AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Războiul între familiile
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Războiul între familiile
A veces el mal nos engaña asumiendo la forma más simple de las cosas
Solo una noche faltaba para que la novena luna llena saliera y los lobos Hohenzollern-Sigmaringen despertaran, solo una noche en la que sería recibida la princesa. Cuan alegría predominó en aquella fiesta; el dolor, y la fiebre estaban brotando en ella, en su Suka. Era entonces su hija, desde un principio lo era y ahora, el llevarla entre sus brazos, corriendo hacia la cabaña donde permanecería con ella para completar su transformación sin ser interrumpidos. Demostraba cuan afectado resulto de esa revelación, latiendo su corazón con fuerza, alarmándose para protegerla, por lo que corre, va como si la tierra se abriera y dejara atrás la destrucción de todo, donde le dan un límite para que llegue al destino, siendo el sonido de sus pasos las únicas huellas humanas entre el canto de los pájaros que empezaban a arrullar a sus crías. Estando todo a su favor, recibía al aire al ser acariciado por este con regocijo, se detona como el perro está contento por el acontecimiento que desde su nacimiento añoro, el solo ser de su linaje ya la misma naturaleza comenzaba a tornarse en su favor y no en su contra, estaban ligados al fin y cuando la distancia desapareció entre ellos, podía mirarla y aceptarla, más estaba consciente que no era momento aún, tenía que concluir el ciclo de cambio, y de su endurecimiento en cuanto a sus evocaciones, le faltaba crecer, y aprender mucho más, hacerse fuerte e insuperable, ser ese orgullo para él, hasta entonces no podía llamarle hija, pero era un avance, era la salida a su tortura después de todo, ella acabó con el mal que le estaban infundiendo, ella abrió las puertas de su celda para gritar su libertad. Eso que tanto quiso se le fue concedido, y la bajó de su regazo cuando estaban frente a la puerta de la cabaña, esta que se hallaba escondida por el corazón del bosque, muy difícil de ser encontrada, púes esta conlleva magia, pero existía una desventaja, sus allegados podían localizarla.
Siendo así, permitió darle libertad de observar el lugar al bajarla y hacer que por su cuenta se sostuviera, hincándose y alza el pequeño tapate donde guardada estaba la llave, tomándola para abrir la puerta e ingresar, cediendo primeramente el paso a la pequeña, y le siguió después, notándose como estaba mantenido y limpio el lugar, como si recientemente alguien lo hubiese ocupado, y así era, en la última luna el perro acudió a su nicho, siendo su aislamiento, porque hay un sótano en el que a veces se encierra para no matar.
— Podrás observar que el lugar parece frecuentado, aquí es donde me refugio antes de que la luna llena caiga, porque los síntomas que padeces llegan antes, hacen el llamado, como amenazando de que seremos siervos de lo que dictará esta noche. Aquí estarás segura, y te mostraré lo que debes de hacer cuando esos días lleguen, no debes tomarlo a la ligera, deberías estar asustada por esta maldición ya que, lo que está a punto de suceder en unas cuentas horas, muchos tuvieron que pasar por ese episodio, más no es una elección, en tu caso es herencia, y tu sangre llama a ser bautizada, lo que presenciaste en la fiesta cuando se inclinaron ante ti y las irises se tornaron de un oro singular, solo sucede cuando comienza a nacer un nuevo licántropo, invitando a cualquier miembro de esta raza a que otorgue el último paso; que es la mordida, lo que haré cuando te envuelta con su sombra la luna.
Explico un alfa para con su omega, mientras acomoda el sofá para tomar asiento junto con ella, terminando de arreglarlo, palma el asiento para que se posara, dirigiéndose a la chimenea a colocar leña para que les mantuviera en una buena temperatura. — Sí tienes inquietudes acerca de lo que sucederá, puedes preguntarme, pero si te advirtió, dolerá más de lo que te ha estado aquejando, y no permitiré que en tu primera transformación mates a alguien, porque quizás el odio te invite a que sea yo tu primera víctima.
Estaba consciente de los hechos, que él más que nadie podía ser el único a quien ella quisiera destruir, y ya que se trata del odio irracional de un animal, todo se puede esperar, más no miente, sería un placer que esa pequeña le atacara, pero mientras piensa en esa idea, el fuego se hizo y lo contempló por un instante. — Si deseas, puedes tomar algunas prendas de ahí, para que estés más cómoda, aunque te queden grandes, al menos una playera mía te hará sentir mas fresca que ese vestido—. Sería una larga noche, por lo que aconsejo a que se cambiara, cosa que él mismo comenzó a hacer al momento de levantarse y quitarse los atuendos, despojándose del saco, la corbata y los zapatos, opto por estar descalzo, aflojándose la camisa y observaba a Suka como se despojaba del vestido, pero se acercó a ella, ayudándole a deshacer los nudos, que al parecer apenas comprendía como fue vestida.
Mihăiță- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 11/05/2014
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Re: Războiul între familiile
Para Suka todo era nuevo y la cabeza le dolía de tanto pensar. De repente, podía decirse que de un momento al otro, había pasado de ser una cautiva a ser reverenciada y aclamada como princesa. ¿Acaso era todo un mal sueño? ¿Despertaría pronto para descubrir que seguía en su celda de toda la vida?
Abrió los ojos y se descubrió en un sitio en el corazón del bosque con su padre que la depositaba en el piso luego de haberla cargado en brazos como si fuese un hombre amoroso y protector. Ingresó siguiendo al demonio -al que ahora llamaba padre- al interior de la cabaña. Observó todo con hambre, se llenó los ojos con cada rincón pues acostumbrada estaba a ver solo el interior de su celda. La vida le estaba cambiando y no quería perder detalle.
-Estoy asustada por la maldición –le aseguró, al oír lo que él decía-. ¿Qué me sucederá? Cuando me muerda, ¿qué me pasará?
