Nos damos el lujo y la perdición de todo — Mikaël Doré

por **Frany Lavoisier** Lun Dic 26, 2016 9:53 pm

Hora: 20:00 — Noche de Luna Llena
Lugar: Mansión Doré

Si tan solo pudiera decir lo que mi corazón alberga
Si tan solo pudiera robar de tus besos aquel beso oportuno
Si tan solo tú me dieras tu corazón yo sería….sería… -suspiros-

La respiración me falta, los pulmones se agitan fuertemente mientras corro con desesperación hasta llegar a la mansión. Jamás, jamás había llegado tan tarde siempre estuve para presenciar cuando mi señor se despertara, por razones que no mencionaré –las mejilla se tornan rojas al pensarlo– estoy a punto de llegar, podía ver la mansión a lo lejos y solo faltaba lo esencial darme un baño no quería que notará mi olor y menos que tuviera que alimentarse de mi de aquella forma.

Llegué, como pude, las piernas me tiemblan lo suficiente como para subir por las escaleras al piso superior y corre más entre los pasillos cual laberintos, vi su puerta ahora necesitaba un poco de agua y arreglarme un poco; alisé el cabello enmarañado junto al vestido, iba a tocar la puerta ya pero recordé mis mejillas, las pellizque los suficiente como para lastimarlas y que tomen un color natural, estaba perfecta, o al menos eso creía yo.

Mi corazón latía con fuerza, la noche por lo que tenía que calmarme o de lo contrario sería castatrófico para mi.

Toqué la puerta ingresando a la habitación, el aroma de mi maestro estaba más que presente por toda la casa y aunque muchos decían que era un aroma senil para mí era el aroma más embriagador del mundo, su presencia me ponía temblar tanto que ya comenzaron a fallarme las rodillas y el nudo en el estómago se hacía presente ¡oh no! Eso solo quiere decir algo.

—Mi señor, es hora de que despierte no me obligue a usar otros métodos para sacarlo de la cama, quizás agujas o cosquillas—

Lo último lo susurre acercándome a la cama lista para entregar al cena y lo que tendría que hacer, aunque no quisiera tendría que avisarle de las invitaciones, saludos y demás personajes que han venido a visitarlo en su ausencia y los engaños que usé para evitar que se quedaran más tiempo. Mi corazón volví a latir de solo verlo así tan indefenso que me daban ganas de besarle y jugar con él hasta que…hasta que amanezca nuevamente.

por **Mikaël Doré** Jue Ene 05, 2017 3:04 pm

Las noches para mí siempre eran densas, pues necesitaba alimentarme más que cualquier otro vampiro pero no por falta de experiencia, sino porque la sangre de mi esclava era intensamente atrayente a mi paladar y a veces no podía aguantar no beberle en demasía hasta dejarla un poco debilitada. Pensaba cómo el corazón tan frágil de Frany, a pesar de lo que mi sangre podía entregarle… cómo serían esas veces en que no deseo alimentarla, cómo se sentiría… Si llegara de pronto a desfallecer en cualquier lugar, mis impulsos me llevarían quizás a qué…

De a poco me fui despertando, en mi gran habitación todo permanecía tan oscuro cómo el mismo color negro, nada se veía… Mis ojos se entreabrieron de a poco y pude percibir el aroma de Frany cerca de mí, mientras me decía bromas. Abrí mis ojos debilitados, y llevé mi mano a tocar un mechón del largo cabello de mi esclava:
-¿Querida, por qué estás tan desaliñada?- dije percibiendo un fuerte aroma, proveniente de los jardines de mi mansión y sentándome en la cama tomé de la mano de Frany y luego de acariciarla unos minutos la llevé a mi boca, enseñando mis colmillos a la atmósfera de la oscuridad para morderla y beber unas gotas de su sangre.

Lentamente, su sangre tocaba mis labios y lengua… deleitándose de su sabor y mis ojos tomaron un color más rojo vivo. Un ligero calor recorría mi piel, mis venas se notaban menos –lo podía sentir en la oscuridad- y pude sentirme más despierto frente a todo lo que me rodeaba, y nuevamente el latir agitado del corazón de Frany resonó en mis oídos y lo guardé como a un tesoro dentro de mi pecho, si… imaginando tal vez que yo también tenía un corazón, pero no es así… no lo poseo más que en sueños, pinturas y poesías.

-Enciende las luces querida… deseo ver tu rostro- dije esto aun cuando yo igual podía visualizarla en la oscuridad absoluta, pero se lo ordené para que ella se sintiera en un lugar menos tétrico, aunque mi habitación era eso.

-Lamentablemente, no puedo sentir esas cosquillas de las que me hablas…- dije parándome mientras me acercaba a un espejo de gran dimensión que valía millones de francos para cualquier postor, con un marco de oro y diseños de flores de lis.-Querida… y llama también a mi valet, para que me vista y traiga ropajes, no voy andar en ropa de cama toda la noche…- le ordené a mi esclava y después de haber dicho todo aquello, me incliné a acariciar sus cabellos ligeramente con mi mano.

por **Frany Lavoisier** Jue Ene 26, 2017 11:23 pm

Hora: 20:00 — Noche de Luna Llena
Lugar: Mansión Doré

Como decirte que te amo,
Como mostrarte que no hago más que pensar en ti
Que mi mundo eres tú, que solo vivo para ti y por ti
Dime, dime si alguna vez podrás verme con los mismos ojos…pero sería imposible, lo sé

