Franco Vitale | ID

→ Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.

→ Atributos: Garras afiladas, dentadura afiliada, rasgos lobunos (en su forma transformada) y longevidad.

→ Transformación: Habilidad de cambiar de forma humana a animal y viceversa. Cuando el licántropo está en su forma transformada aumenta un 50% su potencia física.

→ Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento; si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.

→ Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros licántropos cuando no están transformados e identificar a los vampiros gracias a su aura pálida y su característico olor.

→ Memoria fotográfica: Capacidad de recordar cosas oídas y vistas con un nivel de detalle perfecto. Las personas con esta habilidad no olvidan nunca escritos, sonidos, imágenes y los recuerdan mucho tiempo después como si lo hubieran escuchado/visto apenas unos días antes.

→ Mimetismo: La capacidad de confundirse con el entorno para protegerse o disimular su presencia.

→ Rastreo: Poder de rastrear la localización de un objeto o criatura. El personaje puede descubrir la situación de cualquier persona a la que conozca, donde quiera que esté el blanco en un radio de veinte kilómetros.

Francesco Emanuele Vitale, mejor conocido como Franco, es la oveja blanca en un rebaño donde todas las demás son negras.

Su padre, un segundo hijo que tuvo que hacerse con su propia fortuna, descarrió sus pasos involucrándose desde joven edad con mafiosos y otras clases de criminales, consiguiendo que su familia renegase de él. Años más tarde él haría lo mismo, al punto que su esposa e hijos no conocieron al resto de su familia hasta demasiados años después.

Siendo el primogénito, Franco fue criado con mayor dureza que sus hermanos menores. Se suponía que fuese el heredero, que debía continuar con el legado de violencia y crueldad que su padre inició. Y así lo hizo durante algunos años, demostrando tener mano firme y carencia de emociones a la hora de arrebatar una vida. A pesar de ello, en el momento en que se negó a seguir con aquella historia de sangre narrada por su progenitor, pasó rápidamente de ser un orgullo a una desgracia para el legado familiar.

Con solo 21 años, Franco dejó el nido y comenzó a viajar por el mundo. Descubrió una nueva pasión por la música, y se convirtió en violinista, siendo admirado por la rapidez y facilidad con que logró aprender y dominar el instrumento. Cuando muchos empezaban siendo solo críos y nunca lograban presentarse en un escenario, el joven Vitale lo consiguió en solo 2 años. Tal como su padre, aunque en un ámbito muy distinto, se hizo con su propio nombre y trazó su propio destino.

Tenía 25 años, ya era medianamente conocido en el continente, cuando recibió una carta de un Domenico Vitale, quien decía ser el hermano mayor de su padre, su tío, y quería conocerlo. Grande fue su sorpresa al descubrir todo lo que su padre había ocultado no solo de él, sino de toda su familia. Franco descubrió con aquel encuentro no solo el linaje real de los Vitale, también de dónde venían sus dotes artísticas. Encontró en sus tíos un tipo de familia que hasta el momento le era desconocida, una en la que no se lleva un marcador contando las veces que se ha cometido asesinato. Una familia que celebraba sus logros.

Un año más tarde, en un viaje a Francia durante el que planeaba pasar una temporada en París, llevando a cabo varios conciertos, fue atacado por un licántropo. Las heridas y la pérdida de sangre casi lo matan, de no ser porque fue llevado al hospital a tiempo no habría podido contarlo, pero las mordidas de la bestia que hasta entonces ni siquiera sabía que existía lo transformaron en lo mismo que ahora odiaba.

Su salvador, un sobrenatural de una raza diferente, lo ayudó durante un tiempo a acostumbrarse a su nueva naturaleza, le enseñó todo lo que debía saber para sobrevivir como licántropo en una sociedad que temía y despreciaba lo desconocido, también lo ayudó en las noches de luna llena, para evitar que hiciera daño a alguien durante su transformación. Una temporada se transformó en 2 largos años, tiempo que vivió en París mientras se acostumbraba a su recién adquirida condición, solo entonces pudo retomar su música y sus viajes.

Contaba ya con 29 años cuando, durante un viaje a Inglaterra, conoció a Imogen. Su familia, los Holmes, le ofrecieron hospedaje durante el tiempo que permaneciera en Londres. La atracción que sintió hacia la joven fue instantánea, el cariño creció rápidamente con los días y, antes de que se diera cuenta, se encontró a sí mismo amándola más de lo que amó a nadie en toda su vida. Ella le ofreció su cuerpo y su alma, y Franco no dudó en tomarlo, entregándose a ella de igual modo.

