Raven Wallace.

Frágil. Raven ha sufrido por su forma de ser desde que nació. Su carácter solitario y esquivo con los demás siempre fue criticado por sus padres y sin embargo querer ponerle remedio fue lo que la llevó a ser secuestrada y abusada aun siendo una niña.

Desconoce el origen de la maldad ajena pero lo ha vivido en carne propia por lo que es un tanto ermitaña y esquiva con quien se interesa por ella, no confía apenas en nadie. Ese cierto trauma que acarrea desde la infancia ha derivado en trastorno obsesivo por el orden, todo debe estar debidamente colocado, a una distancia concreta y determinada posición. Esto para los señores de la casa en la que sirve ha sido un claro plus pues los invitados nunca quedan indiferentes por la delicadeza de la decoración de la mesa cuando llegan a cenar, y en la biblioteca ha desembocado en un orden escrupuloso en la alineación de cada volumen.

No conoce el amor personalmente pero sí a través de la lectura como muchas otras cosas con las que sueña, algún día escapará de esa cárcel que ahora es su hogar y podrá vivir tanto como los personajes de sus novelas. Es muy prudente respecto a todos los aspectos de la vida, ahorra todo lo que gana en la biblioteca, siempre escucha más de lo que habla y aprende los hábitos de cada persona de la casa, datos que le permiten saber cuándo hacer qué para ahorrarse la mayor cantidad de castigos posibles.

Nacida en el suntuoso palacio Falkland, al sur de Escocia, Raven es la primogénita de Logan y Beth Wallace. Sabiendo que Logan ostentaba el cargo de conde uno se puede imaginar la educación que recibió Raven, desde la temprana edad de tres años fue instruida en matemáticas, ciencias políticas, historia, dibujo, hípica, danza, música… A los diez años era más inteligente que la mayoría de niños de su edad y su curiosidad innata hacía de ella una esponja dispuesta a aprender todo lo que fuera posible. Sin embargo, a pesar de su impresionante facilidad para aprender, sus relaciones sociales no parecían serle fáciles en absoluto. Tan solo estaba cómoda con el servicio, sus tutores, padres y hermanos pequeños; apenas hablaba con los invitados de la familia y se resistía a salir de los terrenos del palacio. Cuando alguien buscaba a la chiquilla sabía de sobra que debía buscarla en la biblioteca, las cuadras o bajo algún árbol leyendo. Como es de suponer eso hastiaba a los condes dado que planeaban para ella un casamiento provechoso para todos, ella sería la heredera del condado y por tanto debería ser capaz de gestionarlo y poder relacionarse bien, nada más lejos de las propias aspiraciones de la niña.

Fue en una de las cenas organizadas en el palacio, cuando Raven contaba ya con doce años de edad, cuando todo cambió. Una familia francesa, con cuyo hijo habían planeado prometerla, llegó a pasar el fin de semana al palacio. Habían mantenido correspondencia desde el nacimiento de la niña y todo parecía preparado para que ambos se conociera y supieran los planes que les unirían de por vida. Sin embargo, el carácter sumiso y callado de Raven les hizo cambiar de idea radicalmente, cosa que en ningún momento hicieron público. Todo siguió como si continuasen interesados en el futuro casamiento de la pareja, y por tanto los condes estaban del mejor de los humores mientras Raven era manipulada por los invitados para dejar su casa y viajar con ellos a escondidas cuando regresaran a París. La niña, ingenua, se creyó cada palabra de quienes se convertirían en sus raptores; que sus padres querrían que ella tomase la decisión de viajar con ellos a París a continuar su instrucción, que sería una sorpresa escribirles una vez llegase a la capital francesa, que tan solo sería cosa de un mes… Raven, al haber escuchado tantas veces a sus padres preocupados por su dificultad para separarse de ellos, acabó cediendo a esa presión e hizo las maletas. Fue en pleno viaje cuando se enteró de la vida que levaría a partir de entonces, nadie estaba realmente interesado en que se casase con el joven, sino en que les sirviera en casa. Estaba bien educada, había dejado claro que crédula y de buen ver.

En su nuevo hogar fue despojada de su ropa, libros, joyas o perfumes; y recibida por el resto del servicio en su mayoría formado por jóvenes de su misma edad. Enseguida la informaron sobre la dureza de los amos, porque sí había que referirse a esa familia de esa manera. Los castigos estaban a la orden del día, siendo la vara de madera la favorita del señorito. De vez en cuando el amo llamaba a alguna de las niñas a su habitación, cuando su esposa salía a sus reuniones sociales, habiendo llegado a estar presente su hijo compartiendo doncella. Lloró todas las noches durante los primeros meses, pero con el paso del tiempo aprendió a obedecer y se resignó al estilo de vida que ahora tenía. Siempre se las apañaba para leer el periódico y descubrir algo sobre su familia en la sección de sociedad o en búsqueda de desaparecidos, pero la única noticia que leyó sobre ellos fue la esquela de su padre… El resto de su familia habría tenido que dejar el palacio familiar al no estar ninguno de sus hijos casados para poder heredarlo, como estaba estipulado desde hacía décadas. Ahora enviar una carta no serviría de nada pues no habría quien la leyera…

Su única vía de escape era la biblioteca nacional en donde pasaba todas las horas libres que tenía, que –aunque no muchas- disfrutaba como una enana. La anciana responsable de la misma, acabó ofreciéndola un empleo en el lugar a pesar de conocer las obligaciones de la joven. Raven, que para entonces ya contaba con veinte años, aceptó encantada.


Fue la visita del conde Galahad lo que cambió el destino de la joven, no solo se convirtió en su salvador, aniquilando a la familia que ostentaba el poder de la casa sino que de manera gradual fue formando parte en su vida de una manera más y más intensa. Primero como señor, después como amigo que fue tornando en una tensión no resuelta y con una facilidad pasmosa en amantes y pareja. Ahora, de la misma manera que se compenetran en todos los aspectos su relación ha pasado a una simbiosis completa con el intercambio mutuo de sangre.

- Es hija de condes escoceses.
- Fue secuestrada a los doce años.
- Trabajó como sirvienta y como bibliotecaria a escondidas de sus amos.
- Tiene la obsesión de ordenar todo al milímetro.
- Tan solo consigue relajarse leyendo, cuidado a los animales de la finca o fumando.
- Fue liberada junto al resto de servidumbre gracias a Lance Galahad, ahora su prometido.