Bu [S.R / M.C] prv.

por **Reydek Paine** Miér Ene 25, 2017 5:21 am

Sus dientes rasgaron el cuello del cazador, y la sangre salió a borbotones, obligando al licantropoco a soltar parte de la piel que aun tenía en la boca. El cuerpo cayó al suelo mientras se convulsionaba, tratando de conseguir respirar. A su lado 2 cuerpos más yacían. Uno de ellos el de un licántropo joven en su forma humana. Reydek no podía soportar las injusticias, y aun que había llegado tarde, se sentía satisfecho por haber conseguido acabar con aquellas dos bestias, que había arrebatado la vida a un joven que apenas llevaba al año desde que se había convertido.

Alzó la cabeza para empaparse de la lluvia, y volvió a su forma humana.

Se alzó sobre la hierba mojada y una punzada de dolor le atravesó el pecho. Su camiseta rasgada estaba en el suelo. El pecho estaba abierto desde el obligo hasta casi el cuello. La sangre aun brotaba con cada respiración, y el frío, pese a que ayudaba a calmar, sólo provocaba que su respiración tardase más en calmarse.

Miró ambas manos y las limpió en su pantalón, para después pasar su brazo por su boca, limpiándose la sangre del cazador. Un gruñido se escapó porque el gesto había sido más doloroso de lo que pensaba. Fue entonces cuando tuvo que echar un pie hacía atrás y ponerse de nuevo en alerta, olía a alguien, y no muy lejos. Necesitaba acabar de cerrar aquella herida en el pecho.

por **Shine A. Russell** Miér Ene 25, 2017 6:18 am

Caminaba por los bosques, en busca de criaturas. Había desarrollado una rutina. Me levantaba pronto, hacia ejercicio y entrenaba con alguna de mis armas. Aquel día me decanté por unas dagas. Intentaba buscar siempre un lugar tranquilo, silencioso. No era la primera vez que me encontraba con algún que otro lobo, vampiro o cambiante que rápidamente se convertía en mi objetivo. En ese momento estaba enzarzada en una pelea imaginaria con el árbol que tenia en frente, haciéndole pequeños cortes en la corteza con mis dagas.

Concentrada, pero alerta, escuche unos sonidos. Años de cacerías me habían dado la capacidad de distinguir entre gruñidos y gemidos. Y aquello se trataba sin duda de un humano peleando por respirar, y lo gruñidos de un lobo. Dejé la chaqueta en el suelo, que había dejado cuando me había puesto a entrenar y corrí en la dirección que mis oídos indicaban. Me paré en seco al observar la escena. Enfurecida, me quedé entre los árboles sopesando mis posibilidades y decidiendo mis acciones. El cuerpo del cazador cayó y vi como aquel lobo se convertía en humano.

El olor ha sangre inundaba el ambiente, y sin pensármelo mucho, guiada por la impulsividad que me proporciono el olor a hierro, lancé una de mis dagas hacia el lobo, dándole en el hombro, desde atrás. No veía la cara de aquel ser, pues me encontraba a su espalda, pero sus movimientos me dejaron claro que él me había oído llegar. Sin embargo, el hecho de que no cambiara de postura ante mi llegada y se colocara en posición de defensa y el olor que impregnaba el aire, me indicó que estaba herido. Aproveche la oportunidad y en cuestión de segundos lancé mi segunda daga, fallando y dándole en el otro hombro en vez de en el centro de su columna, como esperaba. - Mierda..-Murmuré molesta por mi error. Solo esperaba que estuviera muy herido, para que aquella situación no se volviera en mi contra.

por **Maggie Craig** Jue Ene 26, 2017 2:39 am

Los primeros rayos de sol despuntaban al alba cuando di por concluida una larga noche de infructuosa caza lupina. Estaba exhausta y molesta conmigo misma por no haber sido capaz de encontrar durante las horas más sombrías un solo licántropo al que dar caza. Era extraño, no era la primera vez que acudía a esa zona del bosque a cumplir con mis deberes como cazadora; y jamás había pasado la noche en vela y aburrida como ésta.