Sentimientos encontrados la embargaban, Suka quería cambiar de vida pero no era ese el ideal que tenía. Además había deseado siempre ser al fin reconocida como hija de su padre, ¿era eso lo que hacía falta para que él le mostrase consideración? ¿El sufrimiento era lo que ese hombre buscaba? Suka no lo entendía, no quería hacerlo. Finalmente fue a sentarse a donde él le indicó y lo observó, estudiándolo, después de todo esa forma de proceder suya, tan atenta, le era completamente nueva y Suka no acababa de creérselo.
-Yo nunca lastimaré a nadie –le prometió, pero sin dudas la niña no sabía lo que decía-. No me gusta herir, tampoco tengo deseos de matar.
Obedeció de inmediato ante las palabras de él, no porque quisiera deshacerse de su vestido, sino porque así era ella: demasiado obediente. Se dirigió a un rincón y tomó la primer camisa que vio. Quitarse el vestido era una empresa difícil, ella no lo había notado al ponérselo pues había contado con ayuda, lo mismo le sucedería con el peinado que era demasiado ajustado y tirante, cuando se lo quitase el pelo dorado le quedaría rizado desde el cuero cabelludo hasta las puntas. Suka se descalzó y dejó los zapatitos en un rincón, ¡los amaba! Eran lo más hermoso que había vestido alguna vez. Se puso nerviosa al sentir las manos de su padre en su espalda, brindándole atenta ayuda, porque su cercanía siempre había representado dolor para ella, no estaba acostumbrada a sus cuidados.
-Me dijo que podía quedarme con los zapatitos –le recordó, porque aunque tenía problemas más apremiantes a Suka en verdad le importaban-. ¿Qué sucederá esta noche?
Abrió los ojos y se descubrió en un sitio en el corazón del bosque con su padre que la depositaba en el piso luego de haberla cargado en brazos como si fuese un hombre amoroso y protector. Ingresó siguiendo al demonio -al que ahora llamaba padre- al interior de la cabaña. Observó todo con hambre, se llenó los ojos con cada rincón pues acostumbrada estaba a ver solo el interior de su celda. La vida le estaba cambiando y no quería perder detalle.
-Estoy asustada por la maldición –le aseguró, al oír lo que él decía-. ¿Qué me sucederá? Cuando me muerda, ¿qué me pasará?
Sentimientos encontrados la embargaban, Suka quería cambiar de vida pero no era ese el ideal que tenía. Además había deseado siempre ser al fin reconocida como hija de su padre, ¿era eso lo que hacía falta para que él le mostrase consideración? ¿El sufrimiento era lo que ese hombre buscaba? Suka no lo entendía, no quería hacerlo. Finalmente fue a sentarse a donde él le indicó y lo observó, estudiándolo, después de todo esa forma de proceder suya, tan atenta, le era completamente nueva y Suka no acababa de creérselo.
-Yo nunca lastimaré a nadie –le prometió, pero sin dudas la niña no sabía lo que decía-. No me gusta herir, tampoco tengo deseos de matar.
Obedeció de inmediato ante las palabras de él, no porque quisiera deshacerse de su vestido, sino porque así era ella: demasiado obediente. Se dirigió a un rincón y tomó la primer camisa que vio. Quitarse el vestido era una empresa difícil, ella no lo había notado al ponérselo pues había contado con ayuda, lo mismo le sucedería con el peinado que era demasiado ajustado y tirante, cuando se lo quitase el pelo dorado le quedaría rizado desde el cuero cabelludo hasta las puntas. Suka se descalzó y dejó los zapatitos en un rincón, ¡los amaba! Eran lo más hermoso que había vestido alguna vez. Se puso nerviosa al sentir las manos de su padre en su espalda, brindándole atenta ayuda, porque su cercanía siempre había representado dolor para ella, no estaba acostumbrada a sus cuidados.
-Me dijo que podía quedarme con los zapatitos –le recordó, porque aunque tenía problemas más apremiantes a Suka en verdad le importaban-. ¿Qué sucederá esta noche?
Suka- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 12/07/2017
Re: Războiul între familiile
¿Cómo decirle a tu propia hija que se transformara en la peor bestia? ¿Cómo decirle que se convertirá en la pesadilla de cada luna llena de los habitantes de París? Es una completa ventaja que al menos tuviera a un padre quien le explicase todo, al menos está a salvo de ella misma porque ahí estaba con ella; atendiendo a sus inquietudes pero no a sus miedos, ella tenía que afrontarlos sola, porque solo así se endurecerá y será más fuerte de lo que se ve o cree. Por ello, el hablarle de su metamorfosis es para aclarecer por qué están en esa cabaña, ayudando a que se cambiara de vestimenta a una más cómoda, y percatándose de su asombro, sabiendo lo confundida que podría estar por el cambio repentino. Más, tenía que solo aceptar el hecho y afrontar lo que se viene, ya que es más aterrador lo que se avecina que esos años de maltrato y encarcelamiento. — No te culpo, es aterrador el inicio, el descontrol, la ira, y sobre todo el dolor. Todo comenzará a brotar en un solo instante y es insoportable el daño emocional porque apenas estás comenzando y la mitad de tu humanidad es la que está en juego, por ello es más doloroso al comienzo—. Las miradas podrían descifrar crueldades ya vividas por parte de Mihăiță, siendo factible que se hallará sentada, y se nota como el perro trata a su hija como a un animal, porque no son delicadas palabras, aunque las acciones quieran expresar lo contrario. — Cuando llegue la mordida, se intensificará todo, si no soportabas el dolor este será lo único que te haga aullar, abandonarás lo que eres, el cómo te ves, y serás alguien que jamás hubieses querido ser. Cuando llegue el momento lo comprenderás.
