AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Visita al Burdel [Anne]
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Visita al Burdel [Anne]
Como bien cierto que era de saber, a los burdeles se los visitaba de noche, era un punto que yo tenía a favor teniendo las caracteríticas vampíricas que me daban rasgos pálidos, sobrehumanos y sobre todo, nocturnos. No me tenía que preocupar absolutamente de nada ya que iba a salir a dar un típico paseo nocturno a la 'maldita' luz de las farolas, unas luces que no ciertamente me molestaban, pero si me ponían de los nervios, ya que en la oscuridad de mi ataud, no entraba ni un solo rayo de luz por él. El salir a exponerme al sol era simplemente una osadía, pues moriría calcinado en cuestión de segundos, no sabía si llegaría a un minuto, pero tampoco iba a hacer la prueba, ni por asomo.
Por las calles de París iba caminando, y me paré en frente de un escaparate de una bodega de vinos. Me quedé mirando algunos, había vinos antigüisimos, y otros de crianza. Mi especialidad era poder saborear un buen Gran Reserva de lujo, ya que tenía dinero para poder permitírmelo. Mi vestimenta era de una camisa blanca, mi chaqueta negra de botones, zapatos negros y pantalones negros, tampoco olvidé haber salido con mi sombrero negro. Me encantaba la forma de vestir que tenía. Para ser un conde, era una forma de vestir un tanto vulgar aunque elegante a la vez, pero no lo suficiente como iría vestido alguien de la realeza. Pero me daba igual, podía vestir como me viniera en gana, podía hacerlo, y nadie me iba a criticar ni martirizar por ello, por lo que estaba absolutamente tranquilo por eso. Caminando y caminando, observé un cartel de madera y un edificio de unas pocas plantas. Me paré en frente, observando la instalación, era un burdel, un lugar en el que las señortias ofrecían sus servicios por dinero, me parecía una vulgaridad que una dama vendiera su cuerpo, pero si no tenían dinero ni trabajo, era totalmente comprensible. Aunque en el fondo, me daba pena el status en el que vivían, pero yo no podía hacer nada al respecto, o sí, pero no lo iba a hacer. Para qué... las chicas de una vida de burdel, con dinero, sería motivo de despilfarramiento, por lo que era innecesario. Igualmente y pensara lo que yo pensara, entré al local despacio y con paso firme.
Me acerqué a la barra donde estaban expuestas las bebidas, detrás de aquello a mi espalda, varios sofás de dos o tres plazas con hombres y mujeres ''conociéndose''. Yo me senté en una butaca de aquella barra y pedí una copa de vino, la cual bebí enseguida, pagando dicha consumición. Se me acercó una mujer de cierta edad directa a la que no se la podía evadir porque no daba tiempo, se colocó delante de mí y me habló -¿Qué se le ofrece caballero?- Preguntó la señora, suspuse que se refería a que si quería el servicio de alguna de sus chicas, por lo que contesté pasimónicamente -¿Y qué es lo que me puede ser ofrecido Madame?- Dije sacando un fajo de billetes bastante aparente. La Madame se quedó ensimismada y fué rápido escaleras arriba,supuse que iría a buscar a las chicas, y así era, me trajo una gran fila de chicas dispuestas a darme sus servicios. Volví a sacar el fajo de billetes para conocer las reacciones de las muchacha que se encontraban mirándome de manera picante, algunas, ni siquieran movían un solo músculo, parecían que lo único que querían eran salir adelante, y no el lucro del dinero que parecía que la mayoría de aquellas damas querían poseer cuando trabajaban.
Por las calles de París iba caminando, y me paré en frente de un escaparate de una bodega de vinos. Me quedé mirando algunos, había vinos antigüisimos, y otros de crianza. Mi especialidad era poder saborear un buen Gran Reserva de lujo, ya que tenía dinero para poder permitírmelo. Mi vestimenta era de una camisa blanca, mi chaqueta negra de botones, zapatos negros y pantalones negros, tampoco olvidé haber salido con mi sombrero negro. Me encantaba la forma de vestir que tenía. Para ser un conde, era una forma de vestir un tanto vulgar aunque elegante a la vez, pero no lo suficiente como iría vestido alguien de la realeza. Pero me daba igual, podía vestir como me viniera en gana, podía hacerlo, y nadie me iba a criticar ni martirizar por ello, por lo que estaba absolutamente tranquilo por eso. Caminando y caminando, observé un cartel de madera y un edificio de unas pocas plantas. Me paré en frente, observando la instalación, era un burdel, un lugar en el que las señortias ofrecían sus servicios por dinero, me parecía una vulgaridad que una dama vendiera su cuerpo, pero si no tenían dinero ni trabajo, era totalmente comprensible. Aunque en el fondo, me daba pena el status en el que vivían, pero yo no podía hacer nada al respecto, o sí, pero no lo iba a hacer. Para qué... las chicas de una vida de burdel, con dinero, sería motivo de despilfarramiento, por lo que era innecesario. Igualmente y pensara lo que yo pensara, entré al local despacio y con paso firme.
Me acerqué a la barra donde estaban expuestas las bebidas, detrás de aquello a mi espalda, varios sofás de dos o tres plazas con hombres y mujeres ''conociéndose''. Yo me senté en una butaca de aquella barra y pedí una copa de vino, la cual bebí enseguida, pagando dicha consumición. Se me acercó una mujer de cierta edad directa a la que no se la podía evadir porque no daba tiempo, se colocó delante de mí y me habló -¿Qué se le ofrece caballero?- Preguntó la señora, suspuse que se refería a que si quería el servicio de alguna de sus chicas, por lo que contesté pasimónicamente -¿Y qué es lo que me puede ser ofrecido Madame?- Dije sacando un fajo de billetes bastante aparente. La Madame se quedó ensimismada y fué rápido escaleras arriba,supuse que iría a buscar a las chicas, y así era, me trajo una gran fila de chicas dispuestas a darme sus servicios. Volví a sacar el fajo de billetes para conocer las reacciones de las muchacha que se encontraban mirándome de manera picante, algunas, ni siquieran movían un solo músculo, parecían que lo único que querían eran salir adelante, y no el lucro del dinero que parecía que la mayoría de aquellas damas querían poseer cuando trabajaban.
Ian Lancaster- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 26/02/2011
Edad : 32
Re: Visita al Burdel [Anne]
El día anterior lo había tenido libre ya que de vez en cuando en el burdel les daban un día para descansar, no fue para nada productivo ni mucho menos interesante y además le hubiese gustado pasarlo en su hogar junto a sus padres, pero sabía que era imposible. Caminó de acá para allá entre las calles de París observando los distintos carteles y tiendas que se presentaban, eran pocas las oportunidades en la cual la dejaban salir sola sin nadie cuidándola (o mejor dicho vigilándola) ya habían pasado 2 años donde ella no había intentado siquiera escapar ¿Quizá ya estaban confiando en ella?.
Al llegar de vuelta al burdel pasó a su habitación directo a dormir sabiendo que el otro día tenía que volver a la realidad, envuelta en la cama con hombres distintos, entregándoles falsa felicidad y satisfaciendo sus deseos sexuales, le gustara o no esa era su realidad. Durmió tranquila y sin pesadilla alguna escapándose de sus labios una sonrisa. Cuando despertó observó la habitación completa – Sigo acá…- Susurró sin ánimos ¿Su sueño? Había estado en su hogar con sus padres siendo todos muy felices, por un momento había creído que eso era cierto “maldito el momento donde abrí los ojos” pensó entristecida y suspirante. El día pasó sin altos ni bajos esperando la noche como todos los días en su trabajo, sin interés.
La noche llegó trayendo con ella a muchos hombres consigo, ella observaba por una pequeña ventana que daba hacia fuera del local notando como hombres en su mayoría entraban sin cesar, se dirigió a su habitación para prepararse para un nuevo día de trabajo, sus típicos peinados, sus típicos zapatos y típica ropa ¿algo cambiaba? Absolutamente no, ya eran 2 años y las noches no cambiaban llegando hombres y hombres buscando y pagando por ella para tener una noche de placer. Se miró al espejo antes de salir sonriente sin siquiera saber ella la razón ¿Acaso ya se había acostumbrado a su vida?.
