El pasado que me persigue

Lo cierto es que soy una mala persona, pero eso va a cambiar, yo voy a cambiar. Es la última vez que hago algo así. Ahora voy a reformarme y dejar esto atrás, ir por el buen camino y elegir la vida. Estoy deseándolo, voy a ser igual que vosotros.

Correr… eso me hace sentir libre. Correr por el bosque me hace sentir libre de todo, de las peleas, de los malos entendidos, del dolor, de todo lo malo que llego a hacer en esta vida… correr, siempre hago eso, siempre huyo de todo aquello que puedo lastimar, de todo aquello que me importa, de todo aquello que amo. La cadena en mi cadera jamás me permitirá ser libre, sin embargo correr me da una esperanza, incluso en este momento en que mi vida parece estar saturada y empeñada en recuperar mi pasado, mis pasados. Las personas que alguna vez deje atrás están de nuevo rodeándome, llegando sin previo aviso y eso comienza a asfixiarme… al menos, él, aquel que siempre pone mi cabeza, mundo, sentimientos y cordura patas arriba sigue ignorando que estamos tan cerca…

Mi risa se escucha, a lado de mi corren algunos lobos. Últimamente juego con la manada, me gustan, son fuertes y poderoso, cariñosos, y mordelones. Me recuerdan un poco a mi. Mis botas se hunden en la nieve. Llevo puesto lo que de costumbre, un top de mangas largas, una blusa de franela, chamarra y pantalones de cuero-rojo y mis adoradas botas que me regalo Richard.

Mis ojos me permiten ver el aura de las personas y seres, las mas viejas y experimentadas pueden llegar a sentirlas, mientras que yo… yo solo puedo sentir algo extraño a mi alrededor desde hace un tiempo… y en este momento lo estoy sintiendo, algo que me eriza la piel, que la adrenalina se apodera de mi.. Disminuyo la velocidad, los lobos se agrupan aullando a mí alrededor. – Tranquilos, todo esta bien –pido mirando a mi alrededor agachándome acariciándole las orejas al alfa. Cierro los ojos por un momento, agudizando los sentidos sin percatarme de algo en específico. Lo aullidos se hacen escuchar con fuerza y mis acompañantes perciben algo que yo no. Respiro… algo en el ambiente flora hasta mi, algo pelifroso, algo atrayente y poderoso. Algo o mejor dicho, el delicioso aroma de alguien – Corran –susurro escapando una vez mas.

Étoile... ¿Qué carajos tenia que hacer para que se quedara quieta esa niña? Suspiro molesta, fastidiada, harta de sus niñearos, yo era una de las peores de mi especie pero ella… ¡por los dioese! Era la peor y no solo eso, se había escapado por encima vez y llevaba días siguiéndola. La ultima hada, el ultimo pilar de nuestro pueblo, el ultimo que los dioses se dignaron a crear y me salen con sus malditas estupideces de crear a la peor, mas revoltosa, malcriada y para nada cuerda Hada que haya pisado la tierra… y terminando de fastidiar la situación ¿me ponían a cuidarla a mi tomando en cuenta mis últimos fracasos? ¡Infiernos! Lo que más detestaba es que estaba ‘unida’ a ella para toda la eternidad. –En cuento te ponga las manos encima Étoile… te amarare con las cadenas de las bruja esculina tonta- mis susurros blasfemos no pararon hasta que sentí esa punzada. ‘Que no sea un demonio… ¡Por los dioses que no sea un demonio!’ roge mentalmente al sentir el dolor y desesperaciones la niña a mi cargo.

-¡Déjala! –grite al mirar como una gárgola la tenia contra el piso … y… maldita. La palabra denigrante que salió de mis labios floto antes de que me abalanzara sobre la chica y la quitara de encima con una embestida, dejándonos a ambas tumbadas. Me hice a un lado y adopte una posición de protección hacia mi lastimada hermana. Me decide de la falda arrancándola prácticamente y saque mis pequeñas espadas empuñándolas -¡Jamás la vuelvas a tocas! –ordene mirándola con odio mostrándole los colmillos. No éramos como los vampiros con sus enormes colmillos, no para nada, nuestros colmillos eran de un tamaño mas normal pero perfectamente visibles y puntiagudos cuando nos hacían enfadar.