Mi corazón estaba latiendo a más de mil por hora tanto que sentí que se saldría de mi pecho a caminar, o mejor dicho a saltar a las manos del dueño de esos ojos que me miran y derriten por completo, de aquel hombre que con una sonrisa me tiene develada por él colgando en un hilo deseando y soñando cosas insanas o impuras para una doncella. Si, si ya se me paso la hora del matrimonio y todo pero, pero realmente no me importan esas cosas si tan solo pudiera lograr que aquel hombre me vea como una mujer una mujer que se muere por besarlo, tocarlo y ser suya….dejamos ahí no más o me acoloraré

Sus labios me estaban matando aun con el dolor de la mordida no hacía más que excitarme y eso era malo para mí porque no solo mi corazón si no también mi cuerpo pedía a gritos que me lanzara a él, pero tenía miedo, miedo de ser rechazada por él, que me aleje y terminar demente en alguna esquina, aunque ¿se puede ser más loca de lo que estoy? No lo sé. Pero la culpa la tendría él. Si no más de ver mi sangre correr por su mentón, el tocar de sus labios, su lengua…me estaba desquiciando realmente y más con ese dolor punzando en la herida que desapareció lentamente

—Mi señor, por qué no me deja primero limpiar las gotas de sangre o de lo contrario se asustarían de usted si lo ven en ese estado y sería mi culpa si eso pasará, y como una joven responsable debo hacerme cargo de ello ¿no lo cree? Además si usted queda bien yo también—

Tenía que encender las luces pero demoraba por una razón, si el veía el sonrojo en mi cara se daría a notar que estaba excitada por la mordida, por su presencia por tener que verlo de aquella manera al despertar. Dioses o quien sea que me de una mano para soportar o de lo contrario haría una locura, no, ya lo estaba haciendo al encender las luces tal como lo pidió, mi respiración agitada con mi pecho subiendo y bajando rápidamente, mi rostro rojo completamente hasta las orejas…mis labios apenas moviéndose al ver el rostro de mi amado, del amor de mi vida.

—Si por mi fuera siempre andaría en esas ropas delante suyo—

Mordí mi labio inferior susurrando esas palabras. Estaba loca o qué, estaba confesándome directamente a él. Demonios, demonios tenía que hacer algo. Caminé hasta el borde de la cama donde me arrodille prácticamente, mis ojos seguían perdidos en los de mi señor mientras mi mano se colaba por la mejilla de él sintiendo el frío de su piel que no hacía más que erizar la mía.

—¿Por qué llamar al valet si estoy yo aquí…Para eso estoy, para ayudarle en todo para servirle ¿acaso no me necesita, no soy útil para usted mi señor? Mikael yo te…—

OH DIOS MIO, abrí los ojos avergonzada de lo que dije pero no podía, realmente no encontré como excusarme en ese momento, pero ya lo había dicho, había soltado la lengua en decir que quería ayudarlo a cambiarse y más que nada a estar cerca de él incluso me atreví a decir su nombre, ahora si merecía la muerte por mi estupidez. Me reí nerviosamente ocultando mi sonrojo al bajar la mirada odiándome completamente

—JAJAJAJAJA, no, como podría además luego me aprovecharía en buscarte cosquillas, aunque usted diga que no las tiene, si me esfuerzo puedo hacer que las sienta, o si toco en los lugares apropiados quizás….Creo que llamaré el valet y lo espero abajo para…ya sabe informarle de todo lo ocurrido en la mañana—

Carraspee nerviosa de mí locura porque lo que menos quería era asustarlo a él entregarle mis sentimientos hasta que él no sintiera lo mismo por mí.

Y esa sería la más dura batalla, pero no me rendiré. Jamás.

por **Mikaël Doré** Dom Mar 12, 2017 9:20 pm

A veces las reacciones de mi esclava me sorprendían pasaba de un momento a otro a enrojecérsele las mejillas, a expresar con su mirada todo lo que sentía. Frany era muy especial en ese aspecto ella sabía muy bien –demasiado bien, en verdad- expresar todo lo que su en su ser interior tenía, en cambio yo era tan inexpresivo que me costaba un poco entender las emociones ajenas. Pero no las de Frany, a ella yo me la conocía a la perfección. Siempre aquella joven de rosadas mejillas, y cálida mirada buscaba algo dentro de mí, algo qué desgarrar o sacar dentro de mí. Realmente es difícil no prestarle atención a sus verdaderas intenciones… es una joven con muchos secretos, en especial secretos acerca de mí, pero la verdad es que yo no podía corresponderle de la misma manera, porque me abruma la idea de no querer hacerle daño…

En su momento dejé que Frany me limpiara los labios con un pañuelo, después de haber drenado su exquisita sangre para mí, que me daba la energía adecuada para empezar mi jornada. Me mantuve en silencio por mucho rato, escuchando a Frany y sus preguntas que soltaba de una forma casi automática, debido a lo nerviosa que era.

-Gracias querida… por tus palabras- dije al escuchar de sus labios la frase “Además si usted queda bien, yo también”.

Y es que mi esclava era muy devota, yo la había entrenado bien además de que sus halagos y adoraciones tenían un origen más oculto y profundo que yo si podía percibir, pero que era difícil de comprender viniendo de una humana, y a su vez, era un poco difícil de emplear alguna acción frente a lo que sabía de ella con respecto a mí. El viento de la noche se escuchaba en mi gran habitación del palacio y era un sonido sepulcral que me encantaba oír más en el silencio de mi soledad no dejaba de observar todos los pasos y los movimientos de mi esclava, que se hacían ver frente a mí como una delicada doncella. Ella era muy querida para mí…

-Pienso que es mejor que el valet venga a hacer ese trabajo, querida mía. Tu encárgate de los demás deberes de este palacio. Que me busquen ropa y me vistan no es nada más es por mero protocolo y parte de mi vanidad…- le confesé con sinceridad dirigiéndome a sus ojos a través del espejo- …es una vanidad que me permito hacer, porque quiero lucir bien para ti también.- dije en mi tono serio, sin mirarla a los ojos esta vez, mientras arreglaba los vuelos de mi camisa de dormir.