Me había propuesto descansar durante unas horas en el hostal donde me alojaba, recuperando fuerzas y preparándome para la nueva jornada de entrenamientos con mi maestro. Había salido a cazar sola, gesto que sin duda le molestaría, pero ojos que no ven corazón que no siente, y yo necesitaba separarme durante unas horas de esa incansable vocecita que a todo lo que hacía le sacaba alguna pega.

Estaba llegando ya al camino de tierra que cruzaba el bosque, cuando un fuerte gruñido junto a una exhalación de angustia clamó mi atención. Después de tanto tiempo cazando, sabía que éste no se debía a una bestia cualquiera, sino mas bien a lo que había estado buscando toda la noche. Sonreí satisfecha de pensar que al final no me iría con las manos vacías ese día.

Tres cuerpos inertes en el suelo y un más que ensangrentado hombre fue lo que vi cuando me coloqué tras un frondoso arbusto que me servía de parapeto. Estaba claro que no era un hombre cualquiera, que ese ser tenía la capacidad de transformarse en lobo y la muestra de que fuese capaz de mantenerse en pie a pesar de la herida que le atravesaba el vientre era una explicación inequívoca de que era una abominación. Deslicé con movimientos suaves el arco entre mi brazo y cabeza, que hasta entonces había descansado sobre mi hombro. Saqué una flecha con la punta de plata del carcaj, y tras un rápido suspiro para templar los nervios apunté al corazón del licántropo para terminar cuanto antes con su vida y marcharme a dormir en breve.
La flecha cortó el viento con rapidez en un tiro certero que llevaba la dirección correcta. Pero en el último momento, el lobo se movió ligeramente y en lugar de atravesar el corazón, ésta se hundió en su brazo.
Cargué de nuevo el arco, dispuesta a en esta ocasión tener más atino, cuando dos dagas alcanzaron a mi presa desde la parte contraria a donde me encontraba. Elevé la ceja confusa por la casualidad de que dos cazadores estuviésemos dando caza al mismo ser, cerrando después un ojo para apuntar con precisión a lo que sería mi objetivo. Su corazón.

por **Reydek Paine** Vie Ene 27, 2017 1:44 am

El tiempo era oro, y si lo hubiese sabido, no se hubiese tomado ese pequeño capricho de volver a ser humano para poder respirar la pureza y frescura del aire. Los minutos de "paz" no habían sido ni cuatro. Desde que había olido la presencia de alguien más sabía que el descanso era algo que solo él había decidido. Y fue así. En un abrir y cerrar de ojos se vio rodeado por dos nuevos cazadores.

No podía calcular la distancia, sus conjeturas decían que ambos cazadores habían venido separados y que atentaban contra él guiados por las victimas del suelo. Un fuerte gruñido salió de lo profundo de su pecho cuando la primera daga se le clavó en el hombro. Sus reflejos no estaban ni al 80%, y se vio como un jabato cuando una segunda daga y la flecha trataron de atravesarle - Que valientes sois los cazadores en París - susurró arrancándose todas las armas que le atravesaban - Veis que hay tres victimas, y sólo queréis repetir la historia otra vez - esboza una sonrisa - Cazadores tratan de asesinar licántropo... sólo que esta vez, no moriremos los tres, y mi venganza será aclamada - era algo que no había conocido ni en escocia ni en Italia. Cazadores que mataban sin sentido, simplemente iban y si eras sobrenatural, acababan con tu vida para sentirse arriba - Acabemos con lo más bajo de la sociedad Parisina, Cazadores sin ningún tipo de moralidad - su cuerpo se convirtió en Licántropoco y corrió hacía de donde venía la flecha. Tenía pocas oportunidades, pero más valía morir de pie que vivir arrodillado.

