las almas que una prostituta devora

por **Nadine Mercy Leighton** Jue Jul 27, 2017 10:26 pm

Para su buena suerte, pudo divisar desde lejos al musculoso de casi dos metros, con complejo de Hulk, pero sin lo violento y sin ser verde; escondido entre los arbustos, era algo gracioso, pues una persona tan grande como él, pasaba desapercibido entre tan pocos arbustos y árboles. Trotó a una velocidad normal, y justo al llegar lo escuchó. Dejó sus ojos en blanco y esbozó una sonrisa al escuchar como la reprochaba, seguido por una pequeña risa. – Mis ganas de salir a sudar fueron más grandes que preparar mi post workout, Mikhailov – Se defendió, sentándose en el suelo, frente a él; sacando de su maleta su termo y una botella de agua que siempre cargaba con ella, sirviéndola dentro de su termo y usando el scoop que venía dentro del envase y empezó a menear el termo luego de taparlo, mirándolo ahora a él con curiosidad, estudiando cada uno de sus movimientos, antes de que volviera a entrenar, sí es que estaba haciendo eso. Era casi imposible de no pensar en cuantos años de trabajo había tomado Vladimir para quedar con ese cuerpo tan marcado y que no se le subiera a la cabeza, no como a los peleles a los que ella veía en el gimnasio diariamente.

La relación que ambos compartían era completamente ajena a lo profesional, si bien él era profesor y ella una alumna, no compartían clases, por lo que para ella, aparte de ser un alivio, era un motivo más para depositar la confianza en él, lo cual hacía mucho más llevadero para que Louise se comportara como realmente era y no como la coraza que llevaba puesta las 24 horas del día

por **Nadine Mercy Leighton** Sáb Ene 27, 2018 11:54 pm

Estoy loca, los hombres son animales si así es. La magia los vuelve aun más bajos que sus instintos puedo patearlos, puedo matarlos y nadie sabría que fui yo.

Mi madre lo sabía pero no tlerminó bien como ella quería porque al hombre que trató de controlar, mi padre, era un cerdo de la iglesia quien terminó por matarla al final, cuando se enteró que aquella bella mujer no era más que una mbruja.

Oh si, el sabía bien que sus hijos eran muy posibles que hereden sus dones o posiciones de brujas pero no hizo nada, no lo hizo hasta no dieramos alguna prueba de ello pero yo siempre lo di, desde antes de que mi madre fuera condenada y tuviera que verla morir en la hoguera.

Siempre supe que podía jugar con el viento que podía hacer niebla y no solo eso veía espíritus completamente alrededor de nosoros, gente que ya estaba muerta los veía con sus mas atroces figuras de muerte, decapitados, quemados, desollados, incluso algunos con sus disparos o ahogados. Mi madre de pequeña me decía que no debía temer que ellos no mer harían daño si decía una sola palabra en un idioma extraño y los miraba de frente.

Era extraño y a la vez raro, pero siempre me gusto ver la mirada de todos ellos y sonreirles demostrandoles que yo podía verlos también y que no les temía para nada es más siempre les pedía favores a cambio de dejarles tomar mi cuerpo...era muy divertido hacerlo de niña, pero eso alertó mucho a mi padre.

Más cuando comencé a convertirme en una señorita que atraía las miradas maliciosas de muchos hombres que a él no le convencía, y claro el sabía que era más que problable que sea yo quien termine como mi madre, como una bruja más, y oh, ese era su mayor deleite el saber que tuvo a otra bruja y que de ella pudo someter, ser su dueño. Pero nunca le daría ese gusto a ese cerdo asesino de la iglesia. Quizás por eso nunca me gustó la iglesia para nada y por eso repudiaba todo loq ue tenía que ver con ella incluso a sus ministros y sermones.

por **Nadine Mercy Leighton** Miér Feb 28, 2018 12:03 am

No hay mucha gente dentro del burdel solo están cuatro chicas, la señora de la limpieza y el tabernero que anda haciendo sus cosas con las bebidas ahí esa una de las chicas tratando de conseguirle algo de beber pero nada no obtiene más que un regañón y empujón de la barra con la risa de todas nosotras.

El cuerpo me pica del aburrimiento no hay mucho que hacer por el momento así que me quedo sentada en una de las mesas del lugar pero sin llevar vestido solo en ropa interior refrescándome de la intensa tarde al menos es mejor que es estar forrado con el vestido y un peinado elaborado

Ahora llevo el cabello suelto y es más tranquilo el momento hay algunas que otras chicas que también están igual que yo tomándonos un descanso de la tarea cotidiana, lo bueno de todo es que el burdel está cerrado hasta la noche y ya va entrando la hora de trabajo pero tengo cero absolutas ganas de alistarme a diferencia de las otras que corren a la habitación a arreglarse con sus mejores galas mientras yo sigo en ropa interior con las piernas sobre la mesa y la silla reclinada hacia atrás.

El tabernero me apura con un golpe en la cabeza a que suba — Ouchy oye pero eso duele y para que alistarme si no tengo ganas esta noche solo quiero algo de beber y refrescarme nada más además tengo otro trabajo que hacer— me desperezo viendo sus ojos ronroneándole cual felina.

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