AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El reencuentro.
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El reencuentro.
Nada más salir de la tienda, los pasos de ambos empezaron a perderse a ninguna parte, solo a disfrutar del paseo, lo tenía tomado del brazo y Álvaro miraba al frente, con aquella sonrisa breve en los labios, esperaba que le dijese que no volvería a Italia... era una ciudad muy bonita y de buenas costumbres pero la que sin duda, le había parecido como ciudad interesante, esa era París... era única y ambos lo sabían, además en aquel baile le había hablado de ella y de su encanto por lo que en cierta parte le animó a mudarse allí, a pesar de todo lo que pasó después claro, solo de pensar en ella, se le borró un tanto la sonrisa.
Aquellos pensamientos desaparecieron de su cabeza, nada más mirarla a los ojos... se hizo un poco la que no había escuchado aquello de "dejarle disfrutar las noches", lo que le hizo reír un tanto...asintió a lo de si se había instalado en París y se encogió de hombros, no estaba nada mal su nueva casa y seguramente se quedaría una buena temporada.
-Así es, señorita Feuer, me quedaré una temporada por estos lares, además ahora tengo un motivo más para quedarme-carraspeó manteniendo las formas, pero la miró de reojo y le guiñó un ojo inclinándose a ella, para hablar con suavidad pero con determinación - Espero que algún día quieras venir a hacerme una visita, sería estupendo... o me hagas varias...-
Cruzaron la avenida, callejeando un poco entre risas y algunos detalles que desconocían del otro, pero no muy importantes... al cruzar la última calle, ante ellos se presentó la bonita imagen de la Plaza Têtre, mucha gente caminaba a esas horas dándole un encantador aire con aquellas farolas que prendían con fuerza...a la luz de aquello, la belleza de la joven le atrajo bastante, mucho a decir verdad y sabía que en cualquier momento diría una frase de las suyas... su mano extendida señaló hacia la bonita plaza, haciéndole ver donde habían llegado.
-Ya estamos, ¿le apetece un paseo a caballo, señorita Feuer?-usó aquel tono tan agradable y caballeroso de nuevo mostrando una sonrisa juguetona de lo más curiosa... podía ser cualquier cosa, algunos carruajes estaban a un lado del principio de la plaza por si alguien quería prescindir de ellos, antes de que contestara tiró con suavidad de su brazo para que le siguiese.
Había al menos seis carruajes, pero se decantó por el que tenía los caballos negros como la noche... un elegante hombre muy bien vestido le abrió paso para que ambos pudiesen entrar y tomar posiciones.
Le ofreció con una elegantísima reverencia que entrase, ayudándola tomándole de la mano,él entró después sentándose frente a ella, y ahora... sí que la miraba fijamente a los ojos, sin perder detalle alguno de aquellos ojos azules que le parecían de lo más curioso, escondían seguramente muchas cosas y él quería averiguarlas todas.
Una vez el carruaje se puso en marcha, Álvaro miró un instante de reojo hacia la plaza...poniéndose sus guantes blancos como la nieve...
-Hace una noche perfecta y tú... tú simplemente haces que lo sea más... cuéntame ¿porqué no has sonado tan convencida de que no todo va bien? sabes que puedes contármelo... si puedo evitarte cualquier mal lo haré... solo... tienes que confiar en mí.
No habían intimado en el terreno de la confianza mutua, más bien en otro... y aunque quería lo del primero, el solo recuerdo de aquella noche le hacía añorar aquel momento, por lo cual volvió a relamerse los labios.
Aquellos pensamientos desaparecieron de su cabeza, nada más mirarla a los ojos... se hizo un poco la que no había escuchado aquello de "dejarle disfrutar las noches", lo que le hizo reír un tanto...asintió a lo de si se había instalado en París y se encogió de hombros, no estaba nada mal su nueva casa y seguramente se quedaría una buena temporada.
-Así es, señorita Feuer, me quedaré una temporada por estos lares, además ahora tengo un motivo más para quedarme-carraspeó manteniendo las formas, pero la miró de reojo y le guiñó un ojo inclinándose a ella, para hablar con suavidad pero con determinación - Espero que algún día quieras venir a hacerme una visita, sería estupendo... o me hagas varias...-
Cruzaron la avenida, callejeando un poco entre risas y algunos detalles que desconocían del otro, pero no muy importantes... al cruzar la última calle, ante ellos se presentó la bonita imagen de la Plaza Têtre, mucha gente caminaba a esas horas dándole un encantador aire con aquellas farolas que prendían con fuerza...a la luz de aquello, la belleza de la joven le atrajo bastante, mucho a decir verdad y sabía que en cualquier momento diría una frase de las suyas... su mano extendida señaló hacia la bonita plaza, haciéndole ver donde habían llegado.
-Ya estamos, ¿le apetece un paseo a caballo, señorita Feuer?-usó aquel tono tan agradable y caballeroso de nuevo mostrando una sonrisa juguetona de lo más curiosa... podía ser cualquier cosa, algunos carruajes estaban a un lado del principio de la plaza por si alguien quería prescindir de ellos, antes de que contestara tiró con suavidad de su brazo para que le siguiese.
Había al menos seis carruajes, pero se decantó por el que tenía los caballos negros como la noche... un elegante hombre muy bien vestido le abrió paso para que ambos pudiesen entrar y tomar posiciones.
Le ofreció con una elegantísima reverencia que entrase, ayudándola tomándole de la mano,él entró después sentándose frente a ella, y ahora... sí que la miraba fijamente a los ojos, sin perder detalle alguno de aquellos ojos azules que le parecían de lo más curioso, escondían seguramente muchas cosas y él quería averiguarlas todas.
Una vez el carruaje se puso en marcha, Álvaro miró un instante de reojo hacia la plaza...poniéndose sus guantes blancos como la nieve...
-Hace una noche perfecta y tú... tú simplemente haces que lo sea más... cuéntame ¿porqué no has sonado tan convencida de que no todo va bien? sabes que puedes contármelo... si puedo evitarte cualquier mal lo haré... solo... tienes que confiar en mí.
No habían intimado en el terreno de la confianza mutua, más bien en otro... y aunque quería lo del primero, el solo recuerdo de aquella noche le hacía añorar aquel momento, por lo cual volvió a relamerse los labios.
Alvaro Santillana- Gitano
- Mensajes : 102
Fecha de inscripción : 30/03/2011
Re: El reencuentro.
-Pero por supuesto Monsieur me encantaría visitarle alguna vez… o tal vez muchas – termino la frase con un tono velado y una sonrisa semi-burlona en sus labios.
La caminata fue mucho más placentera de lo que esperaba. Incluso el frío no le importunó en lo absoluto pues toda su atención había sido reclamada por los ojos castaños y las caballerosas maneras de Alvaro. Se rieron de algunas tonterías dichas por ella y una cuantas alcahueteadas por él. Era un tanto difícil encontrar personas que entendieran su sentido del humor el cual podía variar de soso a irónico en cuestión de segundos, pero él parecía no solo comprenderle sino también apreciarle…. En resumidas cuentas estaba extasiada.
-La noche es hermosa – susurro Antha al llegar a la plaza se soltó momentáneamente del suave agarre y se permitió un momento de serenidad. Cerrando los ojos dio un paso al frente, aspirando el aire helado y extendiendo sus palmas hacia arriba. Un segundo después giró sobre sí misma para posar sus ojos en Alvaro quien le estaba ofreciendo un paseo nocturno.
Apenas había abierto la boca cuando él la tomo por el brazo y la condujo amablemente hasta un hermoso carruaje que, si le hubiese preguntado, ella misma abría escogido – Así que también sabes leer mentes… - se burlo mirando emocionada los negros corceles y acercándose a ellos con un pasito ágil y casi infantil. – Me encantan los caballos, son unas hermosas criaturas – comentó acariciando brevemente la crin del animal más cercano para luego volver rápidamente y ofrecer una sonrisa de disculpa que iba dirigida tanto a Alvaro como al hombre que esperaba que ascendiera al vehículo.