Observé un mero enrojecimiento por parte de mi esclava, seguido de una explicación bromista acerca del vestir. Mi esclava interactuaba de una forma tan particular que yo ya estaba acostumbrado a recibir su cambiante trato. A veces se ponía seria, a veces se ponía romántica y otras veces muy molesta…

Su broma acerca de las cosquillas, solo me pareció tierna hasta cierto punto ya que realmente yo no podía recibirlas… pero después me vino hablando de algo completamente diferente, acerca de rincones más ocultos de mi ser. Enarqué una ceja, mirándola nuevamente desde mi posición y mi seria expresión volvió nuevamente, entendiendo a qué iban sus indicios de absurdos deseos, que yo no podría cumplir. Ahora el Conde realmente necesitaba vestirse como se debe.

-Ya puedes retirarte querida… gracias por abrirme las cortinas hacia esta noche oscura.- declaré en un tono serio, y reflexivo a su vez.

por **Frany Lavoisier** Lun Mar 27, 2017 12:01 am

Hora: 20:00 — Noche de Luna Llena
Lugar: Mansión Doré

Siento que estoy a punto de perder el conocimiento con el mover de los labios de mi querido amor, amo. Su sonrisa y sus ojos me pierden tanto que me avergüenzo del calor que comienzo a sentir por estar tan cerca, él me embriaga pero no puedo decírselo no puedo ni dejar de mantener la risilla nerviosa así como el sonrojo que por más que desee que se vaya no lo logro. Quiero morir.

—Así como yo, mi señor, siempre quiero lucir hermosa para usted brillante con toque de un sutil perfume que despierte su apetito y pueda beber de mí y sentir a través de mí, todo lo que experimento en la mañana, así como la comida que pruebo para tener el sabor ideal para usted. Todo lo hago por usted mi señor, como una vanidad para que usted esté bien siempre—

Pensar en que había otra persona que se ocupara de él me ponía nervioso, alguien que no fuera yo que pudiera verle y ser de ayuda así como conocer más sobre mi amado señor, al que devotamente sirvo y sigo ciegamente. Sé que no siente lo mismo que yo, pero no me doy por vencida, ni me daré. Haré que mi amor llegue a él y logre mover su corazón por mí, sé que puedo.

Lo amo tanto que no puedo evitar mi corazón lata como tambor al salir de su habitación con una reverencia para llamar al valet a que lo ayude en aquello que tanto deseo y que hace a mi corazón palpitar y volcarse tanto. Me arrimo contra la puerta deslizando mi cuerpo asustada, regañándome por mi osadía ante la propuesta. Me castigo fuertemente por mi exabrupto, además sé que mi señor se enojará conmigo al haber despedido a una de las sirvientas de la mansión de él. Espero que al menos no lo note, no tanto.

—Mientras, mi señor se cambia, pediré que sirvan la cena, para mantener a todos convencidos de su hambre, ahora el valet llegará para ayudarle, si necesita algo de ayuda con su baño o lo que sea mi señor, no dude en llamarme vendré incluso con una venda en los ojos para no molestarlo, mi señor.—

Que estaba diciendo.

—Mejor iré a servir la cena.—

Bajo rápido indicando a la cocinera lo que debe servir al señor, que ha llegado de su salida de la mañana. Mantengo con mentiras y engaños a los demás sirvientes para evitar que sepan de la condición del Conde, no quiero que nadie más tenga algún sentimiento previo para él, lo sé soy una egoísta pero no puedo evitarlo, lo amo.

La cocinera accede a servir todo en treinta minutos, eso me da el tiempo para poner la mesa y tener todo listo, así la presencia de la doncella no será notada tanto.

A mi habitación voy alistándome con un atuendo más a la ocasión de la noche, un vestido suelto en tono pastel, con algo de flores en la falda así como un listo ajustado en la cintura y el cabello atándolo al trenzarlo, un poco de perfume de jazmín y ya. Era todo lo que tendría que usar esa noche. Llevo las cartas de invitaciones para mi señor que llegaron en la mañana, invitaciones a fiestas y eventos.

Estoy nerviosa para verlo, me siento como la primera vez que lo vi a través de la ventana.

por **Mikaël Doré** Jue Mar 30, 2017 10:45 am

Observando hacia el gran ventanal abierto de mi alcoba, escuchaba las últimas palabras de Frany antes de retirarse. Mi mano posada en la baranda del gran balcón un poco tensa, debido a que en mi mente llegaban algunos pensamientos que me confundían, comenzaba a no disfrutar de la presencia de Frany en mi alcoba, podía leer alguno de sus pensamientos a los cuales no sabría cómo responder. Sus buenos deseos humanos para conmigo traían consigo un poco de cinismo, porque estaba seguro de que Frany querría declararme otras cosas, no viles pero a la vez un poco disparatados. Sentía su corazón latir y bombeando sangre rápidamente algo que nuevamente abrió los canales de mi sed…
¿Por qué ella a veces me hacía esto?... y yo… ¿Por qué la escuchaba y prestaba tanta atención a sus desesperantes emociones?...

De alguna forma era reconfortante la sensación que Frany me entregaba, debido a sus sentimientos tan atolondrados pero no podía responder porque sentía que iba a estallarme la ira. Ella me deseaba tanto, como yo a ella pero nuestra unión parecía imposible debido al poco equilibrio emocional que ambos teníamos. Aun así, me sentía viejo –más bien, lo soy- pero en alguna parte de mi ser sabía que ella no me dejaría jamás. ¿Pero y si yo la dejaba a ella?, Y si yo un día decidía irme al letargo bajo tierra y luego de eso, ella consiguiese otra vida… Aunque en menor grado aquello me parecía algo reconfortante, de todas maneras la buscaría siempre para volver a tenerla junto a mí. Me conozco.

