Marla Van Driesten.

✘ Vampiro ✘ Princesa de los Países Bajos ✘ Bisexual ✘ Germana ✘ 23 años aparentes - 1565 años reales
Habilidades
✘ Habilidades, atributos y poderes innatos:
· Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.
· Atributos: Colmillos afilados, uñas afiladas (en algunos casos), piel y cuerpo resistentes (aunque suave al tacto y a la vista), e inmortalidad.
· Poderes: Sanación acelerada y percepción del aura.

✘ Habilidades personales:
· Fortaleza: Capacidad de resistencia extrema al dolor físico.
· Infligir dolor por medio de la mente: Capacidad que consiste en infringir dolor a una persona. Esto sólo funciona por medio de la concentración mental y el contacto visual.
· Ilusión: Capacidad para alterar la relativamente la realidad por medio de alguna ilusión, algo no real para confundir a las personas.
Personalidad
Posiblemente es una de las vampiresas más equilibradas mentalmente que se puedan encontrar de su edad. Mantiene la esencia humana que la hace ser luchadora y leal a todo en lo que cree, es generosa y dispuesta a hacer sacrificios personales por aquellos que se ganen su confianza. Letal con quien la traicione o se posicione contra ella, no duda en asesinar y eliminar de su camino posibles amenazas. No mata al azar a no ser que tenga un ataque de ira o un muy mal día, selecciona a sus presas con detenimiento y parsimonia, tiene un paladar muy selectivo y depende mucho de su humor que prefiera hombres, mujeres, adultos o infantes. Su carácter es controlador y distante con todo aquel que no conozca, en cambio con los pocos que se pueden considerar en su círculo de confianza es cariñosa y dulce. Es posesiva pero no celosa, lo suyo lo quiere cerca y controlado, no la gusta perder el control de las situaciones y las pocas veces en que eso ocurre es como un animal herido, imprevisible y feroz.  

Un poco de historia
Nació en una de tantas aldeas germanas existentes por aquel entonces… Estamos hablando del siglo III d.C. El Imperio Romano tenía más de cien provincias por toda Europa, algunas de ellas se dejaron conquistar, otras –en cambio- se resistieron al poder romano. Como es obvio fue contra estas últimas contra quienes se desplegó el potencial estratega de su ejército. La orden de estos soldados era matar hasta conseguir la rendición de todos y cada uno de los pueblos germanos, godos, celtas… Isela (nombre que le regalaron sus padres al nacer), una niña de unos quince años, pertenecía a una de esas rebeliones que había que eliminar cuanto antes. Estaban ya cerca de las murallas de Roma, esperando al resto de clanes que se unirían a ese asalto a la capital cuando las legiones se les echaron encima. Si tan solo hubieran tenido un día más, habrían podido enfrentarles, las fuerzas se habrían compensado y todo hubiera sido diferente. Roma mató públicamente a todos los hombres que no lo hicieron en el campo de batalla y vendió a las mujeres a las casas más influyentes. En esa época quien más esclavos tenía, demostraba poder y fuerza, sobre todo si eran de diferentes lugares del mundo. Isela fue vendida a una de esas familias y así comenzó su vida como esclava.

Hubo momentos en que creyó perder la fuerza para continuar, no soportaba ser tratada peor que los perros, no soportaba nada de aquel lugar. Le horrorizaban los perfumes de su ama, la babosería de su amo y por supuesto tener que suportar las violaciones de este cada vez que su esposa salía de casa. Deseó matarles tantas veces… Pero fueron advertidos en el momento en que la compraron de no quedarse a solas con ella, a “esa” la habían apresado en batalla no en una aldea y por tanto era considerada peligrosa. Siempre había un negro de confianza de los amos vigilándola, incluso en las escenas de intimidad requeridas por el patriarca, dormía encadenada y nunca le dejaron entrar a la cocina, seguramente porque era el lugar de la casa en el que más fácilmente hubiera encontrado un arma.

Lo que parecía que iba a ser un día como otro cualquiera resultó ser la chispa de vida que Isela necesitaba para resurgir de sus propias cenizas. Una de las familias más cercanas a la que poseía a la joven, la requirió para diversión de su hijo. Fue el primer día que la asearon debidamente e incluso vistieron y peinaron, Isela no era consciente de lo que ocurría a su alrededor, comprendía fragmentos de lo que decían pero aún no conocía su lenguaje a la perfección. “El negro” fue el encargado de acompañarla hasta la casa en que pasaría la noche. Una vez allí los sirvientes se encargaron de conducirla hasta una habitación, demasiado lujosa para sentirse segura, estaba completamente sola por lo que se dedicó a buscar algún tipo de arma por lo que pudiera pasar, sin éxito. No pasó mucho rato hasta que la puerta se abrió de nuevo y entró una mujer, quizás algo más joven que ella misma. Por primera vez desde su captura sintió calidez en la mirada de alguien, era menuda, de la misma complexión y altura de Isela con la diferencia de que una tenía el pelo rojo y la otra castaño. Tan solo fueron unos minutos lo que pasaron a solas pero Isela supo que no olvidaría esos ojos en la vida, la pudo explicar el motivo por el que la habían llevado allí, pero ya nada importaba salvo disfrutar del calor y cuerpo de esa mujer.