Permitió de manera elegante, echando mano de las enseñanzas de su infancia, la ayuda ofrecida para subir al carruaje y, una vez dentro, se tomo su tiempo en acomodar las enaguas sobre el comido asiento. Al retornar la atención sobre su acompañante se dio cuenta que la miraba de forma muy penetrante y pensativa - ¿Qué? – Le pregunto inclinando un poco la cabeza - ¿intentas leer de nuevo mis pensamiento? ¿Debo recordarte la suerte que corrió el gato por curioso?... – bromeó para después retirarse el sombrero colocándolo sobre el canto y acicalar suavemente la enorme pluma mientras le devolvía la mirada de manera curiosa.
La sonrisa de su rostro se desvaneció poco a poco al escucharle. Dirigió su mirada a la ventanilla, viendo sin ver, para luego retornarla a la pluma con la cual jugueteaba.
Confiar, ¿eso era pedir mucho? La verdad no estaba muy segura, la última vez que había confiado su futuro se había arruinado y había perdido todo lo que alguna vez amara. Ahora, viendo las cosas desde una perspectiva objetiva no tenía mucho más que perder.
-¿Qué puedo decirte? – Empezó elevando su mirada – han ocurrido cosas poco agradables. He cometido errores que me han costado mucho y ninguno de ellos es redimible. – su mirada se volvía más intensa con cada palabra, como si estuviera luchando por dejar salir su dolor o simplemente envolverlo y sepultarlo como siempre hacia - Estoy sola – soltó una risita irónica – Mi “adorada familia” me abandonó a mi suerte, ya no soy la chica de buen apellido, con una posición asegurada en la alta sociedad que conociste hace un tiempo… estas frente a una trabajadora de la clase media… supongo que debí decírtelo desde el principio – su mirada se instalo nuevamente mas allá de la ventanilla del carruaje. Mantenía el ceño fruncido y las manos apretadas estropeando un poco la delicada pluma.
No esperaba que él entendiera por lo que había pasado; la segregación social que había sufrido al volver y darse cuenta que la amistad y la familia no eran más que unas bien elaboradas farsas tras las cuales se movían intereses netamente financieros.
Separó ligeramente los labios para continuar pero su impulso decreció y se quedo allí en silencio esperando la reacción de Alvaro y preparándose para otro posible golpe emocional.
La caminata fue mucho más placentera de lo que esperaba. Incluso el frío no le importunó en lo absoluto pues toda su atención había sido reclamada por los ojos castaños y las caballerosas maneras de Alvaro. Se rieron de algunas tonterías dichas por ella y una cuantas alcahueteadas por él. Era un tanto difícil encontrar personas que entendieran su sentido del humor el cual podía variar de soso a irónico en cuestión de segundos, pero él parecía no solo comprenderle sino también apreciarle…. En resumidas cuentas estaba extasiada.
-La noche es hermosa – susurro Antha al llegar a la plaza se soltó momentáneamente del suave agarre y se permitió un momento de serenidad. Cerrando los ojos dio un paso al frente, aspirando el aire helado y extendiendo sus palmas hacia arriba. Un segundo después giró sobre sí misma para posar sus ojos en Alvaro quien le estaba ofreciendo un paseo nocturno.
Apenas había abierto la boca cuando él la tomo por el brazo y la condujo amablemente hasta un hermoso carruaje que, si le hubiese preguntado, ella misma abría escogido – Así que también sabes leer mentes… - se burlo mirando emocionada los negros corceles y acercándose a ellos con un pasito ágil y casi infantil. – Me encantan los caballos, son unas hermosas criaturas – comentó acariciando brevemente la crin del animal más cercano para luego volver rápidamente y ofrecer una sonrisa de disculpa que iba dirigida tanto a Alvaro como al hombre que esperaba que ascendiera al vehículo.
Permitió de manera elegante, echando mano de las enseñanzas de su infancia, la ayuda ofrecida para subir al carruaje y, una vez dentro, se tomo su tiempo en acomodar las enaguas sobre el comido asiento. Al retornar la atención sobre su acompañante se dio cuenta que la miraba de forma muy penetrante y pensativa - ¿Qué? – Le pregunto inclinando un poco la cabeza - ¿intentas leer de nuevo mis pensamiento? ¿Debo recordarte la suerte que corrió el gato por curioso?... – bromeó para después retirarse el sombrero colocándolo sobre el canto y acicalar suavemente la enorme pluma mientras le devolvía la mirada de manera curiosa.
La sonrisa de su rostro se desvaneció poco a poco al escucharle. Dirigió su mirada a la ventanilla, viendo sin ver, para luego retornarla a la pluma con la cual jugueteaba.
Confiar, ¿eso era pedir mucho? La verdad no estaba muy segura, la última vez que había confiado su futuro se había arruinado y había perdido todo lo que alguna vez amara. Ahora, viendo las cosas desde una perspectiva objetiva no tenía mucho más que perder.
-¿Qué puedo decirte? – Empezó elevando su mirada – han ocurrido cosas poco agradables. He cometido errores que me han costado mucho y ninguno de ellos es redimible. – su mirada se volvía más intensa con cada palabra, como si estuviera luchando por dejar salir su dolor o simplemente envolverlo y sepultarlo como siempre hacia - Estoy sola – soltó una risita irónica – Mi “adorada familia” me abandonó a mi suerte, ya no soy la chica de buen apellido, con una posición asegurada en la alta sociedad que conociste hace un tiempo… estas frente a una trabajadora de la clase media… supongo que debí decírtelo desde el principio – su mirada se instalo nuevamente mas allá de la ventanilla del carruaje. Mantenía el ceño fruncido y las manos apretadas estropeando un poco la delicada pluma.
No esperaba que él entendiera por lo que había pasado; la segregación social que había sufrido al volver y darse cuenta que la amistad y la familia no eran más que unas bien elaboradas farsas tras las cuales se movían intereses netamente financieros.
Separó ligeramente los labios para continuar pero su impulso decreció y se quedo allí en silencio esperando la reacción de Alvaro y preparándose para otro posible golpe emocional.
Antha Feuer- Humano Clase Media
- Mensajes : 346
Fecha de inscripción : 21/03/2011
Re: El reencuentro.
Pero era algo evidente, le gustaba observarla…le parecían de lo más curiosos aquellos gestos y aquella manera de ser de aquella joven, que muchos seguramente tachaban de simple y todo eso tenía que ver de la clase a la que provenía… las clases, todo estaba siempre relacionado a ello y es que no había algo más importante que ser de una determinada clase, él tuvo suerte pero siempre se había sentido como lo que era siendo humano, a pesar de todos los años que habían pasado.
-¿Y qué si quiero hacerlo? No será ningún problema leer mentes, mejor dicho tu mente… pero me pierde casi siempre… no sé muchas veces lo que piensa y eso me intriga, por eso me gustas tanto…-sí, era así de franco, muy poco común quizás con tanto caballero suelto pero era lo que había, él no sabía ser de otra manera, sonrió suavizando las cosas… le gustaba que la otra persona se sintiese a gusto con su presencia.
-Me gustaría saber que suerte corrió ese gato, pero creo que este gatito a lo mejor tiene más suerte ¿no crees? No creo que seas tan despiadada y cruel conmigo, me tortures, me lo hagas pasar mal para tu propio disfrute, aunque…-pareció pensarlo alzando la mirada hacia el cielo y negar después- ¡a lo mejor es que tengo razón y quieres abusar de mí! Y disfrutar como nunca lo has hecho haciéndome todas esas cosas que te he citado antes…-esperaba que con aquello, la sonrisa que habíha visto en determinadas ocasiones, volviese a florecer pero en vez de eso, por preguntar qué ocurría se desvaneció y eso le hizo quedarse con aquella breve sonrisa congelada.
Y bueno, no esperaba que en ese periodo de tiempo en el que no se volvieron a encontrar hubiese ocurrido algo así, torció el gesto a modo de disgusto y apoyó su mano sobre la de ella, al tener el guante no le infundó ningún tipo de sensación fría, solo quería que sintiese que él estaba allí, escuchándola y sí, puede que pudiese dar por hecho que no la entendía lo suficientemente bien, pero todo esto le sonaba bastante en un sentido bastante diferente, era como una parte de su vida pasada pero contraria… él, no siempre había sido de alta alcurnía y sin embargo, ahora… seguía siendo raro.
