Ödinn Skargård || ID

Es un hombre muy irónico, sarcástico y de un humor negro bastante peculiar al que no le gusta estar demasiado con la gente y es muy esquivo. Es poco hablador pero con lo poco que dice es suficiente, además siente ni pena ni lástima por nadie, ya que a su forma de ser eso es signo de debilidad, y él nunca quiere sentirse débil. Nunca se le ha dado bien empatizar bien con la gente, es bastante introvertido y no suele contar lo que realmente le ocurre pero siempre logra imponerse incluso cuando está callado, como si desprendiera un aura de poder que lo envuelve y hace que todo el mundo lo sienta aunque no puedan ver su aura. Es un gran estratega que no duda en aprovechar la más mínima ocasión para sacar beneficios y obtener aquello que quiere.  Además Ödinn es una persona fría, calculadora, sin escrúpulos, cruel, despiadado y sin ningún tipo de miramientos. La curiosidad, muchas veces, puede con él y eso le ha llevado a lo largo de su vida a meterse en algún que otro problema. Se muestra hostil en algunas ocasiones, y siempre se mantiene frío como un témpano de hielo. Es muy dominante con todo aquello que le rodea, y no deja que nadie maneje su vida por él, cosa que como lobo siempre ha tenido una vena “alfa” en su interior ya que desde que tuvo la edad adulta se encargó de liderar la manada de su familia, convirtiéndose en el líder nato y absoluto que todos necesitaban.

Ödinn es sobre todo un hombre bastante dominante al que le gusta tener todo bajo control, le gustan las mujeres y es un mujeriego al que le gusta divertirse y disfrutar de los placeres que otorga la compañía femenina. Sin embargo nunca se ha atado a nadie y aunque ha tenido amantes estas, siempre, han sabido que nunca podrían llegar a nada con él porque no es una persona que quiera mantener una relación con nadie, momentos esporádicos de placer con las que acompañar sus noches solitarias. Sabe utilizar bien sus poderes y el encanto natural e innato que tiene es capaz de conseguir que cualquier persona caiga rendida frente a él, como si supiera qué decir en cada momento para ello. No siempre ha necesitado de sus poderes para conseguir todo aquello que desea pero tampoco dejaría de hacerlo si la situación lo necesitara, es consciente de que tiene una buena “baza” a su favor y con el paso de los años ha sabido aprender de ella para utilizarla.

Siempre ha sido un gran observador, algo que le gusta hacer cada vez que va a algún lugar, o entabla una conversación con alguien para así poder quedarse con pequeños detalles que otros pasarían por alto. Siempre ha sido una persona que primero observa, y luego actúa. No se le escapa nada bajo su control. Además tiene memoria eidética por lo que es capaz de recordar cualquier cosa, vista u oída, con un  nivel de detalle perfecto como si hubiera ocurrido escasos minutos, algo que fue perfeccionando conforme fue creciendo cuando se fue dando cuenta de lo que tenía y lo utilizó, sobre todo, cuando aprendía acerca de mitos, leyendas e historias de su abuelo y posteriormente de su padre lo que aligeraba algunas lecciones que estos le instruían. Desde pequeño fue entrenado como un guerrero en el arte no solo de la espada, sino de la lucha cuerpo a cuerpo, aunque años más tarde fuera convertido en un licántropo. Muchos lo consideran un gran berserker con unas cualidades natas para liderar a la manada, de la que se encargó más pronto de lo esperado. Todos le respetan por igual y nadie cuestiona que es el líder que necesitan para salir adelante.

Nacido en Oslo, Noruega, bajo una influencia importante acerca de su cultura y su mitología Ödinn ha pasado toda su vida desde que era pequeño aprendiendo la importancia de su cultura, sus historias, leyendas y mitos que conformaban la cultura nórdica así como toda la magia que la envuelve. Desde hacía generaciones su familia había sido la encargada de organizar, así como de preservar, dichos conocimientos considerándose como unos “guardianes” dentro de los mismos por la relación que siempre han parecido tener –o eso es lo que se cuenta- con los propios dioses, los únicos capaces de tener contacto con estos y poder hacer sacrificios en su honor. Su padre fue un gran guerrero procedente de un linaje importante que hacía siglos fue quien una vez sería conde, aunque el título es algo que con el tiempo se ha ido perdiendo aunque no así la “autoridad” que se ha pasado de generación en generación. Su familia tenía la importante tarea no solo de cuidar y velar por el pueblo, sino además de preservar su cultura así como la cercanía con los dioses que para ellos era el pilar central de su existencia.

