¿Hay vida después de la muerte? {Nephtys}

Hace mucho de la muerte de mis padres. Desde la muerte de los dos, nunca me había acercado a sus tumbas, nunca había llevado flores. Quizás porque no me había resignado a perderlos.

Me arrodillé en medio de sus tumbas, entre mi madre y mi padre, con flores blancas en mi mano. Una para él y una para ella. Como extrañaba las peleas de mi padre, cuando me decía que yo debía ser un chico elegante, de alta sociedad, no un aventurero, en busca de placeres y aventuras arriesgadas, a otros países. Y a mi madre, decir que yo era grande, que tenía valor. Que así siempre debía ser siempre.

Solté un suspiro y coloque las rosas en su lugar, una pequeña sonrisa se formó en mi rostro, al recordar aquellos buenos momentos que habíamos pasado juntos. Pero ahora todo era diferente, yo era diferente. Era un ser que estaba esclavo de la luna llena, destinado a convertirse para siempre en una bestia indomable y brutal. Ahora estaba solo. ¿Acaso había perdido esa esencia aventurera ahora? ¿También había cambiado eso en mi?

Si solo pudieran verme ahora, en lo que mis aventuras me han convertido. dije en un susurro, acariciando la tumba de mi madre. ¿Que había del otro lado?, ¿acaso existía un cielo? Y no hablo del cielo que conforma la atmósfera, habló de ese cielo que está más allá. Ese que todos llaman los cielos. En el que dicen que hay un Dios.

La noche parecía brindarnos aquella oportunidad eterna a los seres perdidos, las almas perdidas que vagaban una soledad ante los muertos, con las manos manchadas de sangre y las mentes poseídas por el mas extraño demonio que había existido jamás. Mi mirada relucía ante el deslumbro de la Luna, la cual me estaba mirando con intensidad . Era el artefacto que los lobos usaban para su transformación, solo cuando había Luna Llena, por el momento , no había. Era una desgracia, a veces necesitaba un poco de sangre de lobo, era deliciosa pero solía apestar a perro y eso, era repugnante y a la misma vez asqueroso. Tiré de la cortina con una mano, dirigiendo mi cuerpo hacía la salida de mi habitación. Tenía sed, todo el santo día había relajado mis músculos prohibiendo que la luz del sol no entrara en ninguno de los rincones donde solían haber ventanas o ventanales. Cuanto todo el mundo dormía, relajaba sus músculos después de un día agotador, yo, la reina de la discordia, despertaba de los muertos con el deseo mas feroz de cazar. No me importaba la raza, nada, salvo su sangre. Mi cuerpo se movía al compás de una música imaginativa, las caderas parecían unas alas que tomaban el vuelo hacía terrenos desconocidos por la humanidad. Con paso relejado, sensual y provocativo, había llegado hacía afuera , en las calles. Los olores tan diferentes y mezclados, incitaban el deseo mas profundo de cazar. Saltar sobre un humano joven y arrancarle la cabeza, atravesarle con mi mano y devorar su corazón, al que palpitaba con velocidad , popando la sangre que corría por sus venas .

