Armgard van Vollenhoven-Söhngen

Armgard

Descripción psicológica

Lo que siempre valoró, desde el primer momento de su vida, fue su libertad. La que le fue arrebatada de forma feroz, haciéndola sentir en constante cortocircuito. Armgard siempre fue versátil, capaz de adaptarse a todas las situaciones, sin embargo, el estar privada de su don más preciado, le quitó la alegría que la había caracterizado desde niña.

Suele demostrar desinterés y desapego, sin embargo, es sumamente sensible, con una gran vocación de servicio y un fuerte sentido de justicia. Es una altruista, una humanista, que se conmueve fácilmente con el dolor de los demás. Es una mujer muy empática y que le gusta escuchar a quienes lo necesitan. Jamás tuvo apego a los lujos y comodidades de su familia, y no le fue difícil desprenderse de ello. Sin embargo, es una ávida de conocimiento, y que le hayan limitado su capacidad para absorberlo fue otro de los motivos para su constante carácter iracundo.

Armgard es impredecible e inconstante. También exótica y fantasiosa. Aunque debió acostumbrarse a esa vida terrenal y repleta de dolor, a la cual no se resigna, y que le quitó las enormes alas con las que siempre volaba. Es una muchacha elegante y refinada, inteligente y muy capaz. Como nunca le gustó atarse a una sola cosa, desde niña buscó la manera de aprender y aprehender de la cultura.

Es una amante de la humanidad. Internamente, al igual que su padre, sueña que podrá cambiarla, que ella ha venido al mundo para hacer algo mejor con su vida que lo que hicieron quienes la precedieron. Siente que tiene las herramientas para lograrlo, por lo que es bastante rebelde; además, tiene recelo hacia la autoridad, a la que rechaza e incluso, enfrenta, sin medir demasiado las consecuencias de sus acciones. Le cuesta mantener la boca cerrada y le cuesta estar quieta, sin hacer algo por un mundo que la necesita.

Es temeraria, valiente y repleta de coraje. Es la clase de persona a la que no le importa sacrificar su propio bienestar para ayudar a quien es más débil. Del mismo modo, es muy sociable, le gustan las largas y buenas charlas, en las que no sólo alimenta su intelecto, sino su curiosidad por las personas que la rodean. Le gusta lo desconocido, no le teme. Sin embargo, suele necesitar sus momentos de soledad, los que aprecia por sobre todas las cosas, en los que se reencuentra consigo misma y consigue equilibrar su espíritu indomable.

Historia

Aschwin van Vollenhoven-Söhngen era un barón oriundo de los Países Bajos, enviado como embajador comercial al continente africano. Fue una decisión de su padre para endurecerlo, ya que lo consideraba un soñador, un blando. Allí, se chocó con la realidad de la esclavitud, y lejos de serle indiferente, se involucró por completo en la cuestión política, llegando a cuestionarla. Su gira por las colonias europeas de ese sector del mundo, lo llevaron a relacionarse con diversas personas que pensaban como él, que se convirtieron en grandes amigos. Pero también se granjeó a sus enemigos, ya que su apellido era respetado, y Aschwin era considerado uno de los grandes genios de las leyes de la Europa occidental. Fue en su llegada a Cabo Verde donde, finalmente, su rumbo se encaminó hacia una causa que no tendría asidero: la abolición de la esclavitud.

Fue Aurora, una liberta, la que le robó el corazón. Ella era mestiza, su padre era el dueño de su madre, que fue violada por éste y, resultado de esa unión, nació esa pequeña de piel color té con leche y que sería esclava los primeros quince años de su vida y que, tras la muerte de su progenitor, alcanzaría junto a su madre, la tan temida libertad. Ambas vagaron por la ciudad, y terminaron cayendo en la delincuencia para poder alimentarse. Allí fue cuando Aschwin entró a su vida, pues se defendió de un inminente robo. Sin embargo, se quedó prendado de los ojos negros y temerosos de la muchacha, y la siguió. Ambos se enamoraron y contrajeron nupcias: fue un completo escándalo. ¡Una negra era baronesa! El horror traspasó las fronteras, y las cartas repletas de insultos de su familia no lograron minar el amor de ambos. Aurora, junto a su madre, se instalaron en la enorme mansión van Vollenhoven-Söhngen.

