Solène Gaudet

por **Solène Gaudet** Sáb Dic 25, 2010 2:18 pm

Nombre
Solène Gaudet Bessette

Edad
Aparentes: 22
Reales: 634

Especie
Vampiro

Tipo y Clase Social
Clase Media

Lugar de Nacimiento
Languedoc - Sur de Francia

Fecha de Muerte
Se desconoce

Habilidades

Sentido del peligro: Habilidad para percibir el peligro personal. Es una forma limitada de precognición.
Infringir dolor por medio de la mente: Capacidad que consiste en infringir dolor a una persona, esto solo funciona por medio de la concentración mental y el contacto visual.
Manipulación de la memoria: Concede la amnepatia y la recuperación mental, además ver los recuerdos de la gente y si se quiere proyectarlos en imágenes visibles para todos. También se puede aturdir a la gente mediante confusiones mentales dejándolos como "Enfermos mentales". Es muy difícil usar esta capacidad sin contacto ya que se requiere de mucha experiencia.

Descripción Física

Solène es una mujer de belleza verosímil. Sus rasgos faciales son muy pronunciados, especialmente en sus pómulos y mejillas. De rostro en forma de triángulo invertido donde su frente no es muy ancha. Cabello rubio de aspecto desordenado, a veces lo peina, a veces hace parecer que lo está. No se maquilla demasiado, pues no lo necesita, pero si acaso se llegase a poner algo de maquillaje sería en sus ojos, puesto que tienen una expresión tristona y pensativa, suelen ser el punto de mayor "belleza". Nariz proporcionalmente larga a su cara y de aspecto delgado y fino. Labios pequeños y rosados.
Toda su figura física es bastante llamativa, pues es muy delgada pero con caderas pronunciadas.

Spoiler:

Descripción Psicológica

La personalidad de Solène no es fácil de predecir. Muchas veces esconde realmente lo que piensa o lo que quiere decir, no por miedo, sino por protección misma. A principios de su tratamiento como persona se puede visualizar como una joven bastante afable, con sus buenos modales, gracia al hablar y tono de voz, sin embargo, eso sólo es el espejo que refleja exactamente lo que la persona quiere ver de ella. Como siempre dice "todo depende de cómo me hables". Cuando nota el tono de voz y las costumbres, tiene la habilidad de copiarlos, todo para que la persona se sienta comfortada y muy a gusto con su presencia.
Pero, su modo de comportarse normalmente, es de completa soledad. Las compañías no le duran mucho por una u otra razón, así que se ha acostumbrado tanto física como mentalmente para convivir con ella misma. No puede pasar mucho tiempo entre mucha gente porque simplemente le molesta. Y del amor no habla, no piensa en enamorarse. Si viene bien, sino, no hace falta. Como se podría vislumbrar, es una persona muy melancólica, con muchas lágrimas reprimidad y penas que no quiere comparti. Todo lo que encerrado en su memoria y prefiere que nadie la conozca muy a fondo para que esos fantasmas no tengan la oportunidad de salir.
Así que, si se llegase a encariñar con alguien, siempre piensa más en el bienestar de ese alguien que en el suyo propio. Al igual que con Sara, no importa mucho lo que ella sienta o quiera, sino lo que no afecte al otro. Y si llega a verse lastimada entonces entra en estado de "purgación" que es cuando se entrega a los vicios y la superficialidad, seduciendo hombres para saciar su vacío, tomando sangre para seguir viviendo y derrochando dinero para sentirse "nueva".