por **Shine A. Russell** Vie Ene 27, 2017 4:00 am

Instantes después de que mi daga chocara contra su hombro, oí el sonido de una fecha y como ésta impactaba en él. Escuche su voz, profunda y grave, atravesada por algo del dolor que debería estar sintiendo. Ignoré sus palabras, no iba a conseguir enfurecerme y perder la concentración por mucho que lo intentara. Vi como se convertía en licántropo ante mis ojos y corría en dirección donde había salido disparada la flecha. Sin apenas pensármelo, corrí detrás de él, intentando llegar a su altura antes de que llegara a dondequiera que estuviera el dueño o la dueña de aquella flecha. No me gustaba trabajar en equipo, era mucho más hábil por mi cuenta, sin dar explicaciones y tomando decisiones yo misma, pero no iba a permitir que perdiera la vida alguien de mi gremio, y mucho menos a manos de aquella aberración de la naturaleza. Corrí y cogiendo altura gracias a una piedra grande que había en el caminó salté sobre el lomo de aquel bicho, quedando tumbada sobre la espalda de éste. Coloque mis brazos al rededor del cuello del animal y apreté.

-Acaso no has hecho tu lo mismo con mis compañeros? No eres mejor que yo, recuérdalo- Susurré en su oreja. Colgada de su cuello, apretando con todas mis fuerzas intentando que no llegara nada de aire a sus pulmones clave mis rodillas en sus costillas, haciendo fuerza, tanto para sujetarme como para oprimirlas, intentando que no llegara a la compañera que tenía en frente. Se trata de una chica joven, pero con fiera mirada. Con mis ojos clavados en ella, y mientras hacia fuerza con mi cuerpo, esperé su actuación. No aguantaria mucho tiempo a lomos de aquel lobo.

por **Maggie Craig** Lun Ene 30, 2017 4:50 am

Era de lo más irónico que el licántropo hecho hombre se dignase a cuestionar nuestra moralidad, siendo que él mismo había asesinado sin remordimientos a lo que parecían, al menos, dos cazadores. No estaba en su derecho de juzgar que tratásemos de equilibrar la balanza y vengar la muerte de dos humanos inocentes, siendo que ellos mataban sin raciocinio alguno cuando la luna llena iluminaba cada resquicio del planeta.
Sonreí de lado, negando con la cabeza mientras seguía escuchando sus vanas palabras por hacernos sentir como simples criminales, considerándose él la víctima, en lugar de lo que era en realidad, un monstruo al que dos simples cazadores trataban de evitar que hiciese más daño.

Retomé la posición, tomándome mi tiempo al apuntar para no errar esta vez en el tiro, cuando el lobo decidió transformarse de nuevo en bestia y venir hacia mi posición. Solté el aire despacio y cuando estaba más que preparada para soltar las plumas de la flecha y atravesar el corazón con su punta hecha de plata, sucedió lo que jamás hubiese imaginado. El dueño, o mejor dicho la dueña de las dagas que habían sido usadas contra el lycan minutos antes, salió de su escondite, corriendo tras éste y saltando sobre él.

Mi mirada de estupefacción no tenía precio cuando se abrazó a él como quien intenta jugar con un cachorro. Nuestras miradas se cruzaron, y supe que no gozaba de mucho más tiempo para disparar. El gran inconveniente era que un solo movimiento del lobo y podría ensartarla a ella. Suspiré de forma pesada, y colgando de nuevo el arco a mi espalda, corrí hacia ellos lo más rápido que pude. Durante la carrera saqué dos dagas de plata del cinturón, tomando toda la velocidad que pude y lanzándome al suelo para resbalar por el suelo por debajo del licántropo cuando apenas me quedaban dos metros para llegar hasta él. En cuanto vi la peluda piel de la bestia sobre mí, clavé ambas dagas en sus costados, intentando cortar con estas el máximo posible mientras seguía resbalando debajo de él. Esperaba que aquello calmase un poco sus humos o estaríamos perdidas.

por **Reydek Paine** Jue Feb 02, 2017 7:21 am

Corría dando grandes zancas, manteniéndose durante largos segundos sobre el aire. Notó como la cazadora salía de su escondite para tratar de alcanzarlo. Aminoró su marcha para que no fallase y cuando le hubo agarrado de sus pelajes, frenó en seco, rodando con el cuerpo de ella varías veces por el suelo. Se alzó con fuerza, no era un cachorro, y la alzó con él. Fue en ese instante cuando la otra cazadora, creyéndose una diva, apareció resbalándose por el barro para rasgar su cuerpo.