Siempre era mejor esperar que llegue, como bien dicen: “Ver para creer”, y no para acumular más el miedo, porque no siempre resulta como uno se imagina y ni se está preparado para estas situaciones. Tenía Suka que afrontarlo cuando llegare el momento. Mientras tanto, no atormentarse con más inquietudes. Como al mirarla cambiarse, reconociendo un cuerpo distinto al que acostumbraba a ver entre celdas, ya ha crecido, y el estar acostumbrada al lodo, a la mugre y pestilencia, se dio cuenta que era bella, y es un golpe duro ya que se parece toda a su maldita madre. Solo a esa fulana, y que quede solo en físico porque si era exactamente como ella. ¡Terminaran matándose de igual manera entre ellos! Por lo que río, siempre burlón cuando ella se negaba a aceptar el hecho de que causara daño, se empeña tanto en negar que podría al menos tener el mismo carácter de su propio padre. ¡Se avergüenza de eso! niña mala, muy mala negar sus raíces pero más adelante se caerá todo el teatro y se verá su verdadera naturaleza, así como pasó de ser a una pordiosera a una princesa real. — No debemos adelantarnos, ahora mismo eres inofensiva pero, ¿que sucederá después de esta noche? Hasta presenciarlo, sé que me dirás todo lo contrario. — en efecto, nadie podía adelantarse a los hechos. — Eso que te empeñas a esconder, será lo único que desees, matar, herir, descargar ese dolor…
Una completa vista de ella, tan inofensiva e inocente, quedaría destruido, se estaba acabando su niñez a esa edad, y al contemplar sus cabellos caídos, no niega que sintió una conmoción, se parecía a su difunta abuela, hace tantos años que había olvidado su imagen, su recuerdo mismo…— Adelante, todo lo que se te ofrezca será tuyo. —aclaró.
Había algo extraño en esa noche, que no le perjudicara a Mihăiță la llegada de la Luna llena, ha estado demasiado sereno, que comenzó a pensar las viejas enseñanzas de la tradición, “justo cuando la luna llena de en su máximo esplendor, será el rey quien corone a su princesa, ambos convertidos en bestias, ambos llamándose con el aullido, más solo uno de ellos será el que sienta el dolor por ambos, la nueva llegada de la princesa, es porque conocerá todo de su rey”. Enarcó su ceja al concluir el pensamiento, si venía siendo cierto, esa misma noche, ella sufrirá por ambos, conocerá lo que siempre a estado aquejando al perro, por lo que ha tenido que pasar y conocerá porque fue duro con ella. — No es necesario que sigas preguntando lo que sucederá, ya pronto llegara, solo ten paciencia y soporta, se fuerte ante todo lo que se avecina.
Se levantó molesto, de repente su tranquilidad se destruyó y cambió su semblante a uno amenazador, enfadado por lo que a sus sentidos percibe, dos presencias: una mujer y un hombre, acercándose a la cabaña, a paso rápido y con deseos de luchar. Gruño, apretando sus puños con fuerzas y la miró directo a los ojos. — Ella ha venido, de seguro no se quiere perder este momento, ¿vienes a recibirla conmigo, o la echamos a patadas? — cuestionó a su cachorra, impotente y con recelo de la otra de que se atreviera a venir con compañía, y por el olfato, sabía que era su jodido amante. — Y no viene sola, viene con su amante, tan sínica la condenada—. Concluyó. Ofreciendo la mano a Suka para que le acompañara afuera, una vez que salieron al abrir la puerta, miró directo al frente, a poco de que ellos llegaran y aquella atravesara la protección de la cabaña, y que la luna al fin se mostrará. — Esta cabaña está protegida con magia, y solo los allegados pueden localizarla, es la desventaja de compartir sangre, y nadie más puede atravesarla, por lo que ve a recibir a tu madre en brazos.
La soltó y le incito a que avanzara, que se transformara en medio de los dos, y que detrás de ella, al dar su fulgor al llamado de la luna, su padre irá por ella, como la manada que son.
Siempre era mejor esperar que llegue, como bien dicen: “Ver para creer”, y no para acumular más el miedo, porque no siempre resulta como uno se imagina y ni se está preparado para estas situaciones. Tenía Suka que afrontarlo cuando llegare el momento. Mientras tanto, no atormentarse con más inquietudes. Como al mirarla cambiarse, reconociendo un cuerpo distinto al que acostumbraba a ver entre celdas, ya ha crecido, y el estar acostumbrada al lodo, a la mugre y pestilencia, se dio cuenta que era bella, y es un golpe duro ya que se parece toda a su maldita madre. Solo a esa fulana, y que quede solo en físico porque si era exactamente como ella. ¡Terminaran matándose de igual manera entre ellos! Por lo que río, siempre burlón cuando ella se negaba a aceptar el hecho de que causara daño, se empeña tanto en negar que podría al menos tener el mismo carácter de su propio padre. ¡Se avergüenza de eso! niña mala, muy mala negar sus raíces pero más adelante se caerá todo el teatro y se verá su verdadera naturaleza, así como pasó de ser a una pordiosera a una princesa real. — No debemos adelantarnos, ahora mismo eres inofensiva pero, ¿que sucederá después de esta noche? Hasta presenciarlo, sé que me dirás todo lo contrario. — en efecto, nadie podía adelantarse a los hechos. — Eso que te empeñas a esconder, será lo único que desees, matar, herir, descargar ese dolor…
Una completa vista de ella, tan inofensiva e inocente, quedaría destruido, se estaba acabando su niñez a esa edad, y al contemplar sus cabellos caídos, no niega que sintió una conmoción, se parecía a su difunta abuela, hace tantos años que había olvidado su imagen, su recuerdo mismo…— Adelante, todo lo que se te ofrezca será tuyo. —aclaró.
Había algo extraño en esa noche, que no le perjudicara a Mihăiță la llegada de la Luna llena, ha estado demasiado sereno, que comenzó a pensar las viejas enseñanzas de la tradición, “justo cuando la luna llena de en su máximo esplendor, será el rey quien corone a su princesa, ambos convertidos en bestias, ambos llamándose con el aullido, más solo uno de ellos será el que sienta el dolor por ambos, la nueva llegada de la princesa, es porque conocerá todo de su rey”. Enarcó su ceja al concluir el pensamiento, si venía siendo cierto, esa misma noche, ella sufrirá por ambos, conocerá lo que siempre a estado aquejando al perro, por lo que ha tenido que pasar y conocerá porque fue duro con ella. — No es necesario que sigas preguntando lo que sucederá, ya pronto llegara, solo ten paciencia y soporta, se fuerte ante todo lo que se avecina.