El ruido tan fuerte que daba dolor a mi cabeza, aquel “boom boom” del corazón. Eran unas pocas descripciones sobre lo que sentía en aquel momento, rodeada de humanos, diferentes olores y por supuesto, diferentes sabores.
Mis pasos me llevaron hacía el cementerio , donde un olor putrefacto, un olor que hizo que mi nariz se arrugase nada mas atravesar las primeras tumbas. E típico e inconfundible olor a perro. Hice una mueca de asco, ante tales criaturas. Pues ellos y los seres nocturnos, eternos, como lo éramos nosotros, habíamos establecido unas relaciones de odio siglo tras siglo. No veía porque tenía que ser diferente a los demás. Detestaba a los seres como ellos, no había lobo diferente. Y deseaba conocer uno, malvado , con el demonio invadiendo su sangre. Pero todos eran emotivos, dejaba con facilidad que sus emociones les dominara. Ante tales pensamientos, intente desvanecer el olor peor me era imposible ya que a cada paso el olor se acercaba. Arrodillado, ahí estaba un lobo, delante de dos tumbas que entregaba sus flores. Arquee una ceja con superioridad, poniendo los ojos en blanco al observar tanta fidelidad ante los muertos. “Los muertos viajan deprisa” pensé acercándome sigilosamente. Parecía una bailarina, cuidadosa por donde pisaba como si fuera a manchar mi vestido caro y elegante. Parpadeé unas cuantas veces despegando los labios para susurrar – Como si sus palabras les diera la vida de nueva.. – una sarcasmo nativo y una sonrisa maliciosa, elevándome hacia la nube de ego mientras observaba con un destello brillante en sus ojos. Desde que me había atado ante la vida eterna, no había llorado, no podía llorar sintiendo como mi cuerpo muerto, no sentía ni un poco de pena ante mi persona , mi perdición y mis pecados. Era una pecadora, pero orgullosa de ello. Algunos vampiros detestaban en lo que se habían convertido.Decían que debían mirar el lado positivo..¿entonces? ¿Por qué no lo hacían.?

Ahora de que me servían tantos lamentos, ahora era lo que era, esclavo de la luna para siempre. Tomé un poco de aire, pero el aire que respiré era diferente , diferente al aire de muerto que envolvía ese ambiente fúnebre y silencioso. Agudice un poco más mi olfato y oído, podía sentir que alguien se acercaba con tal rapidez, su aroma, era su aroma el que causaba tanto asco.

Me levanté con rapidez, olfateando buscando el aquel aroma, si así podía llamarsele. Al cabo de unos cortos segundos, una figura esbelta apareció frente a mi, hablando con sarcasmo y frialdad. No era humano, de eso estaba completamente seguro, pero tampoco era cómo él. Su corazón no latía, su piel era pálida, aquel cabello largo y claro, sus labios gruesos y seductores, y entre la pequeña sonrisa unos pequeños colmillos se hacían notar.

Que puede hablar usted de vida. Si no la posee. - con un movimiento rápido me acerqué a ella, pero su olor era repelente para mí. Tan hermosa, pero su sólo ser, me causaba asco.

Y aunque las palabras parezcan esfumarse con el viento, pienso que no es así. No puedo darles vida, pero al menos sé que me escuchan.

Su olor, me seguía atormentado. No sabía como tal olor, podía causar sensación en los humanos. Como tal espectro podía ser hermoso ante la vista humana. Un ser sin vida, condenado a vagar en las noches.

Mis ojos estaba observando al lobo que parecía enfrentarse a mi con unas palabras que supuestamente debería herirme. Que ingenuo ser. Las sílabas que salían de sus labios solo provocaban en mi ira, mas ira y asco a su persona y a los de su raza. Estaban a la defensiva todo el santo día pero nunca iban mas allá de las palabras, lucha, golpes, sangre, heridas..nada de eso. A mi me daban la ligera impresión de que eran unos cobardes en toda regla. Tal vez subestimaba al que tenía en frente, pero por lo que me había fijado, sus emociones las transmitía con total naturalidad en medio del cementerio, en una noche donde todos los seres como yo, cazaban . En aquel cementerio ,hizo eco una risa seductora y maléfica , una melodía cantada por los demonios que estaban allí abajo, esperando a ser liberados. Estiré mi brazo hacía su rostro, acariciando con una falsa dulzura en el gesto – Cariño, vivir no es solo existir, es crear..dar vida.. – dije con un timbre de voz irónica, malvado mientras mi mano acariciaba su mejilla con lentitud. En cuestión de segundos y con la rapidez que mi ser me otorgaba, tomé su barbilla en mi mano, levantándola y dándole a entender que aunque no me conocía no tenía el derecho ni de opinar ante mi. Era un vampiro fuerte, con agilidades diferentes a los demás y con unos poderes mortales, podía romperle la cabeza en un segundo , pero no deseaba una muerte tan rápida. Me gustaba torturar, hacerle gritar y deleitándome con sus gritos como si fueran mas deliciosas que la propia sangre de un inocente bebé recién nacido. Le solté con brutalidad aun escuchando sus palabras.

