*Cuidado pequeños, muerdo* [Naela Bellis]

por **Naela Bellis** Jue Mayo 26, 2011 3:05 pm

Naela Bellis

Datos del personaje

Nombre del Personaje: Naela Bellis
Edad: 22 aparentes, pero 1520 reales
Especie: Vampiro
Tipo y Clase Social: Reina de Rumanía
Orientación Sexual: Bisexual
Lugar de Origen: Italia

Descripción

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Para Naela el fin siempre justifica los medios. Es codiciosa, caprichosa y ambiciosa. No se deja manipular ni manejar por nadie. Lucha por lo que quiere y no se detiene hasta ver en sus manos aquello por lo que ha batallado. Puede ser cruel y despiadada con aquellos que se ponen en su contra. Cuando la provocan ataca sin pensárselo a no ser que tenga en estima a quien discute con ella. La cuesta un horror crear un vinculo con alguien, necesita tiempo y que dicha persona le demuestre sobradamente que merece su amistad y protección. Eso sí cuando se encariña con alguien lo protege como una gata a sus cachorros, impidiendo que nada malo le pase.
Agilidad y reflejos sobrehumanos, Sentidos aumentados: Habilidad para moverse con más soltura por un sitio, utilizando brazos y piernas reaccionando mas rápido que un humano normal. Aumento de percepción en los sentidos de la vista, el olfato, el gusto, el tacto y la audición.
Infringir dolor por medio de la mente: Capacidad que consiste en infringir dolor a una persona, esto solo funciona por medio de la concentración mental y el contacto visual.
Telepatía: Habilidad para comunicarse mentalmente con otros, rompiendo las barreras de la distancia. Leer las mentes de los demas.
Persuasión: Capacidad de hacer que otras personas realicen acciones, sin que éstas puedan negarse, mediante palabras con entonación imperativa, es decir, ordenándolas.
Sanación acelerada: Habilidad para curar rápidamente de cualquier lesión.

Historia

Humanidad
Nacida en Roma, crecí en dicha ciudad con mi padre y mi madre. Tuve una hermana pequeña llamada Elena, a la que quería más que a nadie, pero era tremendamente débil. La costaba incluso superar simples constipados. Cuando cumplió los doce años una gripe nos la arrebató de las manos. Mi vida sin ella era gris, triste… iba a clase, volvía a casa y así durante años. Los chicos no me interesaban, tenía un par de amigas pero no como el resto de chicas, no iba a sus casas a dormir ni a fiestas de fin de curso. Me tenían por rara.

Mis padres no se preocupaban mucho por mi vida social, estaban complacidos con mi comportamiento. Sacaba buenas notas, aprendía rápido en mis clases de baile y piano… Pero esa vida tranquila no duraría mucho.

Al cumplir los 22, una noche cuando regresaba a casa de mis lecciones de baile un joven me asaltó. No fue para nada violento, se acercó a mí clavando su mirada en mis ojos, lo que por raro que parezca hizo que me tranquilizara y me entregara a él. Me acarició el rostro y me sonrió. Se acercó a mi oído y susurró -Perdóname por lo que voy a hacerte preciosa, pero no he podido resistirme a tu olor…-. Yo por supuesto no entendía el significado de sus palabras. Acto seguido noté una punzada de dolor en el cuello, mis piernas se quedaron sin fuerza pero el joven me sostenía como si yo fuera una pluma.

-Pequeña no puedo dejarte morir, voy a pedirte disculpas de nuevo por lo que voy a hacerte, esta vez serás tú quien me pruebe a mi- en ese instante un sabor a hierro se extendió en mi boca, me produjo tal placer que trague todo lo que pude. Después de eso no recuerdo nada, hasta que me desperté. Todo estaba extraño como cambiado, en aquel instante supe que no pertenecía por más tiempo a aquel lugar, Roma no era mi hogar.

Libertad
Durante años viajé por todo el mundo amasando mií ahora suculenta fortuna, cazando sin piedad y cambiando de casa cuando se hacía evidente que no era mortal. Llevaba una vida sin prisas pero nunca me detenía, jamás fracasé en mis luchas por conseguir algo. A veces pensaba en mi carácter cuando era mortal y me reía, era alucinante como me había cambiado la vida aquel joven.

