rosse por las calles americanas al atardecer, un miembro del palco polito italiano que mantenía gran importancia y así mismo un carácter silencioso y falto de emociones, emociones que se vieron iluminadas el día que conoció a la mujer que se convertiría en el amor de su vida. A los pocos meses se casan, tan apresurado era su amor que el hombre no podía esperar más y los cortejos tradicionales le parecían un suplicio que aumentaba mas al ver el rostro de tan hermosa mujer y sus ojos azules reflejados en los suyos acompañados con una sonrisa pacifica que aseguraba que todo estaría bien. La pareja de recién casados se mudan a Italia, a Roma específicamente, la cuna de Estevan. Ahí el hombre cambia y vuelve a su trato frio y lejano que su mujer trata en diversas veces de alejar de él, sin embargo mantienen el sentimiento que los unió y él intenta por todos los medios de no llevar su preocupación laborar al hogar cumpliéndole a su esposa como es debido en cada uno de los aspectos de su lugar de marido.

Al consumir su fuego interno, la familia se llena de alegría puesto que a los pocos días se enteran que Eleene brindara luz a los miembros al estar embarazada y esperar, a lo que Estevan llamaba, ¨un buen futuro¨. Ansiosamente los meses pasaron y el amor y unión de el padre hacia el desconocido bebe se hacía más grande, tanto que ya el primero tenía esperanzas de que un varón apareciera en su vida para llenarla de bendiciones y buenos resultados, convirtiendo a la esperada criatura en su heredero y el mismo reflejo de él. La madre esperaba paciente y aseguraba que lo que sentía era el corazón y la fragilidad de una niña. Muchas discusiones ilógicas se vieron en la mansión que sin cesar debatían acerca del esperado bebe, en una de esas tras la retirada de la mujer inglesa se oye un grito, agudo y ensordecedor que hace callar a todos y en medio de esa marea familia Estevan entiende que su hijo viene en camino.

El doctor llega de inmediato y las dos enfermeras vienen y van, el marido está en un estado que solo él conoce y solo levanta su mirada oscura al oír un llanto pequeño y ahogado; su esperanza. Entra a la habitación sin demora y ve a su mujer con la piel brillante de cristalinas gotas que resbalan por su piel y eliminan el elaborado peinado de su altitud, el se acerca no sin antes dar un suspiro y solo recuerda aun de manera imborrable las palabras de su mujer al afirmar que es una niña.

Estevan asiente sin mover ni una facción de su rostro y sin demora sale de la habitación encerrándose en el estudio. Para él es imposible y aun cuanto intenta hallar la alegría que implica ser padre no puede hacerlo dándose cuenta que solo formaba un futuro material y exitoso para su ansiado hijo tras el oculto fraude laboral que tanto le ocultaba a su esposa, estaban en la ruina y muy pronto todos se darían cuenta.

A los pocos meses la niña es enviada a Paris con su tía Claire, la hermana mayor de Eleene, su esposo la aparta con rudeza de su madre que sin voz que dar y la tristeza en su corazón deja ir a su hija segura de que su marido tendrá una explicación lógica para ello, es entonces cuando Estevan le explica la verdad, el misterio de sus llegadas tardías y su humor al pisar el suelo romano, ya no era igual y debían de hacer hasta lo imposible por volver al puesto económico que tanto ansiaba el padre.

Lejana a su lugar de nacimiento, se cría en un ambiente perfecto y encantador, su tía se encarga de que solo tenga a los mejores tutores y las clases de modales adecuadas a las señoritas de su edad. Desde luego sabe de sus padres y tiene idea de quienes son, por medio de largas cartas ellos le aseguran a la pequeña Anabella que están bien y que la visitaran pronto puesto que los viajes y negocios ocupan su tiempo y aumentan su deseo de darle un bien futuro.

Entre amigos verdaderos, familiares y visitas poco continuas de sus padres pasan los años y a pesar de que la serenidad se amplía cada día en el interior de la joven esta no puede evitar sentir una felicidad indescriptible cuando se entera de una pronta visita de sus padres, esta vez con muy buenas noticias y un posible regreso a su verdadero hogar.