¿Quién le había dicho que Dios existía?. Tal vez sus difuntos padres, menudo cuento de hadas le había contado al pobre chaval. Negué con la cabeza posando mi mirada en las dos tumbas. Me alejé con un rastreo de pies hasta estar al lado de las tumbas de sus padres . Enseñé con mi mano aquello mientras hablaba con una siseante y engañadora voz - ¿Ellos te escuchan?. ¿Qué te hace pensar que Dios existe? – pregunté con lentitud esbozando una media sonrisa sarcástica pero con un aire de superioridad hacia la persona que tenía en frente. Me acerqué aun mas sonriendo con totalidad ,enseñando ambos colmillos sin molestias alguna – Y lo mas importante..¿que te hace pensar que ellos te escuchan? – volví a preguntar en unos susurros que habían sido llevados por el viento hacía los oídos del lobo , embrujándolo y engañándole . Debía admitir que era atractivo, pero para completar mi atención hacía su persona, debía de ser mucho mas que un lobo atractivo.

Oh hermosa mujer, pero cuanto veneno corría por su piel. Cada palabra era una flecha de fuego, cada gesto una maldición, su caminar aunque hechizaba, aterrorizaba a la vez. Colocó sus manos en mi barbilla, levantándola con aire de superioridad. Pase mi mano por donde ella me había tocado. Ahora su asqueroso olor estaba en mi piel. Oh mi padre me había enseñado a tratar a las mujeres con delicadeza y dulzura, pero esta, no era una mujer, era un demonio disfrazado de mujer. Perversa, como si ella fuera la reina de la oscuridad, pero por desgracia su manera de hablarme no me daba miedo. Sabía que era fuerte al igual que ella, o incluso mucho más.

¿Y acaso usted señorita puede dar vida? Usted está muerta. Y lo único que hace es dar muerte. La vi moverse, eran tan ágiles y gráciles sus movimientos, que me sentía animal ante ella. Y lo era, era un maldito animal. Solo con porte elegante. Estaba en segundos al lado de la tumba de mis padres, escuchar decir esas palabras, me erizó la piel.

Y a usted ¿que la hace pensar que no existe? Dije con una mirada retadora. Crucé mis brazos, y la miré fijamente, mientras hablaba con elegancia. Si acaso pretendía hacerme perder el control, esa noche no lo haría, al menos por ahora..

Oh mi dama. Si existe el demonio que la ha convertido en lo que usted es ahora, existe un Dios. Pero, ¿que pruebas tiene usted de que Dios no exista.? ¿Acaso hay pruebas que digan, si existe o no? . Pero mientras los científicos y hombres estén buscando pruebas, que digan si existe o no. Yo mantendré mi fe. Eso no es pecado. - dije mostrando medía sonrisa burlona.

Y ahora sobre el tema de que si me escuchan o no, tampoco hay pruebas, y como dije anteriormente. Mantendré fe en que me escuchan, eso no hace daño a nadie, señorita. - Me acerqué con un movimiento rápido y brusco a ella. Y susurrando a su oido.

Sus palabras no me hieren.Y miedo, no siento ante usted. Y luego me alejé, y con un leve manoteo me queje de su asqueroso olor.

Oh ese olor. ¿Por qué huele tan mal? ¿A podrido? Tantas mezclas de sangre.