-Deber o no deber ese no es el problema ahora Antha-quizás era la primera vez que la llamaba por su nombre de pila, pero la cercanía seguramente le ayudaría a que terminase por confiar en él y además, había algo que se lo pedía así… que se acercara un tanto más a ella porque ahora mismo, en sus pensamientos no se le ocurría nadie que no pudiese comprenderla mejor.
-Quizás sí, debiste decírmelo antes pero… entiendo que lo más importante en la vida es de qué clase eres , a cuántas fiestas asistes, con quién te relaciones y ganarte una reputación pero… ¿realmente importa? Lo que más importa ahora mismo , es que estás viva, eres joven y hermosa… y por lo que me cuentas, que no es poco … y es terrible… ver que tu familia te da la espalda, cuando lo primero que deben hacer es estar a tu lado…-negó con la cabeza en desacuerdo, aunque a él no lo mirase, él sí que buscaba aquellos ojos azules, su mano… delicadamente , se apoyó en su barbilla para que volviese a mirarlo, dedicándole una sonrisa intentando infundirle calma y tranquilidad, ahora no debía tener miedo porque ahora que lo sabía intentaría que aquellos recuerdos y aquello que le afligía tanto, desapareciera de su cabeza, dando paso a un estado de bienestar y si pudiese…de felicidad, no sabía porqué pero quería ayudarla, le había gustado demasiado su sonrisa…aquella manera de mantenerla en aquel bonito rostro y por sus preguntas… la había borrado él mismo, sintiéndose realmente culpable por ello.
-Tu familia te ha abandonado, pero creo que hay alguien que aún no lo ha hecho y es nada más y nada menos que yo mismo, puedes negarte, puedes decir lo que quieras pero seguiré aquí, esperando realmente hacerte cambiar de opinión y… deja por favor de apretar la pluma, no tiene culpa de que yo sea un cretino- le guiñó un ojo dejando escapar una suave risa de lo más reconfortante, sus dedos acariciaron su mentón con infinita suavidad e incluso se inclinó para terminar por acariciar con la otra una de sus mejillas y se perdiese de nuevo en sus ojos.
-Te comprendo mejor de lo que piensas… y mi casa… sería un honor tenerte revoloteando por allí…siempre que lo desees-se mordió el labio inferior de forma descuidada, intentando controlarse porque ahora mismo le hubiese gustado besarla…fue algo instántaneo- No entiendo porque este gato travieso quiere sentir tus labios otra vez… tendrás que castigarme por ello-susurró bajito sin dejar de mordisquearse…
-¿Y qué si quiero hacerlo? No será ningún problema leer mentes, mejor dicho tu mente… pero me pierde casi siempre… no sé muchas veces lo que piensa y eso me intriga, por eso me gustas tanto…-sí, era así de franco, muy poco común quizás con tanto caballero suelto pero era lo que había, él no sabía ser de otra manera, sonrió suavizando las cosas… le gustaba que la otra persona se sintiese a gusto con su presencia.
-Me gustaría saber que suerte corrió ese gato, pero creo que este gatito a lo mejor tiene más suerte ¿no crees? No creo que seas tan despiadada y cruel conmigo, me tortures, me lo hagas pasar mal para tu propio disfrute, aunque…-pareció pensarlo alzando la mirada hacia el cielo y negar después- ¡a lo mejor es que tengo razón y quieres abusar de mí! Y disfrutar como nunca lo has hecho haciéndome todas esas cosas que te he citado antes…-esperaba que con aquello, la sonrisa que habíha visto en determinadas ocasiones, volviese a florecer pero en vez de eso, por preguntar qué ocurría se desvaneció y eso le hizo quedarse con aquella breve sonrisa congelada.
Y bueno, no esperaba que en ese periodo de tiempo en el que no se volvieron a encontrar hubiese ocurrido algo así, torció el gesto a modo de disgusto y apoyó su mano sobre la de ella, al tener el guante no le infundó ningún tipo de sensación fría, solo quería que sintiese que él estaba allí, escuchándola y sí, puede que pudiese dar por hecho que no la entendía lo suficientemente bien, pero todo esto le sonaba bastante en un sentido bastante diferente, era como una parte de su vida pasada pero contraria… él, no siempre había sido de alta alcurnía y sin embargo, ahora… seguía siendo raro.
-Deber o no deber ese no es el problema ahora Antha-quizás era la primera vez que la llamaba por su nombre de pila, pero la cercanía seguramente le ayudaría a que terminase por confiar en él y además, había algo que se lo pedía así… que se acercara un tanto más a ella porque ahora mismo, en sus pensamientos no se le ocurría nadie que no pudiese comprenderla mejor.
-Quizás sí, debiste decírmelo antes pero… entiendo que lo más importante en la vida es de qué clase eres , a cuántas fiestas asistes, con quién te relaciones y ganarte una reputación pero… ¿realmente importa? Lo que más importa ahora mismo , es que estás viva, eres joven y hermosa… y por lo que me cuentas, que no es poco … y es terrible… ver que tu familia te da la espalda, cuando lo primero que deben hacer es estar a tu lado…-negó con la cabeza en desacuerdo, aunque a él no lo mirase, él sí que buscaba aquellos ojos azules, su mano… delicadamente , se apoyó en su barbilla para que volviese a mirarlo, dedicándole una sonrisa intentando infundirle calma y tranquilidad, ahora no debía tener miedo porque ahora que lo sabía intentaría que aquellos recuerdos y aquello que le afligía tanto, desapareciera de su cabeza, dando paso a un estado de bienestar y si pudiese…de felicidad, no sabía porqué pero quería ayudarla, le había gustado demasiado su sonrisa…aquella manera de mantenerla en aquel bonito rostro y por sus preguntas… la había borrado él mismo, sintiéndose realmente culpable por ello.
-Tu familia te ha abandonado, pero creo que hay alguien que aún no lo ha hecho y es nada más y nada menos que yo mismo, puedes negarte, puedes decir lo que quieras pero seguiré aquí, esperando realmente hacerte cambiar de opinión y… deja por favor de apretar la pluma, no tiene culpa de que yo sea un cretino- le guiñó un ojo dejando escapar una suave risa de lo más reconfortante, sus dedos acariciaron su mentón con infinita suavidad e incluso se inclinó para terminar por acariciar con la otra una de sus mejillas y se perdiese de nuevo en sus ojos.
-Te comprendo mejor de lo que piensas… y mi casa… sería un honor tenerte revoloteando por allí…siempre que lo desees-se mordió el labio inferior de forma descuidada, intentando controlarse porque ahora mismo le hubiese gustado besarla…fue algo instántaneo- No entiendo porque este gato travieso quiere sentir tus labios otra vez… tendrás que castigarme por ello-susurró bajito sin dejar de mordisquearse…
Alvaro Santillana- Gitano
- Mensajes : 102
Fecha de inscripción : 30/03/2011
Re: El reencuentro.
Sentir el toque reconfortante de su mano, incluso con el guante puesto, junto con las palabras de aliento la hicieron estremecer. Hacía bastante tiempo que nadie tenía el detalle de consolarla y, aunque por lo general no solía mostrar su lado débil (bien sabia ya lo mucho que podían aprovecharse de ello), se sentía bien no estar sola, al menos por una noche.
A pesar de que sus pensamientos estaban centrados en la conversación, no pudo evitar notar lo bien que sonaba su propio nombre en los labios de Alvaro, en la ternura que imprimía en cada toque… en la insistencia en hacerla levantar la mirada.
Soltó una risita ligera – No eres un cretino, la tonta aquí soy yo por permitir que el pasado siga afectando mi presente… pero tienes razón en cuanto a que la pobre pluma no tiene la culpa – sonriendo soltó el tocado e intento devolverle la forma original aunque sin mucho éxito.
Estaba por agradecerle la invitación abierta a su hogar pero el gesto que realizo a continuación, esa ligera mordida en su labio inferior, la distrajo y ahogo el agradecimiento en su garganta. Durante el transcurso de la noche había notado gestos similares de manera repetitiva y, aunque de ninguna manera era una queja, si le parecía bastante curioso e incluso un tanto sexy.