Sabía muy bien que se saltó algunos pasos en el cortejo, pero eso no quería decir que sus intenciones con ella no fueran honorables. Pensaba pedir su mano, casarse con ella, quería formar una familia con Imogen. Para su desgracia, fue informado de la muerte de su tío, alguien a quien amaba casi tanto como a ella, antes de que pudiese llevar a cabo la propuesta. Dejó una nota con la promesa de volver y partió con premura, con la esperanza de poder despedir al único padre que conocía.

Debió haberlo previsto, aun así, fue una sorpresa enterarse al llegar a Italia que su tío le heredó su título, tierras y fortuna, así como la responsabilidad. Por el cariño que le tenía a Domenico, y la súplica de su tía de que no permitiera que tal poder cayera en las manos de su padre, Franco no pudo negarse a tomar el cargo, así mismo, tampoco pudo partir a Londres en busca de la mujer que amaba con la premura que esperaba.

Su tía fue de gran ayuda a la hora de aprender de su nuevo rol, pero los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses. Antes de que se diera cuenta, un año había transcurrido. Cuando finalmente pudo viajar a Londres con intención de rogar su perdón y pedirle que fuese con él a Italia como su esposa, la encontró feliz junto a uno de sus viejos amigos, Christian, y un bebé que debía ser suyo. Su corazón se rompió ante la imagen de la feliz familia que pudo haber sido suya, y que perdió. No se atrevió a hablarle, ni siquiera a presentarse ante ella. Imogen logró superarlo, ya nada podía ofrecerle.

Se marchó de Londres para nunca volver, pensando que era lo mejor que podía haberle sucedido a su amada. A su lado, Imogen tendría que soportar el lado oscuro de su familia, de él mismo, era algo que no deseaba para ella.

Los siguientes años se concentró en ser el mejor Duque que pudiera ser, ahogándose en trabajo con el mero propósito de olvidarse de Imogen, pero sin importar cuánto lo intentó, nunca lo logró. No por completo. La recordaba especialmente cada vez que tocaba el violín, incluso si ahora solo lo hace para sí mismo, le trae memorias de una época en que se presentaba para su familia, pero realmente era para ella que lo hacía.

El tiempo ha pasado. Franco se ha asentado de nuevo en su país natal dejando de lado los conciertos y los viajes por el mundo. El último año su tía se ha empeñado en la idea de que debe casarse al fin, y traer al mundo un heredero. Después de tanto ignorar tan importante tarea para alguien que debe dejar un legado, finalmente decidió escuchar consejo, decisión que lo llevó a París junto a su tía política, francesa de nacimiento, quien tenía hermanos, primos y amigos con hijas en edad casadera para presentarle, sin esperar por un segundo que el destino iba a jugarle la peor de las partidas al ponerle de nuevo enfrente a su lejano primer amor.

Si bien es un hombre de muchas virtudes, también tiene muchas caras que sabe usar a su beneficio, incluyendo la inculcada por su padre. Misma que como Duque ha tenido que usar de nuevo para defenderse a sí mismo, incluso de su propia familia. Al enterarse que Domenico había muerto y su primogénito tomado su lugar, su padre no dudó en intentar manipularlo para su propio beneficio, creyéndolo débil por no seguir sus pasos, y encontrándose con una inesperada realidad. Incluso si tomó la decisión de llevar una vida diferente, una parte de Franco seguía siendo tan despiadada como él lo inculcó a ser, en especial cuando de defender lo que era suyo se trataba.

Su faceta más común, con la que la mayoría le conoce, es con la que se muestra más amigable. Es amable, respetuoso y educado, un caballero en toda regla. Nunca se le ve perder los estribos al enojarse; es más, rara vez se le ve enojado. Es paciente, espontáneo y divertido. Muchos dirían que es un coqueto nato, pero en realidad en muchas ocasiones ni siquiera es consciente del efecto que provoca en otras personas.

Tiene la errónea creencia de que su verdadero yo es digno heredero de su padre: frío, calculador, cruel, insensible. Cuando la verdad es que no es ninguno de los dos. No es el hombre capaz de matar solo por placer, pero tampoco la versión excesivamente amable al punto que le creen tonto y que es fácil aprovecharse de él. Su verdadero ser solo una persona la ha conocido, y esa es Imogen. Solo ella pudo ver en él el brillo inteligente en sus ojos a la vez que fue testigo de su fuerza a la hora de protegerla, solo ella pudo ver más allá de sus tristes melodías y darse cuenta que, en cierta medida, no era más que un alma atormentada.

→ Durante su vida, Franco ha sido muchas cosas. Fue criminal, fue asesino, fue músico, fue humano, fue licántropo, fue amante, fue Duque. Muchas cosas ha sido, algunas aún es, y otras más será en el futuro, esto le ha enseñado a aceptar el cambio. Más aún, que las apariencias engañan y que, humano o no, puede ser quien desee ser mostrando la parte de sí que le convenga en el momento.