Descripción psicológica

Quincy es hermética, dura por fuera y por dentro, no deja a nadie entrar más allá de lo que considera cómodo y conveniente.

No le gusta abrirle las puertas a los demás y rehúye a aquellos que se vuelven demasiado emotivos o empalagosos y que buscan un acercamiento más allá de los límites que considera prudentes.

No es proclive a encontrarse en una situación en la cual la otra persona exprese demasiado sentimentalismo, las expresiones de emociones le incomodan en demasía por lo que para evitarlas subirá más sus murallas internas y buscará la manera de salirse de la situación.

Su humor tiende a ser sarcástico, algo que no se molesta en disimular al expresar su manera de pensar.

No es alguien que se vaya por las ramas, es directa por lo que sus palabras no siempre son fáciles de digerir. La vida no es fácil y ella no abre fácilmente los oídos a las palabras optimistas, para sobrevivir se requiere de una buena dosis de realismo y de mantener bien abiertos los ojos.

Es rápida para reaccionar lo cual le ayuda a mantenerse a flote cuando es necesario. Es ágil y fuerte por lo que a pesar de que prefiera los alejamientos, quien le conoce bien, sabe que puede apoyarse en esa fortaleza.

Su manera de ser es intensa y la manifestación de ello puede entreverse de más de una manera, ya sea frente a amigos o enemigos.
 
   

   

Historia

Quincy es originaria de Eguisheim, un pueblo de aspecto medieval de Alsacia, a escasos siete kilómetros de Colmar. La niña vino al mundo veintiséis años atrás, siendo la mayor de dos hermanas. Habiendo nacido dos años antes que Heloise, Quincy era hija de un afamado general del ejército del monarca, un destacado hombre de armas de cuyas hazañas las dos pequeñas escucharían hablar desde que les era posible tener memoria.

Precisamente el primer recuerdo de Quincy se relaciona con su madre, quien teniéndola en brazos junto a la chimenea del salón del que fuera su hogar, le relataba una de las aventuras de su padre.

Quizás de allí allá nacido el interés por la vida más allá del viñedo, puesto que mientras su hermana menor sentía inclinación por los asuntos del hogar y por la observación, Quincy estaba más interesada en todo aquello que pudiera inclinarse a la acción más allá de su lugar de origen.  

A medida que la niña fue creciendo, se fue interesando más por las actividades al aire libre que por las tareas caseras. Su inclinación por las correrías y los espacios abiertos le llevó a aprender a cabalgar siendo muy joven y a convertirse en una buena rastreadora de todo tipo de animales silvestres.

Solía acercarse menudo a su padre para preguntar acerca del uso de las armas y de la espada, y aunque su obstinación en aprender sobre las mismas haya causado más de una discusión entre sus padres, Quincy no alcanzaba aún los doce años cuando su padre le enseñó las bases del uso del revólver, habilidad de la que supo echar mano por primera vez cuando se encontró a un forajido de mala calaña en el granero que había irrumpido con intenciones de robar. La niña se quedó de una pieza al verle enfrentar a una de sus doncellas y fue su disparo en dirección a la pierna del criminal lo que impidió que sucediera una mayor desgracia.

A medida que transcurrieron los años y Quincy inició su adolescencia, adquirió mayores destrezas bajo el entrenamiento de su padre, aunque las ausencias de este eran frecuentes, ya que a menudo sus tareas militares debían alejarlo del hogar.

Algo que ella no le perdonaría es que, en la época en la que su madre se encontraba muy avanzada en el embarazo que habría de traerles un nuevo hermano, su padre se hubiese marchado nuevamente. La noche que siguió a su marcha trajo una desgracia al hogar, al traer consigo a criaturas bestiales que aparecieron subrepticiamente bajo el manto de la noche e irrumpieron en la propiedad.

La madre ordenó a Quincy que protegiera a su hermana menor y la sacase de la casa. Quincy ayudó a Heloise a salir pero regresó para buscar a su madre, logrando llegar a pocos metros de distancia justo en el momento en el que era destrozada junto al hijo que llevaba en su vientre.

Heloise corrió hacia la propiedad vecina a pedir ayuda y Quincy estuvo a punto de perder la vida. Los atacantes le dieron por muerta y apenas respiraba cuando fue rescatada. Aunque su herida física logró sanar, las heridas internas eran mucho más profundas que laa que llevaba en la piel.

El acontecimiento  marcó a ambas hermanas para siempre. Debido a ardides políticos su padre se vio envuelto en un serio dilema que le orilló a tener que ausentarse de la capital adonde se encontraba,  y la noticia de los acontecimientos tardó varias estaciones en llegar hasta él. Las hermanas fueron enviadas a un convento en París y no volvieron a ver a su padre durante muchos años.

Antes de alcanzar la mayoría de edad, Quincy huyó del lugar y conoció a un grupo de cazafortunas con quienes perfeccionó las habilidades en la caza de seres sobrenaturales. Después de la tragedia en ella había nacido una nueva determinación, dirigió toda su atención a un nuevo tipo de rastreo, el de las bestias inhumanas.

Aprendió todo lo que pudo sobre las abominaciones, hombres lobo, vampiros y cada criatura despreciable, estudió sus fortalezas y y sus debilidades, y  con el tiempo acabar con ellas se convirtió en el objetivo de su vida.
   

— Domina perfectamente armas de fuego y armas blancas.

— Aunque en el pasado fuera cercana a su padre, desde el asesinato de su madre ha mantenido la distancia con él.

— Siempre se ha sentido culpable por no haber evitado la muerte de su madre.

— Mantiene su distancia emocional con otros, pero aunque procure hacer lo mismo con su hermana, es protectora de ella.

- Desde el fallecimiento de su madre, ha existido una oscuridad en ella que deja salir en sus peleas con las bestias y que la ha vuelto más fría en general.