Aprovechó que eran dos y que sus ojos eran lo único que los mantenía en contacto para saber cual era el siguiente movimiento para volverse humano y agarrar con fuerza el cuello de Shine y el la pierna de Maggie. Con un gruñido y fuerza sobre humana las lanzó juntas contra un árbol. Se quedó de pie frente a ellas, el cuerpo estaba lleno de sangre, su pecho se movía arriba y abajo. Sus puños, fuertemente cerrados, hacían resaltar cada vena en sus musculosos brazos. Un esfuerzo más y notaría los desgarros que tardarían más de la cuenta en sanar.

Esbozó una sonrisa ladeada y caminó jadeante hasta el cuerpo del muchacho, alzándolo con un amano, sin vida - ¿Esto es lo que defendéis? Un crío de apenas 14 años? - lanza el cuerpo hacía los pies de ellas y agarra los dos cazadores, uno de ellos bastante desfigurado - Asesinado por dos cazadores, de.. - los mira tratando de calcular la edad de ellos dos - ¿35 años? que valientes - los lanza a sus pies también - Para mi el crío es un compañero, no ellos dos, ellos dos sólo me dan vergüenza, y hubiesen tenido el mismo final si su cuerpo estuviese lleno de pelo - las avisó. Sabía que huir no estaba era el plan acertado, si lo intentaba si quiera acabaría muerto. La única opción era encandilarlas para que le dejaran ir, o luchar y que un golpe de suerte le sacase vivo del embrollo.

por **Shine A. Russell** Vie Feb 10, 2017 4:29 am

Sentí su agarre en el cuello y me vi impulsada con fuerza por los aires. Al caer, me quedé levemente sin respiración debido al golpe. Mire al licantropo con rabia, cómo zarandeaba el cuerpo de un niño. Sin poder hablar aun, intentando que el aire llegara a los pulmones me puse en pie ante él. Le dejé hablar, a juzgar por la rabia que se veía reflejada en sus ojos estaba muy cabreado. Genial, eramos dos y el uno, bastante herido, si además añadíamos que estaba enfadado teníamos las de ganar. Dejarse llevar por las emociones seria un punto negativo para él y su vida. Aun que no parecía tonto.

Reí con amargura cuando reprochó la situación, no eran niños: -Esa aberración de la naturaleza tenia que morir, igual que tu. No sois normales. -Le miré con rabia. Aquellos malditos se sentían orgullosos de lo que eran, como si el mundo fuera de ellos. Realmente eran restos, resultado de algo que en algún momento había salido mal, o del cabreo de algún hechicero. No eran humanos normales, estaban maldecidos y por ello debían morir. -Está mejor muerto, mis compañeros le han hecho un favor. Cosa que tu al mundo no.- Había matado a dos personas que se preocupaban por restablecer el equilibrio. Miré a la otra cazadora a la espera de que hiciera o dijera algo, aun me encontraba algo mareada por el golpe, y no quería dejarme llevar por la rabia y atacar con imprudencia y salir mal parada. Mire de nuevo al hombre que tenia delante, con frialdad. Estaba mal herido y me importaba poco, lo que quería era rematar mi trabajo y largarme de ahí.

por **Maggie Craig** Jue Feb 16, 2017 5:30 pm

Me vi sorprendida de súbito por una de sus garras, que sin esperarla, sujetó mi pierna por el tobillo, izándome en el aire cual piñata a punto de ser apaleada por algún niño con un bate. Solo que en lugar de con un un palo, ese lobo convertido de nuevo en hombre me estampó literalmente contra el tronco de un árbol.