Volví a oírla desechando todos mis pensamientos en aquel momento hablándome de incluso darme un servicio de limpieza, pero yo me encerraba pensando en un futuro incierto e imposible entre nosotros. Estaba actuando como un viejo absurdo, buscando el calor de una joven, tras años de haberlo perdido. Y en ese momento, solo me dieron ganas de hacer unos bosquejos y pintar pero el protocolo de la cena me estaba esperando, tenía que seguir fingiendo frente a mis súbditos en la mansión. Ninguno de ellos sabía de mi condición, excepto por Frany y mi valet. Frany se retiró de mi alcoba, dejándome en las manos de mi valet.

-Gracias Frany…- fue lo único que le atiné a decir a mi esclava antes de que se retirarse.

Después de fingir darme un baño bajo un tiempo prudente, el valet comenzó a poner las ropas sobre mí. Aquella noche me vestí con una camisa de seda blanca con vuelos, un levita negra y una corbata de satín a juego, zapatos importados y hechos a mi gusto proveniente de Italia. Me coloqué mi tradicional peluquín largo y castaño y me paseé unos minutos por la mansión sin llegar aun al salón principal donde la supuesta cena me esperaba y mis sirvientes también esperaban mi presencia.

Caminé en compañía de mi valet, mientras el me daba la información respectiva con respecto a los asuntos del estado. Y luego solté una pregunta quizás un poco desatinada pero necesitaba con respecto a ello, una segunda opinión.
-Bontemps, ¿Crees que a veces soy demasiado rígido con Frany?- pregunté y mi valet quedó algo desconcertado pero obedientemente trató de responderme.

-Mi señor, creo que esa rigidez es parte de su personalidad no veo cual sería el problema. Además la joven Lavoisier tiene aún un alma de niña… si me permite, decirle. ¿Puedo preguntar por qué su pregunta?- dijo Bontemps con cortesía.

Mis manos se hallaban detrás de mi espalda, mientras observaba mi mansión y todo el dinero gastado en ella, era algo bastante normal que yo pensara en cómo gastar mis recursos. Exhalé y le respondi mirándole directamente a los ojos: -La verdad es que me tiene un poco preocupado su libertad… quizás no le estoy dando la necesaria para desenvolverse y madurar.- Bontemps asintió.

-En fin… solo quería saber tu opinión.- dije cambiando rotundamente mi expresión nostálgica que llevaba a algo mucho más firme. –Vamos a la cena-.

Al llegar me senté en mi lugar correspondiente y mis sirvientes me estaban esperando, vi en las manos de Frany un montículo de cartas a entregarme. Estiré mi mano hacia ella para invitarla a tomar asiento a mi lado, y le pedí mis cartas: -¿Qué tienes allí, querida?- pregunté atrapándola con mi mirada, luego fingí tomar un sorbo de vino. Y luego de eso, pedí a todos mis sirvientes que se retiraran del salón. Quedándome así, a solas con Frany en la mesa.

por **Frany Lavoisier** Miér Mayo 03, 2017 11:19 pm

Hora: 20:00 — Noche de Luna Llena
Lugar: Mansión Doré

Si tan solo pudiera decir lo que mi corazón alberga
Si tan solo pudiera robar de tus besos aquel beso oportuno
Si tan solo tú me dieras tu corazón yo sería….sería… -suspiros-

Tuerzo los dedos regando a los cielos poder llegar a su corazón, aunque sé que no palpita que está quieto quisiera ser la causa de que volviera a sentir, ser su razón. Mis ojos siempre lo persiguen atenta ilusionándome siempre que lo veo, esperando que un día acepte, me acepte y al fin pueda demostrarle todo lo que significa para mi. Pero eso solo será en mis sueños y me basta por el momento eso.

Respiro tranquila sonrío al verle bajar reverenciando como un saludo cortés, veo que el que le acompaña me mira de arriba abajo, no es el primero que desaprueba mi comportamiento para con el señor Conde, pero no los puedo culpar ellos no están tan enamorados como yo, y no, no es por ser su esclava de sangre, no es por su condición yo lo amo más que esas nimiedades.

Carraspeo un poco sin dejar de sonreírle al darle las cartas de invitaciones. Debía hacer muy bien mi trabajo. Un poco más cerca de él tocando su mano mordiendo mi labio por poder besarle pero detengo a mis locos deseos

—Mi señor, son invitaciones que han llegado mientras usted estaba de viaje en su paseo matutino. Algunas son de importantes eventos culturales, así como fiestas y compromisos sociales a los que desean verlo asistir, solo que no se si acompañado—

Lo ultimo lo susurro, pero se que es en vano, el lo escuchará. Ver esos ojos tan dulces me ponen a temblar, él lo sabe. Sonrío más mirando a otro lado para que no note lo nerviosa que estoy, y es imposible mi corazón late tan fuerte que siento que se saldrá de mi pecho directo a las manos de mi señor. Tomo aire de pie junto a él, pero tengo que hacer que la cena sea la mejor de la noche, camino despacio para calmar mi agitado corazón dejando que la música suave y melodiosa suene. La cena está servida y no tengo fuerzas de verlo a los ojos estoy sonrojada completamente que me arden las mejillas y las orejas, los dedos me sudan completamente, mis pies no se mueven y son incapaz de sentarme a comer, solo quiero huir pero no puedo.

