Io, la peggiore di tutte

por **Bárbara Destutt de Tracy** Jue Jun 02, 2016 8:34 pm

Bárbara

Suelo creer que tengo el mundo a mis pies, que controlo todo a mi alrededor, y que nadie puede refutar mi palabra. Me gusta creer eso, me gusta que los demás crean eso. Pero no era así; ahora sí lo es. Tomé una decisión drástica, una demasiado difícil para algunas, pero que implicó mi liberación. Nunca, en mis casi veintiún años de vida, me sentí tan absolutamente completa, como si el pasado ya no me pesara tanto, como si ya no fuera tan doloroso. Transité mi Vía Crucis con la mayor de las dignidades, pero me cansé, me cansé de temer, me cansé de la oscuridad, y él ya no puede hacerme daño; ni a mí, ni a nadie.

Enterarme de que mi padre ha tenido una hija fue devastador. Una bastarda, pero su hija al fin. Nunca imaginé que un hombre erudito y entrado en años como él, siguiera viviendo un romance con una jovencita. Pero pensé en esa criatura, que llegó al mundo para vivir bajo el mismo techo que ese monstruo, y no pude contener el arrebatador impulso de acabar con él. Yo ya estoy rota, pero estoy hecha. Soy una mujer que supo tomar las riendas de su vida, pero a esa pequeña nadie iba a protegerla, y tuve que hacerme cargo de ese asunto también. Su madre, una empleada doméstica –quién diría que el destacado Destutt de Tracy estaba en esas tretas- aceptaría lo que fuese con tal de mantener su posición.

Contraté un sicario para que matase a mi abuelo. Sí, y no hay ningún pesar en mi consciencia. Él merecía morir de la peor manera, y así fue. Ahora que lo lloren aquellos que cubrieron su miseria y se revolcaron en su Infierno. Yo haré una fiesta en honor a la inocencia que me robó y en honor a la inocencia que nunca podrá robar.

Credits to Rapture

por **Bárbara Destutt de Tracy** Mar Mayo 09, 2017 8:56 pm

Bárbara

En muy pocas oportunidades me he sentido una verdadera estúpida. De hecho, no recordaba la última vez que había creído hacer el ridículo. Y como si no tuviera problemas, intentar borrar la vergüenza de mi ánimo me resulta agotador. Claro que, nadie sabe ni sabrá sobre cómo me siento, pero ya me resulta inevitable mentirme a mí misma, a pesar de que soy una experta en ello.

El causante de todo eso es Maximilien Aramburuzabala. Un nombre que, hasta hace tan sólo unos días, no existía para mí. El apellido sí, pertenece a los dueños de la propiedad colindante, pero el trato era distante y cordial, como todas mis relaciones. Pero él apareció en mi vida el día que me enteré de la muerte del padre de mi padre. De su horrorosa muerte.

La sensación de libertad que experimenté me obnubiló. Estaba ebria de placer y alegría, porque sabía que el monstruo, finalmente, había muerto. Y jugué. Me permití intentar ser alguien que no soy. Y cuando éste hombre apareció le dije un nombre que no es mío, o sí, pero por el cual nadie me conoce. Me hice pasar por una empleada y hasta intenté coquetear con él. Todo parecía bien, una simple travesura de alguien que nunca había cometido una. Finalmente, decidí, con el pecho atravesado por la humillación, confesé mi pecado.

Y eso no fue lo peor de todo. Lo más patético resultó ser que huí. Monté a Francesca y me lancé a la carrera. Cuando llegué, me oculté en mi habitación y comencé a reír como una loca, hasta que la risa se convirtió en llanto. Y, como jamás lo había hecho, lloré por mí. Siento vergüenza porque…sentí pena por mí.

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por **Bárbara Destutt de Tracy** Jue Nov 23, 2017 10:41 pm

Bárbara

Un conflicto de intereses. Reyes sin corona que anhelan con regresar a su trono, con la gloria y la sangre tiñéndoles las manos y hasta las pestañas. Una potencia y un puñado de orgullosos miembros de una familia. Mis recursos a disposición de todos y, entre medio de todo eso, él. Maximilien Grimaldi, el hombre que tiene la capacidad de pulverizar el marfil con solo mirarlo. Jamás conocí a alguien con una mirada tan potente como la suya. ¿Por qué hago esta observación? Porque no paro de analizar la cuestión, los pros y los contras de la misma, y su mirada acude a mí, continuamente…

No me deja en paz, no me abandona. Es como si, en este preciso instante, alzase el rostro y lo tuviera frente a mí, contemplándome e insistiéndome en que le conceda ese dinero que tanto desea y tanto necesita. Sería divertido tenerlo en mis manos como a tantos otros, pero… Sí, Bárbara Destutt de Tracy tiene peros, y este es uno sumamente estúpido. No quiero que me tema. Puede parecer una cursilería, pero quiero ganarme el respeto de Maximilien Grimaldi, un hombre que nació para triunfar. Los hombres de este mundo, me respetan porque me tienen pavor, sin embargo, con el monegasco, es distinto.