Mi dios creador, uno de los más viejos y poderosos el cual jamás, ni por equivocación pronunciaba su nombre, me había explicado que cada raza tiene pilares, estos pilares mantiene a las razas estables, mantiene el equilibrio y las cualidades y poderes de cada una; si uno de estos pilares fallece o es herido, las especies se debilitan y para joder todo el asunto ‘Étoile es nuestro ultimo pilar’. Si algún día algún demonio muy poderoso se apoderaba de al menos uno pilar de cada una de las especies… podría acabar o controla a la mayoría a su antojo.

Paris… París…  La llaman la cuidad del amor. En cuanto se pronuncia esa simple ciudad todos evocan el más sublime y exuberante glamur. Mientras las damas de sociedad idealizan los mejores vestidos y más refinada costura creada especialmente para cada una, de donde provienen la moda que todas debemos seguir… su fama es inquebrantable. Sin en cambio mi indumento de cuero, botas tejidas hasta las rodillas, pantalón [nada digno al definir perfectamente mis piernas], corset, blusa y chaqueta corta, dando el toque final los guantes y la mascara que me cubre la mitad de mi rostro me hacen ver como una persona de otro mundo; no tiene nada que ver con lo esta acostumbrada la sociedad y mucho menos a la que estoy impuesta. La realeza haría un escándalo y seria la cotilla por meses si alguien me llega a ver así.

Por suerte o desgracia mía, unos cuantos minutos sin supervisión me permitieron escapar a vagabundear y divertirme, dependiendo del punto de vista, en uno de los bosques cercanos, ahora mismo continúo corriendo por mi vida al haber molestado a quien no debi. Mi respiración está completamente agitada. Mis hermanos siempre han dicho que atravesaban algún atisbo de locura cuando me permitieron entrar en este mundo de cazadores… Licántropos, de las especies que los inquisidores cazan, me permito afirmar que son la especia mas peligrosa, y mucho más cuando pierden el control y se convierten en verdaderas bestias.

El peligro al parecer a pasado… espero. Me recargo en un manzano, intentando recuperar un poco el aliento. Brincoteo un poco para alcanzar un fruto, lo froto contra la manga de mi blusa y rio tontamente antes de morderlo, mirando mi alrededor con total atención. ¿Cuánto tiempo llevaba en Francia? –pegue el fruto húmedo a mis labios- no mas de un par de semanas. Así que antes de que acabara el mes conocería a Adrians Blancquart, mi prometido. Hice un sonido de asco. – Una cuidad hermosa, con tanto que ofrecerme y vengo a que me encarcelen –suspire intentando que mi fastidio se desvaneciera. Estaba sola y libre así que tenía que aprovechar estos momentos de los que carecería próximamente.

Me encontraba en mi casa sin hacer nada pues aunque era por la tarde estaba alfgo ensimismada en mis pensamientos y no parecía salir de ellos , sin embrgo salí de ellos cuando esuché que una rama de un árbol hizo sonar en mi ventana entonces fué cuando me levanté un poco asustada pues pensé que sería alguien que me acechaba pero sin embargo solo era una estupida ramita la que me hizo asustarme .Tras haberme levantado y ver mi casa un poco desordenada la ordené con un poco de maguia y al poco tiempo me fuí al baño para asearme y al rato vestirme con un vetido color morado de vuelos y unos zapatitos de tacón del mismo color , me pinté un poco la cara y antes de salir me fuí en busca de una capa negra para que me cubriera el rostro pues no tenía ganas de que nadie me reconociese en aquellos instantes...sería para mi muy peligroso que me llegasen a descubrir.

