Sibylle Dossier

Sibylle Dossier

Nombre del Personaje: Sibylle Dossier

Edad: Aparenta 24, pero tiene 204 en realidad

Especie: Vampiro

Tipo y Clase Social: Alta

Orientación Sexual: Heterosexual

Lugar de Origen: Toulouse, Francia

Habilidad/Poder:
>Habilidades: Agilidad y reflejos sobrehumanos, así como sentidos aumentados.
>Poderes (máx. tres): Encandilamiento, persuasión y volar.

Descripción Física:

Foto:

Sybille es de complexión mediana, con una altura de 168cm y un peso de 58kg. Con su condición de vampiro, su piel es completamente blanca y tiene unos ojos que parecen cristal. Con una mirada, es capaz de encandilar a cualquier persona a su puro antojo. Tiene el pelo largo y relativamente ondulado, llegándole a la media cintura, y marrón oscuro. los pómulos se le marcan en las mejillas y tiene una nariz un poco respingona. Sus labios son prácticamente prefectos; el de abajo grueso y el de arriba fino, formando una boca en perfecta harmonía. Su cuello es alto, por lo que le permite colocar en algunos vestidos un alto cuello para fingir que en invierno la tela la protege del frío. Sus manos son finas y tiene los dedos largos. Con ellos, ha aprendido a tocar el piano y lo hace relativamente bien.

Descripción Psicológica: Sibylle está obsesionada con encajar en la sociedad y no despertar sospechas sobre su verdadera condición, pues está completamente preocupada por las corrientes ideológicas de la sociedad en la que vive y sus represalias por algo que el cristianismo veta y tacha de diabólico. Por esta razón estudia con cuidado cada personaje de la sociedad y adapta sus costumbres y gestos. No sería un problema grave si fuera capaz de interiorizar cada gesto y ustilizar únicamente ese, pero al tener una tan amplia variedad de fuentes de inspiración, suele emplear distintas formas de actuar, lo que la hace un personaje muy completo emocionalmente, pero a la vez peca de poca naturalidad.

Conoce bien las reglas del juego: Un paso en falso puede significar el destierro de la clase alta. A causa de esta constante presión, Sibylle ha aprnedido a copiar y manipular únicamente movimientos y gestos tildados de elgantes. Una sonrisa escondida tras un abanico, un gesto simple de la muñeca, una leve torcedura de cuello para indicar asombro... todo al estilo minimalizado y lleno de protocolo.

Tiene un lado salvaje y misterioso, que la hace transformarse por completo cuando necesita seducir a alguien. Escoge las palabras que su amante desea escuchar de su boca y relame su oído con ellas. Su boca es el caramelo de todas sus conquistas y su pétreo cuerpo la tumba de sus amantes. Todos quedan atrapados en su telaraña bien tejida y son incapaces de escapar. Ella sabe que no puede soltarlos, pues su secreto se vería en peligro.

Historia: Nació en Toulouse, Francia, el 24 de febrero de 1596. Toulouse era, por aquel entonces, una ciudad con un gran bullicio cultural que se vio semi-truncado por la peste negra que empezó a azotar a España aquel mismo año. Podría decirse que Sibylle nació en un año de desgracia. A causa del cierre de fronteras, el negocio de su padre, Simon Dossier, -un reputado exportador de vinos a España- quedó cerrado a causa de una gran ruina económica. Con la esperanza de levantar un nuevo imperio de exportaciones, su familia se trasladó a Lille, una pequeña ciudad del norte, donde empezaron un negocio de prendas textiles que servían para suplir el ejército francés, el cual luchaba por Amiens -tomada aquel mismo año-, y el ejército inglés, el cual tomó Cádiz, también. Gracias al resurgimiento de la economía de la familia Dossiers, pudieron integrarse en la sociedad, consolidándose como una familia de clase alta el mismo año que perdieron toda la empresa familia de vinicultura.

Por aquel entonces las mujeres no recibían una educación propiamente académica. Se limitaban a ser educadas para formar uan familia y saber cuidar de ella en cualquiera de los casos. Su madre y una tutora -Ninette Noire; su confidente en el futuro- se encargaron de enseñarle los arreglos florales que debía saber hacer para cada ocasión, a escoger un tipo de tela frente a otro y dependiendo del acto al que iba a asistir, dominar el arte de bailar con su pareja y no permitir que ésta proyectara una imagen indecente sobre su persona y aprender a cuidar a los hombres, fijándose especialmente en sus gustos y disgustos. Había gente a la que se le enseñaba a amar a Dios; a Sibylle le tocó aprender el arte de amar a la familia.