Pudiera ser debido al sacudón emocional que acababa de sufrir unido a la emoción de encontrar a alguien conocido… o quizá solo fuera la sensación de seguridad que Alvaro le transmitía… o también a que estuviera más loca de lo que originalmente pensaba, pero, sin importar cuál de las opciones anteriores fuese la correcta, tomó la decisión de dejarse llevar, redireccionando el rumbo de la noche.
-Bueno, tal vez se deba a que es un gatito muy terco… - contesto en un susurro, manteniendo los ojos posados en esos labios carnosos. Se inclinó, acercando su cara a la de él y quedando a escasos centímetros de distancia. Mantuvo la posición por algunos segundos, inhalando su delicioso aroma y alargando el momento – aunque siempre puedo pensar en ideas para castigar la terquedad – comento muy suave permitiendo que su aliento le calentase la piel.
Finalmente suprimió la distancia que los separaba imprimiendo un beso en los labios de él, bastante casto al principio, pero que fue aumentando gradualmente de intensidad mientras una de sus manos ascendía hasta el arco de su mandíbula permitiéndose el disfrute del toque áspero y masculino
– Sabes tan bien como recuerdo – comentó alejándose unos milímetros y humedeciéndose los labios mientras sus ojos se posaban intermitentemente entre los ojos y los labios. De manera un tanto osada posó su mano libre en una de las rodillas de él - ¿podrías disculpar mi tontera de hace un momento? Lo último que deseo es arruinarnos el momento… me alegra que estés aquí y aún mas saber que te interese tanto la suerte de la especie gatuna– sonrió de manera lasciva – sin embargo, aunque lo tomes a broma, podríamos ver si consigo al menos un ronroneo después de todo
Esta vez fue ella quien mordisqueo su labio inferior, mirándole detenidamente y esperando la reacción a su (no estaba muy segura de cómo definirlo) comportamiento. Cabe la pena aclarar que la mano que hubiese posada sobre la rodilla de él, permaneció justo en el mismo lugar.
A pesar de que sus pensamientos estaban centrados en la conversación, no pudo evitar notar lo bien que sonaba su propio nombre en los labios de Alvaro, en la ternura que imprimía en cada toque… en la insistencia en hacerla levantar la mirada.
Soltó una risita ligera – No eres un cretino, la tonta aquí soy yo por permitir que el pasado siga afectando mi presente… pero tienes razón en cuanto a que la pobre pluma no tiene la culpa – sonriendo soltó el tocado e intento devolverle la forma original aunque sin mucho éxito.
Estaba por agradecerle la invitación abierta a su hogar pero el gesto que realizo a continuación, esa ligera mordida en su labio inferior, la distrajo y ahogo el agradecimiento en su garganta. Durante el transcurso de la noche había notado gestos similares de manera repetitiva y, aunque de ninguna manera era una queja, si le parecía bastante curioso e incluso un tanto sexy.
Pudiera ser debido al sacudón emocional que acababa de sufrir unido a la emoción de encontrar a alguien conocido… o quizá solo fuera la sensación de seguridad que Alvaro le transmitía… o también a que estuviera más loca de lo que originalmente pensaba, pero, sin importar cuál de las opciones anteriores fuese la correcta, tomó la decisión de dejarse llevar, redireccionando el rumbo de la noche.
-Bueno, tal vez se deba a que es un gatito muy terco… - contesto en un susurro, manteniendo los ojos posados en esos labios carnosos. Se inclinó, acercando su cara a la de él y quedando a escasos centímetros de distancia. Mantuvo la posición por algunos segundos, inhalando su delicioso aroma y alargando el momento – aunque siempre puedo pensar en ideas para castigar la terquedad – comento muy suave permitiendo que su aliento le calentase la piel.
Finalmente suprimió la distancia que los separaba imprimiendo un beso en los labios de él, bastante casto al principio, pero que fue aumentando gradualmente de intensidad mientras una de sus manos ascendía hasta el arco de su mandíbula permitiéndose el disfrute del toque áspero y masculino
– Sabes tan bien como recuerdo – comentó alejándose unos milímetros y humedeciéndose los labios mientras sus ojos se posaban intermitentemente entre los ojos y los labios. De manera un tanto osada posó su mano libre en una de las rodillas de él - ¿podrías disculpar mi tontera de hace un momento? Lo último que deseo es arruinarnos el momento… me alegra que estés aquí y aún mas saber que te interese tanto la suerte de la especie gatuna– sonrió de manera lasciva – sin embargo, aunque lo tomes a broma, podríamos ver si consigo al menos un ronroneo después de todo
Esta vez fue ella quien mordisqueo su labio inferior, mirándole detenidamente y esperando la reacción a su (no estaba muy segura de cómo definirlo) comportamiento. Cabe la pena aclarar que la mano que hubiese posada sobre la rodilla de él, permaneció justo en el mismo lugar.
Antha Feuer- Humano Clase Media
- Mensajes : 346
Fecha de inscripción : 21/03/2011
Re: El reencuentro.
Por lo que podía apreciar, aquella sonrisa volvió a florecer y por consiguiente él también hizo lo mismo, le guiñó un ojo como respuesta, no quería que se preocupase y a partir de ahora las cosas cambiarían, estaría más pendiente de aquella joven... bueno, desde su estancia en Italia no volvió a verla, pero entre ellos pasó algo bastante intenso, aquel desliz que poco a poco se convirtió en más que nada una gran amistad.
El traqueteo del coche le hizo mirar de reojo por donde iban, los alrededores de la plaza daban aquel toque encantador que solo ella poseía, y la oscuridad de la noche los envolvió por completo, solo la luz de las farolas los iluminaban... haciendo una perfecta visión de la joven que estaba sentada frente a él, rió a lo del gatito observando sus gestos de nuevo, al inclinarse él lo hizo un tanto, pero lo suficiente como para que ella tuviese que inclinarse más.
-¿Y a qué esperas para castigarme? Lo estoy esperando... más bien deseando...-se pasó la lengua de nuevo por los labios, notando como finalmente quedaban todo lo cerca que el decoro ya no permitía pero al diablo todo aquello, al besarlo.. se dejó llevar, abriendo los labios y recibiendo los de la joven con gusto, el tacto era tan cálido que junto al suyo se volvía una temperatura intermedia para los dos... rozó su lengua con la suya un instante para apartarla después, la estaba tentando... y aquel sabor llegó de nuevo a sus sentidos.
-Y tú no puedes dejar de sorprenderme más...-tomó el labio inferior de la chica y succionó un tanto, notando como su mano se apoyaba en su rodilla gesto que le hizo sonreír de lo más pícaro y juguetón...-¿Solo un ronroneo, Antha? podeis ver si este gatito ronronea o no.. eso es cuestión de su dueña y señora- alzó el rostro lo que su nariz rozó la de ella, robándole por consiguiente un beso fugaz pero que prometía tanto.
Apoyó ambas manos en el carruaje para tomar impulso y quedar de pie, pero antes de nada... su lengua recorrió sus labios de forma tentadora, iba a sentarse a su lado, así la cercanía era mayor...rió divertido y se sentó sin más a su lado, el asiento no era muy ancho pero lo suficiente como para sentarse y estar muy pegado a ella, uno de sus brazos lo pasó tras su espalda... y aquella mano enguantada, se quedó apoyada al final de la espalda...haciendo presión , la suficiente como para que se pegase a él...el cochero iba a lo suyo y por lo que quedaba de viaje lo disfrutaría, siempre tendrían toda la noche... pero él siempre le encantaba aprovechar todo el tiempo posible.
-¿Me estás insinuando algo, señorita Feuer? que soy muy mal pensado y luego viene el dicho de "Álvaro Santillana es un fresco y caradura", se giró un tanto, lo suficiente para que parte de su pecho y el de ella se pegasen un instante, debía ser muy minucioso... puesto que no quería curiosis mirándole, iba a ser todo lo delicado posible... y eso ella lo sabía. Dejó besos intermitentes en todo su rostro, haciéndose desear por aquel beso, su labio inferior rozó su mejilla... bajando despacio, notando aquella calidez que emanaba de ella y el olor de su piel...mezclado con el dulce olor de la brisa...rió al ver como su espalda se arqueaba un tanto y tenía fácil acceso a recorrer su cuello solo con los labios, dejando que su lengua probase un poco de su sabor, lo suficiente como para hacerla desear más y a él se le quitaran las ganas que tenía de empezar a no probar solo un tanto de ella... quería recorrerla por completo.
