Valfreyja | ID

Noruega es un lugar difícil, no sólo por el frío que congela hasta la piel del oso cuando hiberna, sino por los tiempos que corren y las guerras. En un mundo así, nacer siendo mujer no es ninguna ventaja y, menos aún cuando se llega a esta vida en una familia humilde en el que tu padre es un viejo leñador ahora tullido por la batalla y tu madre una mesera de taberna. No hay flores en los jarrones de esa casa, ni alfombra en la entrada. Pero nunca faltan leños para el fuego u hogazas duras de pan que llevarse a la boca. Las sobras que no han sido muy sobadas serán el desayuno, la comida y la cena. Y cada nuevo amanecer será un día para celebrar, pues se sigue vivo en esta tierra que puede no rebosar oro, pero está plagada de personas con orgullo y honor.

Valfreyja, una joven que casi aprendió antes a tirar con arco que a caminar. Vio morir a dos de sus hermanos que no fueron lo suficientemente fuertes como para resistir al helador invierno después de su nacimiento, se volvió una chica fuerte con el tiempo. Aprendió que no hay que apegarse demasiado a las cosas porque, cuando menos te lo esperas, te las arrebatan de entre los dedos. Aún así aprecia cada bendición que se le da y jamás menosprecia un ofrecimiento. Es agradecida y cordial, pero al mismo tiempo una tempestuosa personalidad anida en lo más profundo de una mujer que nació para la guerra. Ella no lo sabía, pero su destino estaba escrito en alguna piedra, un sino imborrable y que, con el tiempo la llevaría a hacer grandes cosas.

Por cuidar de los suyos se mantuvo alejada del resto del mundo. No interactuó con nadie que no fueran sus padres hasta ya pasados largos los veinte años. Eso hizo que, en muchos aspectos, quedara rezagada respecto a cualquier otra persona de su misma edad, sin embargo, nunca fue una inculta, pues su padre la instruyó en la lectura y escritura, su madre le enseñó a cantar y tocar la flauta. También le mostraron el camino de la lucha, pues si salía sola a cazar necesitaba saber defenderse o, atacar incluso, si llegaba a ser necesario. Llegó a pelearse cuerpo a cuerpo con un grandioso lobo en una ocasión y por poco no pierde un ojo.

Cuando por fin salió al mundo exterior, fue por la muerte prematura de su padre, que enfermó cuando cayeron las primeras hojas en otoño y para primavera, se lo comían los gusanos. Fue su madre la que la llevó consigo a la ciudadela y le pidió que la ayudara a conseguir dinero, puesto que ya no podían contar con vender los objetos tallados de madera que hacía su padre y conseguir ciertos objetos era imposible sin monedas. Fue entonces cuando descubrió lo que era la crueldad humana, la diferencia de clases, la desesperación y, sí, la guerra. Había llegado su momento, sin saberlo, había dado el paso necesario para cruzarse con un hombre que la llevaría al frente y abriría sus ojos a una nueva era. También será en ese momento que sepa que es mucho más que una humana y se revelen, al fin, sus poderes.

→ Nigromancia: Habilidad que consiste en la adivinación mediante la consulta a los muertos y sus espíritus o cadáveres. Permite controlar temporalmente a alimañas y criaturas muertas para sus propósitos. (No controla a Vampiros).

→ Dominación: Capacidad para controlar la voluntad de otro mortal, obligándolo a  hacer cosas sin que pueda evitarlo a pesar de resistirse.

→ Posesión: Poder que da la capacidad al mortal de introducir su alma en el cuerpo de un inmortal y tratar cara a cara con su esencia interior.