—Desea algo de vino mi señor, o algo más—

Mi mente grita “pídeme a mí, por lo que más quieras” pero solo muestro mi mejor sonrisa nerviosa. No por él si no por lo que yo pueda hacer si sigo más cerca de Mikael, de mi amado conde de la noche

por **Mikaël Doré** Miér Mayo 10, 2017 7:58 am

Enarqué una ceja analizando el cúmulo de cartas que estaban entre mis manos, tantas invitaciones de eventos y fiestas de la nobleza me tenían un poco hastiado. Escuchaba y percibía todos los movimientos de mi esclava a mí alrededor, pero aquella noche me sentía tan atareado que no di muchos esfuerzos en saber acerca de sus pensamientos. Exhalé lanzando las cartas, insatisfecho hacia un lado de la mesa y solo me guardé en el bolsillo una sola, que era confidencial y que se trataba de una mujer que conocería en el Palacio Royal para un servicio sexual a través de un mensajero anónimo. Esperaba que aquella carta no hubiese sido leída por Frany, y que hubiese respetado el aspecto de “confidencialidad”. Aunque no me enojaba porque ella leyera mis cartas, porque era uno de los servicios que ella cumplía bien y mantenía algunos de mis asuntos en orden.

-Odio que me inviten a fiestas sin sentido.- pronuncié mientras mis dedos jugaban con la llama de una vela encendida en la mesa. –Si deseas ir a alguna de estas fiestas, solo dime. Pero lo haría solamente porque tu lo deseas- dije seriamente mientras con mi mano hice una seña para que Frany se detuviese en servirme el vino a cierta cantidad.

-Deseo que conozcas más, acerca del mundo de afuera… eso deseo.- dije aun con mi expresión seria y tomé de la mano a Frany para besarla y acariciarla levemente cerca de mi rostro. La pasé por mis mejillas, mi barbilla y mis labios. Luego de ello, sin previo aviso mordí su mano, entre el pulgar y la muñeca para beber un poco de su sangre. Al terminar, con una servilleta envolví su mano.

-Deseo también, que aprendas a tocar algún instrumento para que después puedas tocar para mí.- declaré nuevamente y la miré con seriedad. Y ahora deseo también que te sientes conmigo en la mesa y te alimentes, esta comida que ves aquí no puede ser desperdiciada. Recuerda que los demás sirvientes no saben de mi condición…- le ordené a Frany, esperando a que se sintiera al fin cómoda.

Mi frustración a veces me pasaba la cuenta, yo quería tanto a Frany como ella a mí pero la mente enamoradiza de la muchacha hacía que confundiese las cosas, su servicial personalidad para conmigo me hacía desearla más que a nada en este mundo, a ella y a su sangre. Inevitablemente, podía a llegar a enfurecerme toda esta mezcla de sensaciones. Me volvía completamente loco. Tomando un sorbo de vino, mis ojos se distrajeron hacia un punto fijo quedando así en silencio en compañía de Frany. Mi cabeza no daba más, quería tomar una decisión con respecto a ella… pero no quería pasar a llevar lo que ella quisiese hacer con su vida. Y menos, si deseaba quitársela ella misma. Volví mi mirada hacia ella, mis ojos reclamaban claridad de ideas y me refugié en un momento débil, cuando besé suavemente su mano y la llevé hacia mi pecho en silencio.

-Querida, tengo el corazón aprisionado… si realmente estuviera vivo, se sentiría de esta forma- susurré y me quedé en silencio nuevamente con la tortura de mis pensamientos nuevamente.

“…Oh mi querida Frany, la joven hermosa rodeada de mis propios caprichos, la que hacía sacar el lado más sentimental de mi interior sin necesidad de que yo estuviese bosquejando dibujos y garabatos. Frany, deseo que no me abandones… que en tu crecimiento y desenvoltura en este mundo, nunca se olvide del viejo Mikaël…”-pensé para mis adentros.

por **Frany Lavoisier** Jue Mayo 25, 2017 10:46 pm

Hora: 20:00 — Noche de Luna Llena
Lugar: Mansión Doré

Por favor, no me veas con esos ojos
No me muestres esos labios, no me encierres
Estaré aprisionada en este amor por ti

Sus ojos están quemándome ciento como todo arde por dentro cuando me habla, como mi corazón se acelera cuando nuestras miradas cruzan al servir los alimentos ¿Cuándo parará todo esto? ¿Qué puedo hacer para que me vea como yo lo veo a él? Muerdo mi labio para no gritar pues se bien que carta guarda de entre el montón, solo puedo suspirar sonriendo una gran sonrisa de “todo está bien” pero mis ojos no mienten me duele mucho y retengo las lágrimas por esas sonrisas aguardando el verlo partir a su encuentro.

Dejo el vino a su gusto, dejaría todo si él lo pidiera, niego con la cabeza apartando ese tipo de pensamientos para servirme un poco de comida, de los nervios no tengo mucha hambre, sin olvidar que llevaba toda la tarde comiendo de aquí y allá. Debo sentarme pero solo hay un asiento en el que desearía estar más que nada en el mundo y aun es imposible lo miro y tomo mi lugar junto a él sonriendo, deseando que no solo se llevará mis mano, anhelando poder tocarlo y besarlo, me contengo y cierro los ojos y suelto un gemido por la mordida no la esperaba

— Si voy a un baile todos me mirarían poniéndome incomoda en un gran vestido, pero, yo solo bailaría para usted mi señor, solo para sus ojos y deleite. Deseo ir a un baile con usted, uno donde nadie nos conozca y podamos hacer lo que sea como si fuéramos un par de amantes…amantes de la noche—

Que me pasó en ese momento para decir semejante osadía de mi parte. Que estoy diciendo, que alguien me detenga. Qué vergüenza siento en este momento, estoy más que avergonzada por mi actuación tanto que comienzo a desear el desaparecer de ahí, no puedo verle a los ojos y agradezco estar comiendo aquella crema que ha preparado la cocinera. Si no fuera por eso ahora estaría dejando salir muchas confesiones, pero ¿Por qué lo cubro? ¿Qué me haría si le digo que lo amo? Muerdo mi labio mirándole un poco tomando el valor para decirle mis sentimientos, para confesarme directamente antes de que otra lo haga, antes de que cualquier otra mujer capture su corazón.

