De Quevedo ID

Tiende a expresar sus ideas intelectuales sin reparo, sin abusar de este don natural que posee. Proyecta una impenetrabilidad la cual eventualmente termina por alejar o atraer a aquellos que encuentran sus puntos vulnerables bajo esa fachada fría de mármol. Cuida mucho sus amistades y su círculo social el cual es reducido pues teme a mostrarse irritante, entregándose tal como es a tan solo las relaciones que piensa puede mantener bajo control. Es inevitable que juegue el papel de mentor, pues se siente con la obligación de transmitir sus conocimientos a otros.

A pesar de su aspecto fuerte y pesado es un gigante amable. Para evitar el conflicto, elude tanto como puede las situaciones tensas y se muerde la lengua cuando se siente comprometido. Como un volcán se traga sus emociones hasta que no puede evitar estallar o sumirse completamente en un estado depresivo.. Normalmente gusta de socializar con todo tipo de personas, a pesar de su posición social no discrimina a nadie pues siempre le gusta ver más allá de la apariencia de las personas, pausado al hablar y muy reflexivo y prudente al momento de expresar sus opiniones.

Si se le ve divagando o con la mirada perdida es por el hecho de cuestionarse sobre el hecho de ser un gran mentiroso acerca de su nueva vida, no por que no tenga interés en escucharte. Confiable y buen compañero. Soñador, quizás ingenuo hasta cierto punto. Siempre tenderá la mano a quien lo solicite, solamente en sus momentos oscuros prefiere el encierro durante horas incluso días, donde gusta de tocar el cello a solas. Así mismo le agrada tocar el violín en eventos más alegres pues según él ambos instrumentos representan una dualidad de su personalidad nostálgica y alegre.

Es el tipo de persona que trataba de hacer todo bien y por sus propios medios, no le gusta tener que esperar a que alguien haga las cosas, y le frustra de sobre manera que se hagan mal. Optimista y trabajador que intentaba sentar su atención en cosas importantes, como no ver lo negativo de la situación y sobretodo no parar a pensarse ese tipo de cosas, cosas tristes, cosas que podían desanimarle el día.

Las personas temen a lo que no conocen. Se vive sumergido dentro de una esfera donde las cosas comunes son esperadas, amadas y atesoradas, su familia no estaba preparada para que naciera, el mundo mismo quizás no está del todo listo para recibir a chicos como Ibar, dotados de un talento poco común. Desde pequeño, estuvo solo, siempre a la merced de sus 2 hermanos mayores, quienes le trataban como a un desconocido. En sus sueños era libre, sí, podía ampliar sus alas a una libertad que en el mundo real no podría. Su infancia transcurrió como muchas otras hasta los 10 años, cuando sus habilidades empezaron a desarrollarse. Notó que podía leer los pensamientos de las personas a su alrededor y hasta cierto punto manipular sus sentimientos.

Notó también que mientas dormía podía vislumbrar acontecimientos que estaban por ocurrir, inició por este medio, al cabo de un año, las visiones eran más y más claras y sucedían a cualquier hora del día, el simple roce de una persona era suficiente para que las premoniciones ocurrieran. La ocasión cuando observó como un pequeño iba a morir ahogado en el río, se quedó clavada en su mente por el resto de su vida. Recordaba a la perfección haber gritado con desesperación a su madre, para que esta no le dejase ir a jugar con los otros chicos. Las personas le vieron con malos ojos y al cabo de poco tiempo se convirtió en la vergüenza de la familia. Era de noche cuando todo el pueblo se enteró que habían hallado al niño ahogado. El padre de Ibar le abofeteó hasta el cansancio llegando a la conclusión que estaba maldito, poseído o loco.

Comprendió entonces que ese lugar no era más un hogar y se marchó al poco tiempo. Poco les importó a sus padres, pues ellos debían sentirse más que aliviados después que Ibar desapareció de sus vidas por completo. Se dirigió a cualquier otro lugar de Europa con una caravana de chicos que también habían sido abandonados a su suerte y de ese modo su peregrinar por las calles comenzó. Los años transcurrieron de ese modo, sobreviviendo a las penurias que la vida le mostraba, poco a poco aquellos jóvenes se convirtieron en adultos mismo que incurrieron en otro tipo de prácticas para no morir de hambre, como robar, mentir e incluso matar. Fue incluso en ese tipo de eventualidades donde Ibar hizo uso nuevamente de aquellos dones que le orillaron hasta ese punto, su causa natural se había desviado por completo de aquel niño asustadizo.

La sociedad le señalaba como un monstruo y como el causante de aquellas muertes, huyó una vez más tomando esta vez como destino la capital francesa. Fue al abordar el tren que sin saberlo se toparía con la eventualidad que cambiaría por completo su recorrido hasta ahora. Durante su viaje compartió asiento con un joven de alta cuna quien se presentó cortésmente como Guillermo De Quevedo, un hacendado español que se dirigía a Paris con la intención de reunirse con su hermano y quien curiosamente poseía un parecido físico similar al del hechicero, fue en el momento cuando aquel joven estrechó su mano que pudo ver la muerte de aquel desdichado. Consciente de lo que estas visiones acarreaban decidió ignorarla y prestar atención al relato que el otro desgranaba. No habían pasado más de 45 minutos cuando el tren volcó bruscamente. Haciendo uso de sus poderes Ibar pudo sobrevivir al fatídico choque.

Los cuerpos de la mayor parte de los pasajeros quedaron irreconocibles dada la gravedad del accidente, Ibar perdió la consciencia y al despertar nuevamente se halló descansando en una mullida cama. Adolorido y confundido por lo que había sucedido se sorprendió al escuchar que la servidumbre le llamaba por el nombre de Guillermo. Entonces todo cobró sentido, el parecido y las circunstancias al hallarle con el equipaje del verdadero heredero de la fortuna Quevedo le colocaban ahora como el susodicho hijo prodigo que había sobrevivido al incidente. Consciente de las graves consecuencias que esto puede acarrear trata de ajustarse lo mejor que puede a las circunstancias, no obstante sabe que tarde o temprano el mal entendido le podría acarrear un problema mayúsculo.

- Ibar es su verdadero nombre.

- Hace uso regularmente de sus habilidades para seguir conociendo más sobre el pasado de la familia Quevedo.