Estaba sentada en una sala central compartiendo con más compañeras, todas esperando que algún cliente las pidiera para hacer su trabajo, se escuchó como subían las escaleras de manera rápida atrayendo la atención de Annette y miró de reojo hacia ellas sonriente al ver que era su jefa, estaba muy emocionada, demasiado, haciendo solo gestos con las manos - ¿Se encuentra bien? - preguntó enarcando una ceja y es que verla tan emocionada era difícil en estos días. Ella simplemente miró a Annette suspirando para poder explicarles - Señoritas, al parecer hoy es el día de suerte de una, o quizá varias, de ustedes - ¿De varias había dicho? Todas comenzaban a mirarse las unas a las otras sin entender absolutamente nada pero ninguna se atrevía a interrumpirla - Así que ahora todas ustedes me acompañarán - Nadie pudo decir nada y solo se apresuraron a bajar las escaleras.
Una vez abajo vieron a un hombre bien parecido, por no decir guapo, todas seguían mirándose de reojo y en silencio al menos hasta que aquél desconocido sacó un gran fajo de dinero ante ellas ¿Acaso quería pagar tanto por una buena noche de sexo? Todas comenzaron a alarmarse hablando unas con otras emocionadas mientras que Annette miró los billetes y luego observó al caballero que los mostraba ¿Por qué gastar tanto dinero en algo tan banal? Suspiró bajando la mirada desinteresada mientras escuchaba muchos susurros y risitas en su alrededor intentando todas ser las elegidas ¿Qué podía hacer con tanto dinero? De seguro se iría de inmediato a llevárselos a sus padres, solo por eso seguía donde estaba y por los guardias que la vigilaban.
Al llegar de vuelta al burdel pasó a su habitación directo a dormir sabiendo que el otro día tenía que volver a la realidad, envuelta en la cama con hombres distintos, entregándoles falsa felicidad y satisfaciendo sus deseos sexuales, le gustara o no esa era su realidad. Durmió tranquila y sin pesadilla alguna escapándose de sus labios una sonrisa. Cuando despertó observó la habitación completa – Sigo acá…- Susurró sin ánimos ¿Su sueño? Había estado en su hogar con sus padres siendo todos muy felices, por un momento había creído que eso era cierto “maldito el momento donde abrí los ojos” pensó entristecida y suspirante. El día pasó sin altos ni bajos esperando la noche como todos los días en su trabajo, sin interés.
La noche llegó trayendo con ella a muchos hombres consigo, ella observaba por una pequeña ventana que daba hacia fuera del local notando como hombres en su mayoría entraban sin cesar, se dirigió a su habitación para prepararse para un nuevo día de trabajo, sus típicos peinados, sus típicos zapatos y típica ropa ¿algo cambiaba? Absolutamente no, ya eran 2 años y las noches no cambiaban llegando hombres y hombres buscando y pagando por ella para tener una noche de placer. Se miró al espejo antes de salir sonriente sin siquiera saber ella la razón ¿Acaso ya se había acostumbrado a su vida?.
Estaba sentada en una sala central compartiendo con más compañeras, todas esperando que algún cliente las pidiera para hacer su trabajo, se escuchó como subían las escaleras de manera rápida atrayendo la atención de Annette y miró de reojo hacia ellas sonriente al ver que era su jefa, estaba muy emocionada, demasiado, haciendo solo gestos con las manos - ¿Se encuentra bien? - preguntó enarcando una ceja y es que verla tan emocionada era difícil en estos días. Ella simplemente miró a Annette suspirando para poder explicarles - Señoritas, al parecer hoy es el día de suerte de una, o quizá varias, de ustedes - ¿De varias había dicho? Todas comenzaban a mirarse las unas a las otras sin entender absolutamente nada pero ninguna se atrevía a interrumpirla - Así que ahora todas ustedes me acompañarán - Nadie pudo decir nada y solo se apresuraron a bajar las escaleras.
Una vez abajo vieron a un hombre bien parecido, por no decir guapo, todas seguían mirándose de reojo y en silencio al menos hasta que aquél desconocido sacó un gran fajo de dinero ante ellas ¿Acaso quería pagar tanto por una buena noche de sexo? Todas comenzaron a alarmarse hablando unas con otras emocionadas mientras que Annette miró los billetes y luego observó al caballero que los mostraba ¿Por qué gastar tanto dinero en algo tan banal? Suspiró bajando la mirada desinteresada mientras escuchaba muchos susurros y risitas en su alrededor intentando todas ser las elegidas ¿Qué podía hacer con tanto dinero? De seguro se iría de inmediato a llevárselos a sus padres, solo por eso seguía donde estaba y por los guardias que la vigilaban.
Annette Lagarde- Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 10/02/2011
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Re: Visita al Burdel [Anne]
Como bien ya había notado aquella noche, se disponía a ser la primera vez que pediría los servicios de una mujer de compañía, lo que no sabían aquellas mujeres, era que yo no quería realizar ningún acto sexual, además, de que era virgen. Era virgen, sí, puesto a que jamás tuve tiempo de estar con ninguna mujer ya que con 4 años mataron a mis padres, viví hasta los 20 en un cuarto de basuras, matando a los vampiros que me habían convertido en un mounstruo inmortal, viajando a Escocia y con ello, trabajando duro como empleado del hogar y siendo el fiel consejero del Rey, haciéndome nombrar Conde del país, 3 meses después de aquello, me veía viajando a Francia, y como primera semana, me estaba encontrando en un burdel para pedir los servicios de una muchacha. Me giré sobre mi mísmo para pedir otra copa pagándola en el acto, me giré de nuevo para mirar a las muchachas de nuevo, con el fajo de billetes encima de la mesa, volviendo a ver las actuaciones de éstas, viendo como entre ellas murmuraban, sonreía y alzaban la voz de vez en cuando, mis sentidos de vampiro hacían que escuchara cualquier cosa a esa distancia, por lo que no estaba para nada contento con aquella situación, todas las mujeres buscaban dinero, algunas sexo a la vez que dinero, supuse que otras chicas, tan solo lo hicieran porque no podían hacer otra cosa por ser de clase social baja. La mayoría de las cortesanas, tenían ese trabajo por eso mismo, porque no tenían dinero, por abandono de sus padres, o simplemente, por placer y ánimo de lucro. No podía creer lo que estaba viendo, ninguna merecía la pena, hasta que pude observar a una muchacha que parecía tímida, y no siquiera eso, si no que no comentaba ni murmuraba con sus otras compañeras, solo miraba el fajo y de vez en cuando, me miraba a mí, noté como bajó la mirada. Dentro de mí, sentía que ella era la que merecería aunque tan solo fuera un franco. Me levanté de la silla terminándome la bebida que había pedido, señalando a la chica y realizando un ademán de que viniera hacia mí. Mientras tanto, cogí el fajo de billetes y me lo guardé, dejando unos pocos billetes en mi mano, acercándome a la Madame (Jefa) -Disculpe mi descortesía, pero me gustaría llevar a la chica a las afueras de éste antro- Ya la muchacha, había caminado hacia mí y podía escuchar lo que estaba diciéndole a su Madame. Cogí los pocos billetes y los coloqué en la mano de la Madame, como si de un soborno fuera. Tan solo quería el permiso para llevármela fuera de ese lugar tan... sucio y lleno de malas acciones sin sentimientos. -La traeré de vuelta, lo prometo- Me quité el sombrero para reverenciar a la Madame, ésta, aceptó la oferta advirtiéndome de que la trajera, o de lo contrario lo iba a lamentar, yo por lo tanto, asentí con la cabeza, Miré a la muchacha -¿Preparada Mylady?- Dije con total cortesía hacia la muchacha que realizaba labores de oficio, poniendo el brazo encorbado para que ésta, lo sujetara para irnos afuera.