—Todo lo haría para usted, incluso aprender algún instrumento, de hecho vi en la ciudad que habrá clases de piano en el college pensaba tomarlas en secreto para mostrarle luego al Conde lo bien que tocan mis dedos—

Desvío rápido la mirada sonrojada completamente, pero de nuevo una punzada de doler atraviesa mi pecho, no sé por qué razón, mi mano comienza a temblar con la cuchara entre los dedos, mis ojos miraban la comida pero no era por ello

—¿Aprisionado? Claro ahora entiendo, debe ser difícil encontrar un esposo para alguien como yo que a pesar de ya ser una mujer completa no, no ha podido casarse por su personalidad muy extrovertida ¿verdad? —

Los ojos me queman, no puedo seguir ahí, realmente no puedo mantenerme calmada. La comida no me sabe, me sofoco, siento un nudo en mi garganta. Alzo la mirada, realmente estoy dolida por esa carta y su palabras, de conocer el mundo de afuera, acaso él no se da cuenta que mi mundo es él que haría lo que fuera por él, que le entregaría mi vida en sus manos si así lo deseara…acaso no lo ve.

No puedo más, me levanto sonriendo no me entra más comida realmente.

—Creo que iré a dormir, mañana es un día largo para mi —

Reverencio al Conde, que aún está lejos de mí, necesito pensar mi estrategia nuevamente, pero no me daré por vencida yo lo conquistaré aunque sea lo último que haga. Antes de retirarme susurro.

—Quiero conocer su mundo, quiero ver el mundo con usted y como lo aprecian sus ojos, pero si me pide que conozca más del mundo de afuera, lo haré, Conde. Buenas noches—

El corazón me dolió más en ese momento al retirarme.

por **Mikaël Doré** Dom Jun 04, 2017 6:24 pm

Una mezcla de sensaciones me provocaban las actitudes de mi esclava, me ponían demasiado tenso sus quejas y disparates, pero a la vez en su mirada noté ciertos sentimientos de celosía. ¿Qué tramaba aquella muchacha, hacerme perder la cabeza y cordura? Deseé en ese momento castigarla al haberse retirado sin mi permiso de la mesa, puesto a que todavía no me había alimentado del todo de ella. Más, la dejé irse. No deseaba conversar con ella acerca de las cosas del mundo exterior, deseaba beberla y tenerla entre mis brazos. El halo que dejó su presencia en el comedor me hizo sentir solo, un sentimiento de soledad que me atiborraba todas mis noches.

Decidí levantarme de mi asiento bastante insatisfecho, llamando a mi valet para que dejara todo lo demás en orden y me retiré a mi estudio, observando algunas de mis pinturas. Todas tenían años guardadas, y algunas que nunca habían sido exhibidas tampoco. Caminé lentamente alrededor de la habitación en círculos, con mis manos tomadas a mi espalda, pensativo, insatisfecho y molesto. La chimenea crepitaba, me senté en una silla tallada y de terciopelo rojo, y miré el fuego, aquel fuego que me apasionaba… así tanto, que a veces deseaba quemarme en él, y que me transformara en cenizas. Así era como imaginaba un momento en que el sol al alba, me buscara y me carbonizara.

No dejaba de pensar en el sol y en Frany… Frany era mi Sol, ella vivía toda una vida en la luz pero siempre buscaba su oscuridad, en este caso me buscaba a mí. Yo era su oscuridad, yo era el dedo que tapaba el sol. Hace tiempo, me identificaba con el sol pero era porque la Luna pertenecía a mi otra mitad, a mi hermano menor Kain. Estos simbolismos estaban marcados en mi interior, Frany… como la deseaba en ese momento. Había vivido conmigo tantos años después de mi conversión, que hasta había olvidado su rostro de niña, su inocencia. Sentí que tenía que abrir los ojos, mi Frany era toda una mujer, como me había dicho ella hacia apenas unos momentos en el comedor, es cierto y estaba en una edad normal para casarse con algún hombre. Pero yo la mantenía encerrada a mi servicio… no quería librarla, ella era mía. Mi esclava de sangre, así como deseaba que fuese…

Interrumpí mi egoísta pensamiento, era algo descabellado lo que realmente deseaba de ella. No quería condenarla, era lo peor que podría hacer y nunca me perdonaría por ello. Frany era lo que más quería en el mundo. "¿Era injusto que ella no supiera esos sentimientos de mi parte?"... –pensé. Y pues no, si ella lo supiese todo sería un caos el Sol desaparecería y se opacaría… Mi querida Frany… Volví a observar el fuego, y una llama intensa se armonizó en mi mirada y decidí llamar a Frany autoritariamente desde mi estudio, el cual quedaba a una pequeña distancia del dormitorio de ella.

-¡Frany, ven aquí ahora!- pegué el grito autoritario y me arreglé un poco mi corbatín mientras que el fuego se presentaba ante mi como una escena por detrás que iluminaba mi sentir en ese momento. Estaba enfurecido, y me sentía confundido. Deseaba castigarla.