Me hacia gracia su manera de pensar. Todos eran iguales, fieles a los muertos, viviendo con la culpa de las personas que han matado. Ellos no podían disfrutar de la buena vida , del origen y de lo que eran, creían que era una maldición todo lo que se había convertido. Pero era una bendición, una perspectiva mucho mas diferente ante la vida y sus regocijos. Presté atención en el timbre del joven, parecía controlarse en no emplear alguna fuerza física . Sus palabras eran firmes, sin temblor alguno. Al menos podía conversar con alguien sin que este tartamudease por el miedo que los demás tenían ante mi. Mi sonrisa no se apagaba a pesar de que el joven me contestaba con frialdad pero a la misma vez intentando ser un caballero en toda regla- Yo puedo dar vida , querido. Puedo dar una oportunidad que los demás no tuvieron, puedo ofrecer la eternidad, una vida llena de lujos y todos los deseos que el mas inocente ser posee en su corazón. Y..- mi voz hacía un eco vacío, melódico y engañador. La llave a la entrada del mismo infierno. Los labios se movían con lentitud y sensualidad, como si fueran dos flechas intentando otorgarle una muerte lenta y dolorosa al lobo que tenia en frente. Me senté en la lápida de uno de sus padres, la que estaba mas cerca a mi , sin importarme el nombre. Cruce mis piernas dejando ver una gran parte de una de las piernas y a la misma vez relucir aquellos zapatos que eran envidia de todo París - ..lo mas importante, la sensualidad y la belleza - proseguí con un tono malicios y pícaro apoyando ambas manos al lado de mi cuerpo .

-¿ Muerte?. Por favor!. Es una nueva vida...- murmure haciendo énfasis sobre la palabra "vida". Si estaba muerta, pero había renacido . Con fuerzas, vengativa,a la defensiva cada segundo que pasaba por delante.Malvada, deseosa de sangre diferente. No existía Dios. Y si existía..¿por que no ayudaba a mis presas cuando ellas rezaban por sus patética vidas?.Quise responder a su pregunta pero su voz me detuvo, y como cualquier dama, espere a que el terminase lo que había comenzado - El demonio que me a convertido en lo que soy.. - repitió sus palabras con una expresión pensativa. Bajé la mirada unos momentos , para luego volver a dirigirla a sus ojos a los cuales, me parecían encantadores, con los deseos de controlar una fiera que estaba en su interior. Mi sonrisa se había prolongado de tal manera que mi dentadura, relucía y mis colmillos demostraba lo que en verdad era - ¿Por que lo llama demonio? - pregunte curiosa, al menos fingiendo estarlo. No había sido un demonio,había sido un hombre que amaba, un verdadero músico y un poeta que de verdad me había embrujado. Volvía a jugar de nuevo. Unos cambios de palabras, un misterio que nos envolvía y una noche prometedora - Si tu Dios existe..¿entonces porque no vence a los "demonios" si es tan poderoso. ¿Por que esta dejando que la humanidad, y los demás cometer los pecados?. No existe, lo siento por destrozar tus esperanzas..- musite fría , tal cual el hielo. De nuevo, reí ante tales palabras . De verdad , madurez, aquella persona no poseía. Me relamí los colmillos ,seguidamente respondiendo a cada uno de sus comentarios - No necesito que mis palabras le transmitan miedo. Puedo hacer otras cosas para eso.. - guiñe el ojo de una manera sarcástica volviendo a hablar - Ese olor..mi querido compañero, es el olor que te seguirá hasta que los brazos de la muerte decidan abrazarte.El olor se llama:eternidad- finalice aun con aquella sonrisa en mis labios. No me iba a rebajar al juego de quien huele mas y a que huele, era una mujer madura con sus principios fijos.

Ash. Diva del infierno. ¿Que pretendía? Hacerme perder el control que hasta ahora tenía yo sobre mí. Su manera de hablar me causaba gracia, atracción y repulsión. Ah estaba tan segura de lo que decía. Y a la final todo era mentira. Que demonio daría vida a alguien, matando. El aire se tornaba fuerte, la muerte se hacía notar en todas partes. El viento jugaba con los cabellos de ella, y con los míos a la vez.

Blasfemia-casi grité. Si me exalté un poco. Apreté mis manos con fuerza para contenerme y no tomar su delicado cuello, para degollarla. Observé como lentamente con paso sensual y firme, se acercaba a una de las lápidas de mis padres y se sentaba sobre ella. Maldita mujer. Me relajé un poco, tome una gran bocanada de aire y proseguí.

