Víðarr Rohde

Como hijo de una familia adinerada, fue descrito como un niño solitario, hiperactivo y agresivo por naturaleza. Nunca se estaba quieto y, desde muy temprana edad, demostró aptitudes violentas, rasgos que lo distinguían de otros niños de su edad. No se le conoció algún amigo cercano, a excepción de algún que otro conocido que, tras algún tipo de enfrentamiento cuyos detalles jamás se conocieron, terminaba por cortar relaciones con el hijo. Sus padres tenían un secreto ambos eran hechiceros, grandes brujos que controlaban el clima y por ende su posición y dinero daba frutos con su poder, el cual heredó el joven Vidarr

En ausencia de sus padres, siempre muy inmersos en las grandes negociaciones que mantenían, de su educación se encargó un tutor, por el que siempre admitió sentir respeto. Se interesó durante su adolescencia por las asignaturas que competían a la historia, la política y también la poesía. Pero, no mucho tiempo después, encontró su verdadera vocación cuando tomó clases de lucha de espada y otras artes donde el uso de sus habilidades con la mágia fue extraordinario. Son estos los momentos picos de su gusto por el uso de sus habilidades y el torno que podría darle a su vida, comenzó pues entonces con su investigación, sus deseos viscerales se hicieron presentes con la tortura de animales.

En su edad adulta, se le conoció por sus grandes proezas dentro de su familia, sus negocios prosperaron enormemente siendo envidia para sus aliados y conocidos. Sin embargo, esa fama y fortuna tras largos años comenzó a atraer la atención de quienes no debían, envidia, celos, odios, rencores y deseos de destruirlo a Vidarr fue lo que gano por su astucia y fortuna. Pero nada lo preparó para el más doloroso momento, el enamorarse de una mujer sin corazón y sin escrúpulos pronto se concretó una boda, un matrimonio de alianza económica y política. Su nueva esposa, hija de un magnate banquero y poderoso hombre de la política internacional le ofreció a Vidarr la solución a muchos de sus negocios expandiéndolos fuera de Europa, pero también le trajo desdichas, ella terminó por destruir algún sentimiento bueno dentro de Vidarr, si es que él tenía algo bueno ella se lo llevó a su tumba, ese parte de sus sentimientos de amor.

Su esposa fue asesina por un vampiro, su amante, dejándole una hija a su cuidado pero, la niña no era de él sino de uno de los tantos amantes de su querida mujer. Supo en la muerte de su esposa que ella nunca lo amo, lo único que sentía por Vidarr era odio, asco y resentimiento aun cuando él se había enamorado de ella. Su crueldad aumento encerrando y matando a la mujer que una vez amo, desde entonces odia con todo su corazón a los vampiros al punto de desear destruirlos. De su hija se sabe poco solo que vive encerrada y con quien experimenta él, se rumorea que la convirtió en vampiro para poder usarla como un arma contra los mismos. Pero son solo rumores. Además se comenta que su corazón se enfrió a partir de aquella noche trágica donde su esposa y tres hombres murieron, aunque se dice que solo desaparecieron sin dejar rastro.

Ha estado de lugar en lugar visitando y viviendo por cortos periodos de tiempo. No se queda mucho pues rápidamente comienza a odiarlos por el hastío que siente de la gente a las grandes concentraciones de personas; pocas personas le han tratado con él los pocos que han entrado a su hogar y lo han visto salen huyendo temerosos y con deseos de no volver a verlo por su mirada penetrante y asesina.