Gruñí al sentir el dolor punzante que recorría todo mi cuerpo por el fuerte impacto, mirando de soslayo a la otra cazadora que había corrido la misma suerte que yo. Mientras iba recuperando la capacidad pulmonar que se había visto mermada por el golpe, observé confusa como el lobo se encaraba a nosotras zarandeando el cuerpo del chico que hasta ahora yacía inerte en el suelo. Sus palabras resonaron durante unos segundos en mi cabeza, tratando de buscar sentido a lo que nos estaba increpando con ese gesto hostil. Miré los cuerpos de las tres víctimas que lanzó frente a nosotras sin esfuerzo alguno y entonces todo tuvo sentido. Así que de eso se trataba, el joven era un licántropo como él, y los otros dos eran los cazadores que le habían dado muerte. Entonces comenzaron a tener sentido sus palabras y ese odio tan repentino hacia nosotras.

Enarqué una ceja cuando vi como la otra cazadora se levantaba para enfrentarse al lobo. No me había dado cuenta hasta ese momento la forma tan escandalosa en que sangraba. No había duda alguna que sus heridas habían sido causadas por armas de plata, o de lo contrario estarían sanando, o al menos no sangrarían de esa forma. Esto era un detalle que sin duda podríamos usar a nuestro favor, siempre y cuando consiguiésemos luchar juntas. Era obvio que ese lobo era bastante más fuerte de lo que aparentaba.

Me levanté a duras penas, sopesando si el dolor que sentía se debía a posibles lesiones internas. Sujeté el costado derecho, segura de que con el golpe me había roto alguna costilla. Los ojos de la cazadora y los míos se encontraron, y supe que estaba esperando mi ataque. Pero no era tan fácil. Si íbamos de frente tendríamos las de perder, así que la única opción era separarnos. Una sería el cebo y la otra debía ser lo suficientemente rápida como para acabar con el lobo añadiese otra cazadora más a su lista de víctimas.

Comencé a andar en dirección contraria hacia donde ella estaba, intentando de ésta forma dejar al licántropo entre las dos. Asentí con la cabeza sin dejar de mirarla, esperando que entendiese cual era mi plan. No tendríamos más que una oportunidad, y sería importante que consiguiésemos compenetrarnos. - ¿Preparada?- susurré colocando una mano en la empuñadura de una de mis dagas.

por **Reydek Paine** Vie Feb 17, 2017 11:10 am

El final del invierno estaba llegando y apenas quedaba nada sobre las copas. Cuando el viento sopló arrastró todas las hojas secas de la superficie, provocando que otras pocas cayesen entre ellos, la tensión del ambiente era tan afilada, que cualquier pequeño gesto podía desencadenar el final fatal para el licántropo. Su pecho se agitaba con fuerza arriba y abajo. Sus nudillos blancos por la fuerza de sus puños estaba ansiosos por liberarse. En cambio sabía que si lo hacía, se sentenciaba a muerte.

Las palabras amargas salían de la boca de la cazadora, con un tono tan venenoso que parecía a pesar de todo necesitar la aprobación de la otra cazadora para hacerlo certero. Ambas deseaban tanto como el licántropo verse muertos. Pero el hombre necesitaba serenarse para salir de allí. Lo único que jugaba a su favor era el número y que ambas juntas tenían más ego que 5 Reydeks - Ni lo intentes - gruñó entre dientes el licántrpoco. Que en cuanto hubo escupido aquellas palabras su cuerpo se tornó peludo, y echó a correr saltando sobre la cabeza de Maggie, pasando un par de metros sobre ella. La tensión de su cuerpo era la suficiente para soportar cualquier objeto punzante que le podía ser lanado ahora, pero aquello no le impediría cumplir su meta. Salir vivo de allí.

La noche caía y fue cuando escuchó cantar a cuco que se dio cuenta del tiempo que debía de llevar corriendo. Ya no se sentía cansado, no había heridas ni nadie le seguía. Debía de llevar tantas horas corriendo que su sangre, hirviendo, había hecho que todo su cuerpo se recuperase. Recuperó su forma humana y caminó hasta las puertas de la ciudad de París, donde guiado por el olfato buscó su hostal para descansar. La suerte hoy estaba de su lado.

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