.Al poco tiempo salí de mi casa intentando hacer que nadie me viera , el viento soplaba y movía mi pelo al son que el más le gustaba con delicadeza y suaves movimientos mientras que yo miraba en donde poder entrar a divertirme pues necesitaba mirar por las calles justo ví un lugar perfecto que estaba al lado de un gran callejón sin salida en la cual se encontraban al parecer dos personas y por lo que sabía una de ellas era un vampiro por su tez palida y esos colmillos que se miraban así como sus ojos enrojecidos diria que la chica y el humano era el chico , me quedé observando expectante viendo lo que pasaba sin embrgo no se veía nada más que a las dos personas viendose la una a la otra .Me quedé sin decir nada viendo los movimientos de cada uno mientras que mi cuerpo se acomodaba al frio y el viento se hacía notar llevandose consigo las hojas mal heridas

Aguanto la carcajada en un extraño y cómico gesto reflejarse en mi rostro sin poder taparme la boca – El santo corgi – repito en un susurro aun mordiéndome los labios intento mantener la boca cerrada – No soy de bebes… créeme jaja – agrego arrugando la nariz sonriendo. Corre junto a mi, miro de vez en cuando si continuamos a la par y sin mas con algunos segundos sin dolor aparente cambia de apariencia y tamaño – Fascinante… – susurro distrayéndome resbalándome de nuevo, logro mantener el equilibrio para continuar mi carrera…

Cuan fascinante me parece el mundo de los cambiantes, seguro es una chica o su tono de voz es demasiado ‘femenino’ ¿Pudiera ser que cambiase dependiendo las circunstancias? –¡¡Concéntrate Jaelyn!! ¡¡Pelea ahora, desvaríos después!!- si eso exactamente me lleva a mi maldita perdición, mis constantes distracciones e impulsos como es en este momento en que escucho me grita ‘CAZADORA’ poniéndome alerta ralentizando mi andar y – ¡¡Demonios!! – me derrapo en el suelo, ella se lanza en pos de la bestia. Recuerdo la primera vez que vi un lycan transformado por completo, el miedo me paralizo a tal grado que no recuerdo nada de lo que sucedió, pareciera q la maldición de ellos me hubiera acunado en un tierno abrazo ya que supe lo que destripe… y así como paso con ese pasaría con este.

Me abalanzo dejándome resbalar, con las piernas de frente, aprovechando que la bestia se yergue aun con el can aferrándose a el, logro encajar una de las dagas en su costado derecho a la altura de sus costillas, jalo con fuerza inútil al atorarse entre estas. Abandono aquel acto y acuchillo el brazo arrancándole un par de dedos de paso. La plata anidada en las dagas ayudara y mucho mas aquella en su costado pero no es suficiente – !Muerete! – grito enfadada sacando resina de plata aventándoselo a lo que es la cara ganándome uno de sus manotazos y golpes, parece querer arrancarse el rostro. De nuevo se mueve y miro a la can espantada de que puede llegar a hacerle daño distrallendome nuevamente, sus garras sangrientas me alcanzan golpeándome de lleno entre la garganta y el pecho arañando todo mi hombro izquierdo – ¡AHHHhh! – mi cuerpo cae con peso muerto de boca, exhalo dificultosa en busca de aire – No es mi noche – susurro para mi quejándome adolorida buscándome en el cuerpo mas armas. Debí hacer caso y cargarme otra pistola…

Respiro. Miro la fachada del restaurante. Respiro agitando mi abanico sobre mi rostro. Etiqueta, modales, y aquella excelente educación que me caracteriza están huyendo a las catacumbas de parís. Inspiro profundamente y permito que el aire salga de mis pulmones lentamente. Lo que estoy a punto de hacer es algo indebido, como muchas de las cosas que estoy acostumbrada a hacer por tratar de forjar mi propio destino. Suspiro por enésima vez en la última hora.

-Valor Jaelyn... Valor -Miro a mi alrededor tratando de encontrar a los guardias que me cuidan a sol y sombra, nada, ni rastro de aquellos de los que e escapado horas antes. Desde qué me otorgaron ese estúpido título de realeza mi vida se ha vuelto una tormenta entre mis hermanos y yo.

Sin mi dama de compañía, ni chaperon, ni hermanos, ni madre, ni nada en mi compañía, algo muy mal visto en mi persona por esta sociedad criticona y chismosa, entro al elegante restaurante en el que se encuentra mi futuro escrito desde los catorce. Me recibe un hombre de traje, alzando una ceja al mirarme sola. Estúpido. Alzo una ceja devolviendo la mirada de desafío y molestia.