Armgard –en honor a la abuela de Aschwin- nació el 13 de Febrero de 1778, con la piel un tono más claro que su madre y los enormes ojos verdes de su padre. A los tres años, nació otra niña, Mahdi. La mayor de las hermanas era el sinónimo de la libertad: versátil, alegre, parecía vivir siempre en su mundo. Con un gran sentido de la caridad, colaboraba con su madre, desde temprana edad, en los refugios para libertos que Aschwin ayudaba a financiar. Entre sus clases de literatura, matemática, historia y música, explotaba su veta solidaria. El piano no tardó en convertirse en su pasión, y a los siete años ya era casi una profesional, dando conciertos para los amigos pro-abolicionistas de su padre.

Fueron trece los años de bonanza de la pequeña Armgard que, al igual que su hermana menor, desarrolló una exótica melena rubia. Sin embargo, para la Navidad de ese año, el corazón de Aschwin se detuvo ante la atónita mirada de su esposa, hijas, amigos y empleados. Al mes del triste suceso, la comitiva de los van Vollenhoven-Söhngen se hizo presente con documentación falseada. Los supuestos amigos de la Aschwin y Aurora los traicionaron, y tanto ella como sus hijas fueron esclavizadas. Armgard y Aurora fueron subidas juntas al mismo barco, semidesnudas y asustadas. La mujer creía tener la fortaleza para soportar aquella vida de nuevo, pero no la quería para sus hijas. Los gritos de Mahdi se volvieron su pesadilla. Llegaron a las costas portuguesas y fueron, rápidamente, separadas de los demás, por lo exótico de sus rasgos. Aurora llevaba la marca de la familia paterna, por lo que no volvieron a hacerlo. Era el día del cumpleaños de Armgard, y el regalo que su natalicio número catorce le trajo, fue la marca del hierro de la compañía de esclavos que la había tomado como posesión. El carimbo caliente se hundió en su espalda; cayó de rodillas, primero, a los gritos, pidiendo por su madre, llorando. Terminó desmayada por el dolor, parecían ensañados con ella, pues el ritual tardó más de lo necesario. Aurora y otras esclavas colaboraron con sus curaciones, que no duraron demasiado, pues a la semana, las compró un rico comerciante eslavo.

Mirko Vuković se obsesionó con Armgard desde que la descubrió utilizando, sin autorización, el piano que era de su difunta madre. La dejó tocar varios minutos, escondido tras una puerta, y luego la mandó a azotar por desobedecerlo. Sería la primera de sus rebeldías. Tras su recuperación, la convirtió en una esclava doméstica y la puso a cargo de la limpieza de su habitación, lo que despertó la alarma de Aurora. La mujer advirtió a su hija de que se cuidara del patrón, y Armgard agudizó sus sentidos, comenzando a esquivarlo. A los pocos meses, la ubicó en una habitación de la planta baja, para ella sola, privilegio que sólo empleados o esclavos fieles y de antaño, tenían. A pesar de que la muchacha no quiso aceptar, fue obligada a trasladar sus pocas pertenencias allí. Sentía culpa por esas comodidades, mientras su madre continuaba en una barraca sucia. Tras varias semanas, Mirko decidió que la joven tocaría el piano para él todas las noches luego de la cena.

Armgard no quiso complacerlo. Fue azotada una vez más. Tras negarse y ser cruelmente castigada en varias oportunidades, accedió ante el pedido desesperado de Aurora, que temía por la vida de la muchacha. Esa primera velada, Mirko la violó, como lo haría casi todos los días de su vida. Armgard nunca accedió a esas vejaciones, y harto de eso, cuando sus amigos lo visitaban, la entregaba junto a su madre para que las ultrajaran. Aquel episodio se repitió unas cuantas oportunidades, hasta que Aurora no resistió. Se lanzó de un acantilado, frente a los ojos de Armgard, que no pudo detenerla.

Datos Extra

• Aprendió a meditar gracias a una joven japonesa que fue vendida como esclava y llegó a la casa de su señor. Es su herramienta para soportar el dolor.
• Tras el suicidio de su madre, decidió que debía encontrar a su hermana y rescatarla. Huir juntas es su plan.
• Aún continúa siendo la esclava privada de Mirko, que contrajo nupcias con una mujer cruel que la odia. El hombre tiene un hijo de pocos meses. Armgard agradece que su dueño nunca la haya embarazado.
• Está en París acompañando a su señor, y tiene una pista casi infalible sobre el paradero de Mahdi.
• Su espalda está surcada por cientos de marcas de los castigos recibidos a lo largo de esos años.
• En sus años de esclavitud, aprendió a robarle libros a Mirko, y así aprendió inglés y francés, convirtiéndose en autodidacta.
• Continuó el legado de Aurora, quien le enseñó a preparar medicinas con hierbas.
• Fue despojada de su apellido cuando la vendieron como esclava.

Creado por Frozen •