Historia

Para saber mi historia tendremos que retroceder en el tiempo, exactamente seiscientos treinta y cuatro años a las tierras feudales del sur de Francia, Languedoc. Mis padres, eran vasallos de un feudo donde mi padre tenía una granja llena de animales . Tenían vacas, gallinas y campo donde sembraban tomates, los mejores. Mi madre, antes que a mi, había tenido tres hijos mas, dos de ellos se habían casado con los hijos del molinero, así que no los llegué a conocer del todo.
Así pues, con tres hijos, mis padres pensaban que ya no necesitaban más, pero un nuevo embarazo llegó a mi madre cuando estaba en el límite de su época fértil. Según lo poco que recuerdo, mi padre me había contado que el parto fue muy duro pues con treinta y cinco años, mi madre ya no poseía las fuerzas que a los veinte. Siete horas duró mi alumbramiento y cuando salí mi madre casi muere por derrame. La matrona que ayudó a mi madre acabó por conjeturar que la matriz ya no estaba en condiciones, así que no podría tener más descendencia.
Durante mi niñez fue mi hermano mayor el que se encargó de mis cuidados, pues cuando el invierno llegó a las tierras de nuestro señor, la mayoría de los cultivos comenzaron a echarse a perder por el frío, así que mis padres tenían demasiado trabajo. Aprendí todo con rapidez y cuando tuve la edad de trece comencé a ayudar en la granja, principalmente en cuidar a los animales, ordeñar a las vacas, hacer queso y manteca, cosas así.
Fue una bendición que cuando mi adolescencia llegara, mis facciones comenzaran a afinarse, así que resulté ser una joven bastante atractiva. A los quince ya tenía propuestas de matrimonio de los hijos de los molineros o mozos de la aldea, pero mis padres pensaban que, posiblemente, podríamos encontrar algo más jugoso para mi.
En el año de mil ciento dieciocho llegaron a nuestras tierras un grupo de hombres cátaros, amigos del señor feudal. A cada familia dentro del feudo se le dejó encomendado un miembro de ese grupo. A mi familia llegó un joven tres años mayor que yo llamado Eylem, cuyas características físicas distaban mucho de las de nosotros. Él era moreno y de ojos verdes, delgado pero musculoso y hablaba nuestro idioma con cierta dificultad.
Mis padres y hermano no llegaron a tenerle interés a saber de donde provenía o a sus intereses, pero yo si. Pronto supe que venía de tierras orientales y practicaba un tipo de religión diferente a la nuestra. De sus entrenamientos en las tropas otomanas había aprendido a domesticar halcones y zorros. Recuerdo que como regalo, al él saber que los zorros me gustaban mucho, atrapó a uno y lo domesticó y el día de mi cumpleaños me lo regaló. Su carácter era una de las cosas que mas me gustaban de él, pues tenía buen sentido del humor, sentido protector y sobre todo su perseverancia y fortaleza. Realmente lo quería.
Para desgracia de mi amigo, la iglesia católica tuvo conocimiento de la religión que los cátaros profesaban y llegaron a llamarla herejía. Así que comenzaron su caza a lo largo de todas las provincias feudales de Francia hasta que llegaron a la nuestra.
A nuestro señor lo llevaron preso para después ser ejecutado. El ejército saqueó nuestras tierras y comenzaron a quemar las granjas y casas donde los cátaros se alojaban. A las familias las comenzaron a aniquilar.
Cuando mis padres tuvieron conocimiento de esto, planearon mi huída junto con la de Eylem, pero tardaron mucho. Un grupo de caballeros franceses llegaron a nuestra granja. Cuando mi madre los vio a lo lejos me dio a mi y a Eylem lo poco que nos quedaba y nos hizo correr sin mirar atrás. Pero yo no me contuve y pude ver cómo mi madre era asesinada junto con mi padre.
Eylem y yo logramos escapar del feudo con ayuda de un guardia y en un bote nos alejamos de Francia en dirección que yo desconocía, pero mi amigo no.
Llegamos, después de meses, a Italia, exactamente Venecia, donde nos hicimos pasar por un matrimonio católico francés que viajaba en busca de un nuevo lugar donde asentarse. La gente nos tomó cariño y comenzó a apoyarnos. Yo con conocimientos de agricultura y ganadería y Eylem hecho todo un mercader, comenzamos a tener nuestro propio negocio como mercaderes. Empezamos con animales como los de mi granja y después entramos en el negocio de las telas.
Cuando ambos llegamos a conocernos mejor, una relación mas íntima surgió y un año después de haber llegado a Venecia nos casamos.