-Tengo reservación a nombre de Lord Blanquet. -el hombre sigue sin estar muy desacuerdo y antes de que me diga cualquier sermón agrego -Dudo que le agrade que hagan esperar a su invitada, la duquesa de Escocia -el hombre se pone pálido. Infiernos. Aquello no va a salir nada bien. Yo y esa boca que no logró controlar.

Me conduce hasta una de las mesas más exclusivas, apartada de la mayoría de los comensales. Con un gesto de mi diestra pido sólo me des guiada poco antes de que llegue a mi destino. El hombre niega y yo paso de largo.

-Deseo tenga una buena tarde mi Lord Blancquart... Lo siento Monsieur Blancquart, no me acostumbro a el francés, no es muy de mi agrado. -sonrió tratando de ser cortes -puede o no, que sepa quien soy con sólo decir mi nombre... Lady Jaelyn, duquesa de Escocia... -Lo miro, no se descifrar la expresión de su rostro -Tu futura prometida. -suelto de golpe.

Espero paciente en mi posición, de pie a un metro de él, a que se me ofrezca un asiento, una expresión de asombro o incertidumbre, un gesto de desprecio o lo que sea que pueda expresar ante mi falta de tacto.

El suave oleaje de mis pechos creado por mi agitada respiración me hizo gemir. El espectáculo erótico de mirar lo que hacía me hizo temblar, sollozar de anticipación y tuve que apartar la mirada antes de avergonzarme de mi misma pero su mirada se cruza con la mía topándome con sus enrojecidas pupilas, él encontró la ardiente mirada fija. No conocía lo suficiente de todas las especies, lo que si es que nunca había conocido a un vampiro que no admitirá que se excitaba mientras se alimentaba.

Agarrando mi pierna con más fuerza la tiró hacia abajo y él levantó la cabeza hundiendo sus colmillos en la carne dulce de la cara interna del muslo. Los gemidos de placer no se hicieron esperar, se elevaron al máximo, él deslizó una mano por la piel suave de mi sexo. Deliciosa, agonía que rompía los huesos, la carne, e incluso los sentidos. Me pareció eterno el momento aunque no era el primer mordisco si fue el que más duro, unos minutos, tal vez cinco o más pero a mí me pareció como si el tiempo se detuviera mientas el drenaba mi sangre... Mi vida, el susurro algo, su voz sensual puso su pulso a un nivel superior. Le escuche gruñir de nuevo. Dejé escapar un pequeño grito al sentir que el besaba donde minutos antes había bebido ávidamente y grite de nuevo mordiéndome los labios, siento define embriagada y mareada al recibir su mordida una vez más, gemí y mi mano sujeto los cabellos negros. El profundo y caliente beso lo había tomado por sorpresa. Necesitaba con desesperación correrme. Él hundió́ los dedos en mis caderas, seguro que me dejaría marcada, mientras trataba de tirar de mi, pero me resistía y continuaba desafiándolo. Mi húmedo calor dio la bienvenida a la penetración de su dedo, y mientras ingería mi sangre vital, él arremolinaba su dedo dentro sacando suaves jadeos y lloriqueos de mis labios. Sentia como palpitaba y apretaba cuando el inicio del orgasmo de mi orgasmo llegó, pero al parecer no era suficiente para él ¿Necesitaba más? Era un demonio encarnado en un cuerpo humano. Grite. Grite desesperada jalando sus cabellos si entiendo cómo todo se arremolinaba a mi alrededor, caí en un profundo extasía, se sentía cómo todo mi deseo se volvía líquido, continúen por lo que me pareció una eternidad estremeciéndose contra él mientras me corrida como nunca lo había sentido ni siquiera hecho... no había sido arrasados, pero si deliciosamente embriagador… me pregunto si mi sangre sabe de la misma manera con toda la adrenalina, dopamina, oxitocina que mi cerebro a liberado mezclándose en mi sangre,

... Cai despacio regresando los pies a la realidad, los espasmos de mi debilitada respiración se debilitaron. Era obscenamente macabro el pensar en mi corriéndome mientras mi vitalidad era arrancada, moriría… con la vista nublada, lo último que vería seria a Azazel… mis ojos se cerraron, dejando de ser consciente mientras caí.