Diaskédasi

por **Kwang-Ri Seung** Lun Ene 29, 2018 6:10 am

Con el drama que la gitana desató en los Seung el segundo en linea sentí que su estadía en francia se tornaba eterna y agotadora. Recibió noticias de Seol y, por primera vez en mil años, con Yuri haciendo de las suyas, deseó que la menor estuviese con ellos, aunque si ha de ser enteramente sincero, Seol-a estando en medio de este caos en el que Tae los ha metido es lo último que los tres hermanos necesitan.

“Si le haces algo a la gitana tu hermano acabará contigo” advirtió Yuri, como siempre en la superficie, negado a regresar al infierno y dejar a Kwang por su cuenta.
“No la lastimaré” reprochó camino al Circo. Y eran ciertas sus palabras, no tenía la minima intención de dañarla, era más bien la curiosidad lo que le puso en marcha aquella noche.

Aburrido y con nadie más que el demonio que habita dentro de él, necesitaba un rostro distinto ¿y quien mejor que la mujer que ha traído a la vida al pequeño Tae? “De todas formas, si Hyun no pudo asustarla, tu tampoco” bufó, paso calmado y rítmico, como quien se deleita con la más fina y alegre melodía entonada solo para él, melodía que silba al poner un pie delante del otro. Manos en los bolsillos y la luna imponente en el vasto firmamento sobre él. No cargaba con esperanzas de dar con la muchacha, mayormente mantuvo el paso firme y evitó usar uno de los coches de la casa, sin duda era más rápido y en definitiva necesitaba el aire libre.

Kwang jamás se ha caracterizado por permitir que las perturbaciones se aniden en su cabeza, Yuri sintiéndose amo y señor en su interior, quedaba muy poco espacio para algo más. Empero, era la cuarta noche en que el mismo pensamiento recurría sin su consentimiento: la vampira. La conoció la sexta noche de llegar a Paris, la firmeza con que le enfrentó y el contraste que hacía con su sonrisa consiguió anclarse a él.
“¿Será que estoy roto, Yuri?” preguntó al demonio. Ambos habían crecido juntos por lo que, a pesar del odio que sentía hacia él, una que otras veces conversaba con él sin advertirlo y debe admitirlo, se sentía comodo.
“¿Será que el gusto por las rubias es algo de familia?” respondió Yuri en el mismo tono. Kwang bufó. “Quizás la has visto con anterioridad o tal vez ya la conociste en su vida pasada” resopló el demonio uniéndose a esos raros momentos de empatía.
“Los occidentales no creen en vidas pasadas”
“Tampoco creen en leyendas y miranos”
Se detuvo y llevó la vista hacia arriba como si bien pudiese ver a Yuri materializado flotando sobre su cabeza.
“Es cuestión de s….” un golpe sordo interrumpió su debate. Otro de esos en los que para los espectadores hablaba solo y a él poco le interesaba ser tachado de loco. Frunció las cejas y los labios encontrando frente a él a la vampira que insistía en permanecer en su memoria.

—¿Se puede saber que le ha hecho cruzar la notable linea del espacio personal? —inquirió regresando al Kwang de siempre. La mujer le vio con una mezcla de espanto, alivio y molestia, giró sobre sus talones y dijo por lo bajo “Cazadores” preparada para dar cara a sus perseguidores. Kwang, a su vez tomó aire cansado de la turbulencia indeseada que oportunamente ofrecía Francia.
—Ya cuando comenzaba aburrirme —sonrió ladinamente tan pronto una tropa de siete cazadores se hicieron visibles. Posó una mano sobre el hombro de a vampira obligándola a retroceder varios pasos tras él—. Estoy seguro que eres una fuerte mujer moderna que sabe y puede valerse por si misma. No obstante, muero de aburrimiento y esto es justo lo que necesito. Ahora —ladeó la cabeza puntualizando la última palabra y, sin intención de esperar respuesta alguna dio la cara a los cazadores con la mejor de sus sonrisas. Por el rabillo del ojo observó a un Yuri entusiasmado a su lado que solo él era capaz de ver. Acto seguido ambos demonios se lanzaron sobre los hombre, terminando sentados sobre la pila de cuerpos a piernas cruzadas, cubiertos por los árboles e iluminados por la luna. Devorando el brazo de uno de los cazadores con notable disfrute.