Iekeline Veerle Kiewiet

por **Iekeliene Kiewiet** Sáb Jul 01, 2017 2:32 am

DATOS BÁSICOS

▲NOMBRE DEL PERSONAJE▲

Iekeline Veerle Kiewiet.

▲EDAD▲

20 años.

▲ESPECIE▲

Humana.

▲FACCIÓN A LA QUE PERTENECE▲

Ninguna.

▲TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO▲

Baja.

▲ORIENTACIÓN SEXUAL▲

Heterosexual.

▲LUGAR DE ORIGEN▲

Países Bajos

▲HABILIDADES/PODERES▲

Cortar verduras, filetear pescado y lavar ropa sucia.

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Mujer de nula y educación y exceso de vida. Modula pésimo, pero sobrevive como los dioses. Trabajadora como sus padres le enseñaron y agresiva cuando invaden su espacio. Creció a la defensiva de los hombres, al haber sido violada por quien se convertiría en su marido. No le gusta que se acerquen a sus hijos por lo mismo.

Para todos, hasta para ella misma, es desaliñada y tosca. No es importante. Lo que importa es seguir viviendo. Salir adelante como sea. Así se aprende en el campo: aunque venga la tempestad, aunque haya sequía o abunde la plaga, hay que seguir trabajando si se quiere continuar. Es eso o morir.

Sabe de la existencia de los seres sobrenaturales por las historia que su familia le contaba desde niña. Los citadinos no la toman en cuenta, diciendo que son típicas leyendas de una extranjera pueblerina, así que dejó la costumbre de comentarlo, como en su adolescencia. Aprendió a tiempo que el silencio es lo más prudente cuando se sabe algo de ese tamaño.

Sabe cargar y disparar armas, gracias a que su padre le enseñó a defender los cultivos. Tiene su escopeta cerca, por si acaso. Hasta el momento no ha tenido que matar a nadie, pero no dudaría en tirar del gatillo si la amenazaran otra vez.

HISTORIA

Iekeline Kiewiet, nacida como Iekeline de Roos, es hija del medio de tres hermanos que sobrevivieron a la infancia. Nacida en Overijssel, países bajos. Descendiente de generaciones de granjeros. Creció bajo la sencillez y esfuerzo de la agricultura, con las manos ajadas de tanto laborar. A muy temprana edad comenzó a trabajar, ayudando a su madre con los granos y la harina. Aprendió a hacer un poco de todo para que el pan llegara a la mesa. Al igual que sus antepasados, no se educó.

Aprendió a sus doce años que su padre no perdonaba, cuando echó a su hermana mayor a la calle tras haberse preñado sin estar casada. Se dijo que nadie la tocaría, que no quería ir a la calle, que no dejaría el campo.

Cuando tenía catorce años, un hombre llamado Gijsbert Kiewiet llegó a casa a pulir las piedras del molino. El dueño de casa no estaba; había ido a trabajar junto a los demás miembros de la familia, pero Iekeline se quedó a recibirlo. Iekeline causó extrañas sensaciones en Gijsbert Kiewiet. En más de una ocasión la había divisado por el pueblo, pero no supo su domicilio hasta ese momento. En cierto modo se sintió cautivado y no dejó de pensar en ella mientras realizaba el encargo de su padre. Sin duda, era una buena oportunidad para conocerla… a su modo. Cuando se dio cuenta de que estaba sola, la violó.

El acto vejatorio que terminó con la virginidad de Iekeline fue violento y traumático. Sin embargo, la madre, al enterarse, no quiso decirle a su marido para evitar más violencia. Pero al cabo de unos meses, se impuso con espanto que su hija estaba embarazada de su propio violador. Se fue con una amiga y ambas dieron con el paradero de Gisjbert Kiewiet.

Gijsbert tenía fama entre sus amigos por su loca personalidad. No era primera vez que abusaba de una joven, sólo que ahora el asunto se complicaba.

Ambas mujeres le explicaron que Iekeline estaba embarazada, y aunque él defendió que no tenía nada que ver con ella, las féminas lo amenazaron con denunciarlo a la policía de deshonrar a una muchacha que ni siquiera estaba en edad de casarse. Las mujeres lograron su objetivo. Gisjbert Kiewiet, presionado por las circunstancias, no tuvo más remedio que casarse con Iekeline. La idea no dejó de agradarle un poco, pero a todas luces la relación era insólita, por decir lo menos.

Escenas como ésta eran pan de cada día:

Spoiler:

Como era de sospechar, la relación entre ambos fue un desastre. Ella, para salvar su honor y darle un padre a su bebé, trató de ser una buena esposa, pero primó la ausencia de afecto en ambos, sobre todo en Gisjbert, quien continuó su vida como si siguiera soltero. Adicto a los bailes y a la parranda. No tenía problemas en salir solo y quedarse hasta altas horas de la noche buscando compañía femenina. No temía que lo vieran ni tampoco que su joven mujer se enterara. Él era el dueño de casa y la última palabra a la hora de tomar decisiones.

Tan poco respetaba a Iekeline, que la despertaba pateando la cama a altas horas de la madrugada.

Encontrones:

Así venían los golpes entre ambos. Peleas y reconciliaciones, círculos interminables de violencia.

Lejos de todo pronóstico, el tiempo pasó. Iekeline y Gijsbert se mantuvieron juntos. Incluso, engendraron un segundo hijo, una niña, pero aún en casa se ejercía la decisión machista de Gijsbert, quien hizo un hábito castigar a su mujer y también a sus propios hijos. Tampoco el desarrollo de la familia impidió que saliera con sus típicas salidas en busca de aventuras amorosos, pero hacía bastante tiempo que Iekeline venía reflexionando sobre su vida. En la soledad de su hogar y con el único afán de proteger a sus hijos, fue planeando algunas estrategias para sacar de su lado a aquel hombre. A ella no le cabía la menor duda de que su vida junto a él tenía prácticamente los días contados.

Cuando Gijsberg llegó ebrio nuevamente, pero esta vez despertó a los niños, Iekeline fue a la cocina, pero no para traerle algo de comer a su marido, sino para armarse con una escopeta. “¡Se acabó!” exclamó ella, y le advirtió que, si no se iba de la casa en ese momento, lo molía a balazos. Él huyó, atónito con la reacción de Iekeline, que jamás se había rebelado contra él de ese modo. Al día siguiente, quiso volver a vengarse, pero ella ya se había ido junto a los dos niños.

Así llegó Iekeline, la campesina, a París. Oculta en un tren, viajado por días y noches para vivir en paz. Actualmente cultiva la tierra y se gana la vida vendiendo a particulares. Si le preguntan, dice que es viuda. Sus hijos, Klaas y Liene, son lo único importante.

DATOS EXTRA

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por Invitado Dom Jul 02, 2017 5:43 am

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