¿Qué tiene de diferente a los otros? No sabría decirlo. O sí. No estoy dispuesta a admitirlo aún. No puedo permitirme sentirme atraída de esta forma por un completo desconocido al que, a pesar de todo, si tengo que destruir, no tendré más opciones. Porque soy Bárbara Destutt de Tracy viuda de Turner, y eso hago: quebrar a todos aquellos que no pueden cumplir con su palabra.

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por **Bárbara Destutt de Tracy** Mar Mayo 01, 2018 11:11 pm

Bárbara

He querido encontrar la libertad y cometí un delito. No pesa en mi alma, no lo vivo con dolor, mas la pesadilla nunca se termina. Es como si él se hubiera apoderado de mí para siempre, como si nunca más pudiera pertenecerme a mí misma. Es un espectro que me persigue en mis pesadillas, que me susurra al oído cuando menos lo espero. Lo siento en la piel, me quema, las heridas supuran nunca cicatrizan. ¿Cuánto tiempo más tendré que cargar con esto? Suelo pensar que fue mi culpa, que yo lo provoqué y lo llevé a destruirme. Pero no. No soy la culpable. Él era el enfermo, el desgraciado, el perverso, el monstruo que abusaba de su propia sangre, de una niña indefensa. Ya no soy esa pequeña a la que nadie escuchó, pero no puedo soltarla, sigo aferrada a esa infancia destruida y a la vergüenza de haber sido desestimada por todos. Cuando logré purgarme, nadie quiso oírme. Todos me dieron la espalda y prefirieron mantener el secreto guardado bajo siete llaves. Hay días que deseo que todo explote, y luego reflexiono que no conseguiría más que la ruina de la familia y con ella, la propia. Lograría ser señalada y que me miraran con lástima, y no estoy dispuesta a soportarlo. Pienso en eso y me doy cuenta que no soy muy distinta a mi padre o a mi abuela, que quiero mantener las apariencias porque me conviene. A todos nos convienen las máscaras tras las cuales nos cubrimos, allí nos sentimos fuertes e inquebrantables. El problema está cuando, en la soledad, nos deshacemos de ellas y nos rompemos en mil pedazos.

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por **Bárbara Destutt de Tracy** Sáb Jun 09, 2018 9:53 pm

Bárbara

El monstruo se apodera de mí. Me asfixia. Con llanto, con espasmos de dolor que surgen en mi pecho, me revuelco en la propia pestilencia de mi alma, repleta de oscuridad, de miedo. Mi alma sangrante, herida, rota, camina sin rumbo por las calles, repletas de gente, pero sin ver. Vendas en los ojos que me impiden vislumbrar la realidad. Sólo soy yo, con mis lágrimas y el peso de la vida sobre los hombros, como cadenas que me atan las piernas y no me permiten avanzar. No puedo continuar. Él me aprisiona, una vez más. Su mirada diabólica me anticipa el horror, de mi garganta no emerge grito alguno, simplemente, un hilo de voz que ruega, con miedo, que no me destruya. Ya me ha destruido. Ya me ha destrozado. Ya me ha acribillado los pocos cimientos de mí misma que logré levantar. ¿Cómo podré levantar mi escudo, si me persigue en sueños? ¿Cómo crearé una nueva Bárbara, si me tiene atrapada su recuerdo? Es un fantasma, es un espíritu que sigue vivo, porque el terror que habita mi ser, me mantiene en su poder. Quiero liberarme, sacudirme, arrancarme, pero no puedo moverme. Me siento quieta, estaqueada, liquidada… ¿Podré continuar después de lo vivido? Soy un despojo de mí misma, me miro al espejo y no me reconozco. Pienso que, quizá, nunca me reconocí, que mi reflejo no es más que una ilusión, y que no soy nadie. Que estoy vacía, que nada valgo.

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por **Bárbara Destutt de Tracy** Lun Oct 15, 2018 10:06 pm

Bárbara

Incrédula por mi accionar, hay días en los que miro al espejo y no me reconozco. Me siento débil; no físicamente, sino emocionalmente. Mis muros tambalean, puedo sentirlos a todos ir perdiendo fuerza. Un terremoto llamado Maximilien Grimaldi está amenazando con derribarlos. Estoy resistiendo. Lo hago con ahínco, aunque siento que ya no es suficiente. ¡Ja! Quién me ha visto y quién me ve… El influjo que ese hombre ejerce sobre mí, me da miedo y, al mismo tiempo, me pide que deje que éste río de lava siga su curso. Bárbara Destutt de Tracy está aterrada ante el atractivo de un hombre. Eso es algo impensado, que nunca creí que podría pasarme. ¿Pero qué hacer, más que contenerme y dejar que nuestros negocios finalicen? Cuando ya no estemos vinculados de ninguna manera, no volveré a verlo y todo esto que me genera desaparecerá. El camino correcto es ocultar los efectos devastadores de su aparición, y olvidarlo. Luego lo extirparé de mi memoria y haré de cuenta que nunca existió, para recordarme las prioridades que poseo, que no puedo permitirme ni flaquear ni distraerme. No puedo sentir como una mujer. Va en contra de mis principios, de lo que soy, de lo que pienso. Sería traicionarme, y eso sí que nunca lo haré. La lealtad a mí misma es lo único que me queda y con lo que me moriré en paz.

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