Jenell Görgen

La vida puede tener adversidades que te haces cuestionar si vale la pena seguir si quiera respirando, pero depende de la fortaleza de cada uno afrontar aquello que en el momento nos hace débiles para después mirar las cicatrices y sonreír por haber salido triunfante, es ahi cuando quizás se te obliga a madurar a pasos agigantados sin permitirte mirar atrás.

Jenell es de esas personas que con solo verlas, una extraña sensación de calidez te inunda y automáticamente una sonrisa aparece en tu cara, tiene la capacidad de contagiar su tranquilidad y paz interior. Siempre con una sonrisa en el rostro y un comentario positivo para cada ocasión, verle el lado malo a las cosas para darle la vuelta y sacar una solución es algo inherente a su persona.

Pero no todo es color de rosa ni felicidad absoluta, cuando esta sola, cuando el silencio se apodera de todo a su alrededor, los recuerdos cobran vida solo para atormentarla y arrancarle de nuevo el corazón. Años pasaron para que pudiera perfeccionar la máscara que permite a todos ver, aquella que inclusive tiene el poder de confortar a terceros aun cuando por dentro, las piezas sigan sueltas y no sea capaz de siquiera mirarse al espejo.

En una constante lucha con sus demonios interiores, jamás permitirá que te veas atrapado por ellos, vive una dualidad que de apoco la consume al punto de no saber si quedará algo para entregar. Se obliga a si misma a no escuchar a aquellas voces que intentar minimizarla, so esfuerza por mantenerse alegre dejando de lado los malos tragos, y aveces, lo logra.

Nacida dentro de la Confederación Germánica, en el ducado de Sajonia-Gotha y bajo la tutela de uno de sus tíos, Jenelle vivió su infancia siempre intentando ser el soporte de su hermano menor.

Hijos de un burgués en quiebra dentro del negocio de las telas y de una madre que nació con la facilidad de crear con cualquier cosa que llegara a sus manos, Jenelle y su hermano tuvieron lo necesario en cuanto a lo material, y en demasía en cuanto a lo espiritual. No eran una familia en extremo religiosa, pero al menos seguían las pautas básicas de no dañaras, no mentiras, no mataras, no robaras su padre solía decir que santo o no, aquel que era capaz de dañar a un tercero, no valía si quiera para ser considerado humano, aquella palabra se quedo grabada con fuego en su mente.

Jenell es la mayor por tres años, por lo que fue consciente de muchas cosas antes que su hermano y por ende, quiso evitarle mayor sufrimiento. La situación económica de su padre se vino a bajo después de un negocio mal habido en donde no solo perdió dinero, si no la amistad del hombre que lo engaño y el renombre del apellido Görgen.

A raíz de aquella pérdida de dinero -cuando Jenell tenía tres años y el segundo venía a penas en camino- sus padres tuvieron que trabajar en pequeños negocios, el padre de Jenell logró recapitalizarse un poco gracias a los pocos clientes que siguieron transportando telas con el, con el dinero que obtuvo, le colocó un local a la madre de sus hijos para que hiciera lo que le agradaba mas, crear.

Al estar esperando un segundo hijo y con Jenell en crecimiento, la madre de ambos pienso que lo mejor sería colocar una sastrería, y así fue como el patrimonio de aquella familia creció. Pero no todo era un camino fácil; con el nacimiento del menor, el padre de Jenell se vio obligado a poner mayor esfuerzo en el trabajo, el estrés hizo estragos en su vida y por ello, cuando la niña tenía cinco y el pequeño dos, su cuerpo se lo cobró caro decidiendo detener la bomba que alimentaba su cuerpo, un infarto fulminante acabo con la joven vida del hombre de 36 años.

La madre de Jenell se vio obligada entonces a acudir a un miembro de su familia que no era de su completo agrado o confianza, el señor Hendrik. Un hombre entrado en años que no hizo nada mas que acrecentar sus bienes cuando pudo, decidió sacrificar familia para poder tener todo el dinero posible, algo que a la madre de Jenell jamás le agrado. El hombre siempre cortejo a la joven, inclusive cuando su marido aun vivía, pero ella siempre lo rechazo, cuando las cosas se complicaron, meditó la propuesta y al final acepto.