Sus ojos centellaron cuando la tuvo cerca... subiendo como había bajado, solo que ahora... cerró un tanto los ojos al casi él mismo perder aquella tentación, quería que ella lo desease, desease besarlo y no solo una vez, que quisiera besarlo hasta la infinidad...sonrió de aquella manera tan suya... teniéndola tan cerca...
-Intentaré no perder los papeles que me quedan pero creo que...será totalmente imposible..olvídate de todo, esta noche solo recuerda nuestro reencuentro, este momento...¿no es suficiente?. -una de sus manos bajó hasta la rodilla de ella, imitándola...en un gesto completamente inconsciente...
El traqueteo del coche le hizo mirar de reojo por donde iban, los alrededores de la plaza daban aquel toque encantador que solo ella poseía, y la oscuridad de la noche los envolvió por completo, solo la luz de las farolas los iluminaban... haciendo una perfecta visión de la joven que estaba sentada frente a él, rió a lo del gatito observando sus gestos de nuevo, al inclinarse él lo hizo un tanto, pero lo suficiente como para que ella tuviese que inclinarse más.
-¿Y a qué esperas para castigarme? Lo estoy esperando... más bien deseando...-se pasó la lengua de nuevo por los labios, notando como finalmente quedaban todo lo cerca que el decoro ya no permitía pero al diablo todo aquello, al besarlo.. se dejó llevar, abriendo los labios y recibiendo los de la joven con gusto, el tacto era tan cálido que junto al suyo se volvía una temperatura intermedia para los dos... rozó su lengua con la suya un instante para apartarla después, la estaba tentando... y aquel sabor llegó de nuevo a sus sentidos.
-Y tú no puedes dejar de sorprenderme más...-tomó el labio inferior de la chica y succionó un tanto, notando como su mano se apoyaba en su rodilla gesto que le hizo sonreír de lo más pícaro y juguetón...-¿Solo un ronroneo, Antha? podeis ver si este gatito ronronea o no.. eso es cuestión de su dueña y señora- alzó el rostro lo que su nariz rozó la de ella, robándole por consiguiente un beso fugaz pero que prometía tanto.
Apoyó ambas manos en el carruaje para tomar impulso y quedar de pie, pero antes de nada... su lengua recorrió sus labios de forma tentadora, iba a sentarse a su lado, así la cercanía era mayor...rió divertido y se sentó sin más a su lado, el asiento no era muy ancho pero lo suficiente como para sentarse y estar muy pegado a ella, uno de sus brazos lo pasó tras su espalda... y aquella mano enguantada, se quedó apoyada al final de la espalda...haciendo presión , la suficiente como para que se pegase a él...el cochero iba a lo suyo y por lo que quedaba de viaje lo disfrutaría, siempre tendrían toda la noche... pero él siempre le encantaba aprovechar todo el tiempo posible.
-¿Me estás insinuando algo, señorita Feuer? que soy muy mal pensado y luego viene el dicho de "Álvaro Santillana es un fresco y caradura", se giró un tanto, lo suficiente para que parte de su pecho y el de ella se pegasen un instante, debía ser muy minucioso... puesto que no quería curiosis mirándole, iba a ser todo lo delicado posible... y eso ella lo sabía. Dejó besos intermitentes en todo su rostro, haciéndose desear por aquel beso, su labio inferior rozó su mejilla... bajando despacio, notando aquella calidez que emanaba de ella y el olor de su piel...mezclado con el dulce olor de la brisa...rió al ver como su espalda se arqueaba un tanto y tenía fácil acceso a recorrer su cuello solo con los labios, dejando que su lengua probase un poco de su sabor, lo suficiente como para hacerla desear más y a él se le quitaran las ganas que tenía de empezar a no probar solo un tanto de ella... quería recorrerla por completo.
Sus ojos centellaron cuando la tuvo cerca... subiendo como había bajado, solo que ahora... cerró un tanto los ojos al casi él mismo perder aquella tentación, quería que ella lo desease, desease besarlo y no solo una vez, que quisiera besarlo hasta la infinidad...sonrió de aquella manera tan suya... teniéndola tan cerca...
-Intentaré no perder los papeles que me quedan pero creo que...será totalmente imposible..olvídate de todo, esta noche solo recuerda nuestro reencuentro, este momento...¿no es suficiente?. -una de sus manos bajó hasta la rodilla de ella, imitándola...en un gesto completamente inconsciente...
Alvaro Santillana- Gitano
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Fecha de inscripción : 30/03/2011
Re: El reencuentro.
La piel de la chica se encontraba erizada debido a la “emoción” del momento y cuando Alvaro recorrió sus labios con la lengua un leve cosquilleo se instalo en la parte baja de su abdomen.
Lo más lógico era que ella se desplazara al máximo de sus posibilidades para hacerle campo a él cuando decidió trasladarse de silla, pero ¿a quién diablos le importaba la lógica? En vez de eso permitió que él la apretara incluso un poco más.
-Hummm, y ¿donde se encuentra esa dueña y señora? – Preguntó juguetona – porque hasta donde yo alcanzo a ver solo hay un par de mininos con ganas de jugar – luego se llevo la mano a la boca colocando un gesto de sorpresa sobreactuado - ¿y si nos encuentra? Podrías terminar con un cascabel al cuello para que no vuelvas a escaparte! – le paso la punta de sus uñas apenas rozando el contorno del cuello – supongo que el tintineo podría distraer algunas actividades así que… mejor que no nos encuentre… - susurró sintiendo como sus curvas eran presionadas contra el fuerte pecho de él.
-Alvaro Santillana… eres un fresco y un caradura… -repitió afirmando la declaración– y un mal pensado… y bastante acertado en las suposiciones…- entre mas la recorría él con sus labios mas apreciaciones soltaba ella en tono cada vez más bajito y decadente –…y un aprovechado con las damas indefensas… aunque estas carezcan de balcón… y un malvado que sabe qué hacer con los labios… -El toque frío y húmedo de su lengua en el cuello la hizo estremecer visiblemente. Aunque suponía que él no debía recordar todos los detalles de su primer y único encuentro, gracias a la reacción de su cuerpo ya debería saber de nuevo que el cuello, en especial la zona cercana a la mandíbula, era una de las partes más vulnerables y reactivas de su cuerpo.
Suspiro ante sus palabras – no, no es suficiente… aún no lo es – contestó mientras con su mano le obligaba gentilmente a dejar a su antojo la dulzura de su boca. Esta vez fue mucho más apasionada, su lengua recorrió curiosa y exigente la boca de él, extasiándose con su sabor y su propia técnica en tales menesteres.
A esas alturas ya no eran necesarios convencionalismos sociales de pudor o recato. Después de todo no es como si se acabaran de conocer, o como si no lo hubieran hecho antes. Se apretó contra él un poco más, presionando nuevamente sus curvas contra ese dorso duro y provocativo mientras con los dedos jugaba con su cabellera.
Antha sentía su corazón alborotado, como si tratase de igualar el sonido de los cascos de los corceles que tiraban del carruaje, y la piel sonrosada y caliente pedía a gritos el toque frío, gentil y en extremo estimulante de Alvaro. No pudo evitar soltar una risita que puso fin al extenso beso. – Lo siento, pero es que debemos parecer un par de adolecentes calientes – rió de nuevo mordisqueándole la mandíbula – claro, era solo un comentario ya que no es que me importe mayor cosa –
Posó su mano sobre el pecho de él, admirando el tono de sus músculos aún por encima de la ropa, y luego empezó un lento descenso hacia su abdomen permitiéndose dar suaves pellizcos de tanto en tanto – y dime mi gato con botas – su mano se detuvo cerca de la zona del ombligo - ¿Qué crees que te estoy insinuando ahora?
