Fortaleciéndome

Era una madrugada desesperante. Afortunadamente, la oscuridad y el silencio que había al caminar cerca de la catedral, me hacía sentir mejor a pesar de la sed que me albergaba y que esa noche había sido bastante difícil de calmar pues había sido muy difícil encontrar una fuente de alimento disponible, un alma que tal vez indefensa en medio de aquella fría madrugada pudiera ser el festín perfecto que calmara mi hambre, mi insaciable necesidad de saborear la fuente mas perfecta de alimento para mi cuerpo ausente totalmente de él.
Aún cuando me había resignado en cierta forma que en aquel momento sería casi imposible llenarme de ese fluido maravilloso, y caminaba pensativa en otros asuntos para tratar de distraerme de aquel pensamiento imperante que hacía parte de mi maldición eterna, pude divisar como a distancia de ocho metros lo que se asemejaba a una figura humana, y que me era confirmada por el aroma que en aquel momento se me hacía increíblemente insoportable. me acerqué con gran rapidez a ella dispuesta a no dar espera a ningún tipo de súplica que muchas veces escuchaba antes de tener que dejar a mi víctima casi inconsciente, pero algo que jamás había visto hizo que me detuviera a unos escazos centimetros de ella olvidando por unos instantes mi ansia de ella y mirando con asombro como aún al verme y reconocer quién yo era, no se inmutara y demostrara mas bien el deseo de ser absorbida con rapidez, como si ella misma se ofreciese, como si quisiera que la destrozase y exterminase su vida para siempre.
Me sorprendía. Nunca había visto a alguien que al verse cerca de la muerte no diese gritos de temor, de tormento, que no luchara por sobrevivir aunque supiera que cualquier cosa que hiciera fuese completamente inútil, jamás vi a alguien que al reconocerme se quedara tranquila, en el mismo lugar, y que aún, me mirase y me dijese con sus ojos que lo hiciera, que lo deseaba, que nada esperaba más que la ayudara a huir de la vida como si esta en vez de ser vital fuera un defecto inmundo que había que exterminar y que tal vez, yo era esa candidata perfecta que impediría que todo fuese un simple y desgraciado suicidio.
Creo que esta sería la primera vez que sentía el deseo de dirijirme a mi presa, ( y la llamaré presa esta vez, porque no sería mi víctima, ya que tal vez ella deseaba esta muerte más que yo el deseo de tomar de ella su fuente de vida.) y le pregunté con voz grave, deseas esto, tanto como yo, verdad? jamás pensé que encontraría a alguien sin temor a morir y deseoso que algo como esto le aconteciese como si más bien esta fuese una oportunidad maravillosa, en vez de una casualidad indeseableella, con esa misma mirada errante, como observando a lo lejos como si ya hubiese muerto, como si no desease tan siquiera pronunciar palabra, me contestó con voz ronca y baja: Termina ahora, esta es tu oportunidad perfecta, aprovecha esto ahora porque no habrá un mejor momento para que tu y yo seamos saciadas de nuestra propia necesidad. Sus ojos llenos ahora de lágrimas me observaban con ira, con odio como si más bien quisiera olvidarse para siempre de sus desgracias, como si odiase a alguien mas, como si..... Hazlo ahora! quiero olvidarlo todo, quiero olvidar para siempre el mundo maldito al que tuve que venir sin haberlo pedido sin haberlo deseado como todos los demás, mátame, sáciate o terminaré con esto de otra manera hablaba con ira, mientras abría rápidamente un frasco de veneno que había escondido bajo su vestido, lo llevó cerca de sus labios, pero pronto sus manos lo soltaron al mismo instante que emitía un fuerte pero corto gemido y pronto su cuerpo ausente totalmente de sangre, yacía abandonado en medio de la calle donde ella misma planeó morir. Tal vez todo fué muy rápido para lo que siempre acostumbraba hacer con mis víctimas pero mi ser estaba satisfecho y la calma invadía todo mi ser.
Era esta la noche en que también por primera vez pensaba en aquella madrugada acerca de mi última víctima y reconocía en ella el tipo de dolor que alguna vez yo también experimenté.