Está bien. Digamos señorita que usted da una nueva "vida"- dije colocando una de mis manos en la barbilla.- Lleno de eternidad, inmortalidad, lujos, y la capacidad de cumplir todos los deseos que un humano no puede cumplir. Pero ¿Que hay luego? ¿Cuándo la inmortalidad se torne aburrida? ¿Cuando ya se hayan probado y cumplido todos los deseos? ¿Cuando la sangre pierda el sabor divino que dicen ustedes que tiene, y solo sirva para sobrevivir nada más?- enarque una de mis cejas y seguía con mi mano en la barbilla. Di unos pasos más hacia ella. Esperando su respuesta.

Y mucho peor ¿Cuando la soledad comience a manifestarse? Desearán morir. Noté como bajaba su mirada. El demonio que la había convertido en lo que era. Eso la hizo bajar la mirada. Pero luego volvió a subirla, y mis ojos se clavaron en ella. Frío. Una sonrisa salió y sus colmillos dieron a relucir.

Ah no miedo no me causaba. Era atracción. Curiosidad.

¿Y no es acaso un demonio? Si no es así, dígame usted señorita que es lo que es. pregunté con frialdad y curiosidad al mismo tiempo.

Reí tal cual el demonio suelta una carcajada al ver a un ángel en su territorio. El joven , desconocido, estaba resistiendo en manifestarse como un lobo. Era valiente, aunque al principio así se mostraban para luego, demostrarme como eran de débiles ante los poderes de nosotros, los vampiros. Le escuche con atención, aun manteniendo mi cuerpo seductor en la misma posición, preparando las preguntas en mi mente , acompañadas con ligereza de una sonrisa sarcástica y burlona, dejando ver mis colmillos brillantes ante la luz de las ancestrales estrellas. Cuando el joven había acabado sus resistencias, sonreí aun mas, alargando aquella sonrisa diabólica que deslumbraba mi ser - ¿Esa es tu impresión? – pregunté con las cejas semi fruncidas, teatralmente, pareciendo indignada, dolida por sus palabras – No me extraña que seáis tan mal vistos por mi especie – susurre relajando mi rostro , tal cual estaba antes. Había dicho “mi especie” sin ser incluida, tal vez porque no estaba tan desesperada en acabar con los lobos. Solo me daban asco y me aumentaban el deseo de caza, nada mas. No era como los otros vampiros, era diferente e independiente. Lograba que todos vieran mi maldad, con simples gestos o palabras, no como otros que lograban ser vistos como unos patéticos sin vida propia, imprimando a sus maestros .

Por eso, no deseaba convertir a nadie en un ser eterno. Era una tarea difícil estar pendiente de alguien que no tenía la menor idea de controlarse, o simplemente comportarse como un salvaje, un demonio – Cariño, la inmortalidad nunca se torna aburrida. Tienes la oportunidad de conocer muchas personalidades, lugares..– comente con sinceridad. No lo era, para mi no. Cada noche era un reto mas – Te diré que después de aquellos deseos, lujos y todo lo demás..hay poder – le dije con seriedad . Lo era, cada noche volvías a ser una criatura nocturna poderosa, temida por muchos y conocida por pocos – En todo el mundo, en este mundo, hay sangres diferentes…te aseguro. Nunca pierde el sabor – murmure con malicia mientras me levantaba de la lápida para acercarme a el, embrujándole aun mas de lo que estaba. Su sangre, aunque era realmente asquerosa, tenía otro sabor diferente a la humanidad.Levanté mi mano, clavando mis ojos en el y transmitiéndole aquello que nunca deseaba ver: maldad, pecados cometidos con cada palabra y gesto que deslizaba . Mi mano acarició con frialdad su mejilla , moviendo mis labios con lentitud y sensualidad – Siempre podemos encontrar acompañante, no te preocupes por mi soledad – sarcasmo. Lo último había sido un sarcasmo. Ladee la cabeza, subiendo mi mano a su cabello, acariciándolo y acercando mi rostro al de el, dejando que mi nariz acariciase su nariz caliente a causa de la temperatura que este estaba obligado a poseer – Tal vez lo sea, tal vez no – respondió neutralmente riéndose, una risa maléfica, casi rozando con sus labios .