Lo más lógico era que ella se desplazara al máximo de sus posibilidades para hacerle campo a él cuando decidió trasladarse de silla, pero ¿a quién diablos le importaba la lógica? En vez de eso permitió que él la apretara incluso un poco más.
-Hummm, y ¿donde se encuentra esa dueña y señora? – Preguntó juguetona – porque hasta donde yo alcanzo a ver solo hay un par de mininos con ganas de jugar – luego se llevo la mano a la boca colocando un gesto de sorpresa sobreactuado - ¿y si nos encuentra? Podrías terminar con un cascabel al cuello para que no vuelvas a escaparte! – le paso la punta de sus uñas apenas rozando el contorno del cuello – supongo que el tintineo podría distraer algunas actividades así que… mejor que no nos encuentre… - susurró sintiendo como sus curvas eran presionadas contra el fuerte pecho de él.
-Alvaro Santillana… eres un fresco y un caradura… -repitió afirmando la declaración– y un mal pensado… y bastante acertado en las suposiciones…- entre mas la recorría él con sus labios mas apreciaciones soltaba ella en tono cada vez más bajito y decadente –…y un aprovechado con las damas indefensas… aunque estas carezcan de balcón… y un malvado que sabe qué hacer con los labios… -El toque frío y húmedo de su lengua en el cuello la hizo estremecer visiblemente. Aunque suponía que él no debía recordar todos los detalles de su primer y único encuentro, gracias a la reacción de su cuerpo ya debería saber de nuevo que el cuello, en especial la zona cercana a la mandíbula, era una de las partes más vulnerables y reactivas de su cuerpo.
Suspiro ante sus palabras – no, no es suficiente… aún no lo es – contestó mientras con su mano le obligaba gentilmente a dejar a su antojo la dulzura de su boca. Esta vez fue mucho más apasionada, su lengua recorrió curiosa y exigente la boca de él, extasiándose con su sabor y su propia técnica en tales menesteres.
A esas alturas ya no eran necesarios convencionalismos sociales de pudor o recato. Después de todo no es como si se acabaran de conocer, o como si no lo hubieran hecho antes. Se apretó contra él un poco más, presionando nuevamente sus curvas contra ese dorso duro y provocativo mientras con los dedos jugaba con su cabellera.
Antha sentía su corazón alborotado, como si tratase de igualar el sonido de los cascos de los corceles que tiraban del carruaje, y la piel sonrosada y caliente pedía a gritos el toque frío, gentil y en extremo estimulante de Alvaro. No pudo evitar soltar una risita que puso fin al extenso beso. – Lo siento, pero es que debemos parecer un par de adolecentes calientes – rió de nuevo mordisqueándole la mandíbula – claro, era solo un comentario ya que no es que me importe mayor cosa –
Posó su mano sobre el pecho de él, admirando el tono de sus músculos aún por encima de la ropa, y luego empezó un lento descenso hacia su abdomen permitiéndose dar suaves pellizcos de tanto en tanto – y dime mi gato con botas – su mano se detuvo cerca de la zona del ombligo - ¿Qué crees que te estoy insinuando ahora?
Antha Feuer- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/03/2011
Re: El reencuentro.
Sí, tenía razón, dos mininos jugando y en un lugar que seguramente los transeúntes los viesen, sonrió como niño travieso por aquello sintiendo aquellas uñas rozarle la piel… lo que le hizo entreabrir los labios inclinándose a besarla pero antes de hacerlo negó solo una vez con la cabeza. Sí, ya lo sabía había sobrepasado los límites del decoro del todo pero nadie iba a impedir que siguiese en aquella posición. Su mano subía y bajaba por su espalda, delicándole de las más tentadoras de las sonrisas.
-Ya sé que lo soy pero a ti eso no parece importante… o en realidad quieres tacharme a mí de lo que seguramente los dos seamos lo mismo ¿sabes? El ladrón cree que todos son de su condición. Y…-llegó hasta el final de su cuello, dejando soltar una risita por lo que su aliento golpeó la parte derecha de su cuello haciéndose desear incluso más y sin hacerlo a propósito- y lo peor es que lo que estoy haciendo con los labios es el comienzo, no sé si querrás que siga…
Pero lo besó y él le siguió el beso con la misma intensidad, su lengua juguetona, intentaba volver loca a la ajena, en un baile de lo más tentador… eso sí, con cuidado dedicó un breve mordisco a la punta de la lengua de la joven, lo que provocó en él un ronroneo , más a favor suya… ahora sí que podía compararlo cual minino, sintió si podía aún más aquellas curvas femeninas, deseando recorrerlas sin tener que tener mirones en todas partes… aquella chispa de la primera vez parecía no haberse apagado porque la deseaba con más intensidad de la permitida… quería parar pero cuando lo intentaba ella lo empujaba al abismo de la locura, volviendo a caer preso en hacer mil y una caricias en su piel.
-A mí tampoco me importa… pero lo que estoy deseando hacerte no estará bien visto y soy ante todo un caballero-se inclinó para recorrer su cuello con los labios de forma rápida hasta llegar al nacimiento de sus pechos y dejar un insinuante beso, seguido con un breve mordisco. Y bien, era hora de decirle a aquel cochero que tomara rumbo a otra dirección, porque como siguiese no iba a controlarse más, esa mujer lo revolucionaba y eso que tenía bastante control, pero siempre que quería apartarse ella siempre lo buscaba con mayor intensidad.
-Lo que sé es lo que te estoy insinuando yo…-apoyó ambas manos en su cintura haciendo presión con sus dedos, deleitándose en aquel cálido contacto, si le encantaba con ropa ..sin ella debía ser colosal… sonrió relamiéndose los labios, apartando la mirada de ella hacia el cochero, el cual ajeno a todo seguía su camino de visita a la plaza… puede que se precipitase o no, pero quería estar a solas con ella… podía hacerle mil cosas allí mismo y lo sabía pero… quería tenerla toda la noche si fuese posible.
-Como sigas… no podré controlarme, porque yo no insinuaré más… te haré mil y una cosas, las cuales no olvidarás… y te haré el amor de tal manera que nadie podrá igualarlo…-dejó un casto beso en su cuello para terminar de darle la dirección al cochero… sonrió como si no hubiese dicho nada y mucho menos hecho algo como lo que acababa de hacer…
Uno de sus dedos subió por su espalda, quedando enredado en el enganche de su vestido, tirando un tanto haciéndole ver lo que estaba dispuesto hacer, solo quería que ella lo confirmase, la otra mano de forma muy disimulada se paseó por la pierna de la joven hasta inclinarse y tomar un tanto su vestido, quería tocar su pierna, no estaba bromeando… y oírla latir con aquella intensidad, le hacía revivir como latiría su corazón si estuviese en la misma situación, desbocado, la miró arrebatador besando su nariz… terminando en su boca en un dulce pero juguetón beso…
-¿Quieres ver mi casa ahora en vez de un día de estos?sí, es una proposición indecente… pero me la ibas a pedir tú de todos modos-subió la mano de su pierna, estaba tentando a la suerte.
-Ya sé que lo soy pero a ti eso no parece importante… o en realidad quieres tacharme a mí de lo que seguramente los dos seamos lo mismo ¿sabes? El ladrón cree que todos son de su condición. Y…-llegó hasta el final de su cuello, dejando soltar una risita por lo que su aliento golpeó la parte derecha de su cuello haciéndose desear incluso más y sin hacerlo a propósito- y lo peor es que lo que estoy haciendo con los labios es el comienzo, no sé si querrás que siga…
Pero lo besó y él le siguió el beso con la misma intensidad, su lengua juguetona, intentaba volver loca a la ajena, en un baile de lo más tentador… eso sí, con cuidado dedicó un breve mordisco a la punta de la lengua de la joven, lo que provocó en él un ronroneo , más a favor suya… ahora sí que podía compararlo cual minino, sintió si podía aún más aquellas curvas femeninas, deseando recorrerlas sin tener que tener mirones en todas partes… aquella chispa de la primera vez parecía no haberse apagado porque la deseaba con más intensidad de la permitida… quería parar pero cuando lo intentaba ella lo empujaba al abismo de la locura, volviendo a caer preso en hacer mil y una caricias en su piel.