De vuelta a casa no pudo evitar repasar mentalmente todo el encuentro tanto con el amo de Amanda como con ella. El deseo de cortarle algo más que las manos la atormentaba, no podía soportar saber que estaba sufriendo eso cada noche y debería hacer algo al respecto. Se esforzó a más no poder para ganarse la confianza del patriarca de la casa, fingía ser cariñosa y atenta cuando este requería su presencia y en unas semanas Isela tuvo acceso a todas las estancias de la casa, incluida la cocina. El cuchillo que se guardó en el cinto de su vestido era el más afilado que encontró. Eran necesarias algunas muertes para poder huir y llevarse consigo a la pelirroja. Aquella noche, cuando el negro se acercó a ponerla las cadenas como de costumbre, Isela le degolló, no le dio tiempo a gritar siquiera. Deseó que el camino hasta la salida estuviera libre de cualquiera que pudiera dar la voz de alarma, desgraciadamente no fue así y la germana tuvo que asesinar a otras tantas personas del servicio. Por suerte para Isela su entrenamiento, desde que apenas se tenía en pie, en el arte de la lucha y la guerra siempre había estado impregnado en ella y pudo hacerse un camino hasta la salida con bastante facilidad. Corrió por las calles, manchada de sangre y con el cuchillo en la mano, todo con el que se cruzaba se apartaba atemorizado y por supuesto despertó la curiosidad y los murmullos de todos. Cuando llegó a la casa en la que la pelirroja vivía no había rastro ni de ella ni de nadie, tan solo quedaban algunos muebles y parte de la decoración. Se dejó caer en el suelo de rodillas y dejó el cuchillo delante de estas, no tardarían en llegar a por ella y debería responder tanto por los asesinatos cometidos como por escapar de sus amos.

Las represalias llegaron, la torturaron durante una semana entera, un día por cada persona que había matado para poder huir. Latigazos, baños en agua helada, exponerla en público atada sin que se pudiera mover… Cuando ya pensaba que la matarían hicieron algo que no esperaba, quizás peor pero no desde su punto de vista pues la daba una opción para lograr la libertad, la vendieron a un nuevo amo, un hombre que sacaba rendimiento de los esclavos en peleas de gladiadores, hacía tiempo que no tenía a una mujer y cuando se enteró de lo ocurrido se interesó por Isela. Esperó el tiempo justo para enfrentarla el primer combate, apenas tuvo tiempo para recuperarse pero la joven sabía que su única vía de escape era matar a quien la pusieran delante en la arena y así lo hizo. Así lo hizo al menos hasta aquel hombre. Aquel gladiador doblaba en tamaño en Isela y estaba igualmente entrenado en la lucha cuerpo a cuerpo. Después de cerca de media hora luchando contra él la joven apenas tenía fuerza, la dolía todo el cuerpo, y estaba cubierta de la sangre que goteaba de su rostro debido a los golpes. Estaba derribada en la arena, apenas sin aliento, ese sería el último intento por ponerse de pie y aguantar las embestidas del oponente; pero una vez acabó en el suelo entre gritos de dolor.

Despertó en una cama, no era nada elegante o refinado pero sí mejor que a lo que estaba acostumbrada. No tenía ataduras en las muñecas ni en los tobillos. Miró a su alrededor y vio un hombre sentado en un taburete en la esquina de la habitación. Markov se había ocupado de comprarla antes de que fuera asesinada en el duelo y había acelerado su proceso de recuperación transformándola en un ser como era el, un vampiro. La instruyó tanto en cómo valerse por sí misma con su nueva condición, como a mejorar su forma de combatir buena ya por naturaleza. Se ocupó de que su sed de sangre no la impidiera aprender, de que no matara a la ligera y tan solo lo hiciera por necesidad, para continuar “con vida”. Pasó unos años con él, viviendo a su manera, aprendiendo cada movimiento, cada truco, manejando sus nuevas habilidades… Se será leal por la eternidad y si depende de ella nada malo le pasará a su sire, pero no pudo permanecer eternamente a su lado, necesitaba algo más libertad, crearse una nueva vida en libertad y buscar a esa maldita pelirroja, saber qué había sido de ella.

Lo primero que hizo fue regresar a su tierra, a donde había estado su aldea, no quedaban más que ruinas de lo que aquello una vez había sido… Después de llorar a su gente comenzó un viaje que la llevaría de guerra en guerra, comenzó a hacer de ello su vida. Fue en una de tantas en la que el rumor de una pareja de vampiros llegó a sus oídos, ignoró lo referente al hombre, pero la descripción de la mujer… Pelirroja, de increíbles ojos verdes, delgada y hermosa. De alguna forma supo que no podía ser otra que aquella muchacha con la que tan solo había compartido una noche. Desde entonces mantuvieron el contacto a lo largo de los años pero escasas fueron las ocasiones en que pudieron verse.

Actualmente Isela, cambió su nombre por Marla Van Driesten y vive en la urbanizada Germania, llamada Países Bajos. El mundo cambiaba y los de su condición debían hacerlo al mismo ritmo, así lo había hecho la pelirroja –Amanda- ahora reina de su país y casada con un hombre a quien Marla no había conocido pero tenía la certeza de que no le soportaría. Su relación con Amanda se había intensificado desde que ambas estaban en el mismo país y el plan que habían formado era tan perfecto como arriesgado. Marla se haría pasar por su hermana a ojos de todos, viviría en la corte junto al matrimonio real y se ocuparía de la seguridad de la reina. ¿Qué podría salir mal?

Más
✘ Su pasión son las guerras.
✘ Se hace pasar por hermana de Amanda Smith cuando en realidad son amantes.
✘ Dadas sus experiencias ha aprendido a controlar su instinto asesino. Es fría, cínica y calculadora con quien no la importa.
✘ Los humanos son dispensables para ella pero salvo momentos concretos de desdén o ira no se dedica a matarles.
✘ Finge ser un témpano de hielo pero realmente sigue teniendo miedo a volver a ser sometida por alguien.