Nuestro negocio prosperó y Eylem, quien tuvo que cambiar su nombre a Ethan, comenzó a viajar para vender nuestra mercancía a otros lugares y en uno de esos viajes, mi marido ya no volvió a ser el mismo.
En vísperas de navidad, Ethan regresó en la noche y al llegar a nuestro hogar se veía diferente. Sus ojos verdes se volvieron mas penetrantes y de un color mas vivo, su piel morena era más pálida y la comida que había preparado no la ingirió. Se fue a la habitación sin decir nada. Así pasaron meses, con Ethan encerrado en la habitación cuyas ventanas siempre permanecían cerradas y noches en que salía sin decir a donde iba.
Cuando lo enfrenté no recibí más que un sermón referente a su individualidad y la amenaza de que si lo volvía a molestar sufriría lo mismo que él. Traté de no preguntar mas, pero una ola de asesinatos brutales azotó a Venecia y todas ellas habían sido en las horas que Ethan no estaba. Entonces conjeturé que mi marido escondía algo. Volví a preguntarle y sin una sola palabra su boca se enterró en mi muñeca y yo comencé a sentir un dolor punzante en todo el cuerpo. Mi vista se volvía borrosa y entonces, cuando mis latidos cardiacos eran más débiles, Ethan paró y puso un líquido en mi boca que casi por mera inercia comencé a beber. Morí y renací como alguien nuevo. Sentí sed y no hambre. Pensé que alguien me daría una explicación pero Ethan había desaparecido. Tuve que comprender mi condición por mis propios medios y controlar mis nuevas “habilidades” como autodidacta.
Los asesinatos en Venecia pronto desembocaron en mi hogar y me vi obligada a huir una vez más, ahora lejos de todos los malos recuerdos que esa ciudad significaba. Me quedé en Bari, un condado de Roma donde pasé mucho tiempo como mercader viuda. Pensé por mi protección y nadamás. Si alguien se entrometía demasiado en mi vida, dejaba de frecuentarlo y me desaparecía por unos años.
Nadie fue muy cercano a mi y Ethan jamás volvió.
Con mi marido desaparecido mi mente comenzó a pensar que no me servía de nada querer a nadie. Yo había amado y me habían convertido en algo que no entendía, además de haberme dejado en la soledad completa. Ya no sentía nada por nadie y sólo quería ver por mi sobrevivencia, así comencé a pasar de la mujer normal y buena a una completamente diferente. Me hice de contactos y pronto una mujer se interesó en mis movimientos. La misma condesa de Bari, Sara Ascarlani, comenzó a hablarme mas. Supe de su conversión y el odio que tenía guardado. Una mujer fascinante, he de admitir. Tanto, que hizo que mi modo de ver las cosas diera un vuelco un tanto cuanto significativo.
Que si me enamoré de ella. Puede que si. Un sentimiento fuerte me recorría las venas cuando estaba con ella pero no todo dura para siempre.
Cuando mi edad comenzó a ser un impedimento para mi estadía en el condado de Barí, tuve que regresar a Francia, exactamente a París. Sara trató de convencerme en ocultar mi presencia en su condado, pero entonces ella también se involucraría en todo eso y era lo que yo no quería. El cubrirme, cuando la mitad de la gente sabía o tenía nociones de mi naturaleza, significaba un peligro para ella y su poderío. Además de que, una condesa con una amante mujer… no se vería bien en su historial.
Me fui pensando que sería lo mejor para ella y para mi.
No encontré restos del feudo y mucho menos de mis padres o hermanos, cuando llegué a Francia. Nadie me recordaba, eran muchos los siglos que habían pasado, así que me encontré más segura y cómoda. Con la gente adecuada, me interné en el mundo de la perfumería. Aprendí como fabricar fragancias con todos los procesos posibles, desde los más sencillos hasta los más complicados. Ahora soy dueña de una de las mejores perfumerías en parís.

Datos Extra
- A pesar de que a lo largo de los siglos se ha hecho de una gran fortuna, prefiere mantener todo eso fuera de su vida. Para poder aparentar ser una persona "normal" ha decidido trabajar y mantenerse en contacto con su entorno.

- Como recordatorio no tan hiriente aún domestica zorros.

- No es muy asidua a asistir a obras de teatro o cosas por el estilo. No soporta la gente así que... es bastante considerable.

- Mandó fundir su anillo de matrimonio para hacerse un relicario con su nombre en la parte de atrás.

por Invitado Sáb Dic 25, 2010 4:00 pm

FICHA ACEPTADA
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