Irina Vervelle

Nombre: Irina Vervelle

Edad: Aparenta 24, reales 524

Especie: Vampiro

Tipo y Nivel Social: Nivel alto.

Sexualidad: Heterosexual

Lugar de Origen: Rumania

Fecha de Muerte: Agosto del 1276

Habilidad/Poder:
- Agilidad y reflejos sobrehumanos: Habilidad para moverse con más soltura por un sitio, utilizando brazos y piernas reaccionando mas rápido que un humano normal.
- Sentidos aumentados: Aumento de percepción en los sentidos de la vista, el olfato, el gusto, el tacto y la audición.
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- Encandilamiento: Esta habilidad hace que cualquier persona se sienta atraída ya sea físicamente o de cualquier otra manera a la persona poseedora del poder.
- Persuasión: Capacidad de hacer que otras personas realicen acciones, sin que éstas puedan negarse, mediante palabras con entonación imperativa, es decir, ordenándolas.
- Infringir dolor por medio de la mente: Capacidad que consiste en infringir dolor a una persona, esto solo funciona por medio de la concentración mental y el contacto visual.

Descripción Física:
Mide 1.73, delgada, de piel pálida como los de su especie, ojos azules con un toque de nostalgia, cabello castaño oscuro que alcanza la mitad de la espalda, de rasgos delicados y labios no muy protuberantes. Su cintura es pequeña más no es de caderas muy anchas. Sus dedos son largos y delicados y sus uñas siempre las mantiene cortas. Usa vestimenta oscura o con colores fuertes los cuales hacen que resalte la tonalidad de su piel.

Descripción Psicológica: Estoica, se siente autosuficiente, es inmune a las emociones ajenas, es muy curiosa respecto a los demás le encanta saber detalles escabrosos para luego sacarlos en cara, es tradicionalista exteriormente, agresiva cuando la situación lo amerita, intelectual, caprichosa, altanera, manipuladora, sólo respeta a los que luchan y perseveran contra toda dificultad, ambiciosa, egocéntrica, nunca siente la necesidad de mentir va con la verdad por delante la mayor parte del tiempo. Cruel y macabra, adora escuchar gritos de ayuda cuando sus labios tocan un cuello joven. Detesta la mediocridad y los lamentos. Cuesta que demuestre cariño y compasión.

Historia:

La oscuridad se hacia cada vez más presente esa noche fría de invierno, las velas alumbraban su delicada piel haciéndole ver más bella, el reflejo del espejo le mostraba lo que tantos hombres apreciaban, sus suaves facciones de sangre azul y sus ojos caoba con pequeños destellos de altanería. Peino su cabello sedoso, y lo acomodo con orquídeas de plata. Se levanto al tiempo que la criada traía su vestido de satén con encajes blancos, estiro sus brazos mientras la tela descendía acomodándose en su despampanante cuerpo, aun se escuchaba el sonido del violín de la ceremonia recientemente realizada.

-Ya puedes marcharte Camille- le ordenó a la criada, la muchacha se retiro haciendo la respectiva inclinación ante ella. -–Lo que usted ordene princesa Irina-- le respondió cerrando la puerta de roble.

Inspiró profundamente llenando sus pulmones del aroma a lavanda y rosas que su cuerpo expedía, sonrió satisfecha ante su grandeza y supremacía.

Caminó danzante ante el ventanal de su habitación apartando con delicadeza las cortinas importadas de Francia para tener mayor visión a su reino, o el qué pronto dominaría. Hizo señas por el vidrio a sus amigas que ya se marchaban del lugar, tan hipócritas como ella misma, solo les interesaban las fiesta a las que ella las invitaba.

Esperó que todos se fueran antes de meterse a su cama de plumas y sabanas blancas como la nieve, cerró pesadamente sus ojos mientras la vela se iba consumiendo poco a poco del otro extremo de la habitación. Una brisa fría la hizo entumecer, abrió lentamente sus ojos y miró por inercia el gran ventanal. Una mística criatura estaba allí afirmándose del marco de la ventana con una mirada llena de éxtasis, el dorado de su cabello hasta su mentón, la palidez de su piel, el rojo vivo de sus ojos la hicieron estremecer, era el ser más hermoso que ella había visto en sus 24 años, sentía más temor que atracción. Lo miró incapaz de articular palabras.

--No tengas miedo Irina-- susurró el hombre con la voz más aterciopelada y llamativa que ella había oído. Se levantó levemente de su cama mirándolo extrañada. –No tengo miedo, pero si no se larga en este instante gritaré, y la guardia imperial lo sacara de mi cuarto- dijo tratando de sonar dura, pero su voz se quebraba con cada palabra. No entendía como el hombre conocía su nombre, estaba segura de conocer a cada hombre noble de la región y el no era uno de ellos. Estiró lentamente el brazo hacia la campana que daba a la servidumbre. Pero en de un instante a otro el ser estaba sobre ella negando con la cabeza, con una sonrisa deslumbrante y divertida. Sentía que su corazón en cualquier momento se le saldría del pecho, tragó saliva y movió su brazo con decisión pero antes de llegar a la cuerda el hombre había entrelazado sus dedos con los de ella incapacitándola a pedir ayuda.

