Hotaru Ueda

Educada como lo fue en el seno de una humilde familia japonesa, a Hotaru se le enseñó a respetar siempre a los demás, a ser cortés, servicial y comedida en su actitud. En aquella época, el rol de la mujer estaba claramente marcado por el hombre y las hijas debían obedecer al padre hasta desposarse, momento en que pasaban a estar bajo la protección y servicio del que sería su marido.

Sin embargo, por desgracia o fortuna, aquel no sería el destino de la muchacha, pues alcanzados los quince años de edad, empezaría a mostrar un poder inusual para predecir el futuro. Aquello llamó la atención de la gente y pronto se corrió la voz, haciendo que la joven terminara en manos de los poderosos, pasada de mano en mano como un trofeo, como un juguete al que sacar partido.

Ella se vio encerrada en sí misma, sin nadie con quien hablar, sin familia a la que acudir. Se volvió introvertida, miedosa y adquirió cierto temor a hablar. Cada vez que abría la boca, sus predicciones podían traer júbilo o desgracia, y ella era incapaz de mentir, así que prefería callar a traer posibles malas noticias que hicieran enfurecer a los hombres.

poderes:

Nacida en Japón, hija una de una modesta familia que habita en el campo, se pasa la niñez aprendiendo a cultivar y ayudar en casa. A medida que van transcurriendo los años, sus progenitores la instruyen en labores más complejas del hogar y en algunas tradiciones que, a la larga, podrán resultarle de utilidad para lograrse un marido que pague una cuantiosa dote. Aquello sería bueno para todos en su familia, sus padres podrían cubrir deudas y vivir más relajados y ella iría a parar a una familia con mayor poder adquisitivo que implicaría un buen futuro para sus hijos, mientras ella ejerciera de devota y sumisa esposa.

Pero, cuando a los quince años, los poderes de Hotaru se manifiestan, todos los planes hechos por la familia Ueda se truncan. Una sacerdotisa no le pertenece a sus padres, es del pueblo, o más bien de los poderosos que usan los hilos de influencia para disfrutar de las ventajas y virtudes de las jóvenes chicas capaces, como ella, de vislumbrar el futuro, ya sea mediante sueños premonitorios, leyendo los posos del té, o de cualquier otro modo posible conocido y aún por conocer.

Los meses transcurren mientras la joven es utilizada como un objeto para prevenir las catástrofes o augurar la buena suerte. Os hombres creen que, si conocen lo que está por llegar, serán capaces de evitarlo, ilusos. El destino no es algo con lo que se pueda jugar, tergiversar los senderos del tiempo, no está al alcance de todos. Y aún aquellos que tienen el poder suficiente para modificarlos, deberán acarrear con las consecuencias de sus actos, porque toda acción tiene un precio.

Llevaba más de tres años circulando por todo Japón cuando la mandaron a la China meridional, pues un gran emperador con demasiado poder que pesar sobre sólo dos hombros, había usado sus influencias para atraer a diversas sacerdotisas a su palacio. Y bajo la potestad que él mismo se había otorgado, pretendía desposarse con todas ellas y, tal y como se decía entre rumores, desvirgarlas y despojarlas de sus poderes. Mas antes de ello debía iniciarse un proceso y pasaron varias semanas en las que las muchachas vivieron en palacio, lejos de cualquier hombre, siendo atendidas sólo por la servidumbre femenina del lugar. Durante aquel tiempo, trabó amistad con una criada que le sacaba unos diez años y le cogió cariño a la japonesa, tal como si fuera su hermana pequeña. Fue ella quien la convenció de escapar y la ayudó a, durante una noche sin luna, cruzar el patio y buscar refugio en un barco mercante en el que su hermano trabajaba. Podría llegar a Europa donde las mujeres eran tratadas con respeto y podría ocultar su identidad.

Fueron meses largos y duros. Ella debió permanecer oculta en un espacio muy reducido y se alimentó y bebió de las escasas provisiones que el muchacho le podía facilitar. Hicieron puerto en Yemen antes de bordear África, deteniéndose nuevamente a por provisiones en Angola y Mauritania, antes de cruzar el estrecho de Gibraltar y adentrarse en el Mediterráneo, donde la primera parada europea fue el puerto de Narbonne, en Francia. Allí fue donde el muchacho chino le dijo a Hotaru que podía bajar y la ayudó a salir de su escondrijo. Mas tantos meses en alta mar la habían debilitado, desnutrido y afectado sobremanera. Y aunque consiguió subirse a un carruaje que la llevara al interior del país, no supo en qué momento ni dónde, perdió la consciencia.