Con su mejor vestido una Anabella de 21 años espera a sus padres los cuales con el tocar de la puerta paralizan el corazón de la joven cuya mente se nublo por las más inocentes emociones. Desde luego su madre no evito su alegría y su padre manejaba una extraña facilidad al demostrarle su querer a su pequeña, sin embargo Claire sospechaba algo y lo que menos esperaba Anna era la sorpresa que le tendrían para después. Largas narraciones se hicieron presentes y tras un respiro Estevan tomo la decisión de hablarle a su hija de su futuro. Anabella recuerda a la perfección la extensa sonrisa de su padre cuanto este menciono la palabra matrimonio, no lo podía creer pero al parecer así era, la habían comprometido con un duque, si, con un poderoso duque que los ayudaría a salir del pozo de pobreza en el que se hallaban y del que inútilmente había intentado salir año tras año. La primera pregunta que la chica se hizo fue que entonces a que se debía tanta ausencia y si habría valido la pena ver a sus padres esta vez.

Con tristeza se alejo de su hogar y con más pesar de los seres que la querían, miro por última vez el jardín de flores de su tía antes de que el carruaje anduviera hacia el barco que los llevaría a su nuevo destino. Un bienvenida la esperaba y la fascinación se hizo presente cuando conoció a su prometido, a Nathaniel Della Rocca, era un hombre seis años mayor que ella pero, que al solo verla, Anabelle se sintió la mujer más hermosa de todas, incluso las celebraciones en su honor y los regalos de aquel hombre le parecían pocos comparados al sentimiento que entre ellos crecía, por primera vez empezó a dudar si verdaderamente su tristeza al ser apartada de su lugar de crianza valía la pena. No paso mucho tiempo pues la boda se celebro a las semanas, un evento de gran importancia celebrado en una de las catedrales más importantes de Roma, una deslumbrante Anabella caminaba al altar con un traje de novia que hasta las más finas mujeres envidiarían.

Así partieron los jóvenes hacia su futuro hogar y por primera vez, al verse al espejo, la joven Le Rosse, se sintió cuidada al mirar en el reflejo a su esposo que la veía con ternura y admiración. La noche de bodas no fue consumada por la misma incomodidad que mostro la joven al sentir que la despojaban de sus vestiduras, la duda se sembró en ella al creer que veía un rayo de enojo en los ojos verdes de su marido, sin embargo se sumo a los brazos del Dios Morfeo y se dejo caer en el lecho de sabanas de seda. Los días siguientes fueron perfectos para la joven pareja que pasaban la mayoría del brillo diurno en unión a pesar de las actividades políticas que él debía cumplir. Tomaban el desayuno y tras un beso de despedida él partía a su trabajo, aun así le dejaba sorpresas con los criados; rosas o hermosos cuadros de pintura que eran de la adoración de su mujer. Sin embargo las noches se repetían continuamente, Anabelle no se sentía preparada y su esposo solo finalizaba con un bufido y una cruda vuelta en la que indicaba que estaba dormido.

El alejamiento era obvio y tras varios meses ya el contacto no existía y solo se veían para dormir, en vano puesto que la joven solo esperaba a que su esposo llegara y se tumbara en la cama, una lagrima caía por su rostro al suponer en donde estaría y aun así cerraba sus ojos esperando que el sueño fuera su ultimo consuelo. Una noche brillante donde la luna estaba en su punto más alto y totalmente llena, Anabelle esperaba a Nathaniel leyendo un libro, sabiendo que en un instante tendría que irse a dormir por consecuencia de la larga espera. Sin esperarlo siquiera la puerta se abrió y solo dio un brinco de susto al ver los ojos de su esposo más oscuros que los olivos, se levanto un poco asustada y dio un paso hacia atrás suponiendo que la política envenenaba hasta el más pacífico de los hombres, pero…no era así. No le dio oportunidad de huir, ni siquiera de correr, su esposo la tomo de un brazo y con rudeza la tumbo en la cama, intento levantarse pero un sonoro golpe la dejo sin voluntad, fue entonces cuando solo sintió que rasgaban sus ropas y sus ojos se entreabrían para ver el brillo de la noche iluminando la habitación, rogando porque no fuese más que una pesadilla, que una terrible pesadilla. Como si el dolor de su cuerpo no fuera aviso alguno.

