El manuscrito prohibido [Libre]

La última clase sobre Mitología Clásica a la que había asistido a última hora de la tarde en la Universidad, había dejado en mi interior cierto interés sobre un tema típico del folklore europeo. Éste me había pasado inadvertido cuando estuve buscando un tema original sobre el que elaborar un trabajo que nos había sido encomendado para finales de mes, y que todavía no había comenzado a realizar por falta de inspiración. Pero esta noche tenía claro hacía donde dirigiría mis pasos y aprovecharía las pocas horas que todavía permanecería abierta la biblioteca para obtener toda la información posible sobre el tema que por fin había decidido fuese mi fuente de investigación: Los vampiros en Europa.

Tras despedirme de algunos compañeros de clase con los que había quedado para tomar café la mañana siguiente, puesto que sería sábado y no se reanudarían las clases hasta el lunes, me acomodé en el interior de mi abrigo de paño, colocándome también la bufanda, los guantes y el gorro de lana, y emprendí el camino que me llevaría en apenas unos minutos hasta aquel maravilloso lugar donde millones de libros nos ofrecían mundos mágicos e irrepetibles; donde nos regalaban las posibilidad de soñar y también de instruirnos para conseguir un mundo mejor. Una densa niebla empezaba a levantarse tras ocultarse los últimos rayos de sol, y no me sorprendería que aquellas horas la biblioteca estuviese casi desértica. Los últimos días habían sido demasiado fríos, y no había razón lo suficientemente vital como para estar lejos del calor del hogar al terminar las clases o las labores diarias.

Pero yo quería aprovechar ese fin de semana, y darle un pequeño empujón a un trabajo que tenía más que atrasado, así que con una cálida sonrisa saludé a la bibliotecaria a la que conocía de vista, y comencé a desabrocharme el abrigo, agradeciendo el buen funcionamiento de la caldera de aquel lugar público. Como bien me había aventurado a adivinar, el lugar estaba casi desértico de modo que busqué uno de mis rincones favoritos al lado de una ventana, donde no eran sillas lo que rodeaban una pequeña mesa de café, sino cómodos y mullidos sillones. Allí dejé mis pertenencias y fui a buscar libros que pudiesen servirme de ayuda.

No tardé en encontrar varios que me resultaron interesantes, que se remontaban a investigaciones llevadas a cabo por valientes historiadores sobre estos seres de la noche, así como varios relatos fantásticos que contaban como sucedían los ataques vampíricos en distintas zonas de Europa. Pero lo que más me llamó la atención fue un pequeño manuscrito que encontré por casualidad oculto entre varios tomos polvorientos, y que por lo que podía apreciar ni siquiera estaba catalogado por la biblioteca. Era como si alguien hubiese escondido allí su legado, y fue esa razón la que me hizo esconderlo entre otros libros y llevarlo a mi íntimo rincón para estudiarlo más de cerca. Algo me decía que aquel manuscrito sería la clave para mi investigación sobre aquellos seres mitológicos, o tal vez, no tan mitológicos.