El Hombre puso un dedo en su boca y como un arrullo susurró: -- Shhhhh--. Quedó en silencio abriendo los ojos en toda su extensión. El ser se acercó y respiró sobre su cuello, sentía la como la frialdad atravesaba las sabanas y le helaba hasta el alma. Una lágrima de miedo recorrió el rostro que heredo de su madre la Reina Justina, ansiaba con deseos de que por primera vez en la torpe existencia de Dahn llegara en el momento oportuno y la salvara, aunque después de su ultimo encuentro dudaba que este se le acercara, ya lo había desechado como a tantos campesinos que utilizaba para su placer.

--Es hora de marcharnos mi preciosa Irina-- señaló el hombre de la ventana, su respiración era instable, y sus ojos ya se habían llenado de lagrimas las cuales mostraban la debilidad que tanto detestaba. –Suélteme y le prometo que no morirá en la horca, solo retírese de mi habitación- dijo con la voz ahogada. Pensó en su padre el Rey Augusto, pero él no podía hacer nada para salvarla ahora, ya debía estar dormido como todos en el reino.

--Sólo duerme princesa caprichosa -- susurró el hombre con una maliciosa mirada mientras posaba sus gélidos labios en los de ella haciéndola entrar en un profundo letargo.

(…)

Su despertar fue doloroso, sentía como su cuerpo se contraía y las llamas de una inmensa hoguera recorrían cada centímetro de su piel y su cuerpo, grito y se revolcó de de dolor, quería morir, prefería estar en el mismo infierno por todo el daño que había hecho como princesa a tener que estar sufriendo tan horrible tortura. Las horas no avanzaban y cada segundo era más terrible que el anterior, hasta que su corazón dejo de latir.

(…)

Eso solo fue el principio de su transformación, los años pasaron y ya no se encontraba en su reino ahora convivía con el vampiro que la había transformado y otras dos vampiresas a las cuales odiaba. No pasó mucho tiempo hasta que decidió por ellas un mejor futuro y las mato de una manera lenta y dolorosa, dos años más tarde se vengo de Chris por su transformación. Si, ella reconocía que amaba esta forma de vida tanto como amaba ser princesa aun así sólo ella podía mandar, no dejaba que nadie la manipulara y era exactamente eso lo que hacia Chris con ella, detestaba ser el juguete de exposición y de placer de alguien. –Ahora quien es la reina del castillo- le dijo irónicamente al vampiro con una perfecta sonrisa antes de arrancarle el rostro con sus uñas.

Recorrió todo el mundo hasta el rincón más mínimo alimentándose de la sangre de jóvenes doncellas y señoritos adinerados, entre más bella fuera su presa más disfrutaba arrancándole la vida. Tubo varios acompañantes masculinos con el paso del tiempo siempre se cansaban de ellos al paso de unos años y los mataba con tal frialdad que podía convertir en hielo cualquier mar del mundo sin problemas.

Estudio varias cosas por cuenta propia no le gustaban las universidades decía que era solo para humanos con tiempo limitado, y ella adoraba estar al tanto de todo, literatura, arte, música… y moda obviamente. Aún continua viajando por el mundo y apoderándose de a lo que ella le plazca, nadie es capas de detenerla y de negarse ante sus peticiones.


Su sed por grandeza sigue tan intacta como el día en que nació. Así conoció a Malfred entre cánticos y sangre, la amistad complicada y la lucha contaste de egos la hicieron arrancar, corrió por varios días hasta que fascinada por un aroma llegó hasta un sanatorio que prendía en llama, fue ahí donde una joven la fascinó y encandiló por lo que la dejó con vida para su colección de talismanes. Siguió su camino al sentir a Malfred cerca dejando a su nuevo talismán a su suerte. Guiada por sus instinto viajó París deseando algo más que poder.

Otros Datos:
Tendencia hacia intereses espirituales, místicos y parapsicológicos. Cree en la magia negra de un antiguo grupo de vampiros que conoció con los años al norte de Rusia de los cuales aprendió varios rituales. Le encanta lo único y raro. Sufre de obsesión compulsiva cuando algo se le mete en la cabeza, hasta que lo obtiene u otra cosa ocupe el lugar de la antigua obsesión.

Mató a su hermano menor por accidente y tomó a un joven con características similares en su remplazo, lo llama Kian al igual que su hermano y lo trata como tal.