Carlota de Montsany

PSICOLOGÍA

Hija del Conde de España fue instruida desde la tierna infancia por los mejores tutores habidos y por haber en el país. Una chica elegante, educada, diplomática y de buen estar. Es respetuosa con los hombres y sumisa como se espera de alguien de su estatus social. Decorosa y ligeramente tímida, atrae miradas allí a donde va.

Obviamente, las apariencias engañan y esa modosa chiquilla no es ni tan fina, ni tan dulce, ni tan dócil como todos creen. Pero eso es algo que pocos conocen, porque no se da a conocer con facilidad. Es introvertida y se esfuerza en proteger las apariencias.

Si bien ser reina algún día es su mayor deseo, pues como todas las niñas, soñaba desde pequeña con ser princesa, aguantar al heredero no está entre sus planes. Tiene escasa paciencia, lo que significa que le costará mantener la máscara puesta junto a alguien tan ducho en sacar de quicio a cualquiera.


HISTORIA

De pequeña, a pesar de lo que se aprecie hoy en día al mirar a Carlota, nadie tenía muchas esperanzas puestas en ella y menos aún sus padres. Le costó aprender a caminar y a hablar, parecía tener retraso en hacer todo lo que los niños deberían hacer a cierta edad. Ella iba por detrás de los demás en varios meses y el médico les dijo que eso significaba que iba a ser una joven problemática. Que seguramente jamás hablaría bien, que dudaba que aprendiera a leer y que su vida sería corta, porque su cerebro no funcionaba como correspondía.

Todo eso resultó ser una gran patraña. La niña aprendió a hablar, caminar, leer y hacer lo mismo que los demás, aunque al principio le costara un poco más, con el paso del tiempo fue acortándose la diferencia entre sus compañeros hasta que estuvieron a la par. De no haber nacido sietemesina, nada que de aquello hubiese ocurrido, pero eran tiempos difíciles y distintos, donde la medicina no estaba tan avanzada y al mínimo problema, todos se ponían fatalistas.

Una vez fuera de dudas, se la crió como a cualquier otra muchacha de su clase social, de su rango. Era hija del Conde de España y, como tal, tenía ciertas obligaciones igual que también tenía algunos privilegios. Le resultó sencillo acostumbrarse a las comodidades de la vida en el palacete, a los vestidos pomposos, a las comidas copiosas y a tener todo cuanto se le antojaba. Mas no llevaba tan bien lo de las sonrisas falsas, los rumores crueles o el tener que mostrarse siempre sumisa y obediente.

Cuando alcanzó la mayoría de edad, fue propuesta como una de las posibles candidatas a ser la futura esposa del príncipe heredero. Era una noticia fabulosa para sus padres, especialmente para Roberta, la madre de Carlota. Pero no lo fue tanto para su hija, que aunque siempre había soñado con llevar una corona, las fantasías distaban mucho de la realidad.

Intentó por todos los medios ser descartada sin mostrar su verdadera cara, sin descubrir esa faceta rebelde y poco femenina que ocultaba bajo las gasas del vestido y los peinados cardados. Pero por el motivo que fuera, tal vez por crueldades del destino, al cumplir los veintiuno se confirmó que había sido la elegida, que las demás jóvenes habían sido eliminadas de la lista y que ya solamente quedaba ella.

"¡Oh, mundo cruel! ¿Quién va a querer ser princesa junto a él?"