Ya desde muy pequeño fue entrenado por su padre en el arte de la guerra dotándole además con conocimientos acerca de liderar al pueblo pues, era de esperar, que cuando fuera mayor sería Ödinn quien ocupara el puesto de su padre. Saber pelear y defenderse era algo primordial en una tierra donde el peligro siempre acechaba en cada una de las esquinas, de manera imprevista, por lo que el acero y la batalla corría por sus venas de una manera innata. Con los años demostró que sus dotes eran dignas de un líder nato y no tardó en sobrepasar a su padre, quien fue un gran guerrero, llegándolo a comparar con un Berserker, los mejores guerreros que tenían los vikingos. Fue precisamente en una de las batallas que solían librar contra aquellos que querían abolir sus creencias, sus dioses y su religión, que su padre murió en la batalla luchando por defender a los suyos de la invasión... pasando Ödinn a tomar su cargo cuando todavía era algo joven, con tan sólo dieciséis años en una noche en que las desgracias no llegaron solas y en mitad de la lucha fue mordido por uno de sus enemigos; un licántropo lo alcanzó provocando que él sufriera su mismo destino.

Asumir la muerte de su padre además de su conversión a licántropo no fue fácil pero eso lo hizo más fuerte de lo que ya era, tras varios años finalmente se convirtió en el líder que todos necesitaban liderando además a los licántropos que había en su hogar formando una manada sólida, férrea y capaz de acabar con cualquier enemigo pues además todos eran guerreros. Ödinn se encargó de ocupar el lugar de su padre y desde entonces no ha fallado en su cometido protegiendo a los suyos, siendo el alfa de la manada continuando con la labor que un día hizo su padre, y su padre antes que este. Fue años más tarde cuando aquellos que adoraban a un solo dios, la Inquisición, apareció de nuevo pero esta vez mucho más crueles y despiadados de lo que un día fueron. Mataron no solo a su familia sino también a su mujer lo cual causó un gran impacto en él por haberlos fallado. Se juró que no descansaría hasta cumplir venganza y es lo que ha estado haciendo desde que se recompuso, pues había perdido todo. Sin embargo sabe que su misión realmente no consiste en proteger a su aldea sino restaurarla y vengar a aquellos que mataron a su padre, aun cuando ese camino pueda traerle grandes consecuencias.

Para ello debe de encontrar a los que como él podrán ayudarlo en su cometido y que han padecido lo mismo que él pues ha oído hablar que la Inquisición no solo atacó su aldea, sino otros muchos más lugares, por lo que espera encontrar a más gente como él que desee una compensación por el agravio sufrido.  Supo enterarse de quiénes atacaron su aldea y los persiguió a todos pero le faltaba uno, uno que no tardó en enterarse donde estaba y entonces viajar hasta la ciudad de Londres donde creyó encontrar al último de ellos, pues los otros ya los había matado. Lo cierto es que pese a que el parecido físico era el mismo... se percató que no era la misma persona; era su gemelo. Esto no lo supo hasta más tarde pues confundir a dos gemelos era algo bastante sencillo y fácil, Ödinn no lo pensó demasiado cuando en venganza mató a su padre el cual lo estaba defendiendo y después tomó a Zane en su forma de licántropo mordiéndolo, convirtiéndolo en lo mismo que era él. Sin embargo no fue lo único que dijo sino que además lanzó un mensaje para su gemelo «Dile que lo encontraré y acabaré con su existencia. Espero que le entregues un pequeño mensaje a tu gemelo» Y tras eso se marchó de allí para seguirle la pista a Xavier, algo que no fue fácil pues era como si hubiera desaparecido del mapa... pero Ödinn no se daría por vencido.

Varios años más tarde es por eso mismo que ahora se encuentra en la ciudad de París, donde ha oído hablar que hay muchos seres sobrenaturales que acuden allí por un motivo que se desconoce y espera encontrar aliados. No solo eso, también anda en busca de alianzas poderosas que ayude a la reconstrucción de su aldea o ciertos tratados con los que se pueda comercializar entre ambos lugares, pues es sabido que París es una ciudad avanzada de la que ellos mismos podrían sacar provecho. Arde en deseos de encontrarse con Inquisidores y sacar toda esa rabia que lleva dentro. Pero más importante de todo; es en la ciudad de París donde encontrará a Xavier Kovacs. La última pieza que conforme su puzle para cumplir su tan ansiada venganza... pero las cosas se complicarán más de lo que Ödinn pudiera siquiera llegar a imaginar.

• Conserva y siempre  lleva puesta el colgante que le regaló su padre tras su primera batalla; el martillo de Thor.
• Lleva ese mismo martillo tatuado en su espalda con dos cuervos sobrevolándolo, como si fueran los propios cuervos de Odín; Hugin y Munin, quienes lo acompañan siempre
• En su cuerpo aún se pueden apreciar algunas cicatrices que le quedaron como heridas de sus batallas, en sus brazos, su espalda y su pecho. Siempre las luce con orgullo cuando estas quedan a la vista.
• Se transforma en un lobo negro al que muchos han apodado “Fenrir”, en referencia al gran lobo causante en parte del Ragnarök en la mitología nórdica, por su similitud con la ferocidad que ambos poseen.
• Posee memoria eidética.