Ian Lancaster- Vampiro/Realeza
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Re: Visita al Burdel [Anne]
Y Annette seguía ahí parada con su cabeza baja ¿Pero por qué la tenía baja? Si bien en la cama podía llegar a ser una fiera muchos aspectos en su vida habían confabulado para que en esas situaciones volviera la “Annie” dulce, tierna e inocente que había sido alguna vez. No creía ser la indicada ya que si se ponía a comparar muchas llevaban más años o eran más guapas y voluptuosas y para tan grande cantidad de dinero de seguro iba a querer cosas exclusivas, o al menos eso creía ella.
Cerró sus ojos por unos segundos, quizá minutos, suspirando y pensativa mientras seguía escuchando a sus compañeras murmurando de lo que posiblemente quería el cliente ¿Por qué lo daban por hecho? No lo entendía y parecía que algo así jamás iba a caber en su cabeza aunque eran cosas que ya iba aceptando y comprendiendo porque al final hacía 2 años ya que las conocía.
De reojo observó como el “cliente” se ponía de pié y hacía un ademán para que se le acercara quedando con los ojos abiertos ¿realmente la había escogido? ¿¡A ella!? No titubeó demasiado para acercársele y ponerse a su lado con una gran sonrisa, no tenía idea que pasaría ahora pero ya estaba acostumbrada al “misterio”. Escuchó como le decía a la “jefa” que quería sacarla y no pudo evitar tragar saliva un tanto nerviosa ¿Qué era lo que quería? Y luego la madame se acercó solo para decirle que se cuidara y que cumpliera todo lo que él quisiera a la perfección, al escucharlo le dediqué una gran sonrisa mientras tomaba su brazo - Siempre estoy lista - comentó sonriente saliendo del burdel caminando por las calles parisinas - Disculpe mi pregunta pero… - Dudó unos momentos antes de preguntarle – ¿Dónde vamos exactamente? – sus ojos miraban las calles y la poca gente que caminaba por esos lugares a esas horas.
Cerró sus ojos por unos segundos, quizá minutos, suspirando y pensativa mientras seguía escuchando a sus compañeras murmurando de lo que posiblemente quería el cliente ¿Por qué lo daban por hecho? No lo entendía y parecía que algo así jamás iba a caber en su cabeza aunque eran cosas que ya iba aceptando y comprendiendo porque al final hacía 2 años ya que las conocía.
De reojo observó como el “cliente” se ponía de pié y hacía un ademán para que se le acercara quedando con los ojos abiertos ¿realmente la había escogido? ¿¡A ella!? No titubeó demasiado para acercársele y ponerse a su lado con una gran sonrisa, no tenía idea que pasaría ahora pero ya estaba acostumbrada al “misterio”. Escuchó como le decía a la “jefa” que quería sacarla y no pudo evitar tragar saliva un tanto nerviosa ¿Qué era lo que quería? Y luego la madame se acercó solo para decirle que se cuidara y que cumpliera todo lo que él quisiera a la perfección, al escucharlo le dediqué una gran sonrisa mientras tomaba su brazo - Siempre estoy lista - comentó sonriente saliendo del burdel caminando por las calles parisinas - Disculpe mi pregunta pero… - Dudó unos momentos antes de preguntarle – ¿Dónde vamos exactamente? – sus ojos miraban las calles y la poca gente que caminaba por esos lugares a esas horas.
Annette Lagarde- Mensajes : 45
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Re: Visita al Burdel [Anne]
La Madame ya había aceptado y la muchacha estaba a mi lado escuchando la conversación que ambos estábamos teniendo. Sinceramente, mi mente no sabía el porque estaba pidiendo los servicios de una mujer de compañía, pero en el fondo, lo único que quería, era despilfarrar el dinero, pero no despilfarrarlo de cualquier manera, era la primera vez que quería ayudar a alguien que de verdad, quería algo mejor de su vida. Por lo que me adelanté a salir del establecimiento una brisa acarició mi rostro atrayéndome el aroma del perfume de mi acompañante, cerré los ojos durante unos segundos y volví a mi mundo, mi mundo en estos momentos, era caminar por las calles del brazo de una linda dama, que a pesar de su trabajo, supuse que no querría tener la vida que tenía, por mucho dinero y amigas que eso diera, no era vida. Doblando una esquina, una carroza con caballos estaba parado, era la carroza en la que había venido, habiendole dicho al conductor que esperara unos minutos, que sería recompensado por su espera, y así fué, por lo que le dí 500 Francos, que era la moneda internacional francesa en esos momentos. Ambos subimos a la carroza y comenzó nuestro paseo, miré a la chica escuchar su pregunta, que me hizo sonreir. -Iremos donde usted quiera Mylady- Sonreí mientras miraba por la ventanita de la carroza. A pesar de haber pedido los servicios de una chica, no perdia la cortesía de ir a donde dicha muchacha quisiera ir, ya que yo correria con todos los gastos de la noche -Conozco una feria fabulosa fuera de la capital, si usted quisiera, podríamos pasarlo bien hallá- Dije con una ceja levantada y con una media sonrisa. Segundos después recordé que no me había presentado -Disculpe mi descortesía bella dama, mi nombre es Ian- Dije sujetando la mano de ésta y besando su dorso cordialmente. Jamás había perdido mi caballerosidad, y era algo que esperaba no perder nunca, en muchos años.
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Off: Siento que haya sido tan pequeño
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Off: Siento que haya sido tan pequeño
Ian Lancaster- Vampiro/Realeza
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Re: Visita al Burdel [Anne]
Perdón perdón perdón...me demoré mucho >.< y no importa lo corto!
Iban caminando a paso lento por las calles de París ¿de verdad eso estaba sucediendo? aquél cliente le ocasionaba algo extraño ¿Acaso no iba a buscar sexo como todos? era difícil pensar en ello ya que si no fuera así ¿Por qué razón iría al burdel a buscar compañía? agitó levemente su cabeza para quitarse todas aquellas interrogantes, lo mejor era ver que pasaba ahora y qué era lo que realmente él quería.
Al doblar en una esquina Annette se dio cuenta del carruaje que los esperaba, suspiró impresionada para no ser tan evidente "Quizá quiera en su mansión" pensó mordiéndose el labio inferior y es que la duda comenzaba a matarla. Al subir al carruaje escuché por fin la respuesta "¿Donde yo quiera?" sus ojos estaban pendientes de los de él, que lamentablemente miraban por la ventana. Ladeé mi cabeza y luego sonreí ampliamente - ¡Me encantaría ir! hace mucho...- bajó su mirada y comenzó a jugar con sus manos, nerviosa - Hace mucho que no voy a un lugar así...usted sabe - Se encogió de hombros para quitarle importancia, se sonrojó al oír lo de bella dama, dejó tomar su mano y lo miró sonriente - Mi nombre es Annette...para servirle - dijo mirándole a los ojos como agradecida - ¿Puedo preguntarle que es lo que quiere de mi...esta noche?
Iban caminando a paso lento por las calles de París ¿de verdad eso estaba sucediendo? aquél cliente le ocasionaba algo extraño ¿Acaso no iba a buscar sexo como todos? era difícil pensar en ello ya que si no fuera así ¿Por qué razón iría al burdel a buscar compañía? agitó levemente su cabeza para quitarse todas aquellas interrogantes, lo mejor era ver que pasaba ahora y qué era lo que realmente él quería.
Al doblar en una esquina Annette se dio cuenta del carruaje que los esperaba, suspiró impresionada para no ser tan evidente "Quizá quiera en su mansión" pensó mordiéndose el labio inferior y es que la duda comenzaba a matarla. Al subir al carruaje escuché por fin la respuesta "¿Donde yo quiera?" sus ojos estaban pendientes de los de él, que lamentablemente miraban por la ventana. Ladeé mi cabeza y luego sonreí ampliamente - ¡Me encantaría ir! hace mucho...- bajó su mirada y comenzó a jugar con sus manos, nerviosa - Hace mucho que no voy a un lugar así...usted sabe - Se encogió de hombros para quitarle importancia, se sonrojó al oír lo de bella dama, dejó tomar su mano y lo miró sonriente - Mi nombre es Annette...para servirle - dijo mirándole a los ojos como agradecida - ¿Puedo preguntarle que es lo que quiere de mi...esta noche?
