Andanzas al son de la Lluvia (Jean Baptiste)

por **Annette Pavlovna** Dom Nov 07, 2010 12:24 pm

Caminado paso a paso se hace más pesado, entre el lodo, el cargar un alma inrmotal y una vida indeseada, vaya que no es nada atractivo mirar a una mujer con tantos pesares, pero a su creer estos son los menos graves de sus problemas, en realidad hay uno que abarca todo su entorno haciéndole poner de muy mal humor, agresiva y repelente a los tratos humanos cordiales en éste momento, se llama: hambre. Deseosa por consumir la vida de alguien, absorberla lentamente satisfaciéndose en todos sentidos, derramando hiel por el sitio en que deje su marca es algo que anhela prontamente, así que caminando a un sitio bastante alejado, se encuentra con el jardín botánico, con el caer de la noche habrá poca gente, perfecta para tomar a algún rico empedernido y deshacerse fácilmente.

Paseándose cordialmente entre los habitantes comienza su búsqueda, absorber todas aquellas esencias aún abren más su apetito haciéndole degustar cual prueba de vino en algún viñedo francés, esperando a encontrar a aquella reserva fina tanteándola absorta antes de ingerir un sorbo, maleable, perfecto en su esctructura y de sabor magnífico, así busca ese tipo de sangre, algo fuera de lo común, delicioso a sus sentidos.

Se detiene entre el paisaje distrayéndose con el aroma de las flores coloridas dibujándose a su alrededor, algo completamente exquisito ante el son de sus andanzas que por supuesto, con el empiezo de una lluvia los humanos comienzan apresuradamente a caminar para marcharse del sitio, Annette, desencantada resopla hasta que dentro del efluvio una pizca aromática inunda sus fosas nasales haciendo que hasta sus orbes esmeralda se agranden. Camina sin mucha rapidez para mirar a un hombre a lo lejos, es sin duda esa clase de joven clase alta, con un traje costosísimo, de espalda grande, unos 20 años no más, y huele embriagantemente exquisito.

Acercándose con una sombrilla haciendo el papel de dama tímida (que nunca le ha fallado) mira al caballero sutílmente abriéndola frente a sus ojos.

-¿Que os pensaís? Os mojaréis y pescaréis un enorme resfriado!!- exclamó fingiendo preocupación anunciada hacia el caballero.