A lo lejos escuché pasos… ¿Sería mi niña, mi dulce y pequeña Frany? No, la niña se había esfumado hace tiempo atrás. Ahora la Mujer intentaba buscar su lugar…

por **Frany Lavoisier** Sáb Jun 24, 2017 10:37 pm

Hora: 20:00 — Noche de Luna Llena
Lugar: Mansión Doré

Dios o quien sea dame fuerza
Fuerza para no llorar y entregarme a él
Dame fuerza para hacerle entender cuanto lo amo

Mi cuerpo arde completamente tanto que la respiración se me hace pesada más y más que mi pecho sube y baja con rapidez estoy agitada por haber huído de mi amado pero si no me iba terminaría lanzándome a sus brazos y no quiero que el se sienta incomodo solo quiero que sepa cuando lo amo que no soy como otras mujeres que lo aman por su condición yo lo amo de verdad pero ¿cómo demostrárselo? Muerdo mis labios y busco la solución pero no hay quizás si duermo la encuentre necesito soñar con él pensando que responderá a mis sentimientos y puedo besarlo en sueños y otras cosas más.

Alisto mi camisón blanco para dormir no dejo de pensar en Mikael, siento culpa por dejarlo solo me siento una idiota que huye sin dar pelea cuando ya me decidí hacer de todo para que le alcancen mis sentimientos. Toco donde mordió en mi muñeca, paso los labios por mi piel como un beso entre los dos pero sé que eso no pasará hasta que pueda alcanzarlo por completo, debo tener confianza

— Vamos Frany tu puedes, eres bonita, tienes buen cuerpo, eres doncella y lo amas locamente ¿Qué puedes perder? Tu puedes, si se puede…si el ave puede hacer su nido resistente con ramitas tu puedes confesarte a él y besarle esos labios que tanto te gustarían sentirlo recorrerte—

Abro la puerta y le oigo gritar mi nombre. Mi corazón da un vuelco enorme estoy asustada de lo que pueda hacer él y yo, mi corazón late tanto que se me saldrá de la boca lo puedo sentir, pero no tengo miedo, voy algo recelosa y bajo hasta el estudio de mi amado conde.

No puedo verle a los ojos me quema el rostro, me siento mal, muy mal y avergonzada. El camisón blanco es todo lo que me acomapaña

—Digame, mi Conde ¿en que le puedo ser útil?—

Noooo, no digas eso Frany debes decirle
Mikael te amo, no ves que solo tengo ojos para ti, por ti sería lo que dijeras, haría lo que me ordenarás estaría siempre a tu lado eternamente no me importan otros hombres que no seas tu ¿Cómo te lo hago entender?

Trago y mi mirada es triste, lo veo enfadado y eso me asusta un poco, nunca lo he visto así, tomo aire y rompo mi propio miedo a ser rechazada ya no me importa, doy un paso hacia él toco su mejilla mirándole a los ojos

—Mi Conde, perdóneme pero no puedo, no puedo aceptar verlo con otras mujeres, no puedo callarme cuando otras manos que no son las mias lo tocan, me duele me duele en mi pecho y mucho tanto que me desgarra el alma, solo quiero que usted me vea a mi así como yo lo veo a usted, no quiero a otro hombre que no sea usted, no quiero ser amada por nadie que no sean los ojos de mi Conde, yo lo amo Mikael, lo amo no como una esclava, no como una niña lo amo como una mujer, lo amo como nunca amé ni amaré a nadie ¿tan difícil es entenderme? —

Le doy la espalda mi cara hierve de sonrojo

—Si no siente lo mismo recháceme ahora pero entienda algo, nunca, nunca dejaré de pelear por usted, por hacer que algún día me ame, aunque el tiempo sea desigual para los dos buscaré una manera de hacer un tiempo igualitario para poder seguir luchando por alcanzar su corazón, aunque usted me diga que no late y que no tiene—

Las piernas me tiemblan, tengo frio pero, me siento libre, me siento NERVIOSA

por **Mikaël Doré** Lun Ene 01, 2018 6:33 pm

Tantas horas había pasado junto a ella, que no podía imaginarme ni un minuto más sin tenerla entre mis brazos. Observando su sangre correr, ese elixir alimentario que me daba cada noche. Y en aquel momento, mi pecho sólo rebosaba de furia y pasión que podría tomarla ahí mismo sin dejarle ningún escape, hasta que me satisfaciera por completo. Pero luego, volvía a recordar sus infantilerías y sus descuidos, que aquello sólo me hacía enojar mucho más. La observaba declararme sus palabras intensas, llenas de sinceridad y al mismo tiempo, de desesperanza. Aunque ella deseaba amarme, yo no podía permitirme entregarle una eternidad de sufrimiento y desvaríos.

Meneé la cabeza contemplando su rostro expectante ante la respuesta que esperaba de mí. Pero mis ojos se mantuvieron fríos y marmolados, no podía aceptar que esta situación estuviera pasando aun a estas alturas. ¿Qué acaso aquella mujer escondida detrás de mi pequeña Frany, la devoraba como una Leona defiendo su territorio, no se cansaría nunca? Podía visualizarla, en los destellos de sus lágrimas, en el rompimiento de su voz, en sus ropas holgadas y sueltas que dejaban entrever todos aquellos atributos que no me atrevo a devorar, más que con la mirada.
El aroma de su sangre era mucho más intenso y exquisito, mientras más la observaba, más tiritaba mi mandíbula de despedazarla de un solo bocado y tomarla entera con mi cuerpo. Su figura iluminaba la habitación, mucho más que la chimenea y su fuego, o que las hermosas velas de los candelabros alrededor, puestos de manera que tal que la habitación daba un aspecto lúgubre eclesiástico.

