Tavish MacRaighnaill

Tavish MacRaighnaill

Poderes

Descripción psicológica

La primera característica que resalta en Tavish, es su nobleza. Un hombre de buen corazón, comprensivo y sensible. Altruista, solidario. Incapaz de traicionar a las personas que quiere, aunque eso implique sacrificar su propio bienestar. Él dará todo, de forma desinteresada; aunque le duele profundamente la falta de reconocimiento y la ingratitud.

Es dominante, ¡claro que lo es! Así como también muy valiente y seguro. Confía en sus capacidades, en su intuición y en sus sentimientos. Emprendedor, ambicioso e independiente. Lo que lo convierte en una máquina de hacer. Es incapaz de estar quieto, aletargado. Tavish está, constantemente, buscando la forma de cambiar su mundo y el de los demás.

Un hombre de fe y de gran espiritualidad, que hizo con su dolor una causa para ayudar a aquellos más necesitados. La religión se convirtió en su bandera y en el vehículo para salir adelante. Su inteligencia, además, le abrió muchas puertas. Gustaba de los grandes lujos y del sexo, algo que debió abandonar y reprimir al decidir dedicarle su vida a Dios. A través de sus creencias, consiguió encausar la culpa, pero ésta siempre busca la manera de maltratarlo.

Es apasionado y sincero. Algo confiado, pero sin ingenuidad. Protector, de forma natural todos buscan ponerse bajo su tutela, bajo el calor de su abrazo tierno, que parece ser poseedor de un amor y caridad interminables. Asimismo, tiene alma de líder, don de mando, por lo que no le cuesta entablar relaciones y volverse, naturalmente, el centro de toda charla o evento. Y aunque intente mantener un perfil bajo, es imposible que pase desapercibido.

No teme ir al choque, aunque intenta evitarlo. Tiene un carácter fuerte, que tuvo que dominar para emprender su tarea como sacerdote. La ironía, el sarcasmo y el humor negro, que tan arraigados los tuvo durante su juventud, tuvieron que ser erradicados, aunque en ocasiones, de forma inevitable, emergen.

Historia

Un calor infernal amenazaba con asfixiar a todos. Dublín parecía haberse convertido en la boca del mismo Diablo. Era inusual, anormal. Ese 11 de Agosto de 1771, en esas condiciones, envuelto en sangre, llegó al mundo Tavish. Parido con dolor y arrepentimiento, Devany, una prostituta ignorante y sin demasiadas esperanzas, decidió criarlo en el mismo burdel donde lo dio a luz, y donde transcurriría la mayor parte de la vida del niño.

El dueño del prostíbulo y su padrino, Cameron, lo tomó bajo su tutela, por lo que decidió darle su apellido y cierto nivel de educación. Contrató a una muchacha que, cuando no estaba encamada con un cliente, le enseñaba a leer y a escribir. Así, el pequeño Tavish desarrolló el hábito del estudio y de la lectura. Curioso y desprejuiciado, su mundo era ese lugar de excesos y de sexo, algo que naturalizó por completo.

El despertar sexual se dio a muy temprana edad, a los once años una de las recién llegadas, una joven italiana y de curvas exageradas llamada Bianca, lo provocó cuando se encontraba estudiando. Nadie le dijo que estaba prohibido que las empleadas lo tocaran, pero todas las imágenes que Tavish había visto a lo largo de su niñez, se materializaron en el cuerpo de esa muchacha. Él sabía que tampoco debía, y mantuvieron el secreto durante tres largos años, hasta que Devany los descubrió. La mujer enloqueció de ira y golpeó a la chica hasta matarla, ante los ojos atónitos de un Tavish desconcertado.

Ese fue un suceso clave. Cameron hizo inculpar a un cliente borracho por el homicidio, y todo quedó zanjado para ellos, salvo para el muchacho. Las pesadillas comenzaron a sucederse todas las noches. Las imágenes de su madre matando a su antigua amante lo atormentaban. Comenzó a buscar en todas las jóvenes el rostro de la italiana. La naturaleza lo había bendecido con un atractivo sin igual y un carisma irresistible, por lo que difícilmente alguna mujer lo rechazara. No buscaba prostitutas, sino muchachas de buena cuna a las cuales romperles el corazón. Comenzó a disfrutar, de una forma macabra, de sus llantos y sus escenas luego de dejarlas. Sentía que vengaba la muerte de Bianca, que había tenido un inmerecido final por su culpa.

Inteligente y trabajador, se ganaba la vida de la forma que fuera. El diálogo con Devany se terminó volviendo escaso, aunque algo le impedía alejarse por completo de ella. Era su madre, y a pesar de que no había sido perfecta, era la única que tenía, y la amaba con sus defectos y virtudes. Él era su orgullo. Para una mujer como ella, completamente analfabeta e ignorante, tener un hijo culto y encantador, era lo máximo que podía conseguir. Y Tavish lo entendía, o eso pretendía.