Las segundas nupcias de la madre de los hermanos no fue un cuento de hadas, menos aun cuando aquel anciano entraba en el cuarto de Jenell de noche y decidiendo que aquella carne tierna y sin magullar sería el lugar perfecto para desahogar sus penas. La niña no sabía lo que ocurría, y fue entonces cuando su pequeña psique comenzó a quebrarse, se volvió un tanto retraída, cosa que su madre adjudicaba al cambio de residencia y a su nuevo matrimonio; fueron años los que la niña sufrió en silencio creyendo que, de alguna forma, se lo merecía ¿en que mundo aquello era verdad? bueno, el señor Hendrick no perdía oportunidad para hacer la vida de la madre de Jenell miserable, haciendo que pasara noches lamentándose y llorando, lo que le hizo pensar que tal vez, si ella no hubiera nacido, su madre no sufriría de esa manera.

Cuando Jenell cumplió ocho y su hermano cinco, el señor Hendrick dejó de interesarse por ella y comenzó a mirar al niño de la misma manera que lo hizo con ella, entonces comprendió, que no importaba cuanto sufriera, no podía permitir que la sonrisa e inocencia de su hermano desaparecieran, fue entonces cuando dejo de ser una niña y se convirtió en aquella persona con una dualidad interior que es ahora.

El señor Hendrick jamás tocó a su hermano, volvió toda su atención en Jenell cuando esta decidió ofrecerse sin resistencia, y así, pasaron los años hasta que cumplió trece. Las punzadas en el cuerpo le impidieron moverse durante el día, los picos de fiebre que su madre intentaba calmar sin lograrlo, entonces ocurrió, entre alaridos, el cuerpo de la adolescente se contracturo, convulsiono y cambió, las piernas se doblaron, de pronto no pudo estar erguida, y ante los ojos asombrados de su madre y de un pequeño asustado, dejó de verse como humana para parecer mas un tigre. Las lágrimas en el rostro de su madre no eran de tristeza, ni si quiera de nerviosismo a causa del miedo, eran de alegría, su abuela le había contado y mostrado de lo que era capaz, su madre lo tuvo y ella, por desgracia, no lo heredó, tenían sangre de cambiantes pos sus venas, aquello le dio un nuevo aliento, sería capaz de defenderse sola. El menor cambió la cara de miedo por ojos de emoción ¿él sería igual que Nelle? ¿lo sería algún día? preguntas que no se hicieron esperar y que cada mañana hacía.

Con aquel nuevo don Jenell se sintió completa, de pronto, todo lo que había sufrido pareció no haber sido en vano, se sentía capaz de defenderse y defender a su familia. Y el día llegó en que aquello tuvo que suceder, el señor Hendrick jamás le había puesto la mano encima a su madre, hasta esa noche, quizás estaba harto, quizás solo buscaba un pretexto, pero fue precisamente lo que le dio a Jenell para tomar la decisión de romper con su yugo. La cambiante se transformó frente a él en el imponente tigre que dormir en su interior, y de aquella manera, terminó con su vida.

La madre de Jenell no la premió, pero tampoco la reprendió, lavó la sangre de la piel de Jenell cuando esta regresó a su forma humana y arrastró el cuerpo de su marido al bosque; al día siguiente lo encontraron -Fue un oso fué lo que le dijeron a la viuda, y sin llorar, cerró la puerta.

La vida de los tres mejoró en aquel instante, el daño estaba hecho pero no era algo que les impidiera continuar, y así lo hicieron, con el dinero que heredó la viuda -después de que el banco retirara lo que el señor debía-, ampliaron el negocio y Jenell aprendió el oficio de costurera de su madre.

❋Cambia a Tigre de bengala y a gato siames
❋No le gusta que la toquen, nunca da la mano y es raro cuando abraza
❋Elabora prendas de calidad que impresionan a la burguesía
❋Suele salir al bosque de noche con su hermano para correr en su forma animal
❋Nunca le ha contado ni a su madre ni a su hermano lo que le paso de niña
❋No ha estado con un hombre, aunque lo ha intentado, no logra dejar de temblar y llorar en el momento
❋Siempre tiene una sonrisa en el rostro, se hizo el firme pronostico de que su pasado no la afectaría, aunque hay momentos que las piezas en su mente se quiebran y la hacen tambalearse