Cadence Deschànel Chamilion

Cadence Deschanèl Chamilion



Aparenta unos 18 años, en realidad tiene más de cien... Unos 125



Vampira



De baja alcurnia, trabaja como prostituta



París, Francia



17-7-1693



Telepatía, pudiendo averiguar los pensamientos de otra persona.
Sentidos aumentados.
Agilidad y reflejos más desarrollados.

Spoiler:

De carácter fuerte y seguro, Cadence es una vampira de armas tomar. Ella sabe lo que quiere, cuándo lo quiere y cómo lo quiere, y jamás se detendrá hasta conseguir su anhelado objetivo. Cabezota y decidida, no acepta un no por respuesta. Es una pequeña rebelde sin causa, siempre busca el modo de llamar la atención y destacar entre los demás... No le gusta precisamente pasar desapercibida, dice que es demasiado aburrido.
Le gusta la novedad, descubrir nuevas cosas ya que en su larga vida de vampira no ha encontrado demasiadas cosas que le llamen la atención. Es misteriosa, poco dada a mostrar sus emociones o hablar algo sobre su vida... pero a la hora de la verdad, detesta que otra persona se haga la misteriosa con ella y le oculte según qué cosas.
Los planes forman una parte muy importante en su vida... para romperlos. Más de una vez ha intentado planear su día, y siempre ha terminado haciendo todo lo contrario a lo que figura en su lista... quizás esto sea como consecuencia de su rebeldía incontrolable. Es atrevida, pero también astuta. Aunque en muchas ocasiones prefiere arriesgarse, en otras le gusta caminar sobre seguro.
Morbosa, sensual y caliente, le encanta provocar a quienes están a su alrededor, sean hombres o mujeres, para obtener de ellos lo que realmente desea: líbido y sexo. Es apasionada, y una amante de primera cuando realmente quiere serlo.



Cadence no nació como vampiro, pero tampoco recuerda exactamente los detalles de su anterior vida. Su madre era una reconocida noble parisina, y su padre un hombre de negocios cuya empresa estaba en auge. Su vida era perfecta, como la de cualquier niña de familia adinerada... o al menos eso es lo que ella recuerda. Sus últimas memorias completamente claras, corresponden al día fatídico de su transformación. Ella iba de paseo por el mercado semanal, de la mano de su agradable madre cuya brillante sonrisa deslumbraba a quienes la miraban. De vez en cuando, a esa gran mujer le encantaba dar una vuelta entre las calles abarrotadas de la ciudad, observando todos los pequeños puestos.

Cadence no recuerda exactamente en qué momento soltó la mano de su progenitora, y se marchó corriendo tras un perrito sin collar, que se escabullía entre las piernas de los demás transeúntes. Pero su mente sigue guardando en algún recóndito lugar los gritos de su madre, llamándola desesperada. Poco a poco se fue alejando, llegando a las afueras de París. Allí fue donde tuvo el primer encuentro con su creador.

Era una figura negra, de anchos hombros y gabardina blanca. Al acercarse un poco más, la Cadence niña pudo vislumbrar un leve destello que resplandeció de forma tenue en los colmillos de su cazador. Y entonces se hizo la oscuridad, el dolor... y fue convertida. La teoría que podría explicar las inmensas lagunas que pueblan su mente, se basa en una especie de estado de shock, infundido por ese terrible episodio en el cual murió para volver a nacer después. Ella nunca se ha molestado en averiguar nada más.

Durante muchos años, odió a su creador por haberla sometido a tal injusticia. No sólo era una muerta viviente, sino que además estaba condenada a convivir con esa naturaleza durante toda una eternidad. Eso la aterraba... Pero poco a poco, su mente se fue abriendo. Comenzó a considerarse un ser superior, mejor que los humanos y que cualquier otro tipo de ser vivo. Ella era más rápida, fuerte... podía introducirse en la mente de los demás e incluso comunicarse por ella. Gracias a sus sentidos más desarrollados, comprendió que podía disfrutar del sexo de una forma más intensa que muchos otros seres... así que, rebelándose contra su naturaleza noble, se convirtió en prostituta del burdel.



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