A toda joven en aquella época se le exigía un nivel mínimo de talento, pues ningún tipo de personaje de la clase social más alta deseaba ser visto con una muchacha sin brillo. Por ello, desde los ocho años empezó a tocar el piano, perfeccionando sus conocimientos día tras día. No la hizo resaltar especialmente entre los muchachos, pero sí le otorgaba un cierto estatus especial; como si hubiera sido catalogada de mercancía de calidad. Sibylle cumplió correctamente con sus cometidos hasta los 15 años, momento en que, por casualidad, se perdió entre los barrios más bajos de la ciudad y tuvo la oportunidad -también podría definirse como desgracia- de ver cómo una supuesta bruja era quemada en una hoguera. Un verdadero trauma que la hizo creer firmemente en el cristianismo. Aquella misma noche, también, descubrió el mundo de los pobres, un lugar en que los corsé no existían y las horas se pasaban en la calle con juegos infantiles.

Tras aquella experiencia, se gestó en ella la idea de abandonar el mundo al que estaba acostumbrada. Conocía de los planes de sus padres: Deseaban casarla con el joven Lord William Parker, un personaje con muchos atributos, ciertamente, pero de un completo desgrado de Sibylle. Sabía, pero, que la Iglesia predicaba el acatar las órdenes de los padres, por lo cual aceptó casarse con aquel hombre. Pero... al final no hubo boda, sino su propio funeral.

Con el paso de los años, Sibylle había forjado un fuerte vínculo con Ninette, quien la escuchaba como su confidente y guardaba casa secreto dentro de lo más profundo de su corazón. Por esa misma razón, y queriendo liberar a Sibylle de su futuro, la preparó para algo insólito: Ser el cebo de un vampiro. Ninette, con la ayuda de una gitana, sumió a Sibylle en un leve delirio y usó la sangre de su menstruación para atraer a un señor de la noche. Y así sucedió. Quien sabe si por casualidad o por el destino, pero el vampiro fue capaz de parar antes de acabar con la vida de la joven y después de que ésta le ofreciera su sangre, siendo víctima del extraño brebaje que le había suministrado Ninette.

Tras días de sufrimiento, Sibylle se despertó en la cama. Se sentía distinta; se sentía sedienta. Cuando se incorporó, se horrorizó: Aquella no era su casa y aquella no era su habitación. Su mano se posó sobre su pecho, el cual se hallaba frío y sin el familiar palpitar de un corazón vivo. Antes, pero, de hacer otro movimiento, una fuerte mano la detuvo. Un señor la miraba fijamente con ojos que parecían crital puro. Lord Hamilton; un conocido señor de las tierras del sur, productoras de vino, que se había mudado a Lille en busca de la expansión de su negocio.

Lord Hamilton empezó a relatar su historia, explicándole a Sibylle todo lo que había ocurrido -y posiblemente lo que sucedería de aquí a la eternidad- con ella. Aunque al principio la chica se puso histérica, pues temía que la quemaran en la hoguera, algo que catalogaba como una muerte horrible y un suplicio, al final acabó viendo la parte buena. Sería inmortal para siempre y podría ver los años avanzar y las cosas cambiar. Tras la extensa explicación de Lord Hamilton y haber adquirido su sabiduría, salió por fin al exterior camuflada, pues todo el mundo sabía ya que la hija única de los Dossiers había fallecido por causas desconocidas (solo se encontró su habitación llena de sangre y la cama vacía). Decidió empezar una nueva vida y, con toda su ilusión, partió hacia Las Américas. Qué lástima que en el último momento viera el cartel de excecuciones en la hoguera y que se percatara de que el nombre de Ninette se hallaba allí.

Con la firme intención de no desperidicar su segunda vida, una que le había brindado su confidente, se fue al Nuevo Mundo; Las Américas, a vivir. Sobrevivió e hizo fortuna gracias a sus múltiples robos y a la inversión del capital arrebatado a ricos. Casi dos siglos después de aquello, volvió a Francia, donde se instaló en la París de 1800.

¿Qué le depararía esta nueva sociedad que parecía haber cambiado?

Datos Extras:
-Le gusta montar a caballo.
-Su color preferido es el rojo.
-Tiene una gran colección de joyas de varias y muy diferentes líneas.
-Siempre le gusta ir a la modista a comprar vestidos nuevos, luciendo más de uno al día.

Nota. Agradecería el cambio de nick al del personaje, por favor. Me registré con el que actualmente por si por alguna razón no se me concedía el personaje. Gracias.