Beber en soledad...no siempre es bueno.

por **Elodie M. Dupont** Mar Abr 05, 2011 8:47 pm

Como otra noche más había conseguido salir de casa vestida como una de las sirvientas. Llevaba un traje oscuro, sencillo y me tapaba con un chal por encima de los hombros, ya que eran descubiertos.
No sabía a dónde ir esa noche, por lo que comencé a caminar por las calles a paso lento pero sin bajar la guardia por si acaso. Algunas personas se detenían en las esquinas hablando, otras, desde el suelo pedían monedas para poder comer algo. Al verlas imaginaba mi vida como la suya, sin tener que dar explicaciones de a dónde iba, por qué, qué haría...

Suspiré ocultándome bajo mi abrigo un poco más, sin dejar andar. Varios locales estaban abiertos pese a la hora que era, todos ellos con sus adecuados clientes.
Al pasar frente a uno de ellos me llamó la atención ver que acudía personas de cualquier tipo. Era la segunda vez que acudía a un lugar como aquél, y la otra vez había sido un tanto desastroso.
Pero esa vez, la cosa parecía estar más relajada.

Con un pequeño suspiro entré al local. No era la única mujer que había allí dentro, pero si la que estaba sola. Caminé entre las mesas sin prestar atención a comentarios que hacían algunos de los hombres que allí se encontraban y me senté en una de las mesas más alejadas.

Vino a atenderme una camarera, la cuál me miró de un modo un tanto extraña.

- ¿Acaso vienes sola cariño? -Preguntó colocando los brazos en forma de jarra, apoyando las manos sobre sus caderas.- ¿Qué quieres entonces?

Fruncí un poco el ceño. ¿Qué iba a pedir? Hambre no tenía, y beber no solía beber. Pero la verdad era que en aquél lugar parecía que solo hacían eso.
Me mordí el labio inferior, pensando y la miré.

- ¿Un Whisky? -Sonó como una pregunta ya que estaba insegura.

Era lo que solía beber mi padre y todos sus amigos ricos en sus reuniones, así que era lo único que se me ocurría. La camarera, sin decir nada más se giró y se fue, volviendo en pocos segundos con una botella.
Para cuando quise decirle que no quería la botella completa ya se había marchado a atender otra mesa. Suspiré y me serví una copa, dando un pequeño sorbo.
Me atraganté al sentir como el alcohol bajaba por mi garganta y comencé a toser, irritada. Por suerte nadie se fijó en mi.