Annette Lagarde- Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 10/02/2011
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Re: Visita al Burdel [Anne]
El vampiro sonrió al escuchar que su petición e invitación a la feria había sido aceptada, por lo que éste le dedicó una sonrisa de satisfacción. Aún en los pensamientos pasaban mil y una cosas, como el porqué quería ayudar a una desconocida a salir adelante, quizás, tenía que comenzar a hacer cosas nuevas, y al parecer era ayudar a alguien que de verdad lo necesitase. Escuchó su nombre al cual sonrió -Es un verdadero honor Mademoiselle Annette- Dijo guiñando un ojo. Éste se arrascó la nuca unos segundos, y volvió a mirar de nuevo por la ventana, había sido un largo camino, pero al final habían llegado a una gran feria, con noria, tio vivo, y aquellas típicas cosas que tenían aquellos eventos, como los puestos de comida, los concursos, tómbolas, pruebas para obtener premios, un sin fin de cosas. El carruaje al final frenó dejándoles al lado de la feria, el chico bajó primero acomodándose su camisa y sombrero y tendió su mano para que la dama bajara con cuidado de no hacerse daño, ya que aquellas carrozas estaban un tanto altas para bajar, y era algo peligroso.
Éste miró a la chica cuando ambos comenzaron a caminar hacia la feria, sonrió al escuchar su pregunta éste sonrió de nuevo mirándola a los ojos -Verá, pensé que sería buena idea, alguna chica que no fuera tan codiciosa y tan interesada por el dinero. Lo que quiero hacer es... que por mucho más de lo que cualquier hombre pueda ofrecer por usted por una noche, no tenga que hacer lo que acostumbra, no con ésto quiero decir que ningún hombre pueda ofrecer una buena cantidad por sus servicios, que estoy completamente seguro de que sí, pero lo que quiero es que sea una noche diferente al resto, lo que quiero, es sacar una sonrisa sincera- Dijo el vampiro con una sonrisa en su rostro mientras llegaban al puesto de algodón de azúcar -¿Le apetece?- Dijo señalando uno de ellos.
Éste miró a la chica cuando ambos comenzaron a caminar hacia la feria, sonrió al escuchar su pregunta éste sonrió de nuevo mirándola a los ojos -Verá, pensé que sería buena idea, alguna chica que no fuera tan codiciosa y tan interesada por el dinero. Lo que quiero hacer es... que por mucho más de lo que cualquier hombre pueda ofrecer por usted por una noche, no tenga que hacer lo que acostumbra, no con ésto quiero decir que ningún hombre pueda ofrecer una buena cantidad por sus servicios, que estoy completamente seguro de que sí, pero lo que quiero es que sea una noche diferente al resto, lo que quiero, es sacar una sonrisa sincera- Dijo el vampiro con una sonrisa en su rostro mientras llegaban al puesto de algodón de azúcar -¿Le apetece?- Dijo señalando uno de ellos.
Ian Lancaster- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 26/02/2011
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Re: Visita al Burdel [Anne]
Todo aquello era tan extraño ¿Por qué un desconocido estaría tan preocupado de ayudar a otra desconocida? Tal vez y esa noche si sería muy MUY distinta a muchas noches anteriores, donde todo era cama, sábanas, cuerpos calientes y palabras sexy para calentar al cliente ¿Es que en verdad existían esas clases de hombres que solo se preocupaban de pasar una buena noche y sin sexo? Si se lo hubieran contado no lo creería, pero lo estaba viviendo y viendo con sus propios ojos.
Sintió sus mejillas sonrojadas cuando le guiñó el ojo, no sabía muy bien el por qué se sonrojaba ya que después de todo no era el primer hombre con el que había estado, pero si quizá uno de pocos que la trataban diferente. El camino había sido un poco agotador pero cuando observó por la ventana todo lo que esperaba no pudo pensar otra cosa que todo el tiempo había valido la pena, podía sentirse otra vez como una niña pequeña.
Cuando frenó por fin el carruaje se sentía emocionada y ya no aguantaba las ganas por recorrer toda la feria, solo tenía una gran sonrisa en sus labios por no querer ser demasiado evidente, bajó primero Ian y luego la ayudó a bajar tomando sus manos, hizo un gesto con la cabeza agradecida. Lo miró a los ojos sonriente cuando él le habló, prestando mucha atención ¿De verdad todo esto le estaba pasando a ella? ¿Acaso era un sueño? No se podía preguntar otra cosa mientras lo escuchaba hablar ¿Una risa sincera? Caminó junto a él hasta llegar a los algodones de azucar – Me encantaría…muchas gracias, yo…- Sintió como las lagrimas querían traicionarla y cerró los ojos apretándolos y luego pasando su mano por ellos, para intentar disimular – No sabe lo que significa esto para mi…- Se dio vuelta para mirar los algodones de azucar - ¿No será esto un sueño? – Comentó sonriente, con sus ojos cristalinos por culpa de las lágrimas de de nuevo amenazaban con escapar.
Sintió sus mejillas sonrojadas cuando le guiñó el ojo, no sabía muy bien el por qué se sonrojaba ya que después de todo no era el primer hombre con el que había estado, pero si quizá uno de pocos que la trataban diferente. El camino había sido un poco agotador pero cuando observó por la ventana todo lo que esperaba no pudo pensar otra cosa que todo el tiempo había valido la pena, podía sentirse otra vez como una niña pequeña.
Cuando frenó por fin el carruaje se sentía emocionada y ya no aguantaba las ganas por recorrer toda la feria, solo tenía una gran sonrisa en sus labios por no querer ser demasiado evidente, bajó primero Ian y luego la ayudó a bajar tomando sus manos, hizo un gesto con la cabeza agradecida. Lo miró a los ojos sonriente cuando él le habló, prestando mucha atención ¿De verdad todo esto le estaba pasando a ella? ¿Acaso era un sueño? No se podía preguntar otra cosa mientras lo escuchaba hablar ¿Una risa sincera? Caminó junto a él hasta llegar a los algodones de azucar – Me encantaría…muchas gracias, yo…- Sintió como las lagrimas querían traicionarla y cerró los ojos apretándolos y luego pasando su mano por ellos, para intentar disimular – No sabe lo que significa esto para mi…- Se dio vuelta para mirar los algodones de azucar - ¿No será esto un sueño? – Comentó sonriente, con sus ojos cristalinos por culpa de las lágrimas de de nuevo amenazaban con escapar.
Última edición por Annette Lagarde el Sáb Mar 19, 2011 2:33 pm, editado 1 vez
Annette Lagarde- Mensajes : 45
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Re: Visita al Burdel [Anne]
La feria estaba llena de gente, luces, movimiento, risas, sonrisas, niños perdidos, lo que de verdad era una feria. El vampiro no dejaba de sonreir, algo extraño en él ya que era una persona que se agobiaba rodeado de tanta gente, pero ese día, le había restado importancia a todas aquellas cosas. Mientras tanto ambos estaban junto al puesto de algodones de azúcar y manzanas caramelizadas. Todo le parecía maravilloso al moreno de ojos claros. Éste pagó un par de algodones de azúcar bien grandes, por lo que el chico pagó lo correspondido y comenzaron a caminar de nuevo para pasear por aquella feria. El vampiro sintió como a ella parecía alegrarla tanto que podía soltar incluso lágrimas, mientras que el no dejaba de sonreir. Probó el algodón, pero no sabía a nada, pero tampoco quería darla sospechas de mi ser, podría hacerla temer de aquello, ella podría sospecharlo, pero solo serían sospechas, y aunque ella se lo preguntara, éste lo afirmaría, lo mas importante para él era la sinceridad. Mientras tantos máquinas electrónicas se movían sin parar al unísono de la música, éste la miró y sonrió -No hay de que, es un placer para mí, hacer que sea una noche especial y diferente- Dijo con una sonrisa, después soltó una pequeña risa -Y no, no es un sueño, por eso no temas- Dijo sonriendo, después pensó en hacerlas algunas preguntas sobre ella, éste realizó una mueca y comenzó -Dime... ¿Porqué una persona como tú, tan dulce, tan... diferente, está en un lugar como un burdel? No lo entiendo- Dijo con una ceja alzada, podía ser codiciosa solo que lo habría disimulado bien, o podía ser una persona humilde y trabajadora, que no tuviera mas remedio que hacer tal cosa.