Cuando tenía diecinueve años, Devany enfermó gravemente. Comenzó con fiebre y tos, pero pronto el catarro se convirtió en sangre. La piel se le llenó de manchas y ya no había nada que hacer, sólo esperar el terrible desenlace. Tavish se dedicó a cuidar a su madre día y noche, durante un mes y medio. Cuando estaba lúcida, conversaban de alguna anécdota de la niñez; cuando deliraba por las altas temperaturas, ella hacía confesiones que hubieran horrorizado a cualquiera que no se hubiera criado en un ambiente como aquel. Al muchacho, más de una, le arrancó una lágrima. El sufrimiento de su madre había sido bajo sus narices, y a él lo habían tenido protegido y viviendo en una burbuja, aún no podía creerlo. Sin embargo, unas noches antes de morir, fue que Devany logró purgar su alma. Le contó que ella había tenido otro hijo, cuatro años antes de su nacimiento, y que lo había dejado tirado en la basura. A Tavish, la historia lo impactó más de lo que hubiera esperado, y le costó imaginar a esa mujer abandonando con total frialdad a un recién nacido. Le dijo, también, que logró averiguar que había sido adoptado pero nunca más pudo dar con él.

Luego de aquella revelación, Devany perdió el conocimiento durante tres largos días. Despertó al cuarto. Tavish se recostó junto a ella y le dijo que se fuera en paz, que él la perdonaba por todo y que la amaba. La mujer murió con una sonrisa en los labios y en los brazos de su hijo.

El suceso fue suficiente para que la vida del joven diera un vuelco. Tras el entierro, abandonó el prostíbulo en una lacrimógena despedida. En la maleta, con sus pocas pertenencias, llevaba el rosario que había pertenecido a Devany. Viajó hacia las afueras de la ciudad, donde comenzó sus estudios para sacerdote, abandonado todo con lo que se había criado. A los dos años del seminario, tuvo un desliz con una novicia, que era virgen, y que a los pocos meses le mostró su embarazo. La joven decidió no decir quién era el padre y abandonó Dublín. Tavish no sabría de ella hasta muchos años después.

Decidido a purgar su alma y ya convertido en un hombre maduró, encomendó por completo su alma a Dios. Encontró su rumbo en ese sitio de silencio y oscuridad, de contemplación y oración. Por fin, había hallado la paz que tanto había estado buscando. Los ocho años que preparación, le mostraron un nuevo camino y la vocación de salvar al prójimo. Cuando, finalmente, terminó sus estudios, que no sólo incluían teología, filosofía, historia, sino también diversos idiomas –para los cuales tenía facilidad por sus años compartiendo con mujerzuelas y clientes de varias regiones-, lo que lo ayudó a instalarse en la primera iglesia a la que fue enviado, en España. Allí estuvo durante un año, hasta que ocurrió una tragedia. La noche de Navidad, durante la celebración de la misa, fueron atacados por una manada de licántropos. Fue una masacre. Tavish fue encontrado varios días después, lejos de la zona, con todo su cuerpo lastimado. Lo enviaron a Roma, casi moribundo, donde fue sometido a una serie de tortuosas pericias que concluyeron en que había sido convertido en uno de esos seres. Le ofrecieron la opción de ser parte de la Inquisición. Tavish comprendió que la otra opción era la muerte, por lo que aceptó.

Finalmente, le designaron un lugar en París. Una parroquia pequeña a las afueras de la ciudad, destinada a los más pobres y con el objetivo de detectar, entre las clases bajas, a seres sobrenaturales.

Datos Extra

• Durante los largos años que duró su preparación como sacerdote, aprendió una serie de idiomas, entre los que se destacan el español, el griego, el francés, el latín y el arameo.
• Hace siete meses que el hijo que concibió con aquella muchacha, vive con él. La mujer murió en circunstancias poco claras, pero Alexander apareció frente a su puerta con una carta. El niño cree que Tavish es su padrino.
• No le gusta formar parte de la Inquisición, lo hace sentir acorralado, pero sabe que no tiene demasiadas opciones de continuar con vida si no cumple con ella.
• Reniega absolutamente de su condición de licántropo, a la cual no logra acostumbrarse por completo, ya que escapa de su control.
• Siempre lleva colgado el sencillo rosario de madera que pertenecía a su madre.
• Realiza muchas obras de caridad, ya que se encuentra radicado en una zona de clase baja. Descubrió en esas labores, la forma de purgar su corazón y de sanar su pasado.
• Desea encontrar a su hermano perdido.

Creado por Frozen •