Se levantó molesto, de repente su tranquilidad se destruyó y cambió su semblante a uno amenazador, enfadado por lo que a sus sentidos percibe, dos presencias: una mujer y un hombre, acercándose a la cabaña, a paso rápido y con deseos de luchar. Gruño, apretando sus puños con fuerzas y la miró directo a los ojos. — Ella ha venido, de seguro no se quiere perder este momento, ¿vienes a recibirla conmigo, o la echamos a patadas? — cuestionó a su cachorra, impotente y con recelo de la otra de que se atreviera a venir con compañía, y por el olfato, sabía que era su jodido amante. — Y no viene sola, viene con su amante, tan sínica la condenada—. Concluyó. Ofreciendo la mano a Suka para que le acompañara afuera, una vez que salieron al abrir la puerta, miró directo al frente, a poco de que ellos llegaran y aquella atravesara la protección de la cabaña, y que la luna al fin se mostrará. — Esta cabaña está protegida con magia, y solo los allegados pueden localizarla, es la desventaja de compartir sangre, y nadie más puede atravesarla, por lo que ve a recibir a tu madre en brazos.
La soltó y le incito a que avanzara, que se transformara en medio de los dos, y que detrás de ella, al dar su fulgor al llamado de la luna, su padre irá por ella, como la manada que son.
Mihăiță- Licántropo Clase Alta
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Re: Războiul între familiile
Las palabras de su padre no eran en lo absoluto alentadoras, no podía sorprenderse de eso pues él nunca había sido un tipo que derrochase positivismo y amabilidad. Él era como era y ella se limitaba a no interponerse en sus órdenes. Si Suka temía a su futuro antes, ahora ese miedo se había multiplicado en su pecho al oírlo hablar. Abandonar todo lo que ella era parecía ser el sueño que siempre había soñado, siempre había deseado tener otra vida, pero ese no era el modo que Suka habría elegido para hacerlo si hubiese tenido la posibilidad de decidir sobre sí misma y su destino.
-No quiero ser así, lo acepto, pero no lo quiero. ¿Y si alguien quiere lastimarme o matarme a mí a causa de lo que seré? No quiero, no quiero esto –lo expresó liberándose, aunque en un tono muy bajo porque le temía a lo desconocido, a su transformación particularmente, pero mucho más miedo le daba hacer enojar a su padre.
¿Suka era una niña fuerte? Nunca había pensado en eso, no se había detenido nunca a meditar al respecto. Su primer respuesta habría sido que no, que era débil, que siempre temía y lloraba… pero otra clase de recuerdos llegaron a ella, Suka había soportado muchos castigos físicos y psíquicos en sus pocos años de vida, seguía allí: de pie. Nada había podido derribarla, ni siquiera el odio de su padre o las mentiras de su madre. Sí, era fuerte. Por primera vez lo veía, pero no se atrevía a expresarlo en presencia de su progenitor.
Ah, pero Suka había comenzado a creer las cosas que su padre le había dicho en la fiesta, que en honor a ella se había organizado –hacía solo unas horas-, con respecto a su madre. Que siempre la había engañado, que en realidad no la quería, que nada había hecho por ayudarla… la verdad era que no quería verla, al menos no esa noche -¿por qué habría ido hasta allí en esos momentos?-, pero como no quería contradecir a Mihaita, Suka lo siguió saliendo al encuentro de la mujer y su acompañante.
-No quiero que ella esté aquí –alcanzó a susurrar la niña, que pronto sería la princesa de los lobos-, no quiero que me vea, temo lastimarla... o avergonzarla.
Pero alentada por su padre, Sukita terminó saliendo de la cabaña para ir al encuentro de la mujer, de la que ahora desconfiaba hondamente. El cielo pareció abrirse mientras ella corría en el bosque, de pronto el olfato parecía poder revelarle dónde se hallaba su madre. La luna brillo, sentenciadora, y a la princesa comenzaron a dolerle las extremidades a tal punto que acabó cayendo a mitad de camino porque las piernas ya no pudieron sostenerla. ¿Ya había comenzado? ¿Tan pronto? De momento no tendría conciencia para responder a esas preguntas.
-No quiero ser así, lo acepto, pero no lo quiero. ¿Y si alguien quiere lastimarme o matarme a mí a causa de lo que seré? No quiero, no quiero esto –lo expresó liberándose, aunque en un tono muy bajo porque le temía a lo desconocido, a su transformación particularmente, pero mucho más miedo le daba hacer enojar a su padre.
¿Suka era una niña fuerte? Nunca había pensado en eso, no se había detenido nunca a meditar al respecto. Su primer respuesta habría sido que no, que era débil, que siempre temía y lloraba… pero otra clase de recuerdos llegaron a ella, Suka había soportado muchos castigos físicos y psíquicos en sus pocos años de vida, seguía allí: de pie. Nada había podido derribarla, ni siquiera el odio de su padre o las mentiras de su madre. Sí, era fuerte. Por primera vez lo veía, pero no se atrevía a expresarlo en presencia de su progenitor.
Ah, pero Suka había comenzado a creer las cosas que su padre le había dicho en la fiesta, que en honor a ella se había organizado –hacía solo unas horas-, con respecto a su madre. Que siempre la había engañado, que en realidad no la quería, que nada había hecho por ayudarla… la verdad era que no quería verla, al menos no esa noche -¿por qué habría ido hasta allí en esos momentos?-, pero como no quería contradecir a Mihaita, Suka lo siguió saliendo al encuentro de la mujer y su acompañante.
-No quiero que ella esté aquí –alcanzó a susurrar la niña, que pronto sería la princesa de los lobos-, no quiero que me vea, temo lastimarla... o avergonzarla.