Ian Lancaster- Vampiro/Realeza
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Re: Visita al Burdel [Anne]
Todo tan lleno de luces y de gente sonriente, era como si todos los que estaban ahí olvidaran sus problemas aunque fuese solo esa noche, había alegría, risa y felicidad por todos lados. Eso pasaba con Annette comenzaba a olvidarse del burdel llegando a tener un pequeño flashbacks sobre su pasado, si había estado ahí antes y con un amigo muy querido pero ya que no veía hace años.
Ian pagó por los algodones más grandes y ella sacudió la cabeza en un intento de volver a la realidad, se quedó mirando los algodones con una gran sonrisa ya que desde pequeña no había probado uno. Esperó que Ian estuviera a su lado para empezar a caminar de nuevo, iba sacando un poco con la mano porque ante todo tenía que verse siempre “señorita” o al menos era lo que siempre le repetían en el burdel.
Había una máquina que de niña siempre le había llamado la atención pero jamás sintió el valor suficiente como para subirse, la ruleta rusa, siempre tan llena de colores y tan alta…siempre terminaba por llamarle la atención. Estaba con su vista fija en la ruleta cuando escuchó su voz, por lo que se volteó hacia él sonriente – Qué bien que no es un sueño, sería decepcionante si así fuera…- luego de hablar sacó un poco más de algodón de azúcar, que por cierto estaba delicioso.
Su sonrisa se esfumó por unos segundos al escuchar su pregunta y no era porque le molestara que le preguntara sino que simplemente no le gustaba recordar su llegada al burdel, aclaró su garganta antes de hablar y luego lo miró a los ojos decidida – Bueno…no es una historia fácil de contar monsieur – mantenía su vista en él y ahora esbozaba una sonrisa – Jamás he sido de clase alta o algo así pero mi familia siempre fue esforzada…un día me ofrecieron un trabajo de buena paga y no me contaron demasiado de qué trataba, pero tenía que ayudar a mi familia…- Hizo una pausa como para intentar darse valor – Cuando fui a ver de qué trataba varios hombres me tomaron y me encerraron por un tiempo, diciendo que si no me quedaba trabajando como cortesana me iban a matar…- Soltó un gran suspiro y miró su algodón de azúcar – Comprenderá que no podía dejar de ayudar a mi familia…cada vez que me pagan mando dinero a mis padres que no veo hace dos años…- se encogió de hombros como para quitarle importancia y sonrió otra vez comiendo directamente del algodón de azúcar sin notar que su boca comenzaba a quedar toda manchada.
Ian pagó por los algodones más grandes y ella sacudió la cabeza en un intento de volver a la realidad, se quedó mirando los algodones con una gran sonrisa ya que desde pequeña no había probado uno. Esperó que Ian estuviera a su lado para empezar a caminar de nuevo, iba sacando un poco con la mano porque ante todo tenía que verse siempre “señorita” o al menos era lo que siempre le repetían en el burdel.
Había una máquina que de niña siempre le había llamado la atención pero jamás sintió el valor suficiente como para subirse, la ruleta rusa, siempre tan llena de colores y tan alta…siempre terminaba por llamarle la atención. Estaba con su vista fija en la ruleta cuando escuchó su voz, por lo que se volteó hacia él sonriente – Qué bien que no es un sueño, sería decepcionante si así fuera…- luego de hablar sacó un poco más de algodón de azúcar, que por cierto estaba delicioso.
Su sonrisa se esfumó por unos segundos al escuchar su pregunta y no era porque le molestara que le preguntara sino que simplemente no le gustaba recordar su llegada al burdel, aclaró su garganta antes de hablar y luego lo miró a los ojos decidida – Bueno…no es una historia fácil de contar monsieur – mantenía su vista en él y ahora esbozaba una sonrisa – Jamás he sido de clase alta o algo así pero mi familia siempre fue esforzada…un día me ofrecieron un trabajo de buena paga y no me contaron demasiado de qué trataba, pero tenía que ayudar a mi familia…- Hizo una pausa como para intentar darse valor – Cuando fui a ver de qué trataba varios hombres me tomaron y me encerraron por un tiempo, diciendo que si no me quedaba trabajando como cortesana me iban a matar…- Soltó un gran suspiro y miró su algodón de azúcar – Comprenderá que no podía dejar de ayudar a mi familia…cada vez que me pagan mando dinero a mis padres que no veo hace dos años…- se encogió de hombros como para quitarle importancia y sonrió otra vez comiendo directamente del algodón de azúcar sin notar que su boca comenzaba a quedar toda manchada.
Annette Lagarde- Mensajes : 45
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Re: Visita al Burdel [Anne]
La noche era genial, era una de esas noches de recordar todo lo que había sucedido durante tantos años de existencia, la vida que se había pasado, y la vida que aún estaba por llegar. Ian observó como la chica disfrutaba con aquella noche desde hacía ya mucho tiempo, el vampiro se sentía conforme, sobre todo después de escuchar toda su historia. Quedó petrificado, la habían secuestrado y la habían amenazado con matarla si no trabajara de cortesana, no podía creerlo, realmente, no podía. Cerró el puño con fuerza, mientras miraba al horizonte sin rumbo fijo ensimismado pensando en lo que había pasado por todo. El vampiro también comenzó a pensar en lo que él había pasado, con 3 años, sus padres muertos, encerrado como esclavo de vampiros durante 17 años, hasta ser convertido en uno... Perdiendo el control deshaciéndose de la gente que le había arrebatado la vida. Éste sonrió y la miró, cogió su algodón y se lo terminó rápidamente, y aunque ella tuviera aún el suyo a medio terminar, el colmillos se atrevió a coger su mano poniéndose frente a ella -Es realmente admirable que tenga usted que hacer ésto para sacar a su familia adelante, en serio- Dijo con una sonrisa. Mientras tanto, él miraba como la muchacha también observaba la ruleta rusa, por lo que sonrió -¿Le apetece montar?- Dijo guiñándola un ojo de nuevo mientras aún sin querer, la tenía sujeta de la mano.
Ian Lancaster- Vampiro/Realeza
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Re: Visita al Burdel [Anne]
Esa noche Annette estaba segura de que estaría agradecida de aquél “cliente” por el resto de su vida, pronto cerró sus ojos perdiéndose por unos minutos ¿Cuándo había realmente hecho el amor? Jamás, solo conocía el maldito sexo por culpa de sus secuestradores. Jamás había esperado tener un futuro así y hasta prefería estar muerta antes que pensarlo, pero las cosas ahora habían cambiado.
Se fijó en su acompañante mirándolo con cuidado, de seguro era una gran persona, ¡tenía que serlo! No cualquiera iría a un burdel solo para darle una noche distinta a una simple cortesana ya que eso era o así se sentía, como una simple cortesana. Fue distraída cuando sintió la fría mano de el tomando la de ella, lo miró a los ojos sonriente – No todos lo ven así, hay quienes siquiera lo entienden - comentó susurrante, sus mejillas se habían sonrojado ante tal contacto y bajó su mirada avergonzada.
Al escuchar su pregunta lo volvió a mirar con sus mejillas aún algo sonrojadas y asintió sonriente – Me encantaría, jamás he subido a una!! - en su voz se notaba la evidente emoción y luego observó sus manos aún tomadas, no quería sonrojarse de nuevo ya que sentía que se vería patética pero no lo pudo evitar, lo miro a los ojos de manera fugaz y le besó la mejilla solo susurrando un “gracias” y aprovechando que estaban tomados de la mano comenzó a caminar hacia la ruleta rusa.
Se fijó en su acompañante mirándolo con cuidado, de seguro era una gran persona, ¡tenía que serlo! No cualquiera iría a un burdel solo para darle una noche distinta a una simple cortesana ya que eso era o así se sentía, como una simple cortesana. Fue distraída cuando sintió la fría mano de el tomando la de ella, lo miró a los ojos sonriente – No todos lo ven así, hay quienes siquiera lo entienden - comentó susurrante, sus mejillas se habían sonrojado ante tal contacto y bajó su mirada avergonzada.
