Shaelle Lyons

por **Shaelle Lyons** Sáb Abr 02, 2016 4:18 pm

DATOS BÁSICOS

▲NOMBRE DEL PERSONAJE▲

Shaelle Lyons

▲EDAD▲

26

▲ESPECIE▲

Humana/Hechicera

▲FACCIÓN A LA QUE PERTENECE▲

▲TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO▲

Clase Media

▲ORIENTACIÓN SEXUAL▲

Heterosexual

▲LUGAR DE ORIGEN▲

Cork, Irlanda

▲HABILIDADES/PODERES▲

Premonición, Reminiscencia, Creación de Ilusiones.

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Shaelle fue en su día una joven llena de vitalidad, ajena al sentido de la responsabilidad debido al ritmo de vida sin preocupaciones que su rica familia le propiciaba. Sin embargo, debido al brusco giro de los acontecimientos, se vio en la necesidad y la obligación de adquirir un carácter maduro y consecuente para salir adelante.
Tras tantos años de trabajo y malas noticias, la bruja se mantiene en la línea de un comportamiento cauteloso, cálido (aunque podría decirse que con cierta frialdad, ya que no confía fácilmente en nadie), comedido y adulto. Sin embargo, la mujer alegre, de carácter juguetón, aniñado en ocasiones, tierno y con interés sin esperar nada a cambio, sigue latente en su corazón endurecido por el pasado.
Odia las mentiras, pero respeta la intimidad y los secretos de las personas, esperando recibir lo mismo por parte de los demás, intolerante ante las insolencias o el cotilleo. Su adolescencia manchada por la tragedia le ha llevado a evitar el ocio y la deshibición. No suele beber, le encantan los gatos y las fresas, en su interior empático y caritativo alberga un gran instinto maternal con los niños y las gentes desfavorecidas.
Odia perder el tiempo.
Habla con decisión pero procura no gastar saliva inútilmente. Guarda su interés por el estudio y la magia, aparentando estar sólamente centrada en su labor como ayudante de modista. No suele relacionarse más de lo necesario, y prefiere pasar el tiempo sola o en única compañía de aquellas personas que se han ganado su confianza y cariño.