-A mí tampoco me importa… pero lo que estoy deseando hacerte no estará bien visto y soy ante todo un caballero-se inclinó para recorrer su cuello con los labios de forma rápida hasta llegar al nacimiento de sus pechos y dejar un insinuante beso, seguido con un breve mordisco. Y bien, era hora de decirle a aquel cochero que tomara rumbo a otra dirección, porque como siguiese no iba a controlarse más, esa mujer lo revolucionaba y eso que tenía bastante control, pero siempre que quería apartarse ella siempre lo buscaba con mayor intensidad.
-Lo que sé es lo que te estoy insinuando yo…-apoyó ambas manos en su cintura haciendo presión con sus dedos, deleitándose en aquel cálido contacto, si le encantaba con ropa ..sin ella debía ser colosal… sonrió relamiéndose los labios, apartando la mirada de ella hacia el cochero, el cual ajeno a todo seguía su camino de visita a la plaza… puede que se precipitase o no, pero quería estar a solas con ella… podía hacerle mil cosas allí mismo y lo sabía pero… quería tenerla toda la noche si fuese posible.
-Como sigas… no podré controlarme, porque yo no insinuaré más… te haré mil y una cosas, las cuales no olvidarás… y te haré el amor de tal manera que nadie podrá igualarlo…-dejó un casto beso en su cuello para terminar de darle la dirección al cochero… sonrió como si no hubiese dicho nada y mucho menos hecho algo como lo que acababa de hacer…
Uno de sus dedos subió por su espalda, quedando enredado en el enganche de su vestido, tirando un tanto haciéndole ver lo que estaba dispuesto hacer, solo quería que ella lo confirmase, la otra mano de forma muy disimulada se paseó por la pierna de la joven hasta inclinarse y tomar un tanto su vestido, quería tocar su pierna, no estaba bromeando… y oírla latir con aquella intensidad, le hacía revivir como latiría su corazón si estuviese en la misma situación, desbocado, la miró arrebatador besando su nariz… terminando en su boca en un dulce pero juguetón beso…
-¿Quieres ver mi casa ahora en vez de un día de estos?sí, es una proposición indecente… pero me la ibas a pedir tú de todos modos-subió la mano de su pierna, estaba tentando a la suerte.
Alvaro Santillana- Gitano
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Fecha de inscripción : 30/03/2011
Re: El reencuentro.
El ronroneo emitido, acompañado por el mordisquito, elevó sus ansias a nuevos niveles. Si no se encontraran en ese momento en un lugar público se hubiese abalanzado sobre él sin más dilataciones, como si de un bizcochuelo de chocolate se tratase.
Como si leyera sus pensamientos, Alvaro demostró una vez más su caballerosidad y buen juicio recordándole a ella misma las reglas mínimas de etiqueta que, aunque quisiera, no sería apropiado quebrantar… al menos no esta vez. En esta ocasión, al igual que en la pasada, la sorprendió la sensatez que poseía, especialmente siendo tan joven. Al menos estaban en sintonía pues aunque continuaban hablando de insinuaciones, las acciones de ambos ya habían evolucionado al campo de los hechos.
Antha soltó un jadeo corto y muy bajito, emitido únicamente para los oídos de su acompañante, cuando este beso y posteriormente le mordió con suavidad en una zona tan sensible. Fue necesario todo su autocontrol para contener el impulso de presionar su nuca y regresar esa maravillosa boca hacia la suavidad de su escote.
Mordió su labio inferior al verlo a él relamerse. ¡Oh si, La noche tenía un muy buen presagio! La mano que hasta ese momento había estado recorriendo, presionando y pellizcando suavemente el dorso de él, se dirigió presta hacia la parte alta de su pierna derecha donde se posó por un momento antes de moverse de regreso a su propio regazo donde permaneció de manera inocente mientras él se dirigía al cochero.
Ella le observó con una mirada entre burlona y ansiosa – Hum, ¿así que perderías el control? – Le preguntó inclinando un poco la cabeza – eso sería algo interesante de ver… y a decir verdad estoy ansiosa por experimentarlo – en un movimiento de aparente casualidad, Antha levantó la mano del regazo hasta su cabello, rozando apenas en la trayectoria la entrepierna de Alvaro. Luego se inclino y le susurro al oído –Llevare la cuenta pero no esperes que te avise si sobrepasas la cifra…-
Tenía que estar loca para comportarse de esa manera. Definitivamente las hormonas la controlaban y no podía culparlas, después de todo llevaban un buen tiempo guardadas bajo llave en el baúl de su propia amargura. Tal vez estaba siendo al mismo tiempo demasiado confiada pero algo le decía que podía dejar salir a flote sus instintos femeninos sin temer que él hombre frente a ella le catalogase erróneamente.
De repente sintió un suave tirón y observo como una mano enguantada se desplazaba al parecer un tanto indecisa por sobre su pierna. Le sonrió coqueta – bueno, debo admitir caballero que no siempre resulta molesto ese don suyo de predecir lo que deseo – le contestó de forma burlona – aunque espero que por una proposición anticipada no se me tilde de estar juzgando por mi condición – le quiño un ojo para a continuación soltar una risa mucho más relajada.
-Por supuesto que acepto pero ten presente mi querido Alvaro que soy una mujer de palabra y te hare cumplir a ti cada una de las que me has brindado hasta este momento… – y a continuación le beso apasionada y brevemente confiando en que el lugar de destino estuviese cerca y con el cuerpo latiendo con la erótica y sensual promesa de lo que vendría a continuación.
Como si leyera sus pensamientos, Alvaro demostró una vez más su caballerosidad y buen juicio recordándole a ella misma las reglas mínimas de etiqueta que, aunque quisiera, no sería apropiado quebrantar… al menos no esta vez. En esta ocasión, al igual que en la pasada, la sorprendió la sensatez que poseía, especialmente siendo tan joven. Al menos estaban en sintonía pues aunque continuaban hablando de insinuaciones, las acciones de ambos ya habían evolucionado al campo de los hechos.
Antha soltó un jadeo corto y muy bajito, emitido únicamente para los oídos de su acompañante, cuando este beso y posteriormente le mordió con suavidad en una zona tan sensible. Fue necesario todo su autocontrol para contener el impulso de presionar su nuca y regresar esa maravillosa boca hacia la suavidad de su escote.
Mordió su labio inferior al verlo a él relamerse. ¡Oh si, La noche tenía un muy buen presagio! La mano que hasta ese momento había estado recorriendo, presionando y pellizcando suavemente el dorso de él, se dirigió presta hacia la parte alta de su pierna derecha donde se posó por un momento antes de moverse de regreso a su propio regazo donde permaneció de manera inocente mientras él se dirigía al cochero.
Ella le observó con una mirada entre burlona y ansiosa – Hum, ¿así que perderías el control? – Le preguntó inclinando un poco la cabeza – eso sería algo interesante de ver… y a decir verdad estoy ansiosa por experimentarlo – en un movimiento de aparente casualidad, Antha levantó la mano del regazo hasta su cabello, rozando apenas en la trayectoria la entrepierna de Alvaro. Luego se inclino y le susurro al oído –Llevare la cuenta pero no esperes que te avise si sobrepasas la cifra…-
Tenía que estar loca para comportarse de esa manera. Definitivamente las hormonas la controlaban y no podía culparlas, después de todo llevaban un buen tiempo guardadas bajo llave en el baúl de su propia amargura. Tal vez estaba siendo al mismo tiempo demasiado confiada pero algo le decía que podía dejar salir a flote sus instintos femeninos sin temer que él hombre frente a ella le catalogase erróneamente.
De repente sintió un suave tirón y observo como una mano enguantada se desplazaba al parecer un tanto indecisa por sobre su pierna. Le sonrió coqueta – bueno, debo admitir caballero que no siempre resulta molesto ese don suyo de predecir lo que deseo – le contestó de forma burlona – aunque espero que por una proposición anticipada no se me tilde de estar juzgando por mi condición – le quiño un ojo para a continuación soltar una risa mucho más relajada.