Al escuchar su pregunta lo volvió a mirar con sus mejillas aún algo sonrojadas y asintió sonriente – Me encantaría, jamás he subido a una!! - en su voz se notaba la evidente emoción y luego observó sus manos aún tomadas, no quería sonrojarse de nuevo ya que sentía que se vería patética pero no lo pudo evitar, lo miro a los ojos de manera fugaz y le besó la mejilla solo susurrando un “gracias” y aprovechando que estaban tomados de la mano comenzó a caminar hacia la ruleta rusa.
Annette Lagarde- Mensajes : 45
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Re: Visita al Burdel [Anne]
El vampiro tenía una sensación extraña, era la primera vez que se encontraba tan agusto con la compañia de alguien, y más siendo de una chica, en la que habría una tensión sexual, o ganas de matar al acompañante, pero ningún caso llegaba a ser el que estaba viviendo aquel muchacho, y aquella muchacha, y no es que no hubiera tensión sexual, que sinceramente, el vampiro era indiferente a pensar cosas como esas, si no que ante todo, había respeto, y una relación de amistad como si se hubieran encontrado hacía ya varios años, pero no, se habían encontrado esa noche, y queriendo ir a un sitio agradable poblado de gente.. donde las risas salían por doquier, el chico estaba contento, contento por ayudar a una persona que realmente lo necesitaba después de haber escuchado su historia, era realmente trágica, y eso de obligar a alguien debido al chantaje era inadmisible, aún así, el chico esa noche, desconectó de pensamientos y solo se volcaría en la chica que tenía sujeta de la mano, besándolo la mejilla y agradeciéndole todo. También se sorprendió a decir verdad, ella nunca había montado en una montaña rusa, era extraño, pero él tampoco había montado, pues no frecuentaba aquellos lugares. Aun así, Anne lo llevó de la mano hasta la atracción de feria en la que esperaron una pequeña cola para después pagar ambas entradas y entrar segundos después montándose en el medio de aquella vagoneta hecha para 20 parejas, por lo tanto 10 asientos dobles, éste se abrochó el cinturón que por aquel entonces había y miró a Anne -¿Preparada?- Dijo divertido, ya que había visto varias veces funcionar éstos cacharros, y se veía de lejos, que el vampiro, estaba nervioso.
Ian Lancaster- Vampiro/Realeza
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Re: Visita al Burdel [Anne]
Si quisiera explicar todo lo que sentía Anne en ese momento de seguro las palabras no le alcanzarían, su acompañante le había mostrado que si existía gente buena que se preocupaban por los demás sin interés de por medio. Sin razón aparente comenzaba a ponerse nerviosa a su lado, quizá tenía mucha experiencia en variadas cosas pero en el amor jamás! Ni nada que se le pareciera.
Cuando llegaron a la ruleta observó su gran tamaño sintiendo como su estomago demostraba el nerviosismo pero ya era hora que conociera lo que se sentía estar ahí arriba eran años ¡AÑOS! Donde jamás había encontrado el valor para subirse ¿pero por qué ahora si lo haría? Algo en Ian provocaba en ella algo desconocido, se podría atrever a llegar a hacer muchas cosas con solo el estar ahí, era una locura ella lo sabía pero no lo entendía.
Una vez arriba se sentó a su lado y abrochó su cinturón le miró a los ojos sonriente – ¿Está usted también nervioso? - no estaba segura de preguntar pero algo en el rostro del vampiro le daba entender que si lo estaba, mientras esperaba su respuesta sintió como la gran máquina comenzaba ya a moverse e instintivamente tomó la mano de él nerviosa – Está..fría…- susurró mirando la mano de él y luego le miró los ojos, jamás había perdido su sonrisa para no ponerlo más nervioso. Sabía lo que era pero no se atrevía decirle nada por temor a que se molestara.
Cuando llegaron a la ruleta observó su gran tamaño sintiendo como su estomago demostraba el nerviosismo pero ya era hora que conociera lo que se sentía estar ahí arriba eran años ¡AÑOS! Donde jamás había encontrado el valor para subirse ¿pero por qué ahora si lo haría? Algo en Ian provocaba en ella algo desconocido, se podría atrever a llegar a hacer muchas cosas con solo el estar ahí, era una locura ella lo sabía pero no lo entendía.
Una vez arriba se sentó a su lado y abrochó su cinturón le miró a los ojos sonriente – ¿Está usted también nervioso? - no estaba segura de preguntar pero algo en el rostro del vampiro le daba entender que si lo estaba, mientras esperaba su respuesta sintió como la gran máquina comenzaba ya a moverse e instintivamente tomó la mano de él nerviosa – Está..fría…- susurró mirando la mano de él y luego le miró los ojos, jamás había perdido su sonrisa para no ponerlo más nervioso. Sabía lo que era pero no se atrevía decirle nada por temor a que se molestara.
Annette Lagarde- Mensajes : 45
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Re: Visita al Burdel [Anne]
Ambos sentados, con cinturones abrochados, y un silencio de hizo en toda la atracción como si todos esperaran el momento de que la máquina entrara en movimiento, Ian por lo lógico tenía una sonrisa nerviosa, y cuando Anne le preguntó que si estaba nervioso, éste la miró a los ojos y confirmó tragando saliva -Sinceramente, yo tampoco monté nunca en un cacharro de éstos- Dijo con una pequeña risa nerviosa, pero luego sonrió guiñándola un ojo -Pero no pasará nada, son solo nervios de una... primera vez- Dijo riendo de manera normal y agradable.
El cacharro comenzó a moverse, dirigiéndose directamente a una cuesta arriba, sintiendo como la muchacha lo había agarrado la mano, éste quedó un tanto sorprendido, pero él correspondió apretando ligeramente para proporcionarla protección y seguridad. Ella comentó sobre la temperatura de la mano del vampiro y se puso un tanto nervioso, incluso hizo que se sonrojara un poco -Bueno.. es que... soy algo friolero, casi siempre tengo frío y mi cuerpo tambien- Dice disimulando con una mueca, y aunque realmente él fuera un vampiro, no quería asustarla diciéndoselo, pues lo estaba pasando realmente bien con ella, y no quería estropear todo lo que había sucedido hasta el momento.
El cacharro llegó a lo mas alto de la atracción, y en unos segundo, hizo que toda la vagoneta se pusiera de cara al suelo cayendo a una velocidad bestial. El estómago del vampiro comenzó a sentir ciertas cosquillas de nerviosismo, éste estaba con los ojos abiertos de par en par, no lo quería cerrar, no quería perderse todo lo que le estaba sucediendo en aquella máquina metálica. Si ella estaba a su lado, todo iría bien, pues era lo único que le importaba.
El cacharro comenzó a moverse, dirigiéndose directamente a una cuesta arriba, sintiendo como la muchacha lo había agarrado la mano, éste quedó un tanto sorprendido, pero él correspondió apretando ligeramente para proporcionarla protección y seguridad. Ella comentó sobre la temperatura de la mano del vampiro y se puso un tanto nervioso, incluso hizo que se sonrojara un poco -Bueno.. es que... soy algo friolero, casi siempre tengo frío y mi cuerpo tambien- Dice disimulando con una mueca, y aunque realmente él fuera un vampiro, no quería asustarla diciéndoselo, pues lo estaba pasando realmente bien con ella, y no quería estropear todo lo que había sucedido hasta el momento.
El cacharro llegó a lo mas alto de la atracción, y en unos segundo, hizo que toda la vagoneta se pusiera de cara al suelo cayendo a una velocidad bestial. El estómago del vampiro comenzó a sentir ciertas cosquillas de nerviosismo, éste estaba con los ojos abiertos de par en par, no lo quería cerrar, no quería perderse todo lo que le estaba sucediendo en aquella máquina metálica. Si ella estaba a su lado, todo iría bien, pues era lo único que le importaba.
