Colton Bradley

Tiene una frondosa melena rubia al igual que su barba, pues al ser león africano su pelaje espeso es la marca de la casa. Tiene una mirada muy expresiva y azul, normalmente suele estar de buen humor y sonríe con frecuencia. Es muy auténtico en sus expresiones, que rara vez son fingidas, suele ser muy gestual y se adivina pronto cuál es su estado de ánimo por la expresión de su rostro.

Colton era un niño extrovertido, vivaracho, de pronto fácil y cuya presencia se notaba allá donde iba. No tenía reparos en montar una escena, una pataleta o un drama para conseguir aquello que quería, y su madre, Medala, lo consentía en todo cuanto el amor de su vida le pedía. Su padre murió cuando era pequeño y por tanto careció de figura paterna, así que asumió que el líder de la manada, el dueño y señor, era él. Como adulto es egocéntrico, carismático, ávido de ser el centro de atención, independiente y curioso como todos los felinos. Se cree el rey de la selva, pero no es una pose, es que de verdad lo cree. Para él todo el mundo debería adorarle por ser como el dios Sol, rubio, cálido y chispeante. Tiene mal perder, y el mal pronto le dura poco. Normalmente no es rencoroso, porque eso requiere mucha energía invertida en los demás, cuando podría invertirla en sí mismo en cosas más productivas. Divertido, metomentodo y con muchas dotes dramáticas. Si no se sale con la suya hará lo que sea para salirse con la suya, no se puede decir que no sea tenaz. Eso sí, cuando no le interesa no hay forma de moverlo para que lo haga. Todo pasa por su enorme ego para ser filtrado y si supera el filtro, es que es lo bastante bueno para merecer su atención.

→ Fortaleza: Capacidad de resistencia extrema al dolor físico.
→ Telepatía y comunicación con los animales: Habilidad para comunicarse con otros cambiantes por medio de la mente.
→ Ojo superior: Habilidad para tener visión aún con los ojos cerrados o en la oscuridad.

Como buen felino es un obseso del aseo y la limpieza, no soporta tener suciedad encima del cuerpo, necesita estar siempre limpio y reluciente. Odia mojarse con el agua de la lluvia y los baños en ríos y lagos no los lleva muy bien. Es un sibarita para la comida, todo un gourmet, no le vale cualquier cosa a la hora de sentarse a la mesa.

Le gusta mucho embarcarse en aventuras y arriesgarse a hacer locuras porque de coraje va sobrado. Arrastra a los demás con facilidad, suele ser el centro de la fiesta y tiene muchas dotes sociales. Como es tan orgulloso, no le gusta fallar en nada, así que es perfeccionista y muy crítico tanto con él como con los demás.

Sir Leonard Francis Bradley fue un cambiaformas felino de la vieja nobleza inglesa. Cuando el Imperio se expandió y se pidieron colonos en las salvajes tierras africanas, Sir Leonard no lo pensó dos veces, se mudó allí con su esposa Lady Medala y sus dos hijos, Colton y Bastian.

Cuando el mayor contaba con siete años, el terrateniente murió en una cacería de fieras y su Graciosa Majestad tuvo a bien retirarles el título nobiliario, pero las tierras y las rentas las pudieron mantener. Medala se volvió una mujer fría y vengativa cuyo máximo objetivo es restaurar a sus hijos en la nobleza. Colton no mostró ningún interés por la política ni por los trapicheos de su madre, al contrario que su hermano Bash, al que le encanta urdir planes y complots junto a ella.

Al alcanzar la plenitud física descubrió que las leonas y las humanas no le llamaban la atención, y sin embargo el mozo de cuadras sí. Eso hizo tambalear hasta los cimientos de la casa familiar cuando se enteraron su madre y su hermano. Aquello era una decepción, una traición en toda regla a su apellido y a su familia, al legado de su padre y a toda la parafernalia social. Intentaron en vano casarlo varias veces, el león no pensaba claudicar en algo como eso. Le daba igual no tener descendencia, tenía un hermano que con gusto aportaría muchos Bradleys a la linea sucesoria, pero ni aún así consiguió zafarse.

Para saciar su enorme curiosidad, decidió embarcarse en exploraciones de todo tipo, por lo largo y ancho del continente negro. Estuvo en Kenya, Tanzania, Sudán y Egipto, y en una de sus expediciones conoció a la hija de un arqueólogo francés. En sus largas noches desérticas entablaron muy buena amistad y ella comenzó a sentir algo más que eso por el rubio. Cuando éste le confesó que era homosexual, ella no se retiró de la partida. Le juró y le perjuró que eso le daba igual, que ella no quería un marido para que la obligase a quedarse en casa y parir hijos, que prefería casarse con él aunque jamás le pusiera una mano encima y seguir explorando en rincones recónditos, manteniendo ese acuerdo de cara a la sociedad.

Colton encontró en ella su aliada perfecta para que su madre y su hermano dejasen de atormentarlo y el resto de la sociedad lo aceptase, para que su vida fuera más cómoda y fácil. Se casaron en Casablanca, fue una boda espectacular y durante los dos primeros años todo fueron días de vino y rosas. Pero pronto empezó el declive. Aquella farsa no se podía mantener, su esposa quería un marido que en verdad actuase como tal, no sólo en los papeles o para acompañarla en los actos sociales.

Pronto empezó a envenenarse cada vez que Colton le ponía los ojos encima a algún hombre y comenzó a hacerle la vida imposible, pagando con él sus frustraciones. Se metió en la cama a lo peor de cada casa que pudo encontrar, en un intento de hacerle sentir celos y de llamar su atención, pero ni aún así lo pudo conseguir. Colton estaba harto de ella, de su amargura, de su veneno, de su hostilidad, de que tratase de cambiarlo, cuando eso no iba a suceder.

El matrimonio de conveniencia estaba roto por todas partes, y en un intento de llevarla a algun lugar donde pudiera entretenerse y lo dejase en paz, viajaron a París, donde actualmente llevan viviendo unos meses.  

— Le encanta tumbarse al sol.
— Como buen felino le encanta atrapar todo aquello que tenga textura de cuerda o hilo, ya sea un mechón de pelo, o un hilo que cuelga de la chaqueta.
— Es buen bailarín, se mueve con la elegancia natural de su especie.
— Ha aprendido a usar armas con gran precisión, sobre todo las que son a distancia: armas de fuego, arcos, cuchillos arrojadizos etc.
— Es encantador con todo el mundo, no hay nada de malo en que las mujeres le presten atención y le echen miraditas, le encanta ser adorado.