Aina Babineaux

Activa. Esa es la palabra que mejor describe a esta niña. Siempre está en movimiento, haciendo cualquier cosa que a ella le parezca divertida en esos momentos. No es una chica fácil de contener, pero fue educada en una buena familia y sabe portarse si la situación lo acredita.

No es la típica vampiresa seria y amargada. En realidad no es casi nada de lo que una persona considera "un vampiro". Esta niña tiene la mentalidad de una chica de unos 15 años, así que sí, se comporta como una adolescente, y como adolescente que es le encanta divertirse. Es más madura que un niño, pero no tanto como un adulto. Aún le falta mucho por aprender, lo que nos lleva al siguiente punto: La curiosidad.

Sí, es un ser lleno de curiosidad. Quiere aprender todo lo que le sea posible, y lo que no también. Es la típica chica que siempre le preguntaba a su profesora el porqué de todo. A ella no le valía que le enseñasen sin saber el porque de eso que le habían enseñado.

Hay que admitir que es un poco una niña mimada por como vivió toda su vida. No se cree especialmente superior a nadie (Tan solo un poco a los de clase baja aunque se niega en admitirlo), pero no se suele tomar bien el que no le cumplan sus caprichos.

Suele ser bastante simpática con sus relaciones, además de que trata a sus mayores de "usted", sobre todo si se ven como personas arregladas (clase media y alta). También es respetuosa con sus mayores si estos son de clase baja y nunca los tutearía, pero es respetuosa a un nivel menor. Sin embargo a los niños los trata casi como a iguales, intentando no hacer tanta distinción entre clases sociales, aunque esto es complicado de evitar para ella por la forma en la que se crió.

Intenta no beber más de lo necesario de las personas, pues no es algo que ella considere "bueno". Sus padres siempre la criaron diciendo lo horribles que eran los monstruos o los vampiros, pues decían que estaban malditos y que su alma nunca podría descansar en paz. Ella aún no está tan segura de si es un monstruo o no, pero no quiere que su alma no encuentre el descanso cuando muera, si es que lo hace alguna vez.

Entre sus gustos destacarían: La sangre (Es una vampiresa, no lo puede evitar), la escalada, las noches con muchas estrellas, el bosque, nadar, encontrarse con otros niños, cosa que hace poco, hacerse pasar por una persona de más edad, bromear, descubrir cosas nuevas, las muñecas, los vestidos grandes y pomposos.

Sus disgustos serían: El no poder crecer más, el sol, los adultos que quieren llevarla a su casa en la noche, los adultos que piensan que pueden abusar de ella, la comida humana (No alimenta nada), la pobreza, su condición no le agrada de sobremanera.

Su vida no distaba mucho de ser una vida normal. Nació en una familia de alta clase donde el dinero nunca fue un problema. Sus padres no eran nobles, pero sí los dueños de una fábrica, lo que les hacía ganar mucho dinero.

Su familia era una familia bastante avanzada para aquella época, pues siempre decían que las personas de clase baja eran también hombres y mujeres libres, y había que tratarlos con un mínimo de respeto aunque estuvieran en un nivel inferior. Tampoco estaban a favor de la esclavitud, por lo que ellos nunca tuvieron esclavos, mas aún así respetaban a la gente que los poseía.

Fue la segunda hija de la familia, teniendo un hermano 4 años mayor que ella, pero no por eso fue tratada de mala manera. Sus padres siempre intentaron darle la mejor educación que pudieron, contratando a los mejores tutores y a las mejores niñeras para que cuidasen de ellos. No se solían ver demasiado, pero eso no impedía a que al menos una vez a la semana diesen un paseo en familia por el parque, montados en su carruaje.

Su vida obviamente no era perfecta, y es que en fin ¿Qué vida lo es? También tenía sus cosas malas, pero en general le encantaba. Eran una familia acomodada y con reputación a la que no les faltaba de nada ¿De qué se podían quejar? Parecía una vida perfecta hasta que todo se desmoronó.

Un mal día mientras daban un paseo decidieron tardarse más para volver a su casa, pues había muy buen día. Al final terminó anocheciendo sin que llegaran, y fue allí donde comenzó el problema. Un grupo de vampiros rodearon el carro, sacando a la niña de este y dejando que observara como aquellos seres mataban a su familia. La niña intentó gritar, pero le taparon la boca con las manos. Aquellos seres parecía que se divertían con la cara de terror de la pequeña, y ella sabía que nada acabaría bien. Al final llegó su turno, por lo que se preparó para morir, pero la muerte no llegó, o no del todo. Tan solo recuerda estar en su último aliento y que una sensación de sed terrible se apoderaba de ella, empezando a beber un líquido que le ofrecían, pero su cuerpo empezó a arder al tomarlo, ardía hasta tal punto que se desmayó. Despertó tumbada en el fondo de una cueva tiempo después, no sabía cuanto ni le importaba, ella solo tenía en mente una cosa: beber. Tenía la garganta seca y una sed que nunca había sentido antes, una sed que no se quitaría por mucho que bebiese. Fue ahí cuando comprendió que aquellos vampiros le habían dejado un regalo a mayores. Habían decidido que sería más divertido volverla vampiresa que matarla, cosa que a ella no le pareció bien. Estaba aterrada por su nueva condición y por lo que ella misma sabía que sería capaz de hacer por el líquido vital de las personas.

Tardó realmente poco en llegar a la ciudad, y fue allí donde consiguió su primera víctima, llevándola a la muerte por desangramiento, pero aún no era suficiente para calmar lo que se revolvía dentro de ella. Fue a buscar a su segunda víctima, pero en ese momento fue vista por otro vampiro, el cual la paró para que no cometiera una masacre. Aquel vampiro intentó hablarle, pero le tomó varias intentos el que la niña contestara a sus preguntas.

Al final se dio cuenta de que era una joven neófita sin su creador con ella, lo que podía resultar peligroso, así que la acogió bajo su tutela y lleva actuando de padre desde entonces.