Un nudo cubría su garganta, algo que le impedía hablar, aquello sumado a las amenazas de su irreconocible marido la hacían quedarse encerrada en la habitación, aguantando su ausencia, el miedo y más aun, el terror de verlo de nuevo. Los sirvientes no estaban al tanto de la situación y obedecían a su señor sin tener contacto con Anabella, que para entonces se hallaba alejada del mundo, a la deriva de sus emociones que la traicionaban con creces maldiciendo a su padre, a su familia, llenándose de rencor y dolor a la hora de que decidió casarse y de los que la involucraron en esa treja.

Una noche más se hizo presente cuando el marido entro en la habitación y tomo de las muñecas a la joven que, para defenderse, rechazaba las insistentes muestras de un cariño vacio de su esposo. Enojado la tumbo contra el espejo que se rasgo con el sonoro golpe, el corte le aviso a Anna que ya era suficiente, una fiera se alojo dentro de ella pero era acallada por la brutalidad. Un golpe, uno fuerte la dejo tumbada en el piso, su ropa llena de roturas y manchada por el liquido rojo que resbalaba de su espalda, el dolor se hizo presente, su vientre la martillaba pero su corazón le avisaba que los latidos se ausentaban por cada parte de él que se rompía por el martirio que se hacia presente.

No aguanto más, no pudo, el terror la abandono, quedo vacía y solo tomo un vestido, las heridas le ardían pero con una capa negra que solo usaban las personas de baja categoría, logro cubrirse y salir finalmente de su habitación, los empleados pasaban por doquier pero conocía a la perfección su hogar así que por la puerta trasera logro escapar, supo que alguien la vio, una de las sirvientas, pero al ver los ojos de aquella mujer supo la comprensión de la misma hacia su situación. Llego así al puerto donde una anciana esperaba un barco que zarparía posteriormente a Francia, esta vio a la oculta muchacha y al enrojecimiento de su mirar, al principio sintió miedo, pero al instante la joven Anabella supo que podía confiar en ella.

Le conto de su trágica historia y tras negaciones y una promesa de cuidado Madame Elisabeth acoge a la chica y la lleva con ella al regreso de su país. Maravillada por las calles parisinas, Anabella se acostumbra a la tranquilidad con rapidez y establece una vida con la mujer cuyo trabajo solo consiste en ser modista. No quiere depender de nadie pero aun así al paso de los días la mujer de rubios cabellos sale a luz del día en búsqueda de una vida nueva, de un inicio ante las tormentas en la que se sumió su vida, comenzar nuevamente. Borra de sus recuerdos a su familia, a su amada tía Claire, a todos. Sabe que su antiguo marido no dirá nada, o probablemente la culpara de todo, poco le importa al saber que que quedara borrada del mapa para muchos ya que no sabrán siquiera en donde está y no será escuchado su nombre al hallarse bajo su dependencia y al ser empleada de un teatro. Si, una muestra de luz al cumplir su pasión de la actuación al mantener un empleo que Elizabeth le consiguió con notable esfuerzo.

En la actualidad Anabelle ha formado su propia vida, hace tres años que llego a Paris y de ahí ha tomado su trabajo como su único medio, su talento es nato aun en pequeñas presentaciones y mantiene el dinero suficiente como para tener las riendas de su destino, aun así espera mas, espera crecer más y llegar alto. Es una mujer aparentemente fuerte, decidida y que intenta llevar una sonrisa cada vez que los temores no se lo impidan, ayuda continuamente a la señora Elizabeth que tan bondadosa fue con ella y solo espera de la vida una razón, un motivo o algo semejante que haga la luz en su andar y deje que aflore por lo menos lo que algún día fue.

Datos Extras
Mantiene el talento del dibujo aunque raras veces lo muestra
Admira la música y de niña aprendió a tocar el violín, espera hacerlo alguna vez.

por **Tarik Pattakie** Vie Oct 01, 2010 11:09 pm

Ficha Aceptada

Anabella E. Le Rosse.

Anabella E. Le Rosse.

Re: Anabella E. Le Rosse.