Ian Lancaster- Vampiro/Realeza
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Re: Visita al Burdel [Anne]
No sabía bien la razón por la cual estaba tan nerviosa arriba de esa máquina y mucho menos sabía por qué se sentía así al lado de su acompañante ¿sería que hace mucho tiempo no sentía que un cliente solo la buscaba para pasarlo bien? Llevaba un par de años aproximadamente trabajando en el burdel y nunca, ¡jamás! Alguien la había sacado del burdel solo para pasear ya que siempre luego de un gran paseo ella debía “pagárselo” de alguna forma, forma bastante obvia recordando que es cortesana.
Estaba mordiendo inconcientemente su labio inferior y al escuchar la voz de éste lo miró aún más nerviosa ¿jamás se había subido? Y ella pensaba que era la única que no había vivido tal experiencia. Los nervios se adueñaron de su estómago apretándolo hasta más no poder, comenzaba a arrepentirse de haberse subido ¿quizá exageraba? Tal vez…pero intenten explicarle eso al estómago. Sus mejillas se sonrojaron notoriamente luego de escuchar a Ian “Son solo nervios de una…primera vez” Era justamente como se sentía a su lado, era como si casi hubiese indagado entre sus pensamientos y la hubiese descubierto ¿pero era eso posible? No sabía y tampoco le interesaba descubrirlo.
La maquina moviéndose, sus manos tomadas y el respondía con un suave apretón, se sentía como una niña pequeña, se le olvidaba sus años como cortesana y todos sus agobiantes problemas. La temperatura de su cuerpo era lo que menos le importaba a Ann pero una sonrisa apareció luego de notar como él intentaba ocultar lo que era, de seguro aún no tendrían la confianza suficiente para que Ian se lo contara pero de todas formas estaba agradecida de que hubiese aparecido en el burdel, no hizo comentario absoluto sobre su excusa y solo asintió con la cabeza para que se calmara, no iba a andar de curiosa preguntándole más ya que no quería incomodarlo.
Cuando la máquina llegó arriba instintivamente apretó más fuerte la mano del vampiro, cerró los ojos por un par de segundos pero luego los abrió con valentía, no podía creer de todo lo que se había perdido al no subirse en la tonta máquina ¡y es que casi se podía ver toda la ciudad de ahí! Habían luces hermosas, colores maravillosos…era casi inexplicable. Lamentablemente todo eso había ocurrido en unos segundos ya que ahora estaban de cara al suelo con la vagoneta bajando a gran velocidad, soltó un gritito histérico mas bien ahogado por la velocidad pero luego una tonta sonrisa apareció por las cosquillas que comenzaba a sentir en su cuerpo, miró de reojo a su compañero que al parecer también lo estaba pasando bien.
Una vez abajo notó como sus piernas comenzaban a temblar sin poderlas controlar muy bien – Creo que fue demasiada adrenalina para mis piernas…- se sonrojó sin saber si él lo había notado, pero de todas formas ya se había delatado ella misma. Se detuvo unos segundos delante de él para observarlo con cuidado y un impulso apareció en ella pero lo pensó unos momentos, suspiró hondamente y lo miró a los ojos sonriente, pasó ambos brazos por alrededor de su cuello y se acercó a su oído – Jamás podría agradecerle todo lo que ha hecho esta noche por mi, no se imagina lo bien que lo he pasado…no se lo imagina cuán agradecida estoy…- Y acto seguido estaba aún con sus brazos alrededor del cuello de él y ahora estaba besando con suavidad la mejilla de Ian, nada le importaba … se sentía bien y necesitaba demostrárselo de alguna forma.
Estaba mordiendo inconcientemente su labio inferior y al escuchar la voz de éste lo miró aún más nerviosa ¿jamás se había subido? Y ella pensaba que era la única que no había vivido tal experiencia. Los nervios se adueñaron de su estómago apretándolo hasta más no poder, comenzaba a arrepentirse de haberse subido ¿quizá exageraba? Tal vez…pero intenten explicarle eso al estómago. Sus mejillas se sonrojaron notoriamente luego de escuchar a Ian “Son solo nervios de una…primera vez” Era justamente como se sentía a su lado, era como si casi hubiese indagado entre sus pensamientos y la hubiese descubierto ¿pero era eso posible? No sabía y tampoco le interesaba descubrirlo.
La maquina moviéndose, sus manos tomadas y el respondía con un suave apretón, se sentía como una niña pequeña, se le olvidaba sus años como cortesana y todos sus agobiantes problemas. La temperatura de su cuerpo era lo que menos le importaba a Ann pero una sonrisa apareció luego de notar como él intentaba ocultar lo que era, de seguro aún no tendrían la confianza suficiente para que Ian se lo contara pero de todas formas estaba agradecida de que hubiese aparecido en el burdel, no hizo comentario absoluto sobre su excusa y solo asintió con la cabeza para que se calmara, no iba a andar de curiosa preguntándole más ya que no quería incomodarlo.
Cuando la máquina llegó arriba instintivamente apretó más fuerte la mano del vampiro, cerró los ojos por un par de segundos pero luego los abrió con valentía, no podía creer de todo lo que se había perdido al no subirse en la tonta máquina ¡y es que casi se podía ver toda la ciudad de ahí! Habían luces hermosas, colores maravillosos…era casi inexplicable. Lamentablemente todo eso había ocurrido en unos segundos ya que ahora estaban de cara al suelo con la vagoneta bajando a gran velocidad, soltó un gritito histérico mas bien ahogado por la velocidad pero luego una tonta sonrisa apareció por las cosquillas que comenzaba a sentir en su cuerpo, miró de reojo a su compañero que al parecer también lo estaba pasando bien.
Una vez abajo notó como sus piernas comenzaban a temblar sin poderlas controlar muy bien – Creo que fue demasiada adrenalina para mis piernas…- se sonrojó sin saber si él lo había notado, pero de todas formas ya se había delatado ella misma. Se detuvo unos segundos delante de él para observarlo con cuidado y un impulso apareció en ella pero lo pensó unos momentos, suspiró hondamente y lo miró a los ojos sonriente, pasó ambos brazos por alrededor de su cuello y se acercó a su oído – Jamás podría agradecerle todo lo que ha hecho esta noche por mi, no se imagina lo bien que lo he pasado…no se lo imagina cuán agradecida estoy…- Y acto seguido estaba aún con sus brazos alrededor del cuello de él y ahora estaba besando con suavidad la mejilla de Ian, nada le importaba … se sentía bien y necesitaba demostrárselo de alguna forma.
Annette Lagarde- Mensajes : 45
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Re: Visita al Burdel [Anne]
Vampiro, cortesana, vampiro, cortesana... Vampiro........ ¿Cortesana? ¿Por qué? ¿Por qué un vampiro había pedido los servicios de una cortesana? Habría que obviar mas a fondo las habilidades propias de un vampiro sin esfuerzo alguno, como era el poder atraer a las mujeres sin necesidad de encandilar a nadie con la mirada, tan solo el aroma era propósito de realizar tal hecho. Quizás ni siquiera lo había aprendido en sus 2800 años de existencia, el echo fué que estaba allí, junto a una cortesana en... una feria. ¿UNA FERIA? ¿CON UNA CORTESANA? Sí, parecía estar absolutamente loco, cualquier persona que supiera de Annette, el verla allí con un elegante hombre cual ni siquiera nadie sabía lo que él era, un vampiro, diría que estaba loco. Podía ser... podía ser...
Tambien habría que hacer un énfasis en unas palabras que Ian le había hecho a Annette, ''Jamás había montado en una montaña rusa''. Analizando la frase, parecía que Ian jamás lo había pasado en grande, con nadie, a pesar de su ya dicha edad. Parecía como si este día hubiera estado programado desde que Ian era tan solo una célula huevo y ni siquiera había comenzado a ser una uña en estómago de su difunta madre. Parecía como si Annette hubiera estado destinada desde el principio de los tiempos para Ian, y era lo que él sentía. Se lo estaba pasando muy bien a su lado, si... pero... ¿quizás había algo más que el mero echo de pasar una noche inolvidable? Solo Ian lo podía saber, y ni siquiera estaba seguro de los que podía llegar a sentir, por lo que tan solo esperó a que aquella noche fluyera y que sucediera lo que tuviera que suceder.