-¿Cómo te atreves a haberme dado la espalda hace unos momentos?- declaré con autoridad y di unos pasos hacia ella, mis brazos que caían al lado de mi cuerpo, se estiraron y a su vez, los dedos de mis manos trataban de soltarse, que llegaron a tronarse de la frustración y la abstinencia de hacerle daño a mi propia y hermosa esclava.

Exhalé unos segundo para calmarme, luego de esto desvié la mirada hacia el fuego y avancé hacia él. –¿Te das cuenta de lo que estás declarándome en este minuto?... Te das cuenta de la magnitud de este error…- dije esto último muy poco convencido de lo que yo mismo estaba articulando.

Observé el furor del fuego, en dónde en mis pupilas reflejaban la gran tristeza ante las declaraciones de Frany. Intentaba capturar el calor de esa llama, quería hundirme en cenizas y dejar que mi espíritu se regocijara por siempre en el corazón de mi querida. Aquella atmósfera en la que me veía hundido, era demasiado complejo y deseaba arrastrar conmigo a Frany. Y luego, cómo si algo mucho más allá de mis impulsos, me di la vuelta caminando en dirección hacia ella, con pasos agigantados y rápidamente mis filosos colmillos se vieron introducidos en su cuello y comencé a alimentarme. Un rugido proveniente desde mi deseoso pecho se escuchó en el aire y rápidamente las ropas de Frany se vieron ensagrentadas y mis ojos triunfaban por sobre mi estúpida y terca razón.

La solté bruscamente y la tomé de la cintura sentándola en la cama, sus ondulados cabellos se vieron envueltos entre mis dedos, y me despojé de las ropas de que traía mi esclava para observar su blanco y menudo cuerpo de porcelana. La observé mientras me subía a la cama, acercándome como un animal hacia ella.

-¿Acaso has olvidado que no soy humano?, ¿Qué soy un animal, lleno de viejas remembranzas, solitario, abstruso, meláncolico, alcohólico de tu sangre y tan… desesperado en mi propio sufrimiento?, ¿Acaso crees que puedes llevar toda esa carga?- dije avanzando más hasta acorralara contra el respaldo de la cama, mirándola con furia y pasión al mismo tiempo. –No deseo esto para ti, más sigues siendo mía en su totalidad y me obedecerás. No me ames.- dije esto intentando asustarla aunque sabría que aquello no la detendría. ¿Y qué más podría hacer, si Frany se había adentrado al infierno, osando a tocar mi delirioso corazón?....

por **Frany Lavoisier** Sáb Feb 24, 2018 11:36 pm

Hora: 20:00 — Noche de Luna Llena
Lugar: Mansión Doré

Su aliento, su aroma…sus manos que me tientan

Mi corazón late a prisa, lo oigo en mis oídos y sé que mi amado Conde también los puede oír tanto como sentir mi acelerado y nervioso pulso. Estoy errática, todo se agolpea en mi cara, en mi pecho. En ese momento me siento desnuda frente a él aunque si deseaba estarlo en esta ocasión me sentí nerviosa y asustada ¿miedo de m conde?, si, por sus ojos. El estaba enojado y se que fue por mi osadía y me arrepiento, pero también estoy feliz por ello porque el sabe lo que siento por el y que no cambiaran esos sentimiento aunque él…él solo me vea como un alimento.

Agacho mi cabeza por mi osadía, muerdo mi lengua por no responderle pero las lágrimas me inundan completamente, alzo la mirada dejando ver mi llanto de frustración por sus palabras, si, las palabras de mi amado Mikael me duelen, me duelen más que cuando él se alimenta de mi. Trato de acercarme pero no, el está furioso

—Le doy la espalda a mi amado señor, porque si no lo hago terminaré cometiendo una locura que después me arrepentiré—

Apenas es audible mi susurro, pero sé que el lo escuchará, lo sé porque son sus manos las que me toman, sus colmillos los que…

DUELE, DUELE MUCHO.

Mis lágrimas corren por mi rostro, esto duele, pero no tanto como su rechazo eso es lo que más me está doliendo, estoy por responder y alejarme pero mi Conde no me deja, sus manos me desnudan, mi respiración se agita más, mi pequeño pecho sube y baja y no sé porque pero mis mejillas se tornan rojas así como todo mi cuerpo, mi cuello esta rojo de la sangre que corrió y corre por mi hombro a mi espalda y mi pecho, pero ya no me importa.

Levanto la mirada, despejo mis manos de mis pechos y tomo su rostro para que me vea, no voy a dar un paso atrás, no cuando ya he dado el primer paso.

—Mi conde, yo lo amo. Sé lo que digo, se que lo amo como ninguna mujer lo amaré, lo amo, TE AMO MIKAEL DORE, te amo y no como un esclava, te amo como lo haría una mujer lo haría incluso aquí te ofrezco mi vida, mi corazón, mi cuerpo que ningún otro hombre ha tocado porque te amo—

Cierro los ojos temblando de nervios, estoy más que nerviosa por estar así tan indefensa, tan frágil ante los ojos de mi Conde.

—Se que puedo llevar su dolor, su oscuridad…yo puedo porque lo amo, ¿Qué tengo que hacer para que me crea? Dígame y lo haré, porque yo soy suya, eternamente seré suya. No lo ve, no ve que usted es la causa de mi dolor, que por usted no se que hacer, como comportarme, busco mil maneras de actuar, como una dama, como yo, como una mujer…tengo celos de las que se acercan y a quien usted sonríe y toca…si yo soy suya y usted me ordena no amarlo, entonces usted es mío y yo le pido que no toque a otra mujer que no sea yo—

Y entonces ese momento que reconocí, tomo sus mejillas y mis labios se pegan a los de él en un beso…un beso de desesperación y un beso pasional con el que sello mi propia condena a la tristeza o al dolor…pero si es con él, no me importaría pasar por ese infierno.

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