Enola de Trenor

❝Los británicos no esperan felicidad, se conforman con tener la razón.❞

PSICOLOGÍA

Enola es una chica que su padre describe como "terrible". Tiene un carácter difícil, le gusta salirse con la suya y de pequeña no le importaba fingir una pataleta para obtener aquello que deseara. En ocasiones es caprichosa, testaruda y poco razonable. Por otro lado es dicharachera y graciosa cuando se lo propone, un poco para compensar y a veces como otra forma más de embaucar. No tiene ese aire tan serio y estirado de los británicos como el resto de su familia, pero peca de soberbia en el trato y su humor es sarcástico e irónico. Para lo que no le gusta es perezosa en extremo y se inventa las mil excusas para no hacerlo, pero cuando algo le gusta y le motiva no hay quien la detenga hasta conseguirlo, incluso llega a pisar los límites de lo que no es correcto.

HISTORIA

Anaé dio a luz a su cuarto retoño después de haber pasado un embarazo terrible. Enola Heaven ya daba avisos desde bien pronto de lo que sería cuando creciese. Por delante de ella Helen Harper, el ojito derecho de su padre y por detrás los gemelos. Ella era una más, sin ser la primogénita ni los pequeños. No había nada peor que ser la hermana del medio, al menos Helen era muda y con su discapacidad se llevaba siempre la consideración de todos. Pero ella no destacaba por nada, así que desde pequeña aprendió que para destacar valía cualquier cosa, cualquier ardid. No era alta y espectacular como su tía Faith, no era una virtuosa con la música, ni sabía inventar cacharritos como Helen, ni tenía el carisma de líder de Krystha.

Sacó dotes para la caza, más que nada porque se empecinaba en no estudiar nada de nada, haciendo oídos sordos a las súplicas de su madre y pasando olímipicamente de los sermones de su padre comiéndose muchos castigos, porque a cabezota no le ganaba nadie. Ella quería cazar, Krystha siempre sería la primogénita, la mejor, doña perfecta. Pero ella no se quedaba atrás y menos en los métodos. En la caza es implacable, no le importa jugar sucio, el objetivo siempre es ganar, y frente a los enemigos no hay cabida para el honor y la tradición. Es de mentalidad práctica y prefiere recorrer el camino más corto hacia su objetivo.

Tras años batallando con ella, en los que se centró en entrenar y cazar descuidando los estudios, sus padres le dieron un ultimátum: o se formaba en un internado inglés o no habría lugar para ella en el mundo de la caza, y sabía que su familia tenía suficiente poder para conseguir eso. Así que a regañadientes y con un cabreo monumental empaquetó todas sus cosas en baúles y puso rumbo a la campiña londinense.

En el internado inglés tuvo una aventura loca con Einar Cannif, quedándose embarazada muy joven y sin desearlo. Ambos regresaron a su hogar y ella se percató de su estado cuando ya era demasiado tarde para dar marcha atrás. Su padre la obligó a viajar a tierras Noruegas a poner orden en la situación, su familia pertenecía a la nobleza y el chico era hijo de un conde, eso no podía quedarse en un desliz sin más, así que los obligaron a casarse y a cargar con las consecuencias de sus actos, ser joven y alocado no era excusa para no cumplir con la obligación.

Unos meses más tarde llegó el gran escándalo a las tierras escandinavas. En España al faltar el rey y no tener herederos directos, se movió cielo y tierra para encontrar quien lo sucediera. Resultó ser que el viejo rey tenía una hija bastarda, hija de una amante británica a la que liquidaron para no tener cabos sueltos. A la niña se la entregaron a su familia, haciéndose cargo de ella su tía. Esa niña era Danielle, la esposa del conde Cannif, que creció pensando que sus padres eran quienes la habían criado y sin saber que hubo una vez otra Wellington en la familia. Al estallar el escándalo, viajaron de inmediato a España a revisar los documentos que la acreditaban como heredera de esa corona. Pero había un problema: la ley sálica impedía heredar a las mujeres, así que teniendo un hijo varón, Einar, la corona pasaría a sus manos directamente. Y así fue como de la noche a la mañana, esos dos cabeza de chorlitos se convirtieron en los regentes del país. Reyes jóvenes e inexpertos, unidos por un matrimonio forzado y un bebé en común, que tendrían que luchar contra mil adversidades para cumplir con la responsabilidad impuesta.