HISTORIA

La familia Lyons se remonta a un pequeño poblado tribal en tierras irlandesas, donde el mayor interés de sus gentes residía en el ganado, el duro labrado de la tierra y, por supuesto, las costumbres paganas. Adoraban distintos espíritus, los cuales residían en las fuerzas de la naturaleza, y a los que veneraban a través de ritos y sacrificios animales.
Entre todo aquel misticismo, los ascendentes de Shaelle no eran más que simples lugareños temerosos de la ira de los entes de la Tierra, sin ningún tipo de poder o magia destacable en su familia. Y así persisitió durante generaciones hasta que cierta niña de ojos verdes y cabellos dorados llegó al mundo sin saber que sus dones darían un vuelco a los corazones de la pequeña tribu.
Al principio lo asociaron con una enfermedad inusual, pues la pequeña sólo decía ver colores difusos alrededor de las personas. Sin embargo, a medida que su cuerpecillo comenzó a ganar centímetros y, por tanto, la curiosidad aumentaba como la espuma en su cabecita ocurrente, ciertas habilidades estremecieron las vidas de sus familiares y vecinos.
Su relación con la naturaleza era sorprendente, encontrando que los animales eran capaces de entender sus deseos de una forma preocupante, y no sentía miedo a la noche o a los lugares recónditos del bosque como cualquier niño de su edad. Pero no fue hasta que empezó a introducirse en las prácticas religiosas que sus dones fueron inequívocos para el poblado.
Casi de forma innata, era capaz de crear brebajes potentes con curiosas asociaciones de plantas que daban lugar a estados de alucinaciones, de hipnosis, e incluso de inconsciencia. Extrañas palabras y distintos rituales engendraban comportamientos deseados en aquellos que le rodeaba, generando el miedo en sus residentes.
Quizás fue esa la razón por la que los miembros de la familia Lyons se vieron obligados a abandonar su vivienda rural, huyendo de la hostilidad incentivada por el temor de los lugareños, que había pasado desde una inofensiva admiración a la asociación de la niña con espíritus malignos.
Tuvieron suerte.
En el ambiente urbano de la ciudad de Cork descubrieron que no todo estaba perdido, dando con un punto de esperanza para la pequeña. Al parecer, un viejo hechicero había adivinado la llegada de la familia y se había adelantado a la incertidumbre de sus miembros ofreciendo una educación dentro de las habilidades de su hija, a cambio de una tapadera frente a sus prácticas haciéndose pasar por el “abuelo” de la misma.
Y así, sin saberlo, la introducción de aquella niña en las artes mágicas dio lugar a la consecución de una familia de magos y hechiceras que se vio aventajada por la práctica de estos poderes, llegando a una posición ventajosa dentro de la sociedad.
No duró mucho. La familia Lyons encontró su perdición con la llegada de la Inquisición.
Hacia el siglo XIX los defensores de la Iglesia se presentaron en las puertas de su propio hogar y llevaron a cabo la cruenta ejecución de todos sus miembros, incluidas las dos pequeñas de cuatro y cinco años, y culminando con la asfixia del retoño recién nacido que descansaba en su cuna.
Sin embargo, Shaelle, la cual sólo tenía 22 años aquella terrible noche de Junio, había tomado la acertada decisión de escaparse de su cama para ir al encuentro de su amante a escondidas de su familia, salvando la vida y encontrándose con el dramático suceso a su vuelta. Entre alaridos y lágrimas, aquel joven con el que había pasado esa noche y muchas otras durante un año, decidió pensar en la seguridad de su enamorada y fugarse con ella a la capital victoriana: Francia.
Allí comenzaron a una vida a partir de los pocos ahorros que no habían confiscado los inquisidores, vendiendo objetos valiosos que no fueran una clara evidencia de su relación con la magia. Shaelle se arrepentía por no haber puesto un mayor interés en su instrucción en el arte de la hechicería, pero el temor a sufrir la misma suerte que sus parientes le llevaba a abandonar dichos pensamientos.
Aun así, continuaba estudiando a escondidas, a través del único libro que consiguió recuperar de su hogar saqueado, cuyo papel era tan fino y frágil como las alas de una mariposa a causa de su antigüedad. Con un sencillo hechizo de protección y escondiendo aquel tesoro bajo el suelo de su hogar, la joven dedicaba el poco tiempo libre que le permitía el trabajo a perfilar sus habilidades.
Durante tres años, ambos sobrevivieron en el arduo ambiente de pertenecer a una clase media y provenir del extranjero. Muchos trabajos pasaron por las manos de la bruja, entre ellos sin excluir la servidumbre y la mano de obra en la fabricación de ropa, utensilios, bordados, y otros tantos objetos.
Sin embargo, tras muchos esfuerzos por fin pareció dar con un trabajo más digno que no castigara sus manos curtidas por las labores, dando con el puesto de ayudante de una modista medianamente reconocida. Gracias a esto, la situación mejoró considerablemente para la angustiada pareja. Pero, a pesar de los meses tranquilos que vivieron ambos, la desgracia pareció no tener suficiente para Shaelle.
Darren se dedicaba a la doma de caballos, entre ellos purasangre, lo cual le otorgaba cierto beneficio ante el estatus social a su llegada. Era natural, pues aquel había sido el oficio de toda su familia en Cork, y conocía bien como desenvolverse en aquella labor.
No le bastó al destino.
Cuando el cielo comenzaba a teñirse de rosáceas tonalidades, Darren se proponía comenzar con su trabajo, guiando al nuevo y rebelde corcel al recinto de equitación. Quizás fue la impaciencia por adquirir la gran suma de dinero que supondría aquel logro, o el hecho de haber amanecido de un humor intranquilo, o la simple vulnerabilidad de la vida en situaciones cotidianas donde no advertimos el peligro.
Pero fue inevitable.
Su corazón dejó de latir en el preciso momento en que su espalda impactó con el suelo, y el enorme animal, enloquecido por el miedo y la rabia de verse intimidado por el joven, intentó huir aplastando fuertemente su pecho con casi 450 kg de embergadura. La sangre manchó sus pezuñas, y no fue la propia, y Darren quedó sumido en un eterno y profundo sueño, con los ojos desorbitados y el semblante endurecido.
Shaelle lloró de nuevo. Y lloró mucho. Pero no quiso abandonar. Se mudó días después a una pequeña casa adosada en un barrio parisino que no restaba de mendigos y borrachos, pero al menos tenía una buena iluminación y cuyos vecinos también se ganaban la vida dignamente.
Continuó con la confección, pues el puesto era bien pagado y la experiencia le había brindado cierto talento.
No había terminado todo.
Lo que desconocía Shaelle era que algo estaba por llegar, algo que daría un giro a sus humildes ambiciones y le proporcionaría un nuevo motivo para llorar… O para ser feliz. Eso estaba por ver.
Entre su rutina de trabajo y estudio, totalmente ignorante, la última de los Lyons continuaba con su día a día sin saber que alguien más se uniría a su vida. Alguien que podría aliviar su desgracia.
Alguien que le haría madre.

DATOS EXTRA

-Tiene un gato de color negro y ojos verdes, llamado Leo.
-Le encanta la naturaleza, y todo sitio no frecuentado por muchas personas.
-Valora el silencio entre dos personas.
-Prefiere las manzanas rojas.
-Le encanta caminar descalza sobre la madera y la hierba.
-Guarda su preciado libro de hechicería en un tablón falso de la pared.
-No es buena coqueteando, y suele rehuir las insinuaciones.

por Invitado Dom Abr 03, 2016 2:09 pm

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