Lenox Chateaubriand

Lenox es un vampiro que tras una máscara de decencia, rectitud y buen animo, realizaba a escondidas los actos más viles e imperdonables que cualquiera se pueda imaginar.

En su mejor parte es solitario, capaz de hacer todo por su cuenta debido a que no le gusta depender de otros cuando se trata de sus decisiones (aunque en el aspecto monetario le encanta depender de otros). Gusta de tener su libertad y su espacio, todo para poder hacer las cosas a su manera sin tener que dar explicaciones; pese a esto se sabe lo suficientemente astuto e inteligente como para conducirse por la vida inmortal sin problemas o peligro alguno, consiguiendo de manera habilidosa todo lo que necesita sin mucho esfuerzo.

Ha aprovechado su naturaleza de vampiro para desatar de manera menos evidente todas y cada una de sus oscuras perversiones, así como los peores rasgos de su personalidad. Aunque a simple vista no lo parezca, Lenox dedica su inexistencia a hacerle la vida miserable a todos aquellos que puede (aunque se concentra más en las mujeres). Su sadismo se ha vuelto parte fundamental de su naturaleza esto generalmente con ciertos seres que tiene como si fueran sus juguetes personas, aunque claro, tiene momentos en los que hace uso de sus habilidades para saciar la oscuridad que le devora por dentro con cualquiera que se atraviese en su camino. Detesta todo lo que simboliza pureza o bondad, desea ver el sufrimiento en todo y todos. Se ha vuelto en sencillas palabras, una entidad malvada que se alimenta del dolor ajeno.

Es impulsivo cuando le provocan, intolerante ante ciertas actitudes de otros (esas que considera como estúpidas), de temperamento explosivo cuando se meten con él a lo que suele responder de manera violenta. Posesivo con aquello que ha marcado como suyo y por supuesto sumamente dominante. No le gusta que otros se atrevan a jugar con él o sus pertenencias. Burlón, grosero e irónico con aquellos que conoce de antes o con quienes siente que puede serlo; ante todos los demás muestra su perfecta máscara de bondad.

Lenox Ballard, hijo menor de una numerosa familia francesa. Destinado siempre a ser el menos sobresaliente de entre sus hermanos y el que menos afecto y atenciones recibiera durante gran parte de su vida. Sin contar al cuidado de sus hermanas mayores una vez nacido, Lenox nunca sintió verdaderamente el afecto y cariño que toda madre debe demostrar a los suyos, detalle que probablemente haya afectado a la manera en que vio la vida. Al ser el hijo menor y el más pequeño de los hermanos, siempre fue obligado a ayudar a todos, a ser el que iba a un sitio u otro cuando a los mayores se les ofrecía algo, Lenox fue pues desde su infancia, más como un empleado que como un familiar. Siempre silencioso, solitario y observando a los suyos más como un espectador, aprendió a mantenerse al margen de cualquier circunstancia pero más que nada, aprendió a sobrevivir pese a las dificultades de la vida y al mismo tiempo, esto también le hizo desarrollar una oscuridad interna que saldría a relucir años más tarde.

La falta de atención para con su persona le llevó a alejarse rápidamente del seno familiar, siendo la edad de 10 años el momento donde una mañana al salir a realizar los mandados hogareños optó por no regresar a su casa y convertirse en un chiquillo de la calle. Su familia ni siquiera pareció notar su ausencia de manera real, puesto que en ningún momento trataron de encontrarlo y probablemente lo único que les peso de su desaparición fueron los francos que Lenox llevaba consigo. Su vida en las calles fue complicada en un principio, le costo acostumbrarse a la idea de que en aquellos momentos únicamente se tenía a si mismo, pero con todo y eso, volvió a demostrarse que era más que nada un sobreviviente. Fue durante su estancia en las calles que comenzó a torturar y maltratar a aquellos que eran más desafortunados que él, al hacer eso, aliviaba un poco su sufrimiento y dolor.

Adaptado a la vida en las calles, robaba todo cuanto era posible, buscaba refugió en las noches y procuraba mantenerse fuera de problemas mayores puesto que no se encontraba dispuesto a terminar en los calabozos o asesinado por alguna persona molesta. Con el pasar de los años, Lenox se acostumbraba mucho más a su estilo de vida y si bien conocía cada movimiento que realizaba su familia, nunca más se acercó a ellos, limitándose como siempre a observarlos desde la distancia. Fue precisamente una noche en la que una de sus hermanas celebraba su boda el día que la existencia del joven dio un giro de ciento ochenta.

Observando la beneficiosa boda de su hermana desde las afueras de una elegante casa, fue descubierto por un hombre poco fuera de lo común, alguien que sin indagar mucho en su vida o su situación le ofreció formar parte de una verdadera familia adinerada. Para esos momentos Lenox contaba apenas con 16 años, así que seducido por la idea de una familia y del dinero, siguió a aquel hombre que resultó ser un vampiro.

Aquel peculiar vampiro había perdido a todos los que alguna vez amo, entre ellos un hijo que para ese entonces seguramente hubiese tenido la edad de Lenox, motivo por el que lo acogió en primer lugar. Jean Chateaubriand se convirtió pues no solo en su protector, sino además en su familia. Lenox cambió su apellido, aprendió a comportarse en sociedad y todo lo que un hombre debía saber para la época convirtiéndose así de manera más oficial en el hijo de Jean, todo esto sin que desapareciera esa parte oscura de su personalidad, la que durante ese tiempo mantuvo lo más oculta posible. Todo lo que aprendió e hizo obtuvo frutos el día que a la edad de 29 años, su protector le ofreciera la vida inmortal, la cual él joven no dudo en aceptar.

Convertido entonces en vampiro, Lenox siguió a Jean por el mundo entero, empapándose de conocimientos que nunca en la vida hubiera aspirado a tener, sin embargo, no importaba cuanto supiera o cuanto viera, a Lenox siempre le hacía falta dinero, poder, sangre y sufrimiento, siendo todo eso, el motivo principal por el que su padre inmortal decidiera separarse de él, diciendo que volvería a su lado el día que verdaderamente amara algo que no fuese solo material. Solo y sin mayores aspiraciones que vivir a su manera, es como Lenox volvió después de mucho tiempo a París en busca quizás de algo más, algo que nunca ha tenido.