Un viento aterradoramente potente fué el que sacó al vampiro de aquella laguna de pensamientos que estaba sufriendo por aquellos momentos. Era una especie de énfasis mientras el cacharro al que ambos estaban subidos ascendía para colocarse acto seguido de cara al suelo para bajar a una velocidad frenética. Luces artificiales, personas, puestos de comida y puestos de boletos parecían pasar en diapositivas a la velocidad de la luz, como si nada importara, como si todo se estuvira marchando para que lo único que el vampiro viera al girar su rostro fuera tan solo a ella, la única que no se movía de su posición al sentir el encoger de su estómago por la bajada de aquella máquina.
Ian olvidó por completo, su vampiridad, al igual que la cortesanía de Annette, era como si fueran unos humanos normales, pasando una noche normal, un día normal, era irónico, pero era todo lo contrario. Era un día realmente especial, con una persona especial, y pasando un momento especial con una sonrisa que no le cabía en las mejillas, es más, hubo un punto en el que ambos se miraron al mismo tiempo, como si estuviera perfectamente estudiado el momento de hacerlo. Lamentablemente, no duró mucho pues aquellas máquinas tenían un recorrido muy intenso, pero corto. Ambos bajaron y éste ni siquiera soltó la mano de su acompañante para ayudarla a bajar de la vagoneta. Ambos quedaron agarrados pues su comentario hizo que Ian la sujetara para que no cayera, no fuera que sus piernas se debilitaran tanto que pudiera caer -Tranquila, yo la sujeto, no caerás, aunque he de admitir, que mis piernas también están sufriendo temblor, espero poder soportarlo y que no caigamos ambos- Dijo divertido con una sonrisa sincera, la más sincera que había hecho en años, ¿años?... ¿AÑOS?... ¡SIGLOS!.
Pero ni siquiera eso era lo que le importaba al chico, aunque era un punto que matizar, solo le interesaba la maravillosa noche llena de luces y colores que el nosferatu podía soportar, ya que era todo artificial, no obstante, Annette lo sorprendió al acercarse a su oído para susurrarle lo mas seguro que unas palabras, ¿que si no iba a ser?. Ella mostró su agradecimiento al muchacho por lo que sonrió complacido y relajado al saber que lo estaba pasando tan bien, por lo que la besó de manera tierna en la mejilla y la devolvió unas susurrantes palabras a su oído -La noche tan solo ha comenzado... bella dama. Aún la esperan muchas sorpresas, será la mujer mas feliz del mundo por ésta noche, y si usted desea, de por vida- Dijo separándose lentamente de su oído para regalarla de nuevo una hermosa sonrisa completamente blanca. Lo había hecho, se había declarado de manera indirecta, pero lo había hecho, y no sabía el porque lo hacía, pero sinceramente, el chico sentía más que una mera atracción, sentía la necesidad de protegerla, pero... tampoco lo diría por ahora, no era momento de perturbar la mágica noche que ambos tenían, por lo que Ian observo con detenimiento un puesto de muñecos de peluche que Annette aun no había percibido, ni mucho menos, sabía que Ian quería dirigirse allí. Éste la miró y sonrió -Vamos, quisiera obsequiarla con un regalo, sé que le gustará- Sonrió y pasó su mano por su brazos para finalmente terminar en la mano ajena de aquella linda y bella mujer que lo acompañaba, entrelazando los dedos como si fueran una pareja hecha, tan solo Ian sabía, que aquella noche, no iba a ser la única en la que se encontrarían con una mujer como ella, es más, tenía la esperanza de encontrarse muchas veces con mujeres como ella... pero la especificación de su mente, hacía que todas esas mujeres con las que quería pasar lindas noches como ésta, se llamaran Annette Lagarde.
Tambien habría que hacer un énfasis en unas palabras que Ian le había hecho a Annette, ''Jamás había montado en una montaña rusa''. Analizando la frase, parecía que Ian jamás lo había pasado en grande, con nadie, a pesar de su ya dicha edad. Parecía como si este día hubiera estado programado desde que Ian era tan solo una célula huevo y ni siquiera había comenzado a ser una uña en estómago de su difunta madre. Parecía como si Annette hubiera estado destinada desde el principio de los tiempos para Ian, y era lo que él sentía. Se lo estaba pasando muy bien a su lado, si... pero... ¿quizás había algo más que el mero echo de pasar una noche inolvidable? Solo Ian lo podía saber, y ni siquiera estaba seguro de los que podía llegar a sentir, por lo que tan solo esperó a que aquella noche fluyera y que sucediera lo que tuviera que suceder.
Un viento aterradoramente potente fué el que sacó al vampiro de aquella laguna de pensamientos que estaba sufriendo por aquellos momentos. Era una especie de énfasis mientras el cacharro al que ambos estaban subidos ascendía para colocarse acto seguido de cara al suelo para bajar a una velocidad frenética. Luces artificiales, personas, puestos de comida y puestos de boletos parecían pasar en diapositivas a la velocidad de la luz, como si nada importara, como si todo se estuvira marchando para que lo único que el vampiro viera al girar su rostro fuera tan solo a ella, la única que no se movía de su posición al sentir el encoger de su estómago por la bajada de aquella máquina.
Ian olvidó por completo, su vampiridad, al igual que la cortesanía de Annette, era como si fueran unos humanos normales, pasando una noche normal, un día normal, era irónico, pero era todo lo contrario. Era un día realmente especial, con una persona especial, y pasando un momento especial con una sonrisa que no le cabía en las mejillas, es más, hubo un punto en el que ambos se miraron al mismo tiempo, como si estuviera perfectamente estudiado el momento de hacerlo. Lamentablemente, no duró mucho pues aquellas máquinas tenían un recorrido muy intenso, pero corto. Ambos bajaron y éste ni siquiera soltó la mano de su acompañante para ayudarla a bajar de la vagoneta. Ambos quedaron agarrados pues su comentario hizo que Ian la sujetara para que no cayera, no fuera que sus piernas se debilitaran tanto que pudiera caer -Tranquila, yo la sujeto, no caerás, aunque he de admitir, que mis piernas también están sufriendo temblor, espero poder soportarlo y que no caigamos ambos- Dijo divertido con una sonrisa sincera, la más sincera que había hecho en años, ¿años?... ¿AÑOS?... ¡SIGLOS!.
Pero ni siquiera eso era lo que le importaba al chico, aunque era un punto que matizar, solo le interesaba la maravillosa noche llena de luces y colores que el nosferatu podía soportar, ya que era todo artificial, no obstante, Annette lo sorprendió al acercarse a su oído para susurrarle lo mas seguro que unas palabras, ¿que si no iba a ser?. Ella mostró su agradecimiento al muchacho por lo que sonrió complacido y relajado al saber que lo estaba pasando tan bien, por lo que la besó de manera tierna en la mejilla y la devolvió unas susurrantes palabras a su oído -La noche tan solo ha comenzado... bella dama. Aún la esperan muchas sorpresas, será la mujer mas feliz del mundo por ésta noche, y si usted desea, de por vida- Dijo separándose lentamente de su oído para regalarla de nuevo una hermosa sonrisa completamente blanca. Lo había hecho, se había declarado de manera indirecta, pero lo había hecho, y no sabía el porque lo hacía, pero sinceramente, el chico sentía más que una mera atracción, sentía la necesidad de protegerla, pero... tampoco lo diría por ahora, no era momento de perturbar la mágica noche que ambos tenían, por lo que Ian observo con detenimiento un puesto de muñecos de peluche que Annette aun no había percibido, ni mucho menos, sabía que Ian quería dirigirse allí. Éste la miró y sonrió -Vamos, quisiera obsequiarla con un regalo, sé que le gustará- Sonrió y pasó su mano por su brazos para finalmente terminar en la mano ajena de aquella linda y bella mujer que lo acompañaba, entrelazando los dedos como si fueran una pareja hecha, tan solo Ian sabía, que aquella noche, no iba a ser la única en la que se encontrarían con una mujer como ella, es más, tenía la esperanza de encontrarse muchas veces con mujeres como ella... pero la especificación de su mente, hacía que todas esas mujeres con las que quería pasar lindas noches como ésta, se llamaran Annette Lagarde.
Ian Lancaster- Vampiro/Realeza
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