-Por supuesto que acepto pero ten presente mi querido Alvaro que soy una mujer de palabra y te hare cumplir a ti cada una de las que me has brindado hasta este momento… – y a continuación le beso apasionada y brevemente confiando en que el lugar de destino estuviese cerca y con el cuerpo latiendo con la erótica y sensual promesa de lo que vendría a continuación.
Antha Feuer- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/03/2011
Re: El reencuentro.
Totalmente lo estaba incitando, notó aquel roce casual y sonrió travieso, sus ojos pardos se entrecerraron brillando con cierto misterio, ladeó un tanto el rostro para que sus mejillas se rozaran... lamiendo parte de la mejilla de la joven, le hizo reír con sus palabras y no lo pensó, la atrajó tanto hacia él que casi la sienta sobre él... pero era mejor esperar llegar a la zona residencial...esa tentación inesperada le estaba empezando a volver loco... quería de una vez realizar con ella todo lo que estaba pensando por su mente.
-Ten por seguro, gatita...que pienso realizar todo lo que estoy pensando, no me voy a retraer y veo que tú tampoco...-
Apenas había gente por la calle, lo que le daría libertad a jugar un poco antes de llegar a casa, los únicos ojos curiosos podían ser los del cochero que como bien se dijo antes, estaba inmerso en su trabajo, solo llevarlo donde él deseaba... pero más que le importase a Álvaro lo que pensarán de él, era más que nada por ella, ya tenía suficiente como para que también se le añadiera que iba con un hombre en esas circunstancias en un carruaje. Besó con delicadeza de nuevo su mejilla, mirándola a los ojos, sonriendo a cada una de sus palabras...si ella no se quedaba quieta él tampoco, su mano bajó lentamente hasta colarse bajo la falda del vestido y recorrer con mucha suavidad la piel que iba dejando al descubierto, solo un tanto... sintiendo su tacto... queriendo recorrerla por entero...
Transcurría aquel beso que ella nuevamente le regalaba cuando se detuvo el carruaje... abrió un tanto los ojos al no oír el ruido de las herraduras chocando contra el asfalto y se apartó de ella un tanto, lo suficiente como para hacer creer que no había pasado nada...de reojo, observó su fachada sintiéndose tremendamente orgulloso, era una casa grande, con mucho espacio y muy bonita vista desde fuera, antes de bajarse y de pagar al hombre, le devolvió el beso de la misma manera volviéndose a insinuar que podía dárselo todo y no tardaría mucho eso en llegar.
Tomó una de sus manos, besándosela de forma galante y natural... con aquella chispa de deseo en la mirada, apartándose para abrir la portezuela, buscó mientras tanto el dinero y se lo tendió al hombre el cual sonrió agradecido al ver que iba un tanto más de lo que pediría...acto seguido, Álvaro se encontraba de nuevo allí, frente a la portezuela ofreciéndole una de sus manos , carraspeó un tanto haciendo un gesto con la cabeza para indicarle donde era su hogar...tras ella bajar y despedirse del cochero, la tomó por la cintura quedando él detrás... su mano quedó apoyada en el vientre de ella mientras que pegaba su cuerpo completamente a su espalda.
-Llegamos.. y espero que sea así que cumplas cada una de tus palabras porque... yo cumpliré cada una de las mías...-
Apartó de su cuello un tanto el cabello para terminar de depositar un gélido pero deseoso beso en su cuello, descendiendo lentamente... sus ojos marrones se cerraron haciéndola caminar hacia la entrada entre risitas... sí que tenía ganas de cruzar aquella maldita puerta.... a tientas buscó las llaves que le harían abrir aquella entrada... casi se tropieza pero la giró de tal manera que la apoyó en la puerta,... su mano traviesa bajó un tanto más abajo atrayéndola por el trasero hacia sí... y antes de volver a besarla con aquel fuego que poseía... la miró intensamente a los ojos, diciéndole perfectamente con aquella mirada de que efectivamente no iba a olvidar aquella noche.
Como pudo abrió la puerta, conduciéndose como pudo hasta entrar y cerrarla... estaban a oscuras pero él se la sabía de memoria... a la perfección por lo que seguramente no chocaría con nada... y una vez dentro... su mano libre tomó su mejilla para acercarla a él... caminando hacia el frente y haciéndola apoyar en una de las paredes del hall... pegando de nuevo su cuerpo al de ella pero dejándolo caer un poco , que sintiese aquella presión de su cuerpo contra el suyo y la besó … de nuevo con aquella pasión del que solo era él capaz.
Off: creo que por mí tema cerrado, si quieres abrir tema en Zona residencial seguimos allí.
-Ten por seguro, gatita...que pienso realizar todo lo que estoy pensando, no me voy a retraer y veo que tú tampoco...-
Apenas había gente por la calle, lo que le daría libertad a jugar un poco antes de llegar a casa, los únicos ojos curiosos podían ser los del cochero que como bien se dijo antes, estaba inmerso en su trabajo, solo llevarlo donde él deseaba... pero más que le importase a Álvaro lo que pensarán de él, era más que nada por ella, ya tenía suficiente como para que también se le añadiera que iba con un hombre en esas circunstancias en un carruaje. Besó con delicadeza de nuevo su mejilla, mirándola a los ojos, sonriendo a cada una de sus palabras...si ella no se quedaba quieta él tampoco, su mano bajó lentamente hasta colarse bajo la falda del vestido y recorrer con mucha suavidad la piel que iba dejando al descubierto, solo un tanto... sintiendo su tacto... queriendo recorrerla por entero...
Transcurría aquel beso que ella nuevamente le regalaba cuando se detuvo el carruaje... abrió un tanto los ojos al no oír el ruido de las herraduras chocando contra el asfalto y se apartó de ella un tanto, lo suficiente como para hacer creer que no había pasado nada...de reojo, observó su fachada sintiéndose tremendamente orgulloso, era una casa grande, con mucho espacio y muy bonita vista desde fuera, antes de bajarse y de pagar al hombre, le devolvió el beso de la misma manera volviéndose a insinuar que podía dárselo todo y no tardaría mucho eso en llegar.
Tomó una de sus manos, besándosela de forma galante y natural... con aquella chispa de deseo en la mirada, apartándose para abrir la portezuela, buscó mientras tanto el dinero y se lo tendió al hombre el cual sonrió agradecido al ver que iba un tanto más de lo que pediría...acto seguido, Álvaro se encontraba de nuevo allí, frente a la portezuela ofreciéndole una de sus manos , carraspeó un tanto haciendo un gesto con la cabeza para indicarle donde era su hogar...tras ella bajar y despedirse del cochero, la tomó por la cintura quedando él detrás... su mano quedó apoyada en el vientre de ella mientras que pegaba su cuerpo completamente a su espalda.
-Llegamos.. y espero que sea así que cumplas cada una de tus palabras porque... yo cumpliré cada una de las mías...-
Apartó de su cuello un tanto el cabello para terminar de depositar un gélido pero deseoso beso en su cuello, descendiendo lentamente... sus ojos marrones se cerraron haciéndola caminar hacia la entrada entre risitas... sí que tenía ganas de cruzar aquella maldita puerta.... a tientas buscó las llaves que le harían abrir aquella entrada... casi se tropieza pero la giró de tal manera que la apoyó en la puerta,... su mano traviesa bajó un tanto más abajo atrayéndola por el trasero hacia sí... y antes de volver a besarla con aquel fuego que poseía... la miró intensamente a los ojos, diciéndole perfectamente con aquella mirada de que efectivamente no iba a olvidar aquella noche.
Como pudo abrió la puerta, conduciéndose como pudo hasta entrar y cerrarla... estaban a oscuras pero él se la sabía de memoria... a la perfección por lo que seguramente no chocaría con nada... y una vez dentro... su mano libre tomó su mejilla para acercarla a él... caminando hacia el frente y haciéndola apoyar en una de las paredes del hall... pegando de nuevo su cuerpo al de ella pero dejándolo caer un poco , que sintiese aquella presión de su cuerpo contra el suyo y la besó … de nuevo con aquella pasión del que solo era él capaz.
Off: creo que por mí tema cerrado, si quieres abrir tema en Zona residencial seguimos allí.
Alvaro Santillana- Gitano
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