En uno de mis viajes me esperaba algo más que presas y dinero. Cuando llegué a Inglaterra, pensé que duraría poco. No me gustaba su clima húmedo y poco soleado. Pero me equivocaba (cosa que no solía sucederme), uno de los días que salí a… cenar, conocí a un joven, que a diferencia del resto de la gente, me llamó la atención. Era alto, fuerte, atractivo y vampiro. Desde aquel primer encuentro no nos separamos. Su nombre es Brad Stanford. Nuestra relación es… particular. Vivimos juntos y nos amamos y protegemos, pero tenemos nuestros juegos particulares cada uno con quien escoge. Nos somos leales, no fieles. Llevamos juntos años. Años disfrutando de los placeres en Inglaterra, y esos placeres por supuesto incluía alimentarnos en abundancia. El problema es que después de tanto tiempo empezábamos a levantar sospechas y decidimos venir a Paris.

Sucesión
Con nuestra vida asentada en París todo iba como la seda. No nos faltaban presas ni diversión, el clima era perfecto para ambos y para nuestra sorpresa habíamos encontrado en la capital parisina más de un amigo. Nuestra casa en las afueras tan lujosa como nuestro estilo de vida requería había sido ya escenario de fiestas cargadas de bebida y erotismo, de peleas entre Brad y yo en las que casi siempre acabábamos destruyendo los muebles de la sala donde estuviéramos y de muchas más cosas que no vienen al caso ahora. Al punto donde quiero llegar es a una mañana en la que una de las criadas, como todos los días, recogió el correo y lo dejó en la mesa central del salón. Dada nuestra naturaleza a esas horas estábamos ambos demasiado dormidos para saber lo que nos esperaba en el interior de uno de esos sobres blancos.

Al despertar ya avanzada la tarde, bajamos juntos adecentados para salir de caza en cuanto se pusiera por completo el sol. Tan solo había dos cartas ese día. Una dirigida a nombre de Brad y otra al de ambos porque yo cogí la primera mientras él se hacía cargo de la suya. Al abrir mi sobre saqué de él una invitación para una futura fiesta en casa de un gran amigo de ambos, sonreí recordando las anteriores y miré a Brad para contarle, aunque me detuve al ver su gesto concentrado e incluso algo contrariado, cosa poco común en él. Cuando hubo acabado de leer me explicó todo. La casa Stanford estaba ligada desde sus orígenes con la familia que se sucedía en el trono rumano.

Había llegado un punto en el que el rey de Rumanía había muerto sin descendencia de sangre real. El parlamento, más bien los hombres de confianza del difunto rey, se encargó de evitar posibles usurpaciones del trono por parte de alguno de sus hijos bastardos y reclamaron a Brad como único sucesor de éste en su país. Aquello nos pillaba por sorpresa a ambos pero más aún a mí que no sabía nada de todo aquello. No tardamos en preparar el viaje hacía Rumanía, donde Brad fue informado de todo lo que debía saber y entender. Al presentarme como su mujer, ascendí al trono junto a él convirtiéndonos así en reyes de aquel curioso país en el que los vampiros eran venerados y amados casi como dioses, pero también odiados y temidos como diablos.

Realeza

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La vida allí nos era fácil, teníamos incluso más lujos de los que estábamos acostumbrados. No nos faltaba comida y las personas que nos rodeaban jamás ponían en duda las decisiones que entre los dos tomábamos. Fijamos la residencia en Transilvania, un castillo en lo alto de unas montañas, desde donde se observaban extensos valles con bosques cerrados y ríos que los cruzaban; hizo las veces de hogar y lugar de encuentros entre las casas reales cuando hacía falta alguna reunión para aclarar temas o discutir sobre territorios y dominios.

Pasábamos largas temporadas allí, pero nuestra residencia habitual seguía siendo Paris. Nos escapábamos a Transilvania cuando se nos requería o cuando nos apetecía pasar unos días tranquilos alejados de la vida social que llevábamos en Francia.

Información Adicional

· Tiene poca paciencia.
· La gusta jugar con las personas a su antojo.
· Tiene en su poder la espada que usó durante años Alejandro Magno. Un buen amigo se la regaló.
· Siempre lleva puesto un anillo con un diamante negro engarzado, regalo de Brad.
· Cuando se queda en casa, pasa el tiempo jugando con Thor (un león que regaló a Brad en un cumpleaños) y tocando el piano.
· Su colección de joyas es extensa y sublime. Todo tipo de piedras preciosas, formas y colores rellenan cajones en su alcoba.

por Invitado Vie Mayo 27, 2011 9:26 pm

Ficha aceptada, bienvenida

por **Naela Bellis** Mar Dic 20, 2011 3:14 pm

Editando, todavía no está acabada. Firmo cuando finalice.

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