Pero alentada por su padre, Sukita terminó saliendo de la cabaña para ir al encuentro de la mujer, de la que ahora desconfiaba hondamente. El cielo pareció abrirse mientras ella corría en el bosque, de pronto el olfato parecía poder revelarle dónde se hallaba su madre. La luna brillo, sentenciadora, y a la princesa comenzaron a dolerle las extremidades a tal punto que acabó cayendo a mitad de camino porque las piernas ya no pudieron sostenerla. ¿Ya había comenzado? ¿Tan pronto? De momento no tendría conciencia para responder a esas preguntas.
Suka- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 12/07/2017
Re: Războiul între familiile
No lo quiere, y ahora es lo que más querrá; ser quien será, porque será más fuerte, será una bestia y eso, a nadie se le otorga tal premiación. Por ello, debía aceptarlo, ser hija del perro vengador, ya que al principio nadie lo quiere, nadie lo pide, y al final termina siendo lo correcto para poder sobrevivir, así será con ella, tenía que ser más recia o cargar con ello, matar o ser asesinada, eso es lo que significa luchar, y si ser odiado conlleva eso, el odio es la magnitud de su ímpetu, así tenía que ser, y ella apenas comienza a conocerlo, a abrirse paso al mundo anárquico.
Tan fácil resultó, ella avanza con el odio en la mano, y sobre todo en el corazón, eso quiere el maldito, que la desprecie a ella y a ese descarado que osó en presentarse en la coronación de su pequeña, pero Suka golpeo el orgullo de su padre, el temor a ser rechazada, a convertirse en el monstruo que papa es. Eso hizo que se fuera todo a un desprecio, quería silenciarla con una bofetada y mirar que le enervó aquellas presencias, acumulaba la ira, siendo eso el punto de ebullición, ¡qué bueno que corrió, y no alcanzó a ser golpeada por él! Más, no fue suficiente la sorpresa, sino que ahí ellos avanzaron en cuanto Suka lo hizo, ¿cómo maldita sea lo hizo? Porque aquel pudo pasarla, ¿por qué? Solo ella debía, y en cuanto su sonrisa se alargó en ese pútrido rostro de su mujer, él avanzó detrás de la niña, pero el telón se abrió, la melena de la luna comenzó a balancearse, león de la noche lo nombra él; la luna llena es que llego y el subconsciente bajo la provocación conseguirá ser estimulado, golpeada por los efectos de la luna, ella cayó, y la fulana gritó.
Con el pasado pisoteando detrás de la princesa, ¡debía estar preparada! al fin comenzó la metamorfosis, y al perro le comenzaron a brillar los ojos, de un color oro, (ese mismo que en el baile se tiñó), tan amenazantes, y el aullido dio, un desgarrador aullido, dañino para un humano cualquiera y perturbador para quien posee sensibles tímpanos, motivo por el que echó la cabeza hacía atrás, comenzando sus huesos a detonarse, y con los invasores en ese corazón de Suka, su madre terminó abrazándola en cuanto llegó a ella, pero ahí estaba el amante, otorgando un salto y revolcándose en la tierra por ser descubierto por la luna, ¡maldita sea, era un licántropo más! debía poseer la misma linfa que aquella, pero eso daba de que serían familiar, y que pudiera atravesar ese hechizo, ¡estúpida, mil veces estúpida!, el perro se quedó solo al parecer (en el sentido que siempre supo lo que era y lo que fue, no era el padre de Suka, no, otra vez la duda, otra vez el rechazo, el padre era el amante, ahora lo sabe), estaba comenzando a intensificarse todo, un daño, un dolor profundo, todo comenzó a unificarse con la niña, la vida que tuvo Mihăiță se fue presenciando en la mente de la princesa, ella comenzaba a conocer a su rey, ya no había secretos, ni mentiras, pero la ceguedad invadió a Mihăiță, no quiso ver nada de eso, solo había un deseo: matar a todos ahí mismo y con una tremenda tortura.
Siendo como un fauve pero salvaje y sangriento. — ¡Eres un Monstruo!
La madre gritaba una y otra vez sin soltar a su hija en brazos, y cuando la luna termino de teñirse de negro, se presentaron los dos lobos, frente a frente con ella en medio, no espero Mihăiță y se echó a andar en las cuatro patas, violento va contra él, rabioso y con los colmillos expuestos, (lo mismo que sucedió con aquel), donde el gruñido es la fanfarria de la oscuridad en las que los envuelve, comenzando con la magnitud de la crueldad de acribillar el silencio. ¡Esta carga pesada que continuó llevando a deshacerse de todas sus cargas! ¡Sigue un grito de León en la noche! No, no es de león, es de lobos.
Es un fauve. — ¡Eres un asesino!...
Lo escuchaba, pero eso elevo a que fuera por el amante, y al erguirse e ir directo a estamparse contra aquel, las garras fueron incrustadas en ambos, recibiendo daños y azotados contra el suelo donde se revolcaban, sintiendo en sus garras la carne de su enemigo, derrochando sangre del hocico al haber intentado arrancarle el pellejo de su mandíbula, se estaban matando frente a ellas, y no por ellas, sino porque la vanidad y el respeto que le deben de otorgar. Ya todo estaba bajo la luz de la luna sangrienta, solo bastaba con que le otorgaran la mordida en pleno suplicio de la princesa para que sea licántropo, ya sea por alguno de ellos dos, pero ¿quién será el padre? Ja, sólo la ceguedad le impide reconocerlo ahora, y la rabieta lo era todo en ese instante.
Tan fácil resultó, ella avanza con el odio en la mano, y sobre todo en el corazón, eso quiere el maldito, que la desprecie a ella y a ese descarado que osó en presentarse en la coronación de su pequeña, pero Suka golpeo el orgullo de su padre, el temor a ser rechazada, a convertirse en el monstruo que papa es. Eso hizo que se fuera todo a un desprecio, quería silenciarla con una bofetada y mirar que le enervó aquellas presencias, acumulaba la ira, siendo eso el punto de ebullición, ¡qué bueno que corrió, y no alcanzó a ser golpeada por él! Más, no fue suficiente la sorpresa, sino que ahí ellos avanzaron en cuanto Suka lo hizo, ¿cómo maldita sea lo hizo? Porque aquel pudo pasarla, ¿por qué? Solo ella debía, y en cuanto su sonrisa se alargó en ese pútrido rostro de su mujer, él avanzó detrás de la niña, pero el telón se abrió, la melena de la luna comenzó a balancearse, león de la noche lo nombra él; la luna llena es que llego y el subconsciente bajo la provocación conseguirá ser estimulado, golpeada por los efectos de la luna, ella cayó, y la fulana gritó.
Con el pasado pisoteando detrás de la princesa, ¡debía estar preparada! al fin comenzó la metamorfosis, y al perro le comenzaron a brillar los ojos, de un color oro, (ese mismo que en el baile se tiñó), tan amenazantes, y el aullido dio, un desgarrador aullido, dañino para un humano cualquiera y perturbador para quien posee sensibles tímpanos, motivo por el que echó la cabeza hacía atrás, comenzando sus huesos a detonarse, y con los invasores en ese corazón de Suka, su madre terminó abrazándola en cuanto llegó a ella, pero ahí estaba el amante, otorgando un salto y revolcándose en la tierra por ser descubierto por la luna, ¡maldita sea, era un licántropo más! debía poseer la misma linfa que aquella, pero eso daba de que serían familiar, y que pudiera atravesar ese hechizo, ¡estúpida, mil veces estúpida!, el perro se quedó solo al parecer (en el sentido que siempre supo lo que era y lo que fue, no era el padre de Suka, no, otra vez la duda, otra vez el rechazo, el padre era el amante, ahora lo sabe), estaba comenzando a intensificarse todo, un daño, un dolor profundo, todo comenzó a unificarse con la niña, la vida que tuvo Mihăiță se fue presenciando en la mente de la princesa, ella comenzaba a conocer a su rey, ya no había secretos, ni mentiras, pero la ceguedad invadió a Mihăiță, no quiso ver nada de eso, solo había un deseo: matar a todos ahí mismo y con una tremenda tortura.
Siendo como un fauve pero salvaje y sangriento. — ¡Eres un Monstruo!
La madre gritaba una y otra vez sin soltar a su hija en brazos, y cuando la luna termino de teñirse de negro, se presentaron los dos lobos, frente a frente con ella en medio, no espero Mihăiță y se echó a andar en las cuatro patas, violento va contra él, rabioso y con los colmillos expuestos, (lo mismo que sucedió con aquel), donde el gruñido es la fanfarria de la oscuridad en las que los envuelve, comenzando con la magnitud de la crueldad de acribillar el silencio. ¡Esta carga pesada que continuó llevando a deshacerse de todas sus cargas! ¡Sigue un grito de León en la noche! No, no es de león, es de lobos.
Es un fauve. — ¡Eres un asesino!...
Lo escuchaba, pero eso elevo a que fuera por el amante, y al erguirse e ir directo a estamparse contra aquel, las garras fueron incrustadas en ambos, recibiendo daños y azotados contra el suelo donde se revolcaban, sintiendo en sus garras la carne de su enemigo, derrochando sangre del hocico al haber intentado arrancarle el pellejo de su mandíbula, se estaban matando frente a ellas, y no por ellas, sino porque la vanidad y el respeto que le deben de otorgar. Ya todo estaba bajo la luz de la luna sangrienta, solo bastaba con que le otorgaran la mordida en pleno suplicio de la princesa para que sea licántropo, ya sea por alguno de ellos dos, pero ¿quién será el padre? Ja, sólo la ceguedad le impide reconocerlo ahora, y la rabieta lo era todo en ese instante.
Mihăiță- Licántropo Clase Alta
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Re: Războiul între familiile
A decir verdad, Suka no entendía nada de lo que le estaba ocurriendo. La habían preparado para aquello, había estado hablando con su padre sobre el momento que viviría, pero eso era mucho más fuerte que cualquier cosa que hubiera imaginado y definitivamente más doloroso que cualquier cosa que hubiera vivido antes, y eso que había padecido en sus pocos años de vida. Había sido una niña maltratada, torturada bajo cautiverio, pero nada de todo eso se parecía a ese padecimiento actual.
Había caído, se sentía morir por tanta presión en sus extremidades -sus huesos parecían querer estirarse y contraerse todo el tiempo-, pero nada pasaba… levantaba su mano, abría sus dedos ante sus ojos y seguía viéndola con claridad, nada diferente había en ella. Ah, pero en su entorno sí, los hombres peleaban, su madre gritaba y ella no entendía lo que decía.
-Madre –fue un susurro ahogado entre los espasmos de dolor, entre el sonido que sus huesos hacían.
Al parecer solo eso había bastado para atraerla, pues su madre corrió hacia ella y tomó a Suka entre sus brazos, sacudiéndola con fuerza y eso no ayudaba en nada a calmar el dolor y la desesperación de la niña que sufría sin tener culpa de nada de lo que allí estaba ocurriendo, ajena era Suka a su entorno.
-Que esto acabe –rogó Sukita, la princesa de los lobos que en esos momentos se manchaba las ropas que su padre le había dado con la tierra húmeda del bosque-, que alguien me ayude a que acabe –rogaba con el poco aire que tenía en los pulmones.
¿Por qué su padre no acababa con eso? Se había deshecho en explicaciones durante el tiempo que habían compartido en la cabaña, ¿por qué no hacía nada por ayudarla ahora? ¿por qué no completaba su transformación? Los gritos que Suka daba eran tan fuertes y desgarradores que a ella misma la asustaban, los oía y pensaba que no eran de ella, no podían serlo, tenía que haber alguien más allí sufriendo tanto como sufría Suka.
Ella era completamente ajena a la pelea entre los dos demonios, no los veía, no lo entendía, solo podía pensar en su cuerpo y en ese dolor imposible de soportar, en su madre que la abrazaba con brazos mentirosos, con amor falso. En su padre que le había prometido que él podía acabar con su agonía, pero que estaba tardando demasiado en hacerlo.
Había caído, se sentía morir por tanta presión en sus extremidades -sus huesos parecían querer estirarse y contraerse todo el tiempo-, pero nada pasaba… levantaba su mano, abría sus dedos ante sus ojos y seguía viéndola con claridad, nada diferente había en ella. Ah, pero en su entorno sí, los hombres peleaban, su madre gritaba y ella no entendía lo que decía.
-Madre –fue un susurro ahogado entre los espasmos de dolor, entre el sonido que sus huesos hacían.
Al parecer solo eso había bastado para atraerla, pues su madre corrió hacia ella y tomó a Suka entre sus brazos, sacudiéndola con fuerza y eso no ayudaba en nada a calmar el dolor y la desesperación de la niña que sufría sin tener culpa de nada de lo que allí estaba ocurriendo, ajena era Suka a su entorno.
-Que esto acabe –rogó Sukita, la princesa de los lobos que en esos momentos se manchaba las ropas que su padre le había dado con la tierra húmeda del bosque-, que alguien me ayude a que acabe –rogaba con el poco aire que tenía en los pulmones.
¿Por qué su padre no acababa con eso? Se había deshecho en explicaciones durante el tiempo que habían compartido en la cabaña, ¿por qué no hacía nada por ayudarla ahora? ¿por qué no completaba su transformación? Los gritos que Suka daba eran tan fuertes y desgarradores que a ella misma la asustaban, los oía y pensaba que no eran de ella, no podían serlo, tenía que haber alguien más allí sufriendo tanto como sufría Suka.
Ella era completamente ajena a la pelea entre los dos demonios, no los veía, no lo entendía, solo podía pensar en su cuerpo y en ese dolor imposible de soportar, en su madre que la abrazaba con brazos mentirosos, con amor falso. En su padre que le había prometido que él podía acabar con su agonía, pero que estaba tardando demasiado en hacerlo.
Suka- Licántropo Clase Baja
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Re: Războiul între familiile
La intensidad con que los choques resonaban, cuerpo a cuerpo, ¡TRUACK! Convirtiéndose en la noche más caótica, casi simulando el flujo de daño que los cubre a ambos, dado que comenzó a percibirse la sangre. Estaban ya heridos, ambos despellejados, arañados por tremendas garras y colmillos descontrolados, gruñendo y azotándose contra el suelo, siendo los animales más salvajes que luchan por tener el dominio de sus tierras, no pueden existir dos especies en una misma área, es como si hubiesen dos líderes que mande en la misma manada, ¡imposible, e ilógico! cuando el macho se monta en el orgullo y honor. No había cabida para el llanto de la princesa, ni el repudio de la madre, matarse querían, ganar, y el vencedor quedarse con todo, pero, ¿qué venía siendo todo? Solo la dicha de ser el más fuerte y el tener a la princesa de lobos a su lado, solo eso. Pero el dolor comenzó a unificarse, un aullido se dirigió hacia la Luna que los manipula, de nueva cuenta los ojos se habían teñido de un oro, brillosos y preciosos, casi hipnotizantes como un sol plasmado en las irises, ambos guiados a una luz que se reflejó en la estancia de Suka, Ahí es donde deben de ir, luchar por ser el primero, pero la interrogante es, ¿por qué aquel era guiado si solo el progenitor debía? Mientras una voz prohibida golpea una y otra vez en su mente, “¡Que esto acabe! ¡Que alguien me ayude a que acabe!" Esas plegarias fueron escuchadas, pero se negaba a ayudarle, quería verla sufrir un poco, — ¿qué clase de padre lo deseaba? Él, quería que se derrumbara toda, hasta que no aguante más es que le brindaría el apoyo, ese es el precio a pagar, el ser guiada de esa manera ayuda a aclarar la mente, el formar su camino, es así como con una flor letal le envía su amor —, pero ya no más, ya llego la hora, la Luna está a punto de fenecer y tenía que ser el primero.
Luchando con todas sus fuerzas, y de haber querido lo mataba a aquel, pero no lo hizo, es más grande el poder de la venganza, necesitaba que viviera y observara junto con aquella mujerzuela el cómo esa pequeña le pertenece, que ante un golpe con la pata derecha a su rostro, y el morder su yugular con desespero, cayó, y él al primer momento en que pudo liberarse de los agarres, corrió en sus cuatro patas, dirigiéndose hacia su princesa, aullando mientras su pelaje se menea con el aire, y se ve terrorífico manchado de sangre, como si de cacería estuviese.
— Es momento de abrir los ojos.
Hablo en su mente para ella, llegando a ella la verdadera presencia de su rey, el perro al fin llegó después de superar los obstáculos, con las dudas disipadas y la gran batalla que resulto ser, se inclinó ante ella, iniciando el espectáculo de la metamorfosis; donde ya su rey ha hecho la unificación, compartió con ella su historia a base de los recuerdos, tenía que estar retorciéndose del dolor y alucinando la vida de su padre. Ya siendo una iluminación plena, sacrificando toda evocación generada en el ayer y en el ahora, y es el momento preciso donde vio la ternura de su hija por primera vez bajo ese cielo que se enfrenta a la revolución, y con una lamida en el rostro de la pequeña, le llamo “mía”.
La luna se sintió herida, con el parpadeo de la pequeña y el miedo que le sofoca, ahí el perro abrió su hocico e hizo la señal en su brazo, los colmillos se llevaron la carne de la princesa, dos líneas forjándose como significado de dos reinos que se entrelazaron, una más larga que otra, púes la más amplia es el del Rey y la siguiente de la princesa, mostrándose la herida, la lame para que deje de emanar sangre de esta, ya no tenía porque sentirse sola, es ahora que debe gritar, liberarse, es momento de que se alce y corra al lado de él, guiándole por el bosque, a cazar juntos.
Mientras tanto, se sienta observando su transformación, ser el espectador de una belleza perfecta, esta naciendo lo que no había aceptado por mucho, su hija, su hija, ssu hija...
Luchando con todas sus fuerzas, y de haber querido lo mataba a aquel, pero no lo hizo, es más grande el poder de la venganza, necesitaba que viviera y observara junto con aquella mujerzuela el cómo esa pequeña le pertenece, que ante un golpe con la pata derecha a su rostro, y el morder su yugular con desespero, cayó, y él al primer momento en que pudo liberarse de los agarres, corrió en sus cuatro patas, dirigiéndose hacia su princesa, aullando mientras su pelaje se menea con el aire, y se ve terrorífico manchado de sangre, como si de cacería estuviese.
— Es momento de abrir los ojos.
Hablo en su mente para ella, llegando a ella la verdadera presencia de su rey, el perro al fin llegó después de superar los obstáculos, con las dudas disipadas y la gran batalla que resulto ser, se inclinó ante ella, iniciando el espectáculo de la metamorfosis; donde ya su rey ha hecho la unificación, compartió con ella su historia a base de los recuerdos, tenía que estar retorciéndose del dolor y alucinando la vida de su padre. Ya siendo una iluminación plena, sacrificando toda evocación generada en el ayer y en el ahora, y es el momento preciso donde vio la ternura de su hija por primera vez bajo ese cielo que se enfrenta a la revolución, y con una lamida en el rostro de la pequeña, le llamo “mía”.
La luna se sintió herida, con el parpadeo de la pequeña y el miedo que le sofoca, ahí el perro abrió su hocico e hizo la señal en su brazo, los colmillos se llevaron la carne de la princesa, dos líneas forjándose como significado de dos reinos que se entrelazaron, una más larga que otra, púes la más amplia es el del Rey y la siguiente de la princesa, mostrándose la herida, la lame para que deje de emanar sangre de esta, ya no tenía porque sentirse sola, es ahora que debe gritar, liberarse, es momento de que se alce y corra al lado de él, guiándole por el bosque, a cazar juntos.
Mientras tanto, se sienta observando su transformación, ser el espectador de una belleza perfecta, esta naciendo lo que no había aceptado por mucho, su hija, su hija, ssu hija...
Mihăiță- Licántropo Clase Alta
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Re: Războiul între familiile
Se sentía presa la pobrecita. Estaba presa en su propio cuerpo, atrapada y sin saber cómo escapar pese a que estaba en medio de un bosque con el viento fresco y el aire puro. ¿No había sido siempre así? ¿No le había costado siempre respirar? Sentía que sí, que aquello que acababa de comenzar en realidad había durado meses y años, toda su vida de niña, de prisionera, de princesa. Qué ahogo, que eterno ahogo.
Quería ser rescatada -no por su madre, claro, solo por su padre y alfa-, clamaba con dolor por eso, para que alguien le cumpliese el deseo con color a necesidad. Lo que le sucedía era que la mitad de la profecía estaba cumpliéndose, por eso la mitad de su naturaleza se revelaba pero no le permitía florecer por completo a la licantropía pues faltaba una pieza más, la segunda parte de la profecía no llegaba, su padre no le daba la mordida con la luna redonda y poderosa como testigo. Suka clamaba y clamaba, pero no tenía respuesta, su padre no acudía a ella.
Hasta que lo hizo. Le habló y ella le entendió, aunque no le supo responder, y al fin se presentó ante ella como su alfa, como su líder, como su maestro. Como su verdadero padre.
Sentirlo cerca la tranquilizó un poco, solo un poco, aunque se tratase de una locura. La presencia del rey de la manada le dio certeza de que todo acabaría pronto, de que estaba cerca el alivio a su dolor y con él, con el alivio, el inicio de una nueva vida para la pequeña, para la inocente, para la pura… para Suka.
Y así fue como ella dejó de ser solo Suka, la que algún día se convertiría en princesa, para tomar su lugar, al que por sangre tenía derecho. Con una dolorosa mordida, su padre la reconoció como propia, la llamó hija sin necesidad de absurdas palabras y la niña dejó de ser solo eso, una niña, para ser la princesa de los lobos, la heredera de la manada.
Como no podía pensar con claridad, no sabía todavía lo que tamaño título traía consigo. No sabía que le faltaba aprender demasiado, no entendía que su vida no haría más que complicarse de ahora en adelante. Solo podía entender que estaba padeciendo, pero que de ese dolor nacía el primer gesto verdadero de amor por parte de su padre. Para todo lo demás ya habría tiempo.
Quería ser rescatada -no por su madre, claro, solo por su padre y alfa-, clamaba con dolor por eso, para que alguien le cumpliese el deseo con color a necesidad. Lo que le sucedía era que la mitad de la profecía estaba cumpliéndose, por eso la mitad de su naturaleza se revelaba pero no le permitía florecer por completo a la licantropía pues faltaba una pieza más, la segunda parte de la profecía no llegaba, su padre no le daba la mordida con la luna redonda y poderosa como testigo. Suka clamaba y clamaba, pero no tenía respuesta, su padre no acudía a ella.
Hasta que lo hizo. Le habló y ella le entendió, aunque no le supo responder, y al fin se presentó ante ella como su alfa, como su líder, como su maestro. Como su verdadero padre.
Sentirlo cerca la tranquilizó un poco, solo un poco, aunque se tratase de una locura. La presencia del rey de la manada le dio certeza de que todo acabaría pronto, de que estaba cerca el alivio a su dolor y con él, con el alivio, el inicio de una nueva vida para la pequeña, para la inocente, para la pura… para Suka.
Y así fue como ella dejó de ser solo Suka, la que algún día se convertiría en princesa, para tomar su lugar, al que por sangre tenía derecho. Con una dolorosa mordida, su padre la reconoció como propia, la llamó hija sin necesidad de absurdas palabras y la niña dejó de ser solo eso, una niña, para ser la princesa de los lobos, la heredera de la manada.
Como no podía pensar con claridad, no sabía todavía lo que tamaño título traía consigo. No sabía que le faltaba aprender demasiado, no entendía que su vida no haría más que complicarse de ahora en adelante. Solo podía entender que estaba padeciendo, pero que de ese dolor nacía el primer gesto verdadero de amor por parte de su padre. Para todo lo demás ya habría tiempo.
TEMA